[HYD] El final del cuento de hadas [2/3]

Oct 16, 2009 21:28


***


[Matsuoka Yuki]

Definitivamente necesita hablar con Tsukushi de lo ocurrido en la fiesta, pero Domyoji la ha tenido secuestrada el resto del fin de semana.

Mimasaka-san y Hanazawa-san se pasaron aquel viernes por la tienda de dangos inesperadamente, ambos muy alegres, demasiado, por lo ocurrido pero en lugar de tratar de ayudarla a entenderlo, la dejaron aún más confusa al decirle antes de marcharse, sencillamente, que no sabían quienes eran peores, si Domyoji y Makino, que necesitaron un empujón o Nishikado-san que directamente necesitaba una buena patada en el culo.

-Os digo que sí…- la misma voz petulante de siempre, la misma chica engreída anterior.- No sólo me invitó a bailar… Nishikado-san prácticamente ‘exigió’ que bailara con él. Me pasé toda la noche a su lado.

-¡Ohhh, qué afortunada, Umiko-kun! Tiene que ser maravilloso que un hombre como Nishikado-sempai quiera estar contigo.

La chica sonríe con suficiencia, enredando un dedo en sus rizos negros de peluquería.

-¡Y no sólo eso! Me presentó a sus amigos, el resto de los F4… ¡¡Hanazawa-san incluso admiró mi estilo!! Y me llevé muy bien con la esposa de Domyoji-san… Es TAN sofisticada... Seguro que podríamos ser buenas amigas.- cada vez más emocionada con su historia, la chica habla cada vez más y más rápido, y Yuki no puede evitar reír entre dientes al escuchar tamaña sarta de mentiras.- De hecho.- la pausa llama la atención de Yuki, quien se silencia y la observa cautelosamente mientras la chica añade énfasis a sus siguientes palabras.- creo que Mimasaka-san se puso celoso de ‘Souji’… Pero a ‘Souji’ no le importó. ¡Incluso me dijo que estaba con la mejor chica del lugar!

A punto de estallar en risotadas, Yuki opta por mantener la cabeza gacha y recoger sus cosas para salir de allí cuanto antes.

¡¿Souji?! Si Nishikado lo escuchase se llevaría las manos a la cabeza… ¡¡¡Esa chica ni siquiera era el tipo de Soujiro!!! Pero Yuki tampoco se atreve a llamarla mentirosa a la cara, ya que para ello tendría que aportar pruebas y explicaciones que no está segura de querer mostrar en esos momentos.

Además… ¿A ella qué le importa?

-Una petarda, ¿verdad?

Yuki se gira deprisa hacia su interlocutor, pero éste mantiene la mirada clavada en la revista que sostiene entre los dedos.

-¿Disculpa?

-La chica…- cuando el chaval la mira, unos ojos sorprendentemente verdes se le clavan en el rostro, sonrojándola.- Umiko-chan. No deja de fanfarronear sobre su fin de semana y sin embargo yo no he visto que haya regresado demasiado cambiada como lo habría hecho de haber visto de verdad a aquellos que ha proclamado conocer.

Yuki sonríe, divertida.

-Tienes una sonrisa preciosa, ¿sabías? Deberías ponértela más a menudo.

-¿Oh?- ella abre mucho los ojos antes de contestarle, pero de algún modo… de algún modo, sólo esa frase hace que sienta una ilusión que sabe que perdió un amanecer atrás, hace ya mucho tiempo aunque tratase de conservarla.

***

[Nishikado Soujiro]

Se siente molesto consigo mismo y aún más molesto con sus propios amigos.

Él siempre ha sido el que respondía dando la cara en cada discusión, recibiendo los golpes según venían y sosteniendo los modales frente a sí como un arma, pero ahora mismo sabe lo que Domyoji ha sentido tan a menudo en el pasado, porque si alguna cabeza se le cruza en el camino no se cree capaz de controlarse.

Siempre ha sostenido que pelearse con un amigo por una chica no merece la pena, y ha considerado absurdos a Rui y Tsukasa tantas veces antes cuando Makino aun no se había decidido entre los dos, que sentir que le hierve la sangre cada vez que Mimasaka menciona a Yuki no se le antoja demasiado racional... Pero es que la está mencionando demasiadas veces ese día ya, y el idiota de Rui no deja de animarlo.

¿Acaso no se han dado cuenta de que Yuki es suya?

A ese pensamiento aislado le sigue un puñetazo en la mesa y el buscar la chaqueta con la excusa de necesitar un poco de aire.

Ni siquiera se da cuenta de las sonrisas que sus tres amigos se dirigen entre sí mientras desaparece por la puerta, ni de que quizás, y sólo quizás, ellos ya sabían lo que él parece que acaba de comprender.

Pero tampoco. Yuki es de esas mujeres cuya sola presencia le produce dolor de cabeza, lo ha dicho muchas veces, y el afecto ilimitado de la muchacha siempre lo ha intimidado.

Está convencido de que es una buena amiga. Sabe eso… O Makino no la querría tanto como la quiere.

Está dispuesto incluso a admitir que conocer a Yuki le ha cambiado un poquito la vida, facilitándole una transición que se le había atragantado, o que amenazar a ciertos capullos por ella no supuso, tal vez, por su parte, representar un papel tan grande o hablar con ella una carga tan pesada.

Pero Yuki es una niña dulce a la que no debe, como caballero que es, como un hombre de honor, dar esperanzas futuras, y de la que es más seguro alejarse.

Pero más seguro, por qué…

Las chicas suspiran a su paso pero por primera vez ni siquiera las ve. Ha aterrizado en una facultad que le resulta familiar pero no reconoce hasta que la tiene delante, sentada en aquella mesa, compartiendo un batido y un platillo de dulces con un tipo al que ni siquiera conoce, sonriendo mientras sus dedos se rozan cada vez que se pasan la copa.

Y ese velo rojo que vuelve a nublarle la vista es todavía más espeso que el de un rato antes, porque hay algo en Matsuoka Yuki que le pone de los nervios y saca la peor parte de él.

Sin permitirse pensárselo, se sienta en la silla frente a la pareja, ignorando al tipo deliberadamente y mirando a Yuki hasta que siente su incomodidad y le produce el placer de verla sonrojarse.

La sonríe con esa sonrisa devastadora que levanta más de un suspiro entre las féminas presentes y que tantos éxitos le ha dado en el pasado y se acomoda más cerca de ella.

-No me digas que sigues enfadada, mi amor. No he podido llamarte hasta ahora, la Casa de Té me ha tenido bastante ocupado éste fin de semana.- la toma de la mano sin apartar la mirada de los ojos de Yuki, acercándosela a los labios.- Pero estoy aquí para remediarlo. ¿Me acompañas en una pequeña cena? Donde siempre, por supuesto.

-D-do… ¿Dónde siempre?- sonríe casi maligno y asiente sin soltarle los dedos.

-¿Recuerdas dónde cenamos la última vez?

-H-ho…- se regodea en la suspicacia de ella y la sonrisa se le ensancha.

-Pues había pensado que podríamos ir hoy… Es decir.- ‘ahora’.- Si a tu amigo no le importa.

El otro chico se sonroja hasta la raíz del pelo y carraspea, nervioso por primera vez al encontrarse con los ojos oscuros de Soujiro fijos en él.

Niega con la cabeza y Soujiro se levanta, tirando de Yuki con él y rodeándola por la espalda en un gesto posesivo.

***

[Matsuoka Yuki]

Cada vez más desconcertada, ella se deja llevar, casi en volandas, hasta la entrada de la facultad, antes de que algo la haga reaccionar y detenerse, librándose de él.

-¿Puedo saber qué ha sido todo eso?- lo ve arquear una ceja y componer una expresión inocente que tiene la habilidad de irritarla en cero coma.

-Sólo quería invitarte a cenar. Para compensarte por el fin de semana.

-El fin de semana…

-Por utilizarte para librarme de aquella chica…

Y algo hace click y encaja. ¿Con que por eso la había sacado a bailar con tanto apresuramiento…?

-Oh. Bueno, no pasa nada… No tenías que venir hasta aquí y asustar al pobre Misae de esa manera.

***

[Nishikado Soujiro]

“¿Misae? ¿Qué tipo de nombre es ‘Misae’ para un tío? Y lo que es más importante de todo… ¿Qué tipo de confianzas tiene Yuki para con ese tipo cuando a él todavía lo llama Nishikado-san?”

Esa expresión otra vez, como si una luz se apagase en los ojos de ella, algo que le duele a él.

No quiere hacerla daño, pero tampoco puede dejar que tenga ideas equivocadas sobre ellos dos.

-¿Lo he asustado? Pobre… No me he dado cuenta.- vuelve a mirarla y cambia de tema.- Entonces, ¿puedo invitarte a cenar?

***

[Matsuoka Yuki]

Tiene que ser fuerte por una vez. Nunca será otra cosa para él que una amiga y necesita asumir que lo ha intentado y ha fallado, así que en estos momentos lo que tiene que hacer es olvidar a Soujiro para aprender a ser amiga de Nishikado, y el primer paso es afianzar su propia posición.

-Ne. Hoy había quedado con Misae para ir al cine, y no puedo romper la palabra dada. ¿Otro día quizás?

Y antes de que Soujiro sea consciente de lo que está pasando, la misma persona le ha dado calabazas dos veces con menos de dos semanas de diferencia entre la primera y la segunda.

***

[Domyoji Tsukushi, Makino]

-¿Soujiro?- Makino ve pasar la moto de su amigo por delante, incapaz de reaccionar a tiempo. El chico se le escapa.

No necesita preguntarse cual es el motivo de su mal humor, se lo puede imaginar.

Akira y Rui no dejan de comentar el interés ‘repentino’ del chico en su amiga, y ella conoce de primera mano los sentimientos que Yuki tiene por el guapo moreno desde hace ya varios años.

Además, su propio Domyoji no deja de quejarse del escaso interés de Soujiro por encontrarse los cuatro juntos en los últimos días a pesar de que podrían aprovechar ahora que todos se encontraban en la misma ciudad después de tanto tiempo.

Sin embargo, Makino está convencida que las burlas de Mimasaka-kun por ver a su amigo enamorado tienen mucho que ver en la decisión de Nishikado-kun de mantenerse apartado del comedor de la Eitoku y de sus amigos.

Al parecer, y siempre según Rui, Akira había decidido que Yuki era perfecta para Soujiro y convertido a la pareja en su cruzada personal, algo que al maestro del té por lo visto no le estaba gustando nada en absoluto.

Tsukushi se quedó mirando, pensativa, cómo la Harley de Soujiro se alejaba calle arriba.

El último año de Yuki tampoco había sido fácil y desde aquel día en la azotea no le había vuelto a hablar sobre Nishikado con tanto entusiasmo como antes.

Con un gesto pertinaz con la barbilla y una sonrisa traviesa en el rostro, aferró las bolsas con más fuerza antes de subir a la limusina que acababa de detenerse delante suyo, incapaz de molestarse, por primera vez, ante las atenciones que Domyoji había comenzado a prestarle desde que su embarazo empezó a hacerse evidente y que esa misma mañana había tachado de excesivas.

Había llegado la hora de tomar las cartas en el asunto.

***

[Domyoji Tsukasa/Domyoji Tsukushi, Makino]

-¿¿¿Eeehhh??? ¿Que hable con Soujiro?

-¡Tampoco te estoy pidiendo algo tan difícil!- la pequeña morena observa a su marido con un gesto obstinado y las manos en las caderas.

-¿Pidiendo? ¡Tú no me estás pidiendo! ¡¡¡Me estás exigiendo que le pregunte a mi amigo por lo que siente por tu estúpida amiga!!!

Domyoji aprieta los puntos junto al cuerpo y los rizos negros le caen sobre los ojos cuando se inclina para chillar a Makino, aunque todo de lo que tiene ganas es de ponerse a gritar por el orgullo que lo inunda cuando su estupenda mujercita embarazada no sólo no se arredra, sino que le pone un dedo en el pecho y lo empuja con todas sus fuerzas.

-¡¡¡Yuki no es estúpida, estúpido!!! Y ella es lo mejor que le podría pasar a tu amigo, aunque él sea lo bastante tonto como para no ser capaz de verlo.- Vuelve a empujarlo pero lo más que consigue es acercarse a sus brazos sin darse cuenta.- ¡¡Y tú vas a ser un buen amigo y un mejor marido y vas a hablar con Soujiro antes de que tu hijo nazca con un antojo del tamaño de una ciruela!!

No puede resistir más y sonríe antes de rodearla con los brazos, completamente tranquilo ahora.

-¡Qué!- ella le bufa, pero sólo consigue hacerlo reír aún más.

-Has dicho ‘hijo’.

-¿Y?

-Que has aceptado que nuestro hijo va a ser un chico.- la observa balbucear, aún un poco enfadada con él.

-¡E-eso no tiene absolutamente nada que ver! Baaaka. Perfectamente podría ser una niña preciosa.

La sonrisa de Tsukasa le inunda la cara cuando sujeta los brazos de Makino en la espalda de la chica y la acerca a sí hasta que sus frentes se rozan.

-Igual que su madre.- se lo susurra muy cerquita mientras la nota apaciguarse contra su cuerpo.- Mañana hablaré con Soujiro sin falta, te lo prometo.

***

[Domyoji Tsukasa/Nishikado Soujiro]

-Así que como tú no quieres que Makino te moleste más con el tema, tengo que hablar contigo obligatoriamente sobre lo que pienso de Yuki.

-¡Baka! No tienes que hablar conmigo por Makino, sino porque somos amigos.- Domyoji le habla con suficiencia, bastante molesto.

-Tengo suficiente con Akira, Tsukasa. No necesito que tú me vengas a dar lecciones sobre la felicidad del matrimonio cuando antes de Tsukushi tú tenías que pedirme consejo a mí sobre cómo tratar a una mujer.

-¡Yo no he necesitado nunca consejos de un mujeriego como tú! Siempre he sabido bien cómo tratar a Makino. Ella me adora.- si pudiera, se sonreiría a sí mismo y Soujiro no puede menos que dejar escapar una propia.

-Hai, hai… De acuerdo, tú nunca has necesitado ayuda para conquistar a Makino. Y yo no necesito ayuda sobre Yuki. Es una amiga un poco pesada de tu mujer con la que me gusta conversar.

-Akira no dice lo mismo.

-¡Akira puede decir lo que quiera!

-Y si no es Yuki, ¿por qué no acudes a las reuniones del F4?

-Porque…- Soujiro se vuelve hacia Tsukasa algo confundido.- Porque las ceremonias y el trabajo del libro no me dejan tiempo, por eso.

-¿Entonces es eso?

-Hai.

Domyoji lo mira satisfecho.

-Bien, se lo diré a Makino. Desde que está embarazada, mi mujer se ha vuelto todo un carácter.

-Tu mujer siempre ha sido un carácter, Tsukasa, embarazada o no.- Sou le replica con una ceja alzada y Domyoji le da el gusto.

-¡¿No estarás diciendo que mi Makino tiene el carácter difícil, verdad?!

-¡Oe, oe!- Soujiro levanta las palmas a modo de defensa a punto de soltar la carcajada.- Sólo digo que Tsukushi siempre ha sido una mujer de armas tomar. ¿Recuerdas el día que te tumbó de un puñetazo?

Domyoji se ríe.

-Sí… La verdad es que Makino siempre ha sido una mujer ‘furibunda’.

-Sí, eso también, pero querrás decir ‘fascinante’.

-¿Eh? ¿De qué estás hablando? Makino es una mujer furibunda, atrayente…

-Has vuelto a equivocarte, Tsukasa…

-¿Confundirme? Yo no me confundo sobre mi mujer. Es sólo un idioma. ¿El amor te ha vuelto tonto a ti?

-¿El amor…?- Soujiro se atraganta y sólo la fuerza de las costumbre evita que escupa el té de vuelta en el cuenco.- ¡Yo no estoy enamorado!

-¿He?- Domyoji frunce el ceño.- No es lo que Rui dice.

-¿Rui? ¿Y qué tiene que ver Rui conmigo?

Que entiende más de lo que parece, Domyoji está seguro, pero que en esos momentos la cobardía de Soujiro le llama poderosamente la atención, también. Él nunca ha sido cobarde, mucho menos con Makino, así que no entiende cómo alguien que es un amigo suyo, que ha estado mano a mano con él en tantas y tantas, de repente se acobarda frente a su chica destinada.

El amor es un sentimiento increíble que te llena por dentro cuando encuentras a la persona adecuada, la persona a quien le dejarías tu corazón y con la que compartirías un planeta, con la que quieres tener un hijo y que te hace la persona más feliz de la tierra sólo con arroparte en la cama mientras se acuesta a tu lado. Y la única manera de saber si quieres de verdad a alguien, es escucharte a ti mismo para saber qué estarías dispuesto a hacer para estar con ella… Incluso dirigir una empresa y recorrer el mundo en coche.

-Cuando estás dispuesto a saltarte tus propias reglas significa que estás enamorado, Soujiro.- Y por un solo segundo, esa seriedad le hace parecer mayor y más experimentado, un Domyoji mucho más maduro y sensato que aquel al que está acostumbrado a ver… Así que, quizás sólo por eso, esas palabras tengan que ser escuchadas por primera vez.

-De qué estás hablando, Tsukasa…- Pronuncia despacio y vocalizando cada sílaba.

-Yuki… Nunca te he visto correr por una mujer o hacer algo por ellas que consideres una locura. Ni huir de ellas. Nunca las has creído merecedoras de esa parte de ti. Pero huyes de Yuki cuando te da miedo lo que ves en sus ojos. Y corriste a las seis de la mañana sólo para encontrarte con ella en una azotea. Y según las chicas del club, parecía que te perseguían los demonios.

-Crucé medio mundo para ayudar a tu mujer a recuperarte… Dos veces. Quizás es que estoy enamorado de Makino.

Le ve arrugar las cejas y doblar los dedos. Lo está esperando y quizás lo necesite, pero esa vez, Domyoji no le proporciona el placer del olvido de una buena pelea. Sorprendentemente, su viejo amigo se contiene como le ha visto contenerse tantas veces en los últimos tiempo, como no se contenía jamás antes de Makino.

-Eso no lo hiciste sólo por Makino. Lo hiciste por mí. Quizás estás enamorado de mí, Jiro. Quizás te has vuelto ‘inverso’.

Ya no puede más, ya no lo soporta y el estallido sorprende a sus ayudantes en el exterior.

Las lágrimas llegan casi a la vez que la risa, y son tan inmediatas y cortas como la carcajada anterior, pero son lo suficiente para hacerlo perder los nervios.

-¿Qué me pasa, Tsukasa?

-“Cuando amas a alguien, quieres hacer cosas por esa persona. Quieres sacrificarte por ella, servirle en todo lo que desee”.

-¿Eh?- Soujiro levanta la vista hacia su amigo, completamente desconcertado.

-Esa frase es de un tipo del que no se pronunciar el nombre.- Domyoji lo confiesa algo avergonzado.- Me la dijo mi hermana hace tiempo para hacerme comprender que mi destino estaba al lado de Makino.

-¿Y cómo se supone que me va a ayudar a mí?

Ese Domyoji empieza a ponerlo nervioso. Como si el tonto inocentón algo irritable que sabe que es normalmente no estuviera por ninguna parte.

Tsukasa se recuesta en el sofá con las piernas estiradas y las manos entrelazadas sobre el estómago, mirando al techo como si lo encontrase fascinante.

-Cuando me di cuenta de que sentía algo por Makino, quise dale todo. Joyas, vestidos bonitos… Pero ella no quería eso. Así que empecé a hacer las cosas que ella quería. Ir donde le gustaba y quedar con quienes quisiera. Incluso era capaz de pasar frío o dormir mal por ella.

-Sigo sin entender lo que me estás diciendo.

-¡¡Pues tampoco es tan difícil!! Tú siempre te tomas tu tiempo, no dejas que los planes de los demás frustren los tuyos y sobre todo no dejas que tu cabeza se descoloque por una chica. Incluso cuando se supone que quieres a alguien, eres capaz de seguir adelante y no dejar que tu mundo se pare.

-¿Y? Eso no es malo.

-No acudiste por Sara a la azotea aquella hace varios años a las seis de la mañana porque dijiste que las seis de la mañana era un momento absurdo para una cita y más en una azotea. No le viste el sentido.

-Y no tenía sentido…- Soujiro cada vez está más enfadado.

-Pero acudiste por Yuki…

-No es lo mismo. Me dijo que sabía por qué Sara me había citado allí.

-¿Y no te interesó dicho directamente por Sara a la que admitías querer, pero sí si Yuki, a la que dices que no quieres te dice que lo sabe?

Silencio.

-Según Makino amenazaste al idiota con el que Yuki estaba saliendo por hacerla llorar.

-¡El muy capullo la dejó en la calle llorando! Nadie que se llame a sí mismo hombre se comporta así con una mujer.

-Huyes de ella si te sonríe, pero no soportas verla triste.

Nishikado vuelve a permanecer en silencio, pero la curvatura de sus hombros ha perdido obstinación.

-¿Sabes? Cada vez que Makino lloraba era como si me volviera a dar un puñetazo.

-Rui dijo una vez que eras como un animal salvaje. Que el instinto del animal no es oler las flores, su instinto era comer… Y que Makino era tu alimento.

-Tiene razón. A veces pienso que Rui tiene razón en todo salvo en lo que le incumbe a sí mismo.

Soujiro vuelve a sorprenderse ante esa afirmación tan poco habitual. Tsukasa nunca a dado muestra alguna de fijarse en esos detalles tan tontos de sus personalidades, y sin embargo ahí está, diciéndoles a los dos exactamente cómo son.

-¿Qué sientes cada vez que Yuki te mira?

-No lo se.- lo confiesa casi entre susurros, pero Tsukasa sigue vistiendo esa sonrisa suya de ‘yo lo sé todo’.

-¿Confusión? ¿Algo te duele dentro? ¿Te hace sentir mejor? ¿Capaz de todo?- Soujiro asiente.

-Me da dolor de cabeza. Como si no pudiese controlarme cuando estoy con ella. Pero me gusta estar con ella.

-Entonces una de dos. O estás enfermo… O estás enamorado.- Domyoji concluye dándole una palmada en la rodilla y levantándose.- Y a mí más me vale llegar a casa ya, antes de que Makino decida que me he ido con otra.

***

hana yori dango, long!fic, soujiro/yuki, dorama

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