Título: El sueño de otro.
Fandom: Fringe.
Personaje: Peter.
Rating: K+
Disclaimer: Fringe no me pertenece.
Resumen: Peter planea sincerarse con sus compañeros.
Nota: Fic para el
Reto 2 de Bishop's Madhouse. He usado la frase.
He felt that his whole life was some kind of dream and he sometimes wondered whose it was and whether they were enjoying it.
Peter no sabía muy bien el motivo pero al despertar esa mañana tomó una decisión drástica. Estaba ya harto de chorradas, hoy iba a hacer lo que siempre había hecho, decir verdades sin importar las consecuencias. Llevaba más de un año viviendo en un sueño extraño, un sueño que debía pertenecer a otro pues no se reconocía en el. El Peter que conocía era su jefe, su destino lo decidía él, nunca se subyugaba ante otros y sobretodo decía verdades a la cara. No se había ganado su interminable lista de enemigos por su cara bonita (bueno, alguna vez si). Se la había ganado por cabrear a la gente, por decir lo que pensaba sin tapujos, por ser un capullo, un capullo sincero.
En su vida había ahora unas cuentas personas que necesitaban oírle. Si realmente vivía en el sueño de otra persona hoy iba a darle motivos para divertirse. Se acabó la ciencia-ficción y el drama, hoy daban un documental en el canal Peter Bishop. Pero no uno sobre animalitos simpáticos en África, uno en el que el protagonista cabreaba al mundo con sus opiniones.
Empezaría con Broyles. El coronel Broyles, el artífice de aquel barullo llamado Fringe Division. Un hombre cuya obcecación con el trabajo había hecho trizas su matrimonio. No debía amargarse por eso, su sosez les habría llevado al mismo resultado no mucho después. Claro que era normal que pasara tanto tiempo fuera de casa con ese superdespacho que le había dado Seguridad Nacional. Si había un misterio misterioso en la Fringe Division era qué había pasado con aquel despacho. Probablemente Broyles lo había hecho desaparecer para así tener la excusa perfecta para verse con su agente favorita fuera de la oficina: paseando en un parque, en una cafetería, debajo de un puente, en un banco... Tendría que recordarle la norma del FBI sobre cruzar los limites con los compañeros.
Astrid. La dulce y adorable Astrid. Tan dulce y adorable que un día acabaría muy mal. ¿Qué idiota la había aceptado en el FBI? ¿Cómo demonios habían permitido que esa niña acabara siendo agente? Viéndola a veces tenía la sensación de que acababa de terminar la pubertad. Lo cual no ayudaba al extraño vinculo que tenia con su padre. Y no, no eran celos de hermano mayor (bueno un poco sí) pero había algo más entre su padre y ella y Peter lo cierto es que no quería pensar demasiado en ello.
Su padre, Walter Bishop. Si empezaba a largar no había quien le parara. Hoy Walter tendría que conformarse con la punta del iceberg. Si hubiera pasado menos tiempo trabajando cuando Peter era un niño habrían podido ver alguna película Disney juntos. De esas en las que al final el protagonista se da cuenta de lo egoísta que ha sido y como ha dejado de lado a su familia. Esas en las que entre lagrimas recibe una segunda oportunidad. Tal vez entonces Walter se habría dado cuenta de lo miope que estaba siendo. Entonces y no diecisiete años después. Diecisiete son muchos años sin ver a alguien a quien quieres...
Olivia. ¿Qué extraño conflicto existencial tenía aquella mujer con su pelo? ¿Por qué de repente había decidido no volver a llevarlo suelto? Acaso estaba ciega y no veía que su pelo revoloteando mientras corría era lo más sexy del mundo. Bueno, en general Olivia Dunham era lo más sexy del mundo. Probablemente porque no lo pretendía en absoluto. Si se esforzara solo un poquito podría tener a cualquier hombre besando sus pies, sus piernas, su cintura y todas las partes de su cuerpo que tan bien escondía. Podría hacer que cualquiera hiciera lo que ella quisiese, incluso vivir el sueño de otro. Podría hacer que lo disfrutara. Podría hacer que no quisiera despertar hasta que un día, sin saber muy bien el motivo, ese hombre haría suyo el sueño.
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