Dedicado a dos personas:
Vale, lo prometido es deuda. Hice mi mayor esfuerzo siendo que el MorMor es un NOT MY DIVISION. Está hecho con todo el amor del mundo :). Y
Josh, porque todo -aún- me recuerda a ti (Y sé que te gusta el MorMor).
Sebastian Moran está en lo correcto.
Sabe que el tiempo con él se está acabando. Que pronto todo el plan tendrá que llevarse a cabo. E incluso, sabiendo eso, no quiere que el tiempo se termine.
Porque sabe que solo quedan días para todo se ponga en marcha y que él tenga que partir. Lejos, muy lejos de aquí.
Lo sabe, pero no lo acepta.
No acepta que todos aquellos años de experiencias juntos se terminen abruptamente. No acepta que la única persona a la cual quiso (aunque querer para él sea una palabra muy grande y -quizás- no abarque lo que sentía por él) tenga que hacer algo tan… estúpido por ver la desgracia de alguien más.
Todos los días se despierta con aquella angustia tan impropia de él, con aquella sensación de vacío oprimiéndole el pecho cada vez más. Las manos sudan más frecuentemente y su tiempo con él se agota aún más. Así que cada beso o palabra que llegan a cruzar durante ese tiempo, es oro para Sebastian.
Porque intuye que, quizás, las cosas no salgan tal cual como él las quiere.
Y lo niega cada noche al ver que él sigue jugando su papel de Richard Brook.
La caída está cerca. Lleva meses preparándose para ese momento, pero no deja de pensar que, quizá y remotamente él pueda cambiar de opinión (pero Moran sabe cómo es él, no va a cambiar de idea ni por todo el oro de Londres).
No lo acepta. Y lo niega una y mil veces.
-Gracias por todo, Seb -dice con una media sonrisa. Y sabe que ese enunciado encierra más de un significado.
Moran no habla, no quiere que el tiempo corriendo tan aprisa como lo ha hecho en las últimas semanas.
-El show debe de continuar. Y toda historia debe de tener un final -comenta sombríamente.
Lo ve salir por la puerta con su impecable traje negro. Pero no lo sigue. No quiere seguirlo.
Pero casi por inercia, toma el bolso con el arma y se dirige hasta St. Barts.
Y espera que el universo le de algo más de tiempo. Pero sabe que no es así al escuchar un disparo del arma de Moriarty.
Y Sebastian está en lo correcto. Sabe que él no va a volver.