Título:Hogwarts y sus remodelaciones
Personaje:Harry/Draco
Rating:PG
Género: Pre-Slash
Advertencias: Ninguna
Notas: Continuación de
El torturador torturado.
Notas2: Series de one shot que van saliendo según se leen los retos, ojalá se pueda llegar así hasta el último reto.
Disclaimer: Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling, Bloomsbury Publishing, Scholastic Inc. y AOL/Time Warner Inc. Nadie gana ningún beneficio económico con esta historia ni se infringen deliberadamente derechos de autor.
IV
Hogwarts y sus remodelaciones
“El Castillo, por decisión propia, ha resuelto que por las siguientes dos semanas se efectuaran trabajos de mantenimiento, esto implica que habrá pasillos cerrados, aulas cambiadas, más escaleras movibles que de costumbre y algunas incomodidades más”
Colegio de magia y hechicería de Godric Gryffindor, Helga Hufflepuff, Rowena Ravenclaw y Salazar Slytherin: Hogwarts
“Se les pide a los alumnos tener particular cuidado con donde pisan o ingresan, el Castillo entra en reparaciones cada cincuenta o cien años, generalmente para arreglar los desperfectos creados por los alumnos y para reparar algunas grietas mágicas. No hay nada que temer y si alguien queda encerrado en algún lado, eventualmente será encontrado. De todas formas eviten andar solos.”
Minerva McGonagall
Directora
Harry bufó de fastidio cuando, corriendo hacia el tercer piso, para llegar a la clase de transformaciones, la escalera empezó a temblar. Pese a la advertencia de la profesora, a él no le apetecía andar en grupitos con nadie, así que seguía andando solo. Y el castillo verdaderamente andaba medio loco, pues en los últimos dos días había sido encerrado cuatro veces y quedado varado en una escalera por lo menos un par de veces, la última por una hora entera.
Fastidiado, se sentó y entonces notó que al otro extremo (no recordaba que la escalera hubiera sido así de larga cuando empezó a subirla) había una cabeza platinada.
-¿Malfoy? -susurró Harry, sonrojándose un poco.
-Oh -No estaba en los planes de Draco que él y Harry quedaran atrapados en medio de una de las reformas del Castillo.
Harry lo miró un instante antes de tomar una profunda bocanada de aire y darse valor. Había fantaseado con Draco en el último mes más veces de las que seguramente era considerado sano; y en el fondo sabía que sí quería acercarse a él, tal vez no sería mala idea sentarse junto a él; después de todo, ¿quién sabe cuánto tiempo estarían allí?
-Atrapados en una escalera que se mueve -dijo Harry, encogiéndose de hombros y caminando lentamente hasta donde Draco se encontraba, a los lados no había barandas y podía sentir cierto vértigo al ser balanceado sobre una gran cantidad de metros.
-Mi padre dice que el Castillo es inofensivo, que solo debemos dejarlo hacer su trabajo -contestó por fin Draco, subiendo unos cuantos escalones para llegar a la altura de Harry.
-Entonces supongo que no nos queda más que esperar.
-Así parece -asintió Draco, sentándose en uno de los escalones. Harry se sentó a su lado y Draco sintió su corazón acelerarse un poco. Quería a Harry con él, pero no había planeado que fuera así, no tenía un guión listo ni idea de qué decirle. Draco detestaba no estar en dominio de la situación.
-La última vez quedé en la escalera del cuarto piso, y pasaron al menos una hora antes de que pudiera salir -comentó Harry luego de un largo momento de silencio en el que se la había pasado mirando de reojo el perfil de Draco y comiéndose la cabeza qué decirle -, el profesor Slughorn mandó a buscarme porque pensó que algo malo me habría pasado.
-¿Y te encontraron? -preguntó Draco, ya que Harry había dado el primer paso, bien podría empezar a hablar también, aunque no era como hubiera querido, no desperdiciaría la oportunidad de acercarse más.
-No -Harry miró alrededor, los alumnos pasaban por los extremos de la escalera y parecía que ni siquiera los notaban -¿alguna vez has visto a alguno de tus amigos atrapado en el Castillo?
-Ahora que lo dices, no -meditó Draco.
-Exacto, aparentemente, nadie nos nota cuando estamos atrapados. Mira, todos pasan y nadie nos mira. Y fíjate que llamaríamos la atención fácilmente.
-¿Y eso porqué? -preguntó Draco, algo confundido.
-No sé -Harry se encogió de hombros y miró al rostro de Draco, estaban cerca, y podía ver sus ojos grises brillantes y enormes, mirándolo con atención -, es decir, tú y yo hemos adornado de peleas creo que todos los pasillos de esta escuela.
Draco no pudo evitar soltar una carcajada y Harry sintió algo muy especial en el pecho ante ese sonido. Estaba seguro de que nunca había escuchado a Draco reír de esa manera tan honesta.
-No todos los pasillos, Potter, no seas tan engreído, Hogwarts tiene demasiados pasillos.
-Sí, es cierto, pero entiendes el punto, ¿no?
Draco se puso un poco más serio.
-Sí, lo entiendo, pero supongo que… Han pasado demasiadas cosas, creo que ya hemos peleado lo suficiente por una vida y más.
Harry, que no había dejado de observar su rostro mientras Draco respondía, se sintió sobrecogido por esas palabras. Draco tenía tanta razón.
-Eso nos ha cambiado a todos -asintió Harry. Sintió a Draco pegándose un poco más a su cuerpo y esperó que no fuera solo una ilusión, sino que fuera real.
-Yo supongo que cuando estábamos aquí, y pensábamos en la guerra y en pelear, nunca imaginamos cómo sería en verdad… nunca pensamos que en verdad podríamos perder tanto, que doliera tanto -continuó Draco, había un ambiente íntimo en esa conversación, algo que no esperaba que pasara así de rápido con Harry.
-Yo sé que todos hemos sufrido, ustedes, nosotros… -Harry negó con la cabeza -, quisiera que ya no existiera esa diferencia, que ya no sean ustedes y nosotros, su bando y el nuestro, que ya paráramos con todo eso.
-Yo estoy dispuesto a hacerlo -afirmó rápidamente Draco.
Harry sonrió por la respuesta.
-Eso es genial. Es lo que el mundo necesita, que dejemos de tener bandos.
Draco asintió y entonces un pequeño movimiento los hizo saltar, rompiendo lo íntimo de la conversación. Las escaleras empezaron a moverse nuevamente.
-Bueno… supongo que ahora nos podemos ir -susurró Harry poniéndose de pie, aunque no estaba con muchas ganas de irse, es más, ya hasta había olvidado a dónde estaba yendo en primer lugar. Extendió una mano hacia Draco para ayudarlo a levantarse.
Draco lo miró sorprendido por un instante, antes de tomar su mano y dejarse levantar.
-Gracias -susurró Draco, el que Harry no soltara su mano hizo que su corazón se acelerara un poco más.
-Entonces… -Harry sentía la mano de Draco y le parecía que era una mano bastante agradable, tibia y del tamaño perfecto para estar entre sus dedos, no era muy grande ni muy pequeña -, nos veremos por allí.
-Probablemente, en clases -Draco sonrió, se sentía satisfecho de poder reconocer cuando Harry estaba nervioso -, aunque supongo que necesitaré mi mano para que eso pueda suceder.
Harry miró hacia abajo y entendió que aún no había soltado la mano de Draco. Asintió torpemente mientras la soltaba, sus mejillas se habían calentado por ese comentario y por la sonrisa… ¿traviesa?
-Nos vemos entonces -asintió Harry antes de correr escaleras abajo.
Draco se quedó de pie, mirándolo como se alejaba y sonrió satisfecho. Si hasta Hogwarts jugaba a su favor, debía ser por algo, ¿no?
*
Harry se sintió un poco tonto cuando, al doblar por el pasillo, recordó que él iba subiendo las escaleras y no bajándolas, pero se sentía tan avergonzado por lo que había pasado, que no se sentía con fuerzas de regresar por el mismo camino y admitir su error, así que tomó otro camino mucho más largo; para cuando llegó a clases ya estaba súper demorado, y no pudo seguir el hilo de la lección, su mente no dejaba de dar vueltas a la conversación que había tenido con Draco.
*
Normalmente Harry y Draco no se encontraban mucho más que en clases o en el Gran Comedor, por alguna razón no coincidían en ninguno de los pasillos, pero esas dos semanas al parecer la cantidad de modificaciones del castillo hizo que sus encuentros fueran más a menudo.
La siguiente vez que se encontraron fue cuando iban rumbo al Gran Comedor. Dos extremos de un pasillo se cerraron abruptamente, dejando solo a Harry y a Draco en el interior.
-¡Qué genial! -masculló Draco un poco cansado, mientras dejaba caer la mochila al suelo y se sentaba con las piernas cruzadas.
Harry lo observó un momento antes de soltar su mochila y sentarse delante de él.
-Muero de hambre -confesó Harry -, hemos estado con lo de Encantamientos toda la tarde y no veía la hora de cenar.
-Y nosotros en transformaciones hemos levantado tantas veces la varita para hacer el hechizo del fuego ese que pensé que me quedaría lisiado de por vida.
Harry soltó una risa y Draco pronto se unió a él.
-Y aún vamos a mitad de semana -negó Draco.
-Sí, y eso que me he puesto con las tareas de pociones.
-No deberías dejarlas para el final, esa sobre todo, será la más larga.
-Lo sé… lo sé -asintió Harry.
-Al menos debería proveernos de alimento, el Castillo, si nos va encerrar aquí.
-Por lo menos, tienes razón.
Durante los siguientes quince minutos estuvieron hablando de comidas, de las muggles y de las mágicas y de las cosas que a ambos les gustaba comer, para cuando el pasillo se movió de nuevo, solo un extremo se abrió; ambos salieron juntos y se sorprendieron de estar en el primer piso, a solo metros del Gran Comedor.
Algunos los miraron raro, pero ellos caminaron rápidamente y se hicieron un gesto de despedida antes de sentarse en sus respectivas mesas.
-¿Y eso qué fue? -preguntó Hermione, observando a Draco siendo atacado a preguntas por sus amigos también.
-Nos quedamos encerrados en el mismo pasillo, eso es todo -contó Harry, y le dio una mirada más a Draco, que sonreía de algo que le decía Astoria Greengas.
*
La siguiente vez que le tocó quedar encerrado, solo dos días después, fue cuando tenía que llegar a la clase de Astronomía, estaban subiendo Gryffindors y Slytherins y por alguna razón quedó cerca de Draco, estaba pensando en saludarlo cuando todo tembló.
Harry puso los ojos en blanco, ya se estaba acostumbrando a la fijación del castillo de andarlo encerrando con Draco.
-¿Y de qué hablaremos hoy entonces? -le preguntó a Draco mientras se sentaba a su lado, esta vez el pasillo era mucho más estrecho. Eso le daba la posibilidad de sentirlo más cerca, pero también lo ponía algo nervioso.
-No sé… ¿Quidditch? ¿Qué harás al salir de la escuela? -sonrió Draco complacido, al parecer el castillo realmente lo amaba.
*
Faltando un día para que el castillo dejara de moverse tanto, Draco caminaba hacia la biblioteca cuando el pasillo quedó bloqueado.
-¡Oh, no! -exclamó, al darse la vuelta para correr hacia el otro lado, chocó nada más y nada menos que con el objeto de sus deseos.
Harry tomó a Draco por la cintura para evitar que cayeran los dos al piso, pero eso no evitó que dieran contra la pared. El cuerpo de Draco presionándolo contra la dura superficie lo hizo jadear al recordar algunos sueños demasiado vividos.
-Draco -se le escapó de los labios y sus mejillas volvieron a encenderse.
-Oh… -Draco, pese a lo beneficioso que podía resultar la situación, se quedó sin saber qué decir.
-El Castillo…
-Ajá -asintió Draco, si Harry no lo soltaba, no resistiría la tentación.
Harry observó a Draco inclinarse un poco hacia él y su pecho saltó de antelación, imaginando que Draco lo iba a besar.
Y Draco estaba dispuesto a lanzarse, era claro que Harry también lo deseaba, ya no importaba si no era Harry el que tomaba el primer paso, como él deseaba, ya nada importaba.
Y entonces, un fuerte ruido los hizo saltar, separándose. A ambos lados el pasillo se había abierto nuevamente.
-Creo que… -murmuró Harry.
-Sí, yo también -asintió Draco.
Y cada uno se fue corriendo para un lado diferente, agitados y sonrojados.
-¡Qué demonios! -masculló Draco cuando llegó a la biblioteca. Había estado tan cerca y había dejado pasar la oportunidad. De pronto le pareció que el castillo ya no lo quería tanto.
*
Harry, no paró de correr hasta su dormitorio, y entonces se lanzó en la cama, con el pecho subiendo y bajando con violencia por lo rápido que había corrido. Cerró los ojos, tratando de recuperarse, y solo pudo recordar lo cerca que había estado de Draco, lo bien que olía y se sentía, lo grandes y hermosos que se veían sus ojos plateados.
-Ojos plateados -repitió al aire antes de soltar una carcajada -¡Si será! -negó, se había dado cuenta de dónde había visto esos ojos plateados antes.
*
Aunque habían anunciado que el Castillo había por fin terminado de hacer sus remodelaciones, Harry no le creyó mucho a la profesora McGonagall y ese domingo en la tarde, mientras todos salían hacia Hogsmade, Harry decidió quedarse, pero no dentro del Castillo, sino ir en busca de cierta persona animaga.
Sacó de la cocina una canasta de emparedados y algunas cervezas de mantequilla que habían conseguido de contrabando y se encaminó hacia los límites del bosque prohibido, donde el hurón al que le había tomado cariño unas semanas atrás, tenía un pequeño escondite.
*
Draco estaba echado perezosamente debajo de la sombra de un árbol, junto a su refugio, mirando hacia el interior del bosque prohibido y pensando, más que en las criaturas que allí podrían vivir, en el último encuentro con Harry. Desde entonces el chico ni siquiera se había dejado ver por los jardines para jugar con él. Se preguntó si es que no se estaría equivocando y había terminado por espantarlo.
Y entonces apareció.
-¡Hola! -dijo Harry, mirando desde arriba hacia el hurón, que le devolvió una mirada cansada y desinteresada.
Qué genial momento para aparecer, pensó Draco, mientras volvía a esconder la cabeza entre las patas.
-Tengo una gran cesta de comida aquí -continuó Harry, agitando la canasta un poco sobre Draco.
Draco se removió de su sitio y observó con interés la canasta que Harry traía, ahora que lo pensaba, no había comido nada en todo el día.
Harry se sentó y acarició con cariño la cabeza del hurón, sintió su corazón dispararse mientras reunía el valor para decir lo que tenía que decir.
-Tengo en la canasta emparedados y cerveza de mantequilla que estaría dispuesto a compartir, pero no con un hurón, sino con un chico -dijo rápidamente, mirando fijamente al hurón, que retrocedió unos cuantos pasos. Parecía asustado.
Draco sentía su corazón a punto de estallar, no era posible, eso no era parte del plan, Harry no debía darse cuenta. Ahora creería que lo había estado engañando, o que se había burlado de él.
-Vamos, Draco, ya me he dado cuenta -continuó Harry, de alguna manera, el que Draco retrocediera lo hizo sentir un poco más calmado, lo hizo entender que tal vez Draco estaba tan confundido o asustado con lo que estaba pasando entre ellos, tal como él.
Draco frunció el ceño, quiso preguntarle si es que no estaba enfadado, si es que era seguro aparecerse delante de él… Además estaba el tema de la ropa.
Se levantó sobre sus plantas traseras y trató de mirar más de cerca el rostro de Harry, en busca de respuestas.
-Si estuviera enfadado no te habría traído emparedados -canturreó Harry.
Ese es un buen punto, se reconoció Draco, antes de suspirar vencido.
Caminó lentamente hacia un lado, donde sus ropas estaban escondidas y miró nuevamente a Harry, esperando que captara el mensaje.
-Oh, claro, las ropas. De acuerdo, yo miraré hacia allá -aceptó Harry, aunque la idea de tener a Draco desnudo a solo unos metros envío unas sensaciones bastante placenteras a ciertas partes de su anatomía.
Draco se dijo que si es que al final las cosas salían mal, siempre podía volver a intentar, antes de iniciar el hechizo de transformación. Rápidamente se puso la ropa interior y los pantalones, dejando para el final la camisa y la túnica.
-Ya puedes voltear si quieres -le dijo, mientras recogía su camisa, su ego rugió de satisfacción al ver la mirada hambrienta de Harry perderse en su piel desnuda. Estuvo muy tentado a indicarle donde es que estaban sus ojos, pero pensó que eso avergonzaría demasiado a Harry.
-Deberías… -Harry se aclaró la garganta y jaló la canasta, comenzando a buscar en ella cualquier cosa que lo apartara de la imagen de Draco sin camisa, porque tal vez no se podría controlar y saltaría sobre él -, deberías ponerte una camisa, por más que aún no sea invierno, podrías pescar un resfriado.
-Listo -sonrió Draco, sentándose delante de él.
-Qué bien -aceptó Harry, sacando los emparedados y pasándole uno a Draco.
-Gracias. ¿Cómo te diste cuenta? -le preguntó Draco.
-¿De qué tú eras el hurón amable?
-¿Amable? -arqueó una ceja Draco.
Harry sonrió un poco.
-Cuando, la otra vez estuvimos en el pasillo… tus ojos, nunca los había visto tan de cerca y… -y el sonrojo de Harry era realmente encantador, pensó Draco.
-Oh… ¿Y no hay enfado?
-No, yo te encontré aquí, supongo que fui yo el que se metió en tu camino, y que no querías admitir que eras un animago no registrado.
-Sigo practicando para registrarme -aclaró Draco, que no quería que Harry pensara que estaba pensando romper la ley tan pronto.
-Y no tenía planeado el desenmascararte, pero pensé que ya que no has ido a Hogsmade, y yo no tengo nada que hacer, bien podríamos compartir la tarde… ¿no lo crees?
-Fantástico -sonrió Draco.
Al fin y al cabo, Harry había dado el primer paso, ahora Draco tenía que ir con cuidado, no hacer nada que espantara al chico y pronto lo tendría para él.
*
TBC
¡Me están poniendo los retos bien difíciles para continuar! pero allí vamos a ver cuántos hago... me salté el 5, aunque ya tengo una idea de dónde lo pondré.