(no subject)
Reto #81: Los Aurores estuvieron muy ocupados después de la caída de Voldemort. ¿Qué tuvieron que hacer para capturar a los mortífagos que habían escapado?
Personaje: Alastor Moody.
No hay rating, ni advertencias. Está claro cuál es el disclaimer, nu?
Aquí lo tenéis:
Sus pasos suenan desiguales, la madera golpea el suelo con cada ademán de la pierna derecha y en el pasillo que lleva al departamento de Aurores todos han aprendido a temer el repiqueteo que su pata de madera. Moody es desconfiado, su ojo mágico les escanea de forma calculadoramente escalofriante y acaban por bajar la mirada cada vez que lo hace.
Viene de interrogar a otro prisionero, viene de las mazmorras.
Son pocos los que confiesan y pocos también los que han podido atrapar por ahora. Sólo hace cuatro días desde la caída de Voldemort y Moody debe de llevar sin dormir todo ese tiempo. No hay nadie que odie más a los mortífagos ni nadie que ponga tanto empeño en cogerlos a todos. Quiere que paguen por sus crímenes con una estancia de por vida en Azkaban. Quiere una condena dura para cada uno de ellos y realmente se asegura de hacer que confiesen sus crímenes.
Nadie sabe cómo lo logra pero acaban confesando. Todos apuestan a que al hombre no le hace falta rebajarse a usar ninguna maldición prohibida para lograr sus propósitos.
La guerra le ha cambiado. No habla, gruñe. No grita, brama. La cara surcada de cicatrices, un ojo y casi la mitad de la nariz es lo que la guerra le ha dejado como pago por los servicios prestados pero Moody jamás ha dejado de creer en sus ideales y eso es lo que le ha convertido en el mejor auror de todo el departamento.
Alastor Moody. Ojoloco Moody. Él ha llenado la mitad de las celdas de la fortaleza que se alza en medio del océano. Él está haciendo pagar a los mortífagos por todas y cada una de las cicatrices que desfiguran su rostro.
Personaje: Alastor Moody.
No hay rating, ni advertencias. Está claro cuál es el disclaimer, nu?
Aquí lo tenéis:
Sus pasos suenan desiguales, la madera golpea el suelo con cada ademán de la pierna derecha y en el pasillo que lleva al departamento de Aurores todos han aprendido a temer el repiqueteo que su pata de madera. Moody es desconfiado, su ojo mágico les escanea de forma calculadoramente escalofriante y acaban por bajar la mirada cada vez que lo hace.
Viene de interrogar a otro prisionero, viene de las mazmorras.
Son pocos los que confiesan y pocos también los que han podido atrapar por ahora. Sólo hace cuatro días desde la caída de Voldemort y Moody debe de llevar sin dormir todo ese tiempo. No hay nadie que odie más a los mortífagos ni nadie que ponga tanto empeño en cogerlos a todos. Quiere que paguen por sus crímenes con una estancia de por vida en Azkaban. Quiere una condena dura para cada uno de ellos y realmente se asegura de hacer que confiesen sus crímenes.
Nadie sabe cómo lo logra pero acaban confesando. Todos apuestan a que al hombre no le hace falta rebajarse a usar ninguna maldición prohibida para lograr sus propósitos.
La guerra le ha cambiado. No habla, gruñe. No grita, brama. La cara surcada de cicatrices, un ojo y casi la mitad de la nariz es lo que la guerra le ha dejado como pago por los servicios prestados pero Moody jamás ha dejado de creer en sus ideales y eso es lo que le ha convertido en el mejor auror de todo el departamento.
Alastor Moody. Ojoloco Moody. Él ha llenado la mitad de las celdas de la fortaleza que se alza en medio del océano. Él está haciendo pagar a los mortífagos por todas y cada una de las cicatrices que desfiguran su rostro.