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stayedupReto #3
Advertencias: Creo que ninguna :)
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El aire se contaminaba por momentos, la cabeza le daba vueltas, escuchaba gritos profundos, sollozos lejanos y lastimeros…
Le dolía el hombro como pocas veces lo había sentido, y notaba como su pierna tenía dificultades para caminar. Alargó su mano derecha hasta tocar la varita y se aferró a ella como quien se aferra a la vida. De nuevo escuchaba los gritos, esta vez, su nombre se distinguía claramente. Sacudió la cabeza y se levanto pesada y lentamente. Miró al frente. sin sus gafas no distinguía más que una silueta menuda, vestida con una túnica oscura. Frunció el ceño para intentar ver mejor, y así consiguió ver el cabello pelirrojo de quien tenía en frente, posiblemente una chica. Posiblemente ella.
No había ocasión para la templanza, el razonamiento o la compasión. No solo su corazón estaba roto. El sentido de la vida misma se había corrompido aquella noche. Pensó, no sin dificultad, en aquellos tiempos felices en La Madriguera, cuando cualquier ocasión era motivo de alegría y risas, cuando estaban todos juntos, cuando ella le amaba. ¿Le amaba realmente o solo estaba fingiendo? Poco importaba ya.
Volvió a mirarla. Su cabello, rojo fuego, no era más que una difusa mancha en la lejanía y ni siquiera podía contemplar sus hermosos ojos. Deseó abrazarla, sentirla una vez más a su lado, aspirar su aroma y volver a enamorarse de aquella pizpireta chiquilla. De la hermana de su mejor amigo. De la asesina de su mejor amigo.
Sintió como le llamaba, como pronunciaba su nombre con desgana y malicia. ¿Desde cuando ella le llamaba Potter? ¿Cuándo dejó de ser Harry? Justo en el momento en el que Él apareció en sus vidas, formando un tabique que ni siquiera todo su amor pudo romper. Riddle sabía lo que hacía, y en aquel momento, su pequeña, su querida Ginny era presa del mal y la oscuridad.
Lentamente se fue acercando a ella, varita en mano, escuchando cada vez más claramente sus insultos. Nada podría hacerle olvidar su amor, pero tampoco olvidaría los gritos de súplica de Ron mientras le torturaba. Pensó que aquella no era Ginny, no la que él había conocido en Hogwarts. Observó como, por un instante, ella bajo la guardia. Con el corazón y el alma rota, alzo aún más la varita y pronunció unas palabras.
Un fogonazo verde inundo la estancia, y por un momento, todos los que luchaban aquella noche se pararon a contemplar la escena.
El segundo al mando de los aurores lloraba desconsolado junto al cuerpo inerte de la que se había convertido en la mano derecha del Señor Oscuro. Acariciaba su rostro, ahora ya blanco y sin vida, declarándole una y otra vez su amor.
Aquella noche, Harry no fue el único que lloró. Lágrimas brotaron también de unos ojos rojos, que sumidos en la oscuridad, veían como, una vez más, aquel Niño destrozaba sus sueños.