Asturias- Tabla Vientos de Agua
Tabla: Vientos de Agua
Fandom: Vientos de Agua
Claim: Juliusz Lazlo
Personajes: Idem
Tema: #2 Asturias
Nº de palabras: 430 (que hacen un total de 5675 para el quinesob)
Notas: Yo tengo ascendencia asturiana...
Advertencias: Spoilers de toda la serie.
2: Asturias
La primera vez que Juliusz Lazlo puso los pies en Asturias fue después de muerto.
Allá en sus lejanos diecinueve años (¿Treinta años habían pasado desde aquel momento hasta el de su muerte? ¿Por qué sentimos la vida como si fuera un suspiro? ¿Y cuarenta desde su muerte? ¿Por qué el tiempo es apenas una ráfaga que nos despeina?), desde la cubierta del barco había creído adivinar los contornos de una tierra extraña. Pero por aquel entonces, España no era para él más que un nombre dentro de un mapa, igual a tantos otros cientos de nombres. Por aquel entonces, Juliusz todavía no había sido contaminado por la nostalgia de su tierra que invadía a Felisa y a Andrés.
Cuando volvió a Europa de dudosa luna de miel, siendo distinto, pero el mismo en definitiva (el mismo núcleo básico, pero con el alma mucho más bella, mucho más rica, mucho más sabia y mucho más feliz) le hubiera gustado hacer una escala, aunque solo fuera simbólica, en Asturias. Pero el tiempo le había alcanzado apenas para lo fundamental: Italia y Hungría.
Juliusz no se hubiera permitido nunca el morir sin rendirle pleitesía a ese pueblito de Italia que había convertido su felicidad, que hasta haberla conocido había sido hipotética, en factible al traer a Gemma al mundo.
Afortunadamente, la vida le había alcanzado para eso pero no para mucho más. Ni siquiera habían podido visitar a Laia y Marianne, y deslumbrar así a Gemma con las luces que le imaginaba a Paris. No. La enfermedad había sido implacable en ese aspecto.
E incluso después de muerto, lamentaba haber llegado a esa tierra en circunstancias tan adversas. Odiaba tener que visitarla para que Andrés cometiera (a su entender) la peor estupidez de su vida (porque luego no podría cometer otra).
Porque Juliusz era un alma sensible, que sabía que en esa tierra se respiraba libertad, y se respiraba esperanza (aunque él ya no pudiera respirar), y le hubiera gustado poder pasearse por ella con tranquilidad y la conciencia limpia. Pero no podía hacerlo mientras tuviera a Andrés al borde del suicidio (y mucho menos si Vidal estaba acuciándolo para que lo llevara a cabo). Juliusz tuvo que resignarse una vez más (¡ni muerto lograba llevar a cabo por completo su voluntad!) y desdeñar las praderas verdes de Asturias, sus hermosas costas y sus altas montañas par evitar que un amigo (su gran amigo, el mejor que podría haber deseado) corriera a reunirse con él antes de que fuera su hora.
Asturias podía esperarlo, y lo haría por siempre, apacible e inmutable.
Fandom: Vientos de Agua
Claim: Juliusz Lazlo
Personajes: Idem
Tema: #2 Asturias
Nº de palabras: 430 (que hacen un total de 5675 para el quinesob)
Notas: Yo tengo ascendencia asturiana...
Advertencias: Spoilers de toda la serie.
2: Asturias
La primera vez que Juliusz Lazlo puso los pies en Asturias fue después de muerto.
Allá en sus lejanos diecinueve años (¿Treinta años habían pasado desde aquel momento hasta el de su muerte? ¿Por qué sentimos la vida como si fuera un suspiro? ¿Y cuarenta desde su muerte? ¿Por qué el tiempo es apenas una ráfaga que nos despeina?), desde la cubierta del barco había creído adivinar los contornos de una tierra extraña. Pero por aquel entonces, España no era para él más que un nombre dentro de un mapa, igual a tantos otros cientos de nombres. Por aquel entonces, Juliusz todavía no había sido contaminado por la nostalgia de su tierra que invadía a Felisa y a Andrés.
Cuando volvió a Europa de dudosa luna de miel, siendo distinto, pero el mismo en definitiva (el mismo núcleo básico, pero con el alma mucho más bella, mucho más rica, mucho más sabia y mucho más feliz) le hubiera gustado hacer una escala, aunque solo fuera simbólica, en Asturias. Pero el tiempo le había alcanzado apenas para lo fundamental: Italia y Hungría.
Juliusz no se hubiera permitido nunca el morir sin rendirle pleitesía a ese pueblito de Italia que había convertido su felicidad, que hasta haberla conocido había sido hipotética, en factible al traer a Gemma al mundo.
Afortunadamente, la vida le había alcanzado para eso pero no para mucho más. Ni siquiera habían podido visitar a Laia y Marianne, y deslumbrar así a Gemma con las luces que le imaginaba a Paris. No. La enfermedad había sido implacable en ese aspecto.
E incluso después de muerto, lamentaba haber llegado a esa tierra en circunstancias tan adversas. Odiaba tener que visitarla para que Andrés cometiera (a su entender) la peor estupidez de su vida (porque luego no podría cometer otra).
Porque Juliusz era un alma sensible, que sabía que en esa tierra se respiraba libertad, y se respiraba esperanza (aunque él ya no pudiera respirar), y le hubiera gustado poder pasearse por ella con tranquilidad y la conciencia limpia. Pero no podía hacerlo mientras tuviera a Andrés al borde del suicidio (y mucho menos si Vidal estaba acuciándolo para que lo llevara a cabo). Juliusz tuvo que resignarse una vez más (¡ni muerto lograba llevar a cabo por completo su voluntad!) y desdeñar las praderas verdes de Asturias, sus hermosas costas y sus altas montañas par evitar que un amigo (su gran amigo, el mejor que podría haber deseado) corriera a reunirse con él antes de que fuera su hora.
Asturias podía esperarlo, y lo haría por siempre, apacible e inmutable.