La Sociedad en los Siglos XX-XXI

May 03, 2009 02:00

Parte de un trabajo de Historia y Ciencias Sociales de hace como tres años atras. Mi vision del mundo.

See...  En ese entonces aun usaba Andreya como pseudonimo... Andreya Katherina.


Ancianos, adultos, jóvenes:

Sé que ninguno de ustedes puede ser sentido por ellos, pero al mismo tiempo me pregunto porqué todos miran como si fuera un lunático cuando hablo sobre ustedes,

Mi nombre es, o al menos lo era hace una semana atrás, Johan Klerz. A mis 26 años de edad, estoy seguro de que abandonaré este mundo y me uniré a ustedes pronto.

No sé porqué mis manos escriben esto, en esta pared, con esta púa blanca en mi mano. Siento un impulso que me obliga a hacerlo… Escribir mis últimas palabras para que la gente pueda ver, pueda sentir mi sufrimiento…

He aquí lo que he de escribir.

Por siglos enteros, su alma estuvo encerrada. Encerrada en una bella caja de cristal, protegida de la agonía a su alrededor. Marie, la joven mujer cuyo cuerpo años atrás había muerto, yacía calmadamente rodeada de almohadas de seda y terciopelo.

El señor Marcois decidía ir a ver a la joven Marie casi todos los días, siempre llevando un ramo de rosas blancas para decorar la habitación. Se sentaba ahí, en silencio, murmurando cosas para si mismo acerca de lo que se le viniera a la cabeza, y luego solo se levantaba y se retiraba.

Leon W. Tucker, el guardia que a toda hora, cada día, todos los años, estaba prado al lado de las grandes puertas de madera; saludaba al señor Marcois con su sombrero y luego seguía mirando, a ver si venía alguien de interés con quien charlar unos minutos. Al parecer, siempre esperaba a alguien: el señor Marcois hablaba de ‘el impaciente hijo de la Envidia’ cuando hacía referencia a Leon.

El lunático Alster, pálido como siempre, corría todos los días por la ciudad. Corría y corría, sin causa ni pausa, su cuchilla atada a su cintura. Al pasar por las puertas de la Iglesia, se detenía para estar con Leon. Hablaban minutos, horas, días enteros, sin tema en especial. Nadie sabía de qué hablaban, así como nadie sabía que Alster era, después de todo, el hijo legítimo de la joven Marie.

Desde luego, el día en que el edificio se incineró, Leon había sido condenado a prisión y Alster al manicomio, ambos acusados del accidente. El señor Marcois dedicó sus restantes años de vida a la investigación de quien fue el terrorista. La joven Marie dejó que su alma fuera encerrada de nuevo, esta vez en un lugar algo más seguro.

Ahora, claro, toda esta historia tiene un significado. Sin embargo, esto es para reflexionar personalmente, por tanto esta historia llega a su fin.

Al fin, en mis últimos minutos de vida, tengo una clara visión de que es lo que significa esta leyenda que ellos intentaron millones de veces grabarme en la cabeza. Mi conclusión, mis pensamientos, seguramente serán considerados incorrectos.

Marie, equivalente a la corrupción, se mantiene inalterada a través de los siglos. Alster, la guerra, deriva de la corrupción y se mantiene en contanste evolución, a veces no estando presente y otras veces causando destrucción. Leon, la justicia, de mano de la guerra, la espera para poder juzgarla. Marcois, los líderes, adoran a la corrupción con toda devoción. El fuego que destruye la Iglesia, representa la desigualdad de pensamientos.

Esa es mi conclusión, y espero que comprendan lo que quiero decir. Espero que se encuentre esta cueva, que se encuentren mis restos… Aun así, seré feliz, ya que al fin habré abandonado este mundo destruido, corrupto, poseído. Y, desde luego, habré abandonado nuevamente mi prisión, pero ahora eternamente. Soy libre, tal como los seres que me rodean, tal como ustedes, gente del aquel mundo. Tal como ustedes, a los que esta carta va dirigida.

Y sin más que decir, me retiro, para morir en las manos de aquella bestia que me persigue, me persigue por estar loco…

-J.K.

Luego de haber firmado esas letras, un garrotazo lo golpeó en la espalda, destrozándolo hasta el punto que, con una sonrisa en el rostro, falleció.

Eso. No es muy bonito, y esta en formato raro, pero si lo leen y les gusta, pero que bien. Lo siento si se sienten ofendidos.

-Andreya

prose, spanish

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