Autor:
meztli_lu Original: Sangre en Fa Mayor
ntroducción a la historia Claim:André/Raúl/Octavio
Tabla:
Drabbles Rating: General
Nota: participa también para el
quinesob de está quincena.
Código
La música más que una manera de expresión, sistema de comunicación y lenguaje universal, es un código secreto entre los Instrumentistas.
- Desde que nacen lo comprendes- explicó Garlinde a André cuando se conocieron en la Nacional de Música y Garlinde dio un curso sobré ello- no puedo explicarlo pero, llama, atrae, nos reclama como ejecutantes y herramientas. Es el método que usa para comunicarse con nosotros. Lo sienten, aceptan su destino y se entregan a ella, es vida, muerte, comida y amor. No hay nada más. Pienso qué desde antes de nacer, envía ese código al interior de nuestras madres.
Suspenso
Sí las palabras de Víctor Hidmann fueron ciertas o no, Raúl mantenía la guardia. Desde que lo conoció en el departamento de André. Si bien se enfrentó a él mostrándose burlón, sarcástico y hasta valiente. Tenía sus dudas. Ha tenido la sensación se ser perseguido, vigilado. Desde su cuenta en Hotmail hasta las puertas de la Universidad y en las esquinas de su casa. Estaba alerta todo el tiempo. Inmerso en el suspenso, esperando. Incluso el hecho de que le duela un dedo o la falta de imaginación para componer, era culpa del frustrado flautista. En el fondo deseaba encontrarlo.
R
- ¿Por qué decidieron llamarse, Sangre en Fa Mayor?- preguntó el locutor de radio a los integrantes.
- Es la nota más melancólica en la música- respondió André.
- Vaya, es interesante- dijo el locutor- me parece que las notas musicales con ustedes tienen otro tipo de significado, no sólo musical.
- Depende de la fuerza de cada una- observó Octavio
- Muy curioso, ¿saben? Hasta sus nombres tienen un toque musical.
- Mi nombre esta en Re- dijo Raúl sonriendo- el de André también, y Octavio es una octava.
Hubo silencio incomodo.
- Las notas son sólo letras, la música les da valor- dijo Octavio rápidamente.
Esmalte
- Tiene un brillo especial- comentó André con envidia.
La guitarra nueva de Raúl, la misma que le enviaron desde Austria y paso por Londres, poseía un esmalte especial. Y es que esa guitarra Gipson lo era. Cayó en sus manos por el talento y espontaneidad que poseía. Para realizar mejor su misión, tenía que tener la mejor arma. Así como André y su Rickenbacker con el mismo brillo, esmaltado con diminutos brillantes. Como los platillos en la baratería de Octavio.
- Sí, es fabulosa. Ahora ya nada nos detendrá- dijo Raúl con seguridad.
André se sorprendió, Raúl no poseía esa cualidad.
Luces
Esa sensación de ser visto por cientos de ojos, sentidos por mucha gente. Desean tocarnos. Nos envidian, nos aman, odian. Nunca pasamos desapercibidos entre las luces del escenario. Arriba enganchamos al mundo, los introducimos a la nueva inspiración. Los hacemos dependientes, enamorándolos con armonías.
Las luces son testigos del trabajo de una sinfónica, del grupo, de un piano, de mis dedos, del punteo y los acordes sin silabas. Mi nombre no es necesario cuando tengo el bajo.
Ellos creen que gritan por emoción, pero gritan porque sus almas van a la guitarra de Elvis y el piano de Beethoven; escapan.
Tarde
Al marcharse sus alumnos, Octavio se quedaba un rato más en el salón del Centro Cultural. Sentado tras la batería, empieza a tocar. La tarde trae recuerdos de sus demonios. A cuantos a transformado, matado con su música, los que buscan con desesperación una estrofa de sus dedos. Que no darían por tener sus batakas. Los fantasmas lo persiguen. Se condena mientras golpea los platillos, el tom de piso y las tarolas. Cree que el sonido puede ahuyentar sus malas acciones. Todo sea por la misión y llevar todas las almas que pueda a su diosa y madre. Música
Corazón
- ¿Cómo es su corazón musical?- preguntó Garlinde
- El mió se queda en el escenario y suena como una opera- dijo Octavio acostado a un lado de su batería.
- El mío esta atravesado por partituras, llaves de sol y se componen miles de melodías al vibrar con ella- André estaba tras del contrabajo.
Raúl piensa en su respuesta y Garlinde habla antes que él.
- Mi corazón esta lleno de sinfonías, bemoles, motetes, hasta misas. En vez de hablar suena un si bemol.
- El mió se lo comió mi guitarra- señaló el instrumento, de la boca salía el corazón despedazado de Raúl.
Matrícula
Todos los seres humanos somos clasificados con nombres, números y otros. Las cosas tienen clasificación y un número de serie. En la raza Instrumentista pasa exactamente igual. Matriculan sus dedos, los instrumentos. No lo notan porque en la iniciación, al cambiar su alma con la del instrumento, se lleva un doloroso proceso que al despertar no piensan más que en la satisfacción de hacer melodías. Cada uno de ellos esta marcado por una nota, un estigma, uno de los diecinueve mil novecientos setenta sonidos. Y no saben que al morir quedará una placa con el sonido y la nota de su nombre.
Obstinación
Desde que conoció a André sabía que las cosas funcionarían por sus decisiones. No estaba mal, tenía buena visión y sobre todo, contactos. Por esa razón, Octavio nunca objetó nada. Aunque había veces en las que le gustaría bajarlo de su pedestal. Era tan obstinado y orgulloso. Ahora con el nuevo guitarrista:
- Si no sabes leer partituras tendrás que aprender. Sin ayuda, así aprendimos todos- advirtió a Raúl.
- Pero tardamos muchos años. Necesitamos que las aprenda casi de un mes a otro- observó Octavio
- Si no hay esfuerzo en la música, no será bien ejecutada- finalizó y salió de la sala de ensayos.
Sencillo
Sin estilo, sin un toque fashion. Sencillo, simple. Desde un principio Raúl nunca fue vanidoso, había veces en las que se bañaba tres veces a la semana. Llevaba la misma ropa, los anteojos, el cabello enmarañado, daba un toque retro. ¿Por qué se quería parecer a Jimi Page? La camisa de Led Zeppelín con ranuras desde que lo conoció. Si al menos cambiara un poco por el grupo.
- ¿Cual es la imagen del grupo?- se preguntó André- Octavio es el genio-intelectual y desinteresado. Raúl, joven talentoso y espontáneo distraído. Él era carismático y el chico guapo y original, el líder- bueno, esto es arte, que más da.
Nombre
Fue complicado encontrar un nombre adecuado para el grupo. Tomando en cuenta que la propuesta no era para nada común. Para empezar no cantaban, sólo era música instrumental con toques de rock y otros géneros. Garlinde se pasó toda la noche con Octavio en casa mientras con un six y dos cajetillas pensaban en un nombre. Garlinde tocaba el órgano, Octavio quedó dormido en un sillón. Entre sueños oyó las notas, penetraban su piel, las neuronas. Dio un brinco al oír El Fa Mayor. Una nota mortal que espantaba el sueño y hacían brotar lágrimas. Eso mismo era su música.
Carga
Al principio tenerlo cerca sirvió de algo. Entraba a las Librerías sin problemas y escogía los libros para el siguiente asesinato de Letrados. Husmeaba en los Teatros y escogía algún histrión. Caminaba entre Museos y reía frente a las incomprensibles pinturas. Sin embrago, de un tiempo a la fecha, Víctor era una carga. Estorbaba muchos de sus planes y todo el tiempo quería estar con ellos o tras el escenario. Era una manera de compensar su trabajo, aunque ya no era lo mismo. Sus idea de deshacerse de Raúl; le dio desconfianza a André, estaba apunto de botarlo.
Juntos
- Desde el momento que unieron las partituras de su sangre en una composición, hicieron un pacto. Juntos hasta dónde tengan que llegar. No importa que las cuerdas se rompan, que las canciones estén desafinadas. El sonido siempre los unirá- dijo el Director a los tres- Sobre el escenario son un solo conjunto que existe únicamente para crear las más armoniosas y bellas melodías para conquistar la raza humana. Lo demás viene por añadidura- sus dedos arrugados llenos de artritis, temblaban como su garganta.
El viejo tenía razón. A ninguno le molesto el hecho de terminar juntos, todo era por la amada música.
Reserva
Generalmente cuando tenían un evento fuera de la ciudad, iban en el jeep de André. Acomodaban los instrumentos, cables y algún pedal o amplificador que necesitaran. Aquella tarde iban a Acapulco. André y Octavio que iban al frente, discutían por el camino. Raúl preguntó si faltaba mucho. Entre la discusión y las quejas. Quedaron varados sin combustible a mitad de la carretera.
- ¿Qué no traes una reserva de combustible?- preguntó Octavio preocupado.
- Era eso o tu maldito redoble.
- Las necesidades de tu auto no tienen nada que ver con mis instrumentos.
André no quiso discutir, llamó al menor de ellos y fueron a buscar una gasolinera.
Anaranjado
Así es como se llamaba una nueva marca de jugo de frutas. Iban a ser la imagen y eso tenía un significado: Popularidad. Aunque tenía sus inconvenientes.
- ¡No voy a ponerme eso!- objetó André al ver los trajes que tendrían que usar en la sesión fotográfica y el comercial- es horroroso.
Pantalón y corbata naranja, camisa blanca y sacó verde. Octavio trató de pensar en una solución.
- ¿No me veo gordo?- preguntó Raúl con el traje puesto- apoco no me veo genial. ¿Puedo llevarme el pantalón?
André pidió un café bien cargado, mientras Octavio salía del set con un cigarro.
Novia
- Por qué pensar en eso. Para eso están las gruppies, llenan ese vació y no tienes compromisos- explicó André en una entrevista.
El asunto de las novias, había pasado a un plano muy debajo de sus expectativas. Octavio desde hace tres años que se había liberado de esa carga y un posible matrimonio. André no quería saber más, su última novia lo engañó y Raúl, no soportaba estar con una más de tres meses. Así que las gruppies estaban bien; sexo sin compromiso y mimos, sin tener que llegar a algo más serio.
- Aunque… no podemos cerrarnos al amor, quizá existe- dijo Octavio mirando el suelo.
Sopesar
Los problemas y dificultades que iban implícitas con su trabajo, eran complicados de manejar. A veces la frustración, el aburrimiento y la monotonía los congelaba, estacándolos en un vaivén de problemas. A veces había escándalos, como la pelea de André con Raúl en el aeropuerto. La ansiedad de Octavio al sentirse aburrido. Garlinde siempre tenía que dar la cara y explicar que sólo eran problemas menores, igual que en cualquier familia.
- Sino saben manejar estas nimiedades, será mejor que piensen dos veces su compromiso con la música.
- Quizá si matamos dos o tres Escritores la monotonía cambie- dijo André hojeando un libro.
Glamour
Así como quien nace con el don de la melodía, nace con ese estilo y toque glamoroso. André era quien tenía la presencia del grupo. Las chicas lo acosaban: tenía muchos clubs de fans, más que los otros dos. Salía en portadas de revista, marcas de ropa. Tenía el proyecto de sacar una loción con su nombre. Hasta le habían ofrecido un papel en una serie televisiva. Sus ojos celestes, cabello negro y el porte varonil que lo caracterizaba, lo hacían diferenciarse de los demás. André era guapo y glamoroso, más que una estrella de rock, era la originalidad y el carisma del arte que lo adornaban.
Horcajada
En el primer video del grupo la idea en sí era bastante buena, sino fuera porque en una escena tendría que cargar a Raúl alrededor de sus hombros, pues, el video hablaba de la unión por la música sin importar diferencias, pero cargar a Raúl no era algo que quisiera hacer el bajista.
En sus hombros se enredaban las piernas del guitarrista que se movía divertido, jugando con el cabello de André hasta cubrirle los ojos. Lo que provocó un tropiezo y ambos cayeron al suelo.
- ¡Serás más idiota!- reclamó el bajista con dolor en la pierna. Mientras Raúl reía divertido con la mano en la cabeza.
Sábana
Al principio cuando apenas comenzaba a sonar la música del grupo, cuando por casualidad alguien los conocía e invitaba a un evento. Tenían que soportar muchas cosas. Desde la mala paga, pésimo audio, pedantes contratistas y espantosos lugares donde tenían que presentarse. En ocasiones tenían que dormir juntos. Como ese día en Cuernavaca. Un pequeño cuarto con un colchón y un a sábana. André no estaba de acuerdo. Y Octavio muy cansado para pelear y fue el primero en acostarse. Al final los tres durmieron, pero no contaban con el mal dormir de Raúl. Atravesado entre los dos muchachos. Octavio no tuvo más remedio que arrojarlo de la cama.
C
- ¿Qué es eso?- preguntó curioso Raúl al ver una caja de regalo con una tarjeta que sólo tenía la letra C en ella.
- Es de una admiradora- afirmó André- es para Octavio.
El aludido se puso colorado y abrió el regalo despacio. Era un juego de platillos Zydjan, batakas de cedro y un pedal con su nombre grabado.
- Ella debe amarte mucho- rió André
- ¿Y si es un hombre?, que chazco- Raúl empezó a reír.
- Sí es un hombre le diremos que el interesado eres tú- retó André
- ¡No soy un marica!- exclamó- se llamara, ¿Charly como mi amigo?, o será Casimiro, Canelo
- ¿Quién diablos se llama Canelo?- preguntó Octavio con una de sus pocas sonrisas.