[Tabla Libros] Verde Ornamento. Original

Aug 08, 2011 20:29

Título: Lección
Autor: meztli_lu
Fandom: Verde Ornamento [Original]
Desafio: #002 Voces en un cuarto embrujado
Parings: Dani/Richard
Rating: R-18
Resumen: Dani es tan dominante y seguro de si mismo, que cuando no tiene las cosas bajo control se desespera y busca por todos los medios, ser siempre el dominante. Esta vez, se enfrenta a la indiferencia de su compañero de trabajo quien no parece defenderse o importarle lo que pase.
Advertencias: Escena de sexo y unas malas palabras
Tabla: De libros

A Richard no le gustaba la cerveza, ni un poco, yo no me quejaba, pero preferí tomar vodka. Él no sabe decir no. Esa noche oyó parte de mi vida y con melodía incluida. Miraba como de costumbre, sin saber que pensaba. Me desesperó su actitud ecuánime, impasible. Pensé que sería divertido burlarme de él y descubrir que era capaz de hacer. No podía creer que en una persona existiera tanta calma e indiferencia a la vez. Sin ninguna expresión en su cara. No es que quisiera hacerlo enfadar, pero me exaspere al recibir siempre la misma respuesta, una acentuación con la cabeza y una sonrisa sencilla.

- ¿Siempre eres así de tranquilo, Richard? ¿No te enojas?
- No suelo enojarme mucho. ¿Por qué me preguntas eso?

Quería jugar un poco, retar su límite. Me acerque al sillón de tres lugares donde se encontraba. Dejó el vaso de vodka en la mesa, me senté muy cerca de él. Vi de cerca sus ojos verdes. La mirada seguía sin ningún asombro. Puse mi mano sobre su pierna derecha. No reaccionó, siguió mirándome fijamente. Abrí mis labios, no estaba seguro que iba a hacer, sólo quería hacerlo enfadar, burlarme de él, por ser tan miserable y creer que todos deben estar a sus pies. Lo bese. Al principio sentí tensión en sus músculos, pero conforme ahonde el beso, se relajó y me dejo seguir. ¿Qué paso? Metí mi mano bajo su camisa blanca, sentí su estómago y parte de su pecho. La calidez de su aliento. Me separé un poco para tomar aire. Abrí los ojos y vi su rostro tranquilo, mirándome fijamente.

- ¿Qué clase de hombre eres tú? No opones resistencia, no te quejas, no discutes, no sientes. ¿A caso eres gay?

Richard no respondió, desvió la mirada a la mesa donde estaba su vaso de vodka.

- A mi vas a mirarme cuando te hable- lo tome con violencia de la barbilla y lo obligué a mirarme- ¿qué crees, que puedes aparecer en la oficina con tu aire de imparcialidad y creer que tienes al mundo controlado? No, Richard. Yo te voy a enseñar a no ignorar a las personas. Tu indiferencia lastima, ¿sabes?

Pensé que me golpearía, que saldría huyendo o mejor aún, me respondería de la misma manera, con un insulto. Se quedo en el rincón del sillón, con la primera expresión de asombro. “Defiéndete, vamos, golpéame, si no lo haces voy a darte una lección” Pensé. No estaba seguro hasta donde llegaría. Si él no era gay, no entiendo porque permitir dejarme llegar tan lejos.

Desesperado por no conseguir ninguna reacción negativa. Lo jale del cabello mientras tiré del cuello de la camisa y lo amenace. Me sentí fuerte, supremo. Él era mío, no se quejó. Iba a entrenarlo.

- Escucha bien… voy a hacerte cosas que ni siquiera te atreverás a pronunciar. Más vale que te defiendas o huyas… no me detendré.

Richard sólo abrió los labios y ahogó una exclamación. Eso era lo que me irritaba más, no saber que era lo que sentía, si miedo o impotencia.

Arranque su camisa, los botones salieron por lo aires. No se defendió. Desabotone torpemente y con rapidez el pantalón y con el los calzoncillos. Desnudo, frente a mí y sin nada que decir. Estaba temblando, lo note en la mandíbula. Sus brazos extendidos y sus piernas con ligeros temblores. Me quite la playera por el exceso de calor. Él no dejó de mirarme Todo fue tan rápido. No medí mi fuerza. Introduje dos dedos dentro suyo y lo oí gemir, mientras los movía escuchaba su voz. Eso era exactamente lo que necesitaba. Saber que sufría.

- Eso duele… - dijo con una voz suave. Inesperadamente me excite.
- ¡Ah! ¿Te duele? Es bueno saberlo… es bueno saber que estás sintiendo algo, y espera que eso no es nada, va a dolerte más. Vas a llorar.

Gimió fuerte, pues hacía presión en la próstata con velocidad. Yo estaba loco, esa sensación de poder me dominó y no pude esperar más. Abrí el cierre de mi pantalón. Richard tenía los ojos cerrados y su respiración agitada. Abrí sus piernas con violencia. Sus manos cubrían su miembro. Me reí internamente de esa acción. Sentía vergüenza, miedo, pero no hacía nada por detenerme.

En un segundo, su voz hizo un eco aterrador en las paredes. Si alguien oyó por fuera, juraría que era una casa embrujada. Entre quejas y gemidos, dijo que el dolor era intenso, que parara. Estaba satisfecho, no iba a detenerme, no hasta quedar pleno y saber que él, se había dado cuenta de su soberbia.

Aunque despacio sus gemidos cambiaron de volumen, ahora eran pausados, relajados y eróticos. Por dentro se sentía calido y era más fácil moverme. Entre la sangre y el liquido pre seminal, comencé a sentir más placer y comencé a moverme más rápido. Hasta que ambos nos corrimos al mismo tiempo.

Agotado, deje mi cabeza sobre su pecho húmedo. Oí el latido de su corazón y la respiración entre cortada. Su mano derecha rozó mis cabellos negros. Las yemas de sus dedos pasaron lentamente por mi cuello, mi hombro, hasta desvanecerse. Me alejé. No pude evitar verlo. Tenía la mirada perdida en el techo, los brazos caídos, todo el parecía un cadáver exquisito.

Fui al baño. Esperé una hora ahí dentro, con la esperanza de que al salir, Richard ya no estuviera. Con la esperanza que se fuera del trabajo para no ver su cara y recordar que soy capaz de hacer cuando no obtengo lo que quiero. No es que me enorgulleciera de lo que hice, pero necesitaba hacerlo, necesitaba demostrarle que el mundo no va a tolerar tanta indiferencia como si el fuera un ser supremo. Trate de convencerme que lo que hice fue sólo una muestra de mi dominancia. Además, Richard ya no era un niño, pudo detenerme. ¿Será acaso qué le gusto? ¿Eso quería? Una serie de dudas me invadieron bajo la ducha. Quizá él fue quien se burlo de mí, poniendo a prueba mi resistencia y ver hasta donde llegaba. Enredé la toalla en mi cintura y salí a buscarlo, esperando aun no se fuera.

Lo encontré en el sillón, con su pantalón puesto y los restos de su camisa, hecho un ovillo sobre el sillón. Esa escena respondió todas mis dudas, ni quería que pasara esto y mucho menos me había puesto a prueba. Era una víctima y yo un cabrón que le gusta tener todo en orden.

- ¿No te vas a ir?- pregunté. Camine a él. Quería darme cuenta de los restos de sus lágrimas o mejor aún, una mirada fulminante, en cambio recibí la misma indiferencia de siempre.

Se levantó despacio, debía dolerle el trasero. Cojio su chaqueta negra. Caminó lento, antes de llegar a la puerta, tropezó con sus propios pies. Lo único que me faltaba. Richard era igual de delicado que una señorita.

autor: meztli_lu, . tabla: libros, » ficción original

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