Los Cuatro de Abril

Jul 27, 2011 01:11

Título: Los Cuatro de Abril
Serie:Super Junior
Parejas: EunHae
Capítulos: One-shot
Género: Drama, Romance
Warning: Ninguna, es un sano G
Nota: Tarde lo publico, pero aquí está. Éste es un Fic con motivo del cumpleaños de Lee HyukJae, y también con motivo de un concurso realizado en HaTo Family en el FanClub de Hyuk ;3 . Saqué el Primer lugar, de lo que me siento muy orgullosa y satisfecha. Bien, espero que disfruten de su lectura.


Los Cuatro de Abril

Los cuatro de Abril nunca tuvieron mucho significado para él. Cuando era pequeño, en su casa le celebraban el cumpleaños, un cumpleaños familiar, nunca faltaban sus primos, tías, tíos, su hermana y sus padres; así eran de concurridos los días cuatro de ese mes. Eso duró hasta que cumplió los diez…

En su familia hubo un quiebre.

Era increíble lo que las palabras y los actos podían conseguir: unían y desunían. Muchas palabras destructivas en una misma oración no necesitaban más allá de un corto periodo de tiempo para detonar una espantosa resolución y si a eso le sumamos demasiados actos erróneos, no podías esperar a que todo saliera bien.

Sus padres se separaron a los meses de él cumplir los diez años.

En aquella época, con tan inmadura edad no comprendió mucho las cosas. Tampoco era que se lo hubiesen explicado y el tampoco buscó dulces palabras maternales que le explicaran lo que estaba sucediendo.

Sus ojos infantiles sólo vieron a su padre salir por la puerta de lo que alguna vez fuese su hogar con grandes maletas e inmutable y serio rostro. Luego vieron a su madre correr a la habitación que alguna vez compartió con el hombre que supuestamente estaría por el resto de sus días a su lado. Dentro de la habitación, su madre lloraba a viva voz; nunca en su vida la había escuchado llorar y aunque la escena no era aún bien comprendida por su cerebro, supo que el motivo del llanto de su progenitora era debido a algo malo. Su tierna mirada sólo observaba la puerta de la habitación de sus padres, mil preguntas se atochaban en su cabeza pero tenía miedo de decir abiertamente cada una de sus interrogantes. ¿Quién le contestaría, de todos modos? No estaba presente ningún adulto más aparte de su madre en ese lugar. Aunque el era sólo un niño de diez años, tenía presente que si había una situación que un niño no comprendía, un adulto sí.

Recordaba que un llanto cercano se escuchaba también en el lugar, un llanto que era igual de triste que el de su mamá pero que aún no reconocía de quién era; estaba demasiado ensimismado mirando la puerta de la habitación de sus padres, intentando comprender la situación.
Con recuerdos tan lejanos, siempre se da a no calzar todos los detalles. ¿Su hermana le había llamado, o tan sólo él había volteado buscándola con la mirada?
Sólo en su mente estaba presente los ojos empañados en lágrimas de su hermana, quién, igual de infante e inocente que el, no comprendía toda la situación pero que aun así simpatizaba con el sentimiento de su madre, y lloraba igual que ella.

Los recuerdos eran lejanos, pero aun así, colaban tan hondo en su mente que los detalles de mayor importancia aún los recordaba.

“¿Por qué llora mamá?” La misma pregunta que a él le había rondado la cabeza, su hermana más atrevida o quizás más incauta que él la había formulado en palabras.

Pero, ¿quién era él para ser capaz de responder esa pregunta? Era sólo un niño de diez años que no tenía experiencia acerca de la vida ni del mundo. Sólo sabía de juegos infantiles y pequeñas travesuras, aun dependía de las decisiones de sus padres… el cómo vestirse, cómo comportarse, el qué comer; cómo, qué, cuándo y dónde.

“No sé” Eso era lo único que sus cortos años de vida le dictaban que podía contestar.

Días pasaron y las cosas en su casa se normalizaron de alguna manera, su madre por lo menos había dejado de llorar de vez en cuando. Los primeros días ella solía llorar las primeras horas del día o las últimas de este, de vez en cuando, en el transcurso del día habían ciertas cosas que la hacían entristecerse y lloraba casi sin razón. Pero luego pareció darse cuenta que eso desconcertaba a sus hijos y optó por tragarse todo, guardándolo en lo más hondo de su corazón.

Y aunque pocos días habían pasado, él ya se comenzaba a preguntar hacía dónde había ido su padre, por qué no volvía ya a casa. Interrogantes como esas eran las que comenzaron a molestarlo a la hora de dormir. Tantas, tantas preguntas y ninguna sin respuesta; él, demasiado tímido y reservado, no se atrevía a hacerlas. Pero su hermana sí.

Esos eran también unos de sus recuerdos más nítidos. El rostro ensombrecido y triste de su madre (realmente triste, no recordaba haberla visto nunca así) que entre dulces y cálidas palabras les había intentado explicar que su padre no viviría más con ellos. En esos momentos, Hyuk sintió una honda tristeza, no por el hecho de no volver a ver a su papá en casa, sino por ver a su mamá así. Tan ínfima, tan triste… tan sola, que era como se sentía. En esa ocasión fue él quién lloró mientras que su hermana se quedaba mirando a su madre de la misma manera en que días atrás él había observado la habitación de sus padres.
Y aunque el abrazo de su mamá había sido lejos el más reconfortante de toda su vida (más aún, que aquel de la espantosa caída de su primer diente) él no pudo parar de llorar.

Hyukjae tiene aun fresco en su memoria su cumpleaños número once.

Fue ahí en dónde acabó de percatarse al completo de la situación de sus padres, quizás estaba más maduro, o quizás, su inocente mente al fin acababa de asimilar todo. Ese cumpleaños no hubo casa aglomerada de familiares, no estaban sus molestos primos mayores, los que siempre se metían con el y su cabello, no estaban sus dulces primitas llenas de energía y entusiasmo, no estaban las tías aprieta cachetes ni los tíos con sus ‘¡Estás grande campeón!’. Pero por sobre todo no estaba su padre y su madre pareció estar más triste que nunca.
Ese día supo, aun sin que nadie se lo digiera, que su padre nunca más iba a volver e inconcientemente lanzó un ruego al cielo:

¡Quería esos cuatro de Abril a casa llena! Sus tías, tíos, primas, primos, su papá y la radiante sonrisa de su mamá. Sin todos esos factores no era lo mismo, no había cuatros de Abril.

Fue desde su cumpleaños número once, que no volvió a celebrar su nacimiento.

~*~

Los primeros dos años después de la última celebración de su cumpleaños, a menudo discutía con su mamá sobre hacer la fiesta, pero ante cualquier insinuación al tema, él lo cortaba. Que no quería, simplemente, que por favor no insistiera y así fue. Luego de esos años, fue natural en su casa que no se celebrara su cumpleaños ni que tampoco su madre gastara dinero en regalos para él.
Ya era bastante con todo lo que les daba. Los niños comprendieron con el tiempo que sus padres se habían divorciado y que ahora todos los gastos de la casa y su educación iban por parte de su madre, que a pesar del dinero que enviaba su padre para sus gastos, este no era suficiente. Subsistían bajo el duro trabajo de su madre y eso era algo que realmente agradecía y admiraba de ella.

¿Fue en esa época o después?

Sucedió por esos años, cuando conoció a Lee Donghae. Era su cumpleaños (no recordaba el número) y había escapado de casa luego de que su madre, después de tantos años sin celebrar su cumpleaños ese año le había insistido en celebrarlo hasta ya él acabar enojándose y diciéndole crueles palabras, a ella, a su madre, quien no se las merecía.

Para pasar el rato, se retiró a un parque no muy cercano (ni lejano) su casa, estaba en los columpios meciendo sin interés sus piernas para darse impulso cuando a su lado se sentó un niño. El rechinar suave de las cadenas a su lado le indicaba que al igual que él, ese niño no tenía verdaderas ganas de estar ahí, sólo había llegado al lugar y ya.
En ese instante, sin comprender realmente el por qué exacto quiso hablarle, de cualquier cosa. Sólo quería hablarle.
Pero no lo hizo, porque era muy tímido, muy retraído para atreverse.

Pero para su fortuna el niño a su lado tenía más carácter que él, no habían pasado ni tres minutos desde que se había sentado que Donghae comenzó a hablar y hasta el día de hoy recordaría que desde pequeño que lo supo hiperactivo, siempre le causaría gracia ese aspecto de Hae.

- ¿Soy Lee Donghae y tú?

Con esa simple frase siguió todo lo demás. Curiosamente tenían casi la misma edad (se llevaban por meses), e iban en el mismo colegio, sólo que en clases distintas. Tampoco vivían lejos el uno del otro. Pero lo curioso era que no se habían visto nunca antes, esta era la primera vez.

El destino era muy caprichoso.

Desde ese día que acordaron juntarse en la escuela y salir por ahí.
Recordaba que hablaron de muchas cosas ¡nunca en su vida había hablado tanto! Sus gustos (similares a los de Donghae) las comidas que le gustaban, las que no, que le gustaba mucho comer fresas, pero que le avergonzaba confesarlo abiertamente (cosa que se notó en el leve tono carmesí que surcó sus mejillas) hasta le habló de lo mucho que amaba a su madre y cuanto la admiraba por criarlos solos (sí, también le habló de su escandalosa y amorosa hermana). Habló hasta del divorcio de sus padres y que a pesar de que quería mucho a su papá, no le extrañaba.

Donghae habló también hasta las orejas (y más adelante siempre sería así, desde pequeño que Hae era de esa manera). Le habló de sus padres, de su hermano menor y lo fácil que se peleaban y reconciliaban, que le quería mucho y que amaba y admiraba muchísimo a su padre. Le contó de lo mucho que los chicos de cursos mayores se metían con el (recordándole a Hyuk sobre sus molestos primos), y aun siendo impropio de Hyukjae, hizo la promesa de defenderlo de los ‘grandulones’ (aun sabiendo lo debilucho que él era).
Por supuesto que Donghae también le habló de aquello que le avergonzaba decir abiertamente, que le gustaba mucho el baile. Ante la mención de que a Hyuk le gustaba mucho bailar, Hae mostró una enorme sonrisa (la más linda que haya visto antes Hyuk) de agradecimiento y confesó que desde ese día no le avergonzaría tanto decirlo y ante la sincera e instantánea frase del menor por meses, Hyukjae sabía que decía la verdad.

Aquel día en el parque ambos hablaron mucho el uno del otro. Desde ese día que se volvieron los mejores amigos aun cuando se conocían de hace tan sólo unas horas atrás (así es la simplicidad del infante).

Pero ya se había hecho tarde y ambos sabían que debían volver a sus hogares si no se querían ganar un buen reto y castigo. Anochecía cuando se despidieron bajo la promesa de verse al otro día en la escuela para seguir hablando y viéndose.
Se sonrieron mutuamente (amplia sonrisa dulce, contra amplia sonrisa muestra encías) y caminaron a sus casas.

Remontando esas memorias, Lee Hyukjae dio con el detalle de que no le había comentado a Donghae que ese día era su cumpleaños…

~*~

Tal como se podría imaginar, Hyuk y Hae se hicieron los mejores amigos. Uno era la sombra del otro, eran uña y mugre. Dónde iba Donghae, iba Hyukjae.

Luego de salir de la escuela, ambos optaron ir a la misma Highschool.

Tal como lo había prometido (y ante su propio asombro) el mayor terminó protegiendo a su fiel amigo de los ‘grandulones’, se ganó muchos golpes en el proceso, pero supo defenderlo siempre.

Ya en HighSchool, no tuvo el problema de defender al increíblemente temeroso Donghae, sólo habían unos cuantos alumnos de duodécimo[1] grado que solían meterse con ellos (ahora no sólo era Hae el agredido), pero siempre estaban los maestros para llamar a la calma. Por esa parte se salvaban, pero era medio/medio, de todas maneras habían ocasiones en que se ganaban unos buenos golpes (todo por esa gran boca y altanera lengua que se ganaba Hyuk). Pero más allá de eso, les iba bien.

Supieron también ganarse a los suficientes profesores (más bien fue Donghae, con su aplastante carisma) como para que les permitieran formar un pequeño grupo de baile. Consiguieron ser reconocidos, eran buenos, solían ser los comentarios que les llegaban. Y aunque eran sólo un grupo de siete, resultó salir todo bastante bien. Lógicamente después de ganar popularidad se amplió el número de integrantes, aun así siempre muchos se iban y siempre continuaban acabando los del inicio más algunos más u otros menos. Pero todo el tiempo fueron un grupo muy bien consolidado, algo que dejaba orgullosos a Hyuk y Hae.

No ganaron sólo popularidad y respeto de sus pares, sino también de las chicas. Ahí fue cuando todo se complicó en la amistad.

A finales de décimo[2] grado Donghae tuvo su primera novia. A partir de entonces, sin que se dieran cuenta se comenzaron a alejar el uno del otro, ya no pasaban tanto tiempo juntos como antes.

Ya no era uno la sombra del otro, no eran uña y mugre…

Y eso comenzó a tomar influencia en Hyukjae. Volvió a ser aquel niño retraído y algo arisco de antaño, sin que se lo propusiera empezó a tratar mal a sus compañeros de grupo y a veces hasta al mismo Donghae. ¿Por qué era todo eso? No lo sabía.

Llegaron las vacaciones de cambio de grado y en toda la extensión de estas, no vio a Donghae en ninguna ocasión. Hyuk temía ir a donde su entrañable amigo y al encontrarlo junto a su novia, ser de alguna manera desplazado por ella. Así que no le visitó y Donghae tampoco lo hizo.
Indudablemente esto causó una gran mella en el, hasta en casa se volvió arisco y algo agresivo con su familia.

Pasaron y pasaron las vacaciones y el seguía sin ver a Hae. Lo extrañaba un montón y a pesar de odiarse a si mismo y sus pensamientos, (porque había llegado a la resolución que estaba enfadado con Donghae -aun sin saber el motivo por el cuál debiera estar enojado con él-) reconocía que le extrañaba, pasar ratos con él, hablar de cualquier idiotez, bailar juntos… su vida se veía vacía.

Aun y cuando ya habían entrado al siguiente curso (a sólo un año de acabar HighSchool) con Hae no se habían vuelto a hablar. Podía dar por firmado que sólo lo veía en los ratos que estaban en el grupo de baile y ahí no hablaban (no era sólo de ahora, desde siempre había sido así), increíblemente ni en clases hablaban y eso que se sentaban uno al lado del otro…

Esto comenzó más y más a afectar a Hyuk quién no se explicaba el absoluto cambio en la amistad de ambos. Ahí comenzó a preguntarse si algo que hubiera hecho o dicho había provocado que ahora su único amigo estuviera enojado con él o en el peor de los casos… que le odiara. Esto le causó pánico; el siempre tímido y retraído niño de diez años volvió, siendo incapaz de atreverse a preguntarle directamente a Hae sus inquietudes, temía que estas fueran verdad. ¿Qué haría él sin su Hae? Nada tenía cabida en su mente, siempre se supo amigo del menor y que eso perduraría hasta que acabaran viejitos como pasitas.
A pesar de las ganas que tenía de saber sobre el repentino silencio de la relación de ambos, Hyukjae calló. Abandonado nuevamente a lo que el destino quisiera.

La tarde de su cumpleaños número diecisiete se atrevió a meterse a la recámara de su hermana. Su hermana…ella seguía siendo aquella chiquilla incauta y atrevida, era por eso que Hyuk pensó, que la persona que más le podría ayudar en casos como estos (de enrolles y enrolles adolescentes) era su hermana, en realidad, podía ser cualquier fémina de más o menos su edad, pero Hyuk prefirió mil veces a su hermana.
Pudiera ser que con su hermana no hablara mucho, pero siempre que se sentaban a hablar salía como resultado un asombrado Hyukjae; era igual de fuerte que su madre, igual de dulce y comprensiva que ella y eso era algo que su hermano menor siempre agradecería, porque sus consejos eran los mejores, no te preguntaba detalles, ella sólo respondía a tus interrogantes o te aclaraba las situaciones.

Lógicamente cuando Hyuk le preguntó, no habló directamente sobre el y Donghae. Puso supuestos dentro de una amistad (no definió ni dio a dar a entender el sexo). Todas las situaciones que narraba, era en realidad, lo que estaba sucediendo en la amistad suya y Donghae. Como esperaba Hyuk, su hermana lo escuchó atenta y pacientemente y cuando el acabó de hablar, ella esperó unos segundos mientras que ordenaba las frases que seguramente iba a decir para luego comenzar a hablar.

- Sucede que el sujeto A -Así era como el mismo Hyuk le había explicado la situación a su hermana- Está celoso. Está celoso porque B tiene pareja y esa pareja no es A... eso es todo.

Fue la resumida explicación de So-Ra, luego de eso (dando ya por finalizado su servicio de ayuda) volvió a sus deberes, ella estaba recién comenzando la Universidad y siempre estaba atareada.

Eso fue una tarde de un cuatro de Abril en dónde Lee Hyukjae cumplía diecisiete años. Esa tarde descubrió que estaba enamorado de Lee Donghae.

~*~

Es increíble como descubrimientos como el saberse enamorado podía generar la semejante adrenalina como para correr a gritarlo, hasta el más tímido podía, hasta Hyukjae podía.

¡Todo eso debía saberlo Donghae!

Corrió a la casa de su amigo (se le había olvidado que supuestamente estaban ‘peleados’).
¡Tenía que contarle que se había enamorado! Él, Lee Hyukjae se había enamorado. Ni el mismo lo podía creer aún, pero lo sentía, ahí, en donde latía presuroso su corazón. Se había enamorado y seguramente Hae le ayudaría a confesarse.

Aunque había pasado tiempo desde su última visita a esa casa, la madre de Donghae lo recibió cálidamente, indicándole que Hae estaba solo en su habitación. Ante la risueña y asombrada mujer, Hyuk corrió las escaleras, casi las saltó hasta llegar a la pieza de su amigo el ‘Pez’.

No golpeó la puerta ni lo llamó antes de entrar, Hyukjae tan sólo entró con la emoción a flor de piel, quemándole la garganta para soltar sobre su descubrimiento.
Su amigo lo observó con sus cálidos ojos sorprendido más por el hecho de tener a un sobrestimulado Hyukjae en su cuarto, que por la manera en que irrumpió en el.

- Hyukkie ¿qué haces aquí? -Consultó sentándose en la cama a lo indio. Y Hyuk agradeció volver a encontrar esa sonrisa hermosa (que continuaba encontrando la más hermosa que hubiera visto). Agradeció también darse cuenta que en realidad no estaban peleados, sólo era un breve espacio, lógico, ahora Donghae tenía novia…-

El recordarla a ella, volvió a recordar a lo que venía. Decirle a Hae sobre su descubrimiento.

- ¡Hae me he enamorado! -El mencionado rió jovial-

- ¿De quién? -Consultó curioso observando a su amigo-

- ¡De ti Hae, me he enamorado de ti!

La boca fue más rápida que la mente. Si no hubiese traído tanta adrenalina posiblemente hubiera callado y pensado mejor las cosas, seguramente ni siquiera estaría ahí en primer lugar.
Pero lo estaba y se acababa de confesar sin anestesia alguna, se acababa de confesar a su amigo, a Lee Donghae, el amigable chiquillo que conoció en el parque un cuatro de Abril en unos de sus cumpleaños.
Como balde de agua fría cayó la realidad sobre sus hombros. Más importante aún, se había confesado a Lee Donghae, un hombre, al igual que él.

Su rostro se llenó de pánico y comenzó a sudar entero, era una gelatina y aunque quería correr lejos de ese lugar, las piernas no le respondían.

Hae no dijo nada, sólo lo miró desde la cama, su mirada de Pez estaba completamente anonadada. La boca poco calibrada de su amigo acababa de decir algo por lo que el hace meses esperaba.
Era cierto lo de su novia, pero también era cierto que había terminado con ella a mitad de las vacaciones ¿Por qué no le había dicho a Hyuk? Porque lo sintió más lejano… si estaba más lejano como amigo ¿por qué esperar  algo  más que una amistad? Inconscientemente dejó las cosas como estaban, no quería que su amistad se viera perdida por culpa de sus insanos sentimientos, porque así los vio durante meses, eso no debía ser así, eran los mejores amigos, no se suponía que tenías que tener esos sentimientos por tu mejor amigo. Temía mirarlo a la cara con esos sentimientos ocultos.

Pero ahí estaba, su tímido y reservado ‘Monkey’ diciéndole que estaba enamorado, de él. ¡Hyukjae estaba enamorado de él! Y no podía ser más feliz.

Antes que echara a correr (porque veía ese pensamiento en el rostro pavoroso de Hyuk) Donghae fue más rápido y se paró de la cama. Las piernas de su amigo temblaron comenzando a ver la manera más rápida de emprender retirada antes que le llegara un golpe o unos cuantos insultos por parte de el que fuera una vez su amigo (porque estaba claro que después de semejante cosa que le había dicho, Hae acabara definitivamente con la amistad).

Lo que suponía debía ser el primer derechazo de Donghae, se convirtió en un apretado abrazo. Lo que se suponían debían ser insultos de esa boca, acabó en un beso.
Todo ocurrió demasiado rápido, pero Hyukjae no se detuvo a analizar nada. Sólo correspondió, le estrechó fuertemente del talle de la delgada cintura apegándolo a su cuerpo y aunque no tenía mucha experiencia en besos, respondió el experimentado contacto dentro de sus reducidos conocimientos (es decir este, porque no tenía más historial).

Se separaron con la respiración agitada y un intenso color carmesí en sus mejillas.
Al observar el rostro del otro, descubrieron en el la misma embobada y estúpida sonrisa (la tan aclamada sonrisa de los enamorados) y rieron a viva voz.

- ¿Sabes? Hoy es mi cumpleaños -Soltó de la nada Hyuk. Hae lo miró con ojos grandes-

- No me lo habías dicho… la fecha de tu cumpleaños - Dijo sencillamente el menor, no era una recriminación, tan sólo una acotación-

- ¿Ah, no?

- No

Ambos volvieron a reír. Hyukjae recordó, que en verdad nunca antes le había mencionado a su ¿novio? La fecha de su cumpleaños.

- Feliz cumpleaños Hyukkie. ¿Quieres ser mi novio? -Preguntó con una cálida sonrisa el menor-

- ¿No debería ser yo el que pidiera eso? -Rió, ambos lo hicieron-

- Eso da igual. ¿Eso es un sí?

- Lo es. ¡Claro que quiero! -Casi gritó, completamente feliz-

Volvieron a unir más sus cuerpos, estrechándose entre sus brazos y volvieron a besarse, pero esta vez fue el mayor quien inició el beso (con el rostro encendido).
Y Hyukjae recordó. Recordó su cumpleaños número once y el ruego que había hecho. Una pequeña maquinita del tiempo mental volvió a aquel día, sobrescribiendo sus palabras.
Desde ahora quería sus cuatro de Abril al lado de Donghae, su hermana So-Ra y su madre. Junto a esas tres personas, que eran su felicidad.

Volvería a celebrar su nacimiento y junto a él, los años, años y años de noviazgo junto a Donghae.

Fin

__

[1] Duodécimo grado es el último de HighSchool. Los chicos de dieciocho años.
[2] Décimo grado es el segundo grado en HighSchool. Ahí los chicos tienen dieciséis años.

one-shot, fan fic, super junior

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