Cuando cae el sol, no importa si la noche está nublada o si luce una espléndida luna, los búhos salen a merodear por el bosque, revoloteando entre los árboles a la búsqueda de una presa fácil con la que satisfacer su pertinaz apetito que, en ocasiones, puede ser tan intenso que les llega a quemar la garganta
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Comments 2
Me encanta saber que formo parte de tu telaraña particular.
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El viajero sin destino.
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