Nov 19, 2006 18:01
Reto: #12
Autor: stayedup
Advertencias: Ninguna.
Parecía como si le faltara suelo bajo sus zapatos para poder ir más rápido, para poder correr más, para poder llegar a tiempo. Sus ropas, sucias y gastadas, ondeaban por el viento, y se empapaban por al lluvia. Sus ropas y él, porque, realmente no había centímetro de su cuerpo que no estuviera mojado. Las gotas de lluvia resbalaban por su fina y blanca piel, como si quisieran limpiarla, lavar algún sucio secreto oculto bajo ella. Si ellas supieran. Quizás lo sabían, y por eso lo hacían.
El viento hacía que su pelo, que alguna vez fue castaño y sedoso, ondeara sin ningún tipo de control sobre su cara. Estaba mal decirlo, pero la suciedad del barro, lo había vuelto duro y áspero, y al rozar su rostro, le hacia daño. Le dolía.
No sabia como hacer para que su corazón volviera a latir a ritmo normal. Sentía como si se le fuera a salir del pecho, notaba todas y cada una de las venas de su cuerpo, el martilleo era constante, continuo, ni siquiera escuchaba las voces de los pocos que estaban en el Callejón Diagón. Los veía, difusos entre la niebla, la lluvia…pero no los oía. tan solo podía escuchar el latido de su corazón, a un ritmo vertiginoso, que trataba de imponerse en la velocidad de sus pasos. Era el latido de la muerte.
Demasiado cercana estaba como para detenerse a pedir disculpas. Dejo a la niña en el suelo, con sus libros mojándose y ensuciándose en el barro, y siguió corriendo, como alma que lleva el Diablo. Nunca más sentido había tenido aquella frase que en aquel momento.
Por fin llego ante las pequeñas escaleras que le conducían a un mugriento y escondido callejón. Odiaba aquel sitio, con toda su alma.¿tenia alma aun? No era momento para preguntárselo, debía seguir andando y llegar al lugar de su cita. A lo lejos podía ver aun una oscura figura, que destacaba entre las demás. Mientras recorría los pocos metros que los separaban podía ver, escondidos entre las oscuras grietas del callejón rostros que helarían la sangre hasta al mismismo Diablo. de seguro perseguirían a cualquier persona honrada en sus pesadillas, pero, inconscientemente se dio cuenta de que él no era ninguna persona honrada, y no tenia nada que temer.
En sus dos últimas zancadas llego ante la figura, alta y derecha, de Severus Snape. Apoyado sobre la pared exterior de la taberna, con una cínica sonrisa en su rostro cetrino. No le dejo pronunciar ni una sola palabra, no debía.
Snape extendió la mano hacia arriba, y recibió un paquete pequeño, atado toscamente con un lazo. Gruño levemente y le miro a los ojos. Mirada cansada, parpados caídos…solo alguien que estuviera luchando por salvar su vida tendría esa mirada.
Solo alguien como él se arrastraría hacia el profundo infierno para poder seguir siendo un poco más humano una vez al mes. Un poco menos bestia. Un poco más Remus.
El muchacho débil, que había venido corriendo, urgido por la necesidad, recibió de la oscura figura un tarrito, con un liquido verde en el interior. Inmediatamente, Snape desapareció y le dejo allí solo, mientras la lluvia empapaba su cuerpo, aun mas. Pero Remus sabía que su alma jamás quedaría limpia. Jamás. Por que acababa de venderla. A su mayor enemigo, a su salvador. Y eso no podría lavarlo por más agua de lluvia que le mojara. Entonces, se dejo caer al suelo, con las rodillas llenas de barro y lloró, con su alma vendida y su corazón ensuciado.
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sesión #3