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30vicios |
30 Días.
☆ Naruto | ♡ Sakura Haruno. Kiba Inuzuka.
☂ 6/30 | Sentido común.
✖ Drama. | √ Romance.
(06) Sentido común.
Kiba nunca parecía preocuparse de nada aparte de Akamaru y el día en que se cruzaron en el mercado, Sakura le sonrió sin saber por qué. Se agachó y rascó las orejas del enorme perro, con el pelo sobre los ojos, sin intentar apartárselo, tarareando en voz baja para el animal que gruñó complacido.
-Estás muy grande, Akamaru -observó.
Kiba contestó por él.
-Akamaru es muy fuerte.
La satisfacción en su tono era evidente. Sakura levantó la cabeza y lo miró, y volvió a sonreír y por alguna razón gusanos se removieron en el estómago de Kiba. Él no era delicado ni suave, no era como Hinata, y no podía hallar una metáfora adecuada, y si pensaba como Shino sería aún más inadecuado así que... pensó como él.
Y los gusanos funcionaban.
Había gusanos en su estómago.
-¿Cómo estás, Sakura? -preguntó alegremente.
Le daba curiosidad.
Ella siempre estaba con Sasuke y con Naruto (bueno, ¿no estaba él siempre con Shino y Hinata?) y sonreía, se reía tanto que parecía que se había tragado el sol y Naruto gritaba y Sasuke gruñía e, incluso cuando Sakura golpeaba a Naruto y se sonrojaba mirando a «Sasuke-kun» -pero qué mariconada, todo sea dicho- sonreía. Con los ojos. En silencio.
Como un secreto.
No era que Kiba lo notara ni nada. No se fijaba en ella demasiado. Era débil y llorona y otra del montón de niñas que gimoteaban por algún ejercicio demasiado fuerte. Hinata no gimoteaba. Por eso le gustaba. No de esa forma, por supuesto.
Neji le rompería las piernas.
(Un día...
Hace mucho tiempo...)
No, no tanto tiempo. Sakura entrenaba (¿descansaba?) y Kiba y Akamaru querían pasear. Eso fue todo. El campo de entrenamiento incorrecto.
Ella permanecía medio enterrada en el trigo amarillo, con la mirada muy arriba en el cielo y Kiba se preguntó si estaba muerta cuando vio las vendas cubiertas de sangre. Cuando olió la sangre. Akamaru también lo hizo y gimió y como si esperara algo, el pecho de Sakura se levantó de pronto y tosió sólo que no hizo ningún ruido.
Habló con voz muy baja.
-Hola, Kiba.
-Hey.
-Hola, Akamaru.
Akamaru gruñó.
Y después ella volvió a su especie de duermevela pero no volvió del todo. Kiba se sentó a su lado y ella le habló sin ser consciente de que ya lo sabía, de que lo sabía todo, que él se iría y que la había dejado en una banca y a ella le dolía.
-Si volviera ahora mismo no sabría qué hacer pero el amor que siento me ha destruido, me comió, ya no soy yo sin quererlo.
Kiba no sabía qué era eso.
Se imaginó a Shino siendo devorado por sus bichos y arrugó la nariz, luego agitó la cabeza. Akamaru gruñó y apoyó su enorme pata sobre la mano de la chica. Estaba helada.
-Kiba, ¿tú quieres a alguien?
-A Akamaru -repuso con un tono casi aburrido. Era una pregunta estúpida.
-Sí, pero como yo quiero a Sasuke. O a Naruto.
-¿Naruto? -la miró con sospecha-. ¿Es que te gusta Naruto también?
-Naruto es mi mejor amigo. Yo haría lo que fuera por él, incluso morir. Hay muchas maneras de resultar «comido», Kiba.
-Como los insectos de Shino.
-Sí. Como los insectos de Shino.
Y Kiba pensó.
Sakura estaba desapareciendo por dentro y nadie lo notaba porque ella se escondía en esos campos repugnantes, dorados, a pudrirse por dentro y deslumbrar por fuera, con esa piel tan blanca y ese pelo tan rosa y esos ojos tan verdes, que entornaba para que el sol no la cegara, pero mantenía muy fijos en el cielo porque para ver lo que quería siempre había tenido que mirar hacia arriba, siempre.
(Ya no dolía.
No... casi).
Cuando se encontraban en algún lugar y Sakura sonreía y hacía cariño a Akamaru, tan normal y femenina que ni siquiera te imaginarías su súper-fuerza -que era bastante genial, por cierto- Kiba quería ir y gruñirle y decir «lo siento».
Y quería que él y Akamaru patearan a los estúpidos bichos que se la comían, apartarla de Naruto y de Sasuke aunque ella los amaba incluso si no estaban allí.
(O porque. Porque no estaban allí).
El dolor era asfixiante. Podía verlo en sus ojos casi cerrados. Aunque no tenía que hacerlo. No tenía que hacer nada. Sakura no tenía sentido común -si algo le hacía daño debía apartarse-. Quitar la shuriken, golpear la kunai, frenar la patada, devolver el golpe. Pero ella lo recibía todo como si fuera un tesoro.
No lo era.
En el mercado, Sakura sonreía por segunda vez y Kiba sabía que se le acaba el tiempo.
Kiba iba a veces a verla al campo de entrenamiento.
Sólo para comprobar que su pecho aún se levantaba de repente, con un súbito jadeo que cortaba el aire.
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30vicios |
30 Días.
☆ Naruto | ♡ Sakura Haruno.
☂ 7/30 | Alrededor del mundo.
✖ Nada. | √ Gen.
(07) Alrededor del mundo.
Sakura no sabía que haría cuando todo acabara.
Es decir, si acababa alguna vez.
Lo que fuera. Orochimaru o Akatsuki o Sasuke o Naruto o Kakashi-sensei, porque parecía tener un don especial para verse envuelta en problemas y amar lo que estaba roto o a punto de romperse o lo que alguien quería romper. No creía... de verdad, no creía que alguna vez lo lograra. Dejar de quererlo, es decir.
Y sino los... olvidaba... aunque fuera un poco -sólo un poco, lo suficente para no imaginar que el latido de su corazón murmuraba nombres- entonces las cosas no podrían estar bien. Nada, nada bien.
(-Sakura -le dijo su madre, una vez, hacía mucho tiempo... cuando su cabello era largo y su pecho no crujía cuando se movía, llenos de pedacitos de sueños-. Tienes que tener cuidado con eso, ¿está bien? Sé que vas a estudiar para ser ninja pero... no hay una arma más poderosa.
-¿Eso, mamá?
La mujer se rió.
-El amor, Sakura).
Así que nunca podría ir a dar una vuelta alrededor del mundo o volverse entrenadora de babosas o simplemente dedicarse a tiempo completo al hospital, curando intoxicaciones por culpa de comida mal hervidas y cortes de papel. Porque, si se marchara, se pasaría cada minuto pensando en ellos y en lo que les pasaría sólo porque ella no estaba allí. Y en algún momento, en el hospital de su imaginación se abrían las puertas y aparecía alguien con el uniforme manchado de sangre y un compañero jadeante en los brazos.
En su mente, la piel siempre era muy pálida o el pelo muy rubio, o sólo podía apreciar un ojo entrecerrado, casi burlón.
Como si le dijeran «vamos, niña, atiéndeme».
A veces pensaba en eso y luego quería echarse a llorar y después Kakashi y Naruto la llevaban a comer ramen y sonreía, en secreto, mirando de reojo al recuerdo que intencionalmente divulgaba para llenar el cuadro. Ichiraku era agitado, los gritos volaban pidiendo órdenes y sin embargo siemrpe parecía medio vacío. Y entonces se reía, de la nada, pura voz de chica que es casi una mujer porque ya sabía lo que era «el arma más poderosa», y estaba bien, en serio estaba bien.
Después soñaba.
(Y hablaba. Dormida, por supuesto.
Lo encontraremos.
No me rendiré.
Lo perseguiré al fin del mundo.
Naruto. Y yo.
No soy débil. No puedo serlo.
Pero todavía... todavía... te qu-)
Y despertaba. Y pensaba en lo que haría cuando todo terminara, cuando alcanzaran un estado de paz donde la gente entendiera de una maldita vez que no, que no quería que los molestaran. Que los protegería. Y se daba cuenta de que no sabía qué hacer.
Estaba sola, no había ramen ni Naruto ni Kakashi-sensei, ni siquiera una memoria agradable con una sonrisa a medio dibujar, incompleta. De vez en cuando se le escapaba la idea de que no debía preocuparse por eso porque en realidad no sabía si «llegaría al final»... pero hey.
(Vale la pena, ¿no es así?)
Y se dejaba caer contra la almohada cerrando los ojos y apretando los labios.
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30vicios |
30 Días.
☆ Naruto | ♡ Sakura Haruno. Sasuke Uchiha.
☂ 8/30 | Repetición.
✖ Angst. | √ Romance.
(08) Repetición.
-¡Sasuke-kun!
Jadeó.
Movió sus piernas tan rápido como podía y aún así no era suficiente. Sus pulmones ardían y su cabeza dio vueltas, durante un instante creyó que vomitaría fuego y entrañas, ¿tal vez sapos y serpientes? Casi sonrió. En su mente. Pero estaba demasiado asustada, era el tipo de mieda que trepa por tus piernas como una desagradable rata. Boqueó, podía ver su espalda, aquel ridículo (y como Naruto decía), amariconado haori blanco que siempre parecía a punto de deslizarse por sus hombros.
-Sa... su... ke... -kun...
(Como aquella vez en que lo vio después de tanto tiempo y su pecho dolía igual y se dio cuenta de que aún no era suficiente).
-¡Sasuke-kun! -el grito fue desgarrador y alcanzó a tomar la tela pálida y suave. Se deshizo en sus dedos como gotas de leche y, espeso y viscoso, se deslizó por su mano. El dolor fue aplastante y sistemático, era ácido.
Sus cuerdas vocales parecían a punto de romperse.
Entonces el ácido llegó a su boca y hubo silencio y repentinamente abrió los ojos, sentada en un suelo de piedra, y jadeó rápidamente. Se sintió como si alguien le hubiera enterrado un cuchillo congelado en el pecho. Se sentó con torpeza, miró alrededor, y entonces una mano cubrió sus ojos, una mano de dedos largos y blancos. Se apartó y ella lo miró y su boca se dobló. Era automático.
-Sasuke-kun -murmuró soñadoramente. El chico se agachó y su cabello le hacía cosquillas en la frente, Sakura se aferró a él como si fuera la única salvación de toda su vida, entornó los ojos y cuando sus labios chocaron llevaba años esperándolo. Su lengua se deslizó dentro de la boca femenina y era fría y resbaladiza, como una serpiente.
Entonces se dio cuenta de que sí era una serpiente.
Volvió a chillar, ahora estranguladamente. La cosa se arrastró por su boca hasta su garganta, sus ojos estaban nublados por las lágrimas pero aún podía ver la piel blanca y perfecta de Sasuke frente a ella, con los labios entreabiertos para dejar escapar al animal, que se coló por su garganta. Sakura dio arcadas pero no había nada que vomitar y él no se apartó. No podía respirar. La serpiente pareció volverse más grande, más gorda, ella cayó de espaldas y algo...
(Explotó).
Al notar que su respiración era pausada de nuevo pestañeó y se dio cuenta de que se sentaba tranquilamente a orillas de un lago. Agarró firmemente el césped sobre sus dedos y se avergonzó. Un par de pesadillas, qué tonta... ¡Y encima con Sasuke-kun en ellas...!
Sus pensamientos se cortaron cuando lo vio allí, parado en medio del agua. Echó a correr antes de ser consciente y en un segundo estaba a su lado, lo rodeó con los brazos y lloró y sus lágrimas escaparon al agua y él la miraba en silencio. Entonces empezaron a hundirse pero a ella no le importaba porque estaba con él, y eso siempre había sido suficiente. El agua rodeó sus pantorrillas, sus rodillas, sus muslos, su cadera, su cintura, después su pecho y sus brazos y su barbilla y...
Miró ciegamente hacia arriba (hacia arriba, desde atrás, pero él siempre iba por delante y era el mejor y eso era horrible).
Se quedó allí, en la calma muerta del agua, durante mucho tiempo, más del que podría resultar razonable. Porque era casi agradable (qué ironía, qué paradoja, un martirio casi agradable), el estar allí sin poder respirar pero lo estaba mirando, y siempre perdía el aliento al hacerlo...
En sus sueños, (todo era aún perfecto). Perseguirlo, perderlo, y buscarlo otra vez.
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30vicios |
30 Días.
☆ Naruto | ♡ Sakura Haruno. Sasuke Uchiha, Naruto Uzumaki.
☂ 9/30 | Callejón sin salida.
✖ Humor negro. Algo así. | √ Romance. Friendship.
(09) Callejón sin salida.
Cuando Sakura decidió matar a Sasuke pensó que ella debía morirse también.
No era justo, por supuesto, no era ni remotamente justo pero, por favor. Él quería matar a Naruto, al Naruto de sus memorias (esas en que los tres estaban juntos), rudioso, impaciente, leal hasta la muerte (un poco menos, que aún nadie le había matado). Quería matar al Naruto que era maduro en silencio y nunca se rendía y al que ella amaba más que a nada (sin contarlo a él, porque... porque lo llevaba amando tanto tiempo que era como si un árbol de raíces intrusivas hubiera hecho agujeros en su corazón, pequeños y maliciosos).
Y en realidad no quería decírselo a nadie.
Porque pensaba que... podrían creer que era una traidora. Aún era Sasuke, Sasuke el chico huraño, el prodigio, el maleducado, el que practicaba unas cuantsa veces y tenía un jutsu comiendo de su mano. Era el Sasuke que llamaba «dobe» y «usuratonkachi» a Naruto.
(Era el dolor palpitante, vivo y caliente en su pecho, que a veces en la noche se deslizaba hasta su vientre y ella lloraba y lloraba porque él no estaba allí para verla avergonzarse al día siguiente).
Y lo amaba.
Y sabía que nunca dejaría de amarlo porque eso no era posible. Si cortaba el árbol de raíz (aquel con su nombre en cada línea de su vida) se llevaría partes de sí misma que nunca regresarían. Y oh, cómo, cómo dolía siquiera imaginarlo. En comparación matarlo -matarse- no era tan terrible en lo absoluto. Porque se iría con él y entonces tal vez tuviera una oportunidad. Pensaba que en el paraíso él no podría escaparse.
Porque, ¿qué seguía? ¿El superparaíso?
Aunque la verdad todo era por Naruto porque, aunque él siempre había tenido su propio árbol, más limpio y menos cansado pero igual de doloroso -sufría con él y lloraba por él-, en la ausencia de Sasuke sus raices se volvieron más puntiagudas y escarbaron más hondo y ella simplemente no podía permitirlo. Que él muriera, es decir. Tendría que morirse irremediablemente también, matar a su asesino. Y si el asesino era Sasuke ella debía matarlo y morir después.
Sólo estaba adelantando los hechos.
(No había respuesta.
Eso la asustaba. Porque siempre lo sabía todo y no había respuesta, no en aquella ocasión, no había una respuesta correcta, ¿y cómo iba a ser sino?)
No hay guías para matar a tus mejores amigos o razones de tu existencia. Razones, en plural.
Mientras corre en la búsqueda de su añorado chico con la confianza determinada y estática de saber que va a encontrarlo casi quiere echarse a reír. Tenía que acabar en un grupo así.
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30vicios |
30 Días.
☆ Naruto | ♡ Sakura Haruno. Shizune. Tsunade.
☂ 10/30 | Sin tinta.
✖ Sinsentido. | √ Gen. Drama.
(10) Sin tinta.
No pensó que fuera algo tan grave así que dijo que sí. Mala idea, muy mala idea. Con catorce años Sakura ya sabía un montón de cosas -para lo teórico no había quien le ganara, después de todo, era lo práctico su problema, en realidad no puedes luchar con la mente. Ella no era una Yamanaka-, y ayudar a su shishou con algo de papeleo era pan comido.
Shizune la miraba. Había dejado repentinamente de escribir y Sakura la espió a través de su flequillo, sonrojándose. Shizune-san era algo así como... elegante... incluso con las mangas demasiado largas de su uniforme de jounin y Tonton en los brazos.
-Sakura-chan.
-¿S-Sí? -qué tonta, pensó, tartamudeando. Admiraba mucho a Shizune porque era tan amable y bonita y simpática e inteligente y...
(Y porque sonreía.
Podía sonreír de verdad).
-He estado pensando -dijo-, ¿cómo se llamaban tus compañeros de equipo?
Sakura se tensó y la miró abiertamente. Probablemente ya lo sabía. Algo dentro de su pecho se apretó, ese algo que se había quebrado el día en que Sasuke y Naruto pelearon en el Valle del Fin (donde todo terminó). Era un nombre repugnantemente apropiado.
-Uzumaki Naruto.
Le dolió al hablar, como si estuviera tragando fuego. O escupiéndolo o amándolo y manteniéndolo cerca de pesar de que la quemaba.
-Y... Uchiha... Sasuke -le salió atragantado.
Shizune asintió gravemente.
-Tsunade-sama tenía un novio -comentó abruptamente-. Era mi tío.
A Sakura no le sorprendió. Tsunade-shishou era absurdamente hermosa.
-Y él murió.
Las palabras parecieron flotar dolorosamente en el aire. Sakura agachó la cabeza.
-Yo realmente quiero a Tsunade-sama -confesó Shizune en voz baja-, ¿sabías?
-Quiero a shishou, también -admitió Sakura en voz baja.
-No quiero que le pase nada más. Porque Tsunade-sama realmente sufrió entonces. Y yo. Yo también. No es que... no lo recuerdo muy bien pero...
Su voz se apagó como si una ráfaga de viento le hubiera lamido la lengua.
-¡Shizune-san! -exclamó Sakura. Golpeó con ambas manos sobre la mesa, y Shizune alzó la vista, sorprendida-. ¡Yo realmente, realmente quiero volverme más fuerte porque necesito ayudar a Naruto y a Sasuke!
(Necesitaba.
Del mismo modo que se necesita respirar).
-Y sino lo hago creo que... debería dejar de ser un ninja.
Y morir. Arrastrarse bajo tierra. Perder no era una opción, fallar era imperdonable. El rostro vagamente aniñado de Shizune se suavizó lentamente, y entonces sonrió. Se rió. En su regazo, Tonton gruñó.
-Eres muy fuerte, Sakura-chan -aseguró-. Lo eres, de verdad. Y las cosas mejorarán.
(Todo irá bien).
Del otro lado de la puerta, Tsunade se apoyó muda contra la pared, con un par de frascos de tinta en las manos. En la mañana a Shizune casi se le habían acabado, y Sakura se estaba riendo...