Reto #88
Vale, yo de nuevo, para no variar.
Reto: #88.
Summary: Minerva McGonagall no siempre ha sido tan seria, recta y estricta. Una noche loca de juventud en Hogwarts la puede tener cualquiera, incluso ella...
Ratings: Nada, de nuevo. Un poco de alcohol, pero nada más.
Reto #88: Minerva McGonagall no siempre ha sido tan seria, recta y estricta. Una noche loca de juventud en Hogwarts la puede tener cualquiera, incluso ella...
- Vamos, Minnie….
- ¡Te he dicho mil veces que no me llames así! .- Minerva dejó su libro de quidditch cuidadosamente colocado encima de la cama, habiendo desistido de leerlo cuando una tropa de muchachas enloquecidas inundó su habitación.
Noche de fiesta en la Sala Común, habían dicho. No sabía el porqué, pero ¿desde cuando les importaba?
Toda fiesta no era lo mismo sin sus inseparables, a pesar de su voluntad, compañeras de cuarto: Margaretha, Augusta y Fiona. Eran como moscas a la miel. O al revés, no lo tenía claro. Y ella era…la mosca perdida.
Bajaron juntas, saludaron juntas y acabaron separadas. Ellas tres, haciendo pucheritos o guiñando el ojo a todo lo que tuviera pantalones. Ella abrazada a la botella de cerveza de mantequilla, lamentándose que no hubiera nada más fuerte.
Los ingleses no saben beber, pensó. Allí estaba Charlus Potter, siempre tan petulante, exhibiéndose como un gallo de corral. Y ni siquiera había acabado su primera jarra de cerveza. Ella dio otro trago, como quien bebe agua, y siguió contemplando aquel…elocuente paisaje.
No, nada podía retenerla allí, ciertamente. Ni la música, ni la gente….ni mucho menos la bebida. No quería ni pensar en la cara que pondría el nuevo profesor de Transfiguraciones si veía aquel descontrol.
Intento ser disimulada, aunque realmente nadie la viera. Atravesó la Sala como puso y salió de allí, como alma que lleva el diablo. Como persona que sabe que está por encima de todo aquello.
Llevaba un rato deambulando por el pasillo, comprobando lo poco estricto que era el Director con la seguridad de sus alumnos, cuando le vio. Apoyado en la pared interior del claustro, con un vaso y una botella de líquido transparente en la mano. Agua.
Los ojos de aquel muchacho no estaban rojos de beber agua. O quizás eran rojos antes.
- Ya te he visto, es inútil que te escondas.
- No me escondía. No soy una …serpiente. .- podría haber jurado que algo chispeó en aquellos ojos cuando nombró aquella palabra. Pero, no. Los ojos no chispean.
Comenzó a darse la vuelta. No le interesaba aquel chico, ni las razones por las que estuviera allí, ni nada parecido.
- Oh, vaya…¿tienes que ir a por otra jarrita de cerveza?
Se volvió a girar, hasta poder mirarle frente a frente. No soportaba aquella risa burlona.
- ¿Quieres probar algo mejor?
Alzó una ceja y extendió la botella al frente. Si estiraba un poco el brazo, Minerva podía tocarla. Cogerla. Y beber. Ahora que la tenía más cerca, se dio cuenta que en la etiqueta había unas letras que parecían... ¿rusas?. Desde luego, alfabeto occidental, no era. Tal vez podían ser runas y aquel idiota se estaba riendo de ella.
- Te la dejo aquí, para cuando te decidas.
Y el chico se fue, por un corredor a la derecha. Oyó una voz en su interior. Fiona, o tal vez Margaretha. Minnie, estamos de fiesta.
Era verdad. Fiesta. Cada uno tenía su concepto personal de fiesta.
Se agachó hasta el suelo, cogió la botella y le dio un trago. Aquello era beber. Sonrió abiertamente y avanzó por el pasillo, hasta llegar al corredor de la derecha. Aquello era una fiesta.
¿Alquien más va a escribir? :(
Reto: #88.
Summary: Minerva McGonagall no siempre ha sido tan seria, recta y estricta. Una noche loca de juventud en Hogwarts la puede tener cualquiera, incluso ella...
Ratings: Nada, de nuevo. Un poco de alcohol, pero nada más.
Reto #88: Minerva McGonagall no siempre ha sido tan seria, recta y estricta. Una noche loca de juventud en Hogwarts la puede tener cualquiera, incluso ella...
- Vamos, Minnie….
- ¡Te he dicho mil veces que no me llames así! .- Minerva dejó su libro de quidditch cuidadosamente colocado encima de la cama, habiendo desistido de leerlo cuando una tropa de muchachas enloquecidas inundó su habitación.
Noche de fiesta en la Sala Común, habían dicho. No sabía el porqué, pero ¿desde cuando les importaba?
Toda fiesta no era lo mismo sin sus inseparables, a pesar de su voluntad, compañeras de cuarto: Margaretha, Augusta y Fiona. Eran como moscas a la miel. O al revés, no lo tenía claro. Y ella era…la mosca perdida.
Bajaron juntas, saludaron juntas y acabaron separadas. Ellas tres, haciendo pucheritos o guiñando el ojo a todo lo que tuviera pantalones. Ella abrazada a la botella de cerveza de mantequilla, lamentándose que no hubiera nada más fuerte.
Los ingleses no saben beber, pensó. Allí estaba Charlus Potter, siempre tan petulante, exhibiéndose como un gallo de corral. Y ni siquiera había acabado su primera jarra de cerveza. Ella dio otro trago, como quien bebe agua, y siguió contemplando aquel…elocuente paisaje.
No, nada podía retenerla allí, ciertamente. Ni la música, ni la gente….ni mucho menos la bebida. No quería ni pensar en la cara que pondría el nuevo profesor de Transfiguraciones si veía aquel descontrol.
Intento ser disimulada, aunque realmente nadie la viera. Atravesó la Sala como puso y salió de allí, como alma que lleva el diablo. Como persona que sabe que está por encima de todo aquello.
Llevaba un rato deambulando por el pasillo, comprobando lo poco estricto que era el Director con la seguridad de sus alumnos, cuando le vio. Apoyado en la pared interior del claustro, con un vaso y una botella de líquido transparente en la mano. Agua.
Los ojos de aquel muchacho no estaban rojos de beber agua. O quizás eran rojos antes.
- Ya te he visto, es inútil que te escondas.
- No me escondía. No soy una …serpiente. .- podría haber jurado que algo chispeó en aquellos ojos cuando nombró aquella palabra. Pero, no. Los ojos no chispean.
Comenzó a darse la vuelta. No le interesaba aquel chico, ni las razones por las que estuviera allí, ni nada parecido.
- Oh, vaya…¿tienes que ir a por otra jarrita de cerveza?
Se volvió a girar, hasta poder mirarle frente a frente. No soportaba aquella risa burlona.
- ¿Quieres probar algo mejor?
Alzó una ceja y extendió la botella al frente. Si estiraba un poco el brazo, Minerva podía tocarla. Cogerla. Y beber. Ahora que la tenía más cerca, se dio cuenta que en la etiqueta había unas letras que parecían... ¿rusas?. Desde luego, alfabeto occidental, no era. Tal vez podían ser runas y aquel idiota se estaba riendo de ella.
- Te la dejo aquí, para cuando te decidas.
Y el chico se fue, por un corredor a la derecha. Oyó una voz en su interior. Fiona, o tal vez Margaretha. Minnie, estamos de fiesta.
Era verdad. Fiesta. Cada uno tenía su concepto personal de fiesta.
Se agachó hasta el suelo, cogió la botella y le dio un trago. Aquello era beber. Sonrió abiertamente y avanzó por el pasillo, hasta llegar al corredor de la derecha. Aquello era una fiesta.
¿Alquien más va a escribir? :(