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30vicios |
30 Días.
☆ Naruto | ♡ Sakura Haruno. Kotetsu Hagane, Izumo Kamizuki.
☂ 16/30 | Última palabra
✖ No canon. | √ Gen.
(16) Última palabra.
A Sakura no le gustaban ninguno de los dos. Sabía sus nombres, por supuesto. Kotetsu Hagane e Izumo Kamizuki. En su mente, para burlarse, los llamaba chico-tuerto e intento de nariz.
(Aunque cuando los veía a los ojos ese tipo de cosas no servían demasiado). Nunca podía recordar los apodos cuando Tsunade-shishou la enviaba por algún recado y se cruzaba con ellos, o cuando se veían por casualidad. La imagen de aquél día era dolorosa y punzante. Le dolía la espalda, la nuca y la palma de las manos; se había enterrado las uñas sin querer al intentar contenerse. Soy una idiota, pensó, y entonces abrió los ojos y había dos rostros perplejos mirándola.
El dolor. Oh, el dolor fue rápido, apenas recordó esa delgada espalda marchándose. Su brazo intentando alzarse, fallando, el grito desgarrado de su garganta, su nombre destrozado escapando bajo su lengua...
Qué dramático.
Tenía cierto estilo, era algo a reconocer.
Cuando despertó su pecho se alzó súbitamente al dar una respiración profunda. Kotetsu, intento de nariz, se agachó sobre ella y murmuró su nombre completo, y le preguntó si estaba bien.
(-Haruno Sakura, ¿estás bien?)
Exactamente así.
Y ella no contestó porque la pregunta era estúpida y la respuesta, obvia. Izumo, chico-tuerto, negó lentamente con la cabeza. Habló con voz muy baja, como si temiera que ella se fuera a romper por un simple ruido.
Idiota... Todos eran unos idiotas.
-¿Qué ha sucedido?
-Sasuke-kun se marchó -¿cómo en el infierno podía sonar su voz tan tranquila? Sakura se asqueó de sí misma. Era horrible, horrible, horrible, cómo podía seguir parpadeando, tendida allí en esa estúpida banca en vez de seguir a Sasuke, alcanzarlo e irse con él porque...
Porque, ¿de qué servía ella sin él?
-¿Uchiha Sasuke? -intervino Kotetsu.
-No hay nadie más con el nombre Sasuke en la aldea -dijo Sakura, y cerró los ojos, y entonces empezó a llorar y gritó y lo llamaron «ataque de histeria» y no la dejaron levantarse de la cama del hospital, Naruto se paseaba como un león enjaulado frente a la puerta cerrada y, cuando creían que estaba dormida, chico-tuerto e intento de nariz fueron a visitarla.
Los odió con toda su alma.
-No necesitan tener compasión de mí.
Pero lo necesitaban. No era algo que se pudiera controlar. Tenía doce años y estaba postrada en una cama, demasiado pálida y exánime, con sus manos de bebé apretando las sábanas y el cabello de chicle sobre los ojos verde hierba. Kotetsu quería llevarle una manzana pero Izumo se la quitó de las manos y la arrojó lejos, con una mirada fulminante.
(Pobre chica, pobre chica, oh, qué pobre chica).
-Será mejor que se vayan -añadió débilmente, y cerró los ojos y recordó una vez más los labios veloces, los dedos fríos, la punzada aguda de dolor.
¿Lo olvidaría alguna vez? ¿Quería hacerlo?
(No. A ambas cosas.
Ya lo sabía con doce años y después, con dieciséis, las cosas no habían cambiado demasiado).
-Queríamos asegurarnos de que estuvieras bien -repuso Kotetsu, y se frotó la nuca.
Sus labios se apretaron.
-No estoy bien. Váyanse.
Izumo miraba fijamente las sábanas.
-Lo sentimos, Haruno-san.
(Ella ahora era más que una niña y un «Sakura-chan» hubiera sido indigno).
Nadie dijo nada más después de eso, pero se quedaron allí durante horas, y abrieron las cortinas para que viera el sol cuando ella empezó a llorar, una vez más.
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30vicios |
30 Días.
☆ Naruto | ♡ Sakura Haruno. Naruto Uzumaki.
☂ 17/30 | Equipaje
✖ Nada. | √ Romance. Friendship.
(17) Equipaje.
Fue sola.
A veces Naruto iba también, claro. Pero él pensaba que ella no lo sabía, pensaba que Kakashi-sensei no lo sabía, que Tsunade-shishou no lo sabía, que todo el mundo era inconsciente de que se escapaba por la noche y se metía por la ventana en un departamento abandonado donde olía a chico y a polvo, y el refrigerador estaba lleno de tomates que se pudrían lentamente.
Con el tiempo aprendió a reconocer las señales y una vez lo esperó sentada en el sofá, con los tobillos cruzados y la espalda despegada del respaldo, como toda una señorita. Naruto se arrodilló ante ella y le besó las mejillas heladas por las lágrimas, y en una ocasión apareció su lengua entre los dientes y le lamió la mitad del pómulo derecho antes de darse cuenta. Se congelaron y luego ella lloró un poco más, apoyó la frente contra su hombro y exhaló lentamente.
-Las cosas mejorarán, Naruto -aseguró.
Y él asintió sólo para hacerla feliz.
Tomaban té, a veces. Té o leche. El mismo sofá de siempre. Cuando Sakura iba sola se metía a la habitación de Sasuke y se acostaba en su cama deshecha e inhalaba el aroma que de a poco se disolvía entre sus recuerdos, tan llenos de polvo como todo el piso. Era una decadencia elegante, incluso con el jugo de los tomates escurriéndose por la puerta del congelador, la ventana rota, el suelo descuidado. Cuando Naruto volvió de entrenar la primera noche lo estaba esperando allí, en el sofá de cuero, destartalado y viejo que no había visitado en varios meses porque no había tiempo. Su tiempo se reducía en cosas básicas, comer, dormir, entrenar y regalar un par de sonrisas, hacerle recados a shishou.
-Sakura-chan -susurró Naruto, y Sakura sonrió y esa vez él se estremeció contra su cuello y murmuró inseguridades y miedos y teme y Sakura acarició su cabello de la forma en que lo hacen las madres, enterrando los dedos entre cada mechón y tirando lentamente.
Tarareó, también. Tarareó bastante aunque no podría recordar la torpe melodía ni siquiera para salvar su vida. Siempre era cosa de ella, ir en busca de ellos, y cuidarlos y quererlos y repararlos, una y otra vez como cerrar una herida con una aguja de chakra.
Con Naruto siempre era rápido y a la vez lento, y Sasuke sólo tenía una palabra: lánguido. Dejó que sus manos bruscas la apretaran de la cintura y se quejó de que «ero-sennin es un explotador» y fanfarroneó, «he aprendido muchas técnicas nuevas». Y ella lo alabó y lo regañó y subió las piernas al sofá y Naruto se recostó sobre ellas.
-Te quiero mucho, Sakura-chan.
Sonrió. Un poquito.
-Y yo, Naruto.
-¿Te quieres mucho? -su voz estaba adormilada.
-Sip. ¿Cómo no hacerlo?
Se rió en voz baja, áspera, y ella también porque quería hacerlo. Sasuke se había ido, sí.
(Pero no se había llevado a todo el equipo siete consigo).
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30vicios |
30 Días.
☆ Naruto | ♡ Sakura Haruno. Neji Hyuuga.
☂ 18/30 | Después de.
✖ Nada. | √ Gen.
(18) Después de.
Cuando abrió los ojos sus pensamientos fueron claros. Mierda.
Mierda, mierda, mierda.
Tenten iba a matarla, se dijo desconsolada. Iba a abrirle las tripas con un kunai y a obligarla a tragar shurikens sólo por atreverse a pensar en él de esa manera. Porque suponía que lo había pensado, aunque no podía recordarlo. Cómo había podido, por el amor de Dios. ¿Y qué con Sasuke? Vale, había vuelto a la aldea y eran amigos y todo eso, y no eran novios ni nada pero Sakura sabía que Sasuke-kun era del tipo lento. No tenía que ser impaciente...
Tal vez pudieran mantenerlo en secreto, pensó. Tal vez. Después de todo, dudaba que incluso borracho a Hyuuga Neji-kun le gustara dejarse en evidencia. Probablemente no habían hecho un gran espectáculo a la hora de... eh... marcharse. Por llamarlo de alguna forma.
¡Oh, diablos! ¡Estaba despertando!
Empujó la sábana contra su pecho alarmantemente desnudo y observó con fascinado horror -como los pajaritos observan a las serpientes- sus párpados abrirse con lentitud, antes de que pestañeara y la mirara. Lo primero que pensó él, Sakura estaba segura, fue algo como «¿Qué rayos?»
-¿Sakura-san?
¡Qué educado! ¡Le decía Sakura-san incluso después de...!
Ya.
Bueno.
Ni siquiera podía pensarlo. Correcto.
Haruno Sakura creyó que iba a morirse de vergüenza.
-Buenos días, Neji-kun -masculló con un hilo de voz.
Parecía que hubiera tragado helio. Fantástico. Tenía que ir y hacer el ridículo.
-¿Qué...? -se sentó-. ¿Qué ha pasado? ¿Nosotros, um...?
Increíble. Aún tenía aquella cara de estirado confuso -y es más, conservaba la calma-. A Sakura lo asombró pero estaba demasiado espantada como para que la emoción durara más de dos segundos.
Pero se merecía un pensamiento o dos, ella no podría aguantarlo.
-No sé.
-¿No... lo sabes?
-No.
Luego cayó el silencio.
-¿Y tú?
-Eh... no.
-¡Cómo que no! -espetó Sakura, ultrajada.
Neji pestañeó. De nuevo.
-No.
-¡Pensé que lo veías todo!
-No el pasado.
¡Hey! ¿Qué con ese tono de sabelotodo? Sakura respiró profundamente.
-Entonces esto nunca pasó -decidió-. De todos modos... um... ninguno de los dos lo recuerda, así que...
El chico asintió lentamente.
-Nunca -coincidió y ladeó la cabeza-. No es que tenga algo contra ti, Sakura-san, de hecho pienso que eres muy atractiva...
¡Oh, cuando la cerda se enterara! Toma ya, pensó, el señor con el palo en el culo cree que soy atractiva.
-Tampoco tengo algo contra ti -replicó ella apresuradamente, moviendo las manos-. Quiero decir, eres muy...
La sábana cayó de su pecho con un siseante «paff».
Ambos se miraron.
-Bueno, esto es incómodo.
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30vicios |
30 Días.
☆ Naruto | ♡ Sakura Haruno. Naruto Uzumaki.
☂ 19/30 | En una sola noche.
✖ Angst. | √ Gen. Friendship. Romance.
(19) En una sola noche.
Parecía que el tiempo no pasaba, pero de pasar, pasaba.
Para Sakura los días parecían horas, sentada junto a Naruto, llorando sin darse cuenta y murmurando disculpas y súplicas y amenazas. Había algo espeso como la miel y amargo como la sangre removiendo su garganta. Quería vomitar y en ambas palmas blancas había cinco marcas perfectas de sus uñas.
Naruto la miraba.
(Sasuke se había ido.
Y él sabía que nadie en todo Konoha podría sentir tanto dolor como ella y no empezar a gritar).
-Lo voy a traer de vuelta, Sakura-chan. Te lo prometo.
Sólo deja de llorar.
Por favor.
Haré lo que me pidas.
No llores. Por favor, sonríe.
Naruto la quería entonces y la quiere ahora y la querrá probablemente el resto de su vida. Cabello exótico. Sino tuviera el pelo rosa pastel no la hubiera mirado dos veces. Y con el tiempo un par de ojos pálidos y manos tímidas se hubieran hecho notar. Pero no fue así y, en un equipo con el supuesto número de la suerte, conoció a un mejor amigo que no quería serlo y a la chica de su vida que amó a la persona equivocada.
Grandes errores, seguro.
Esperaba que, de llegar a la adultez, su vida fuera afortunada. Se lo merecía, desde luego. Se lo merecía porque le rompió el alma marcharse de Konoha, el lugar de su alegre miseria y de su alegría miserable, porque pasó varios días jadeando, intentando conseguir un poco de aire. Nada olía a cerezos y Ero-sennin no golpeaba igual, no sonreía igual, no respondía igual.
Sakura lo echó de menos y lloró antes de que se fuera, antes de la «despedida oficial» donde sonreía, lloró con el rostro húmedo y los dedos ansiosos tocando sus mejillas, tan suave y doloroso y aquel beso de mentira que nunca mencionaba, en el que siempre pensaba.
(Es un secreto).
Sus labios estaban partidos y su lengua fue torpe y sus músculos, aun sensibles, se resintieron cuando ella apretó con demasiada fuerza pero Naruto no lo cambiaría por nada. Porque ella sonrió y le dijo que lo quería, que lamentaba ser tan inútil como para no poder protegerlo (y no amarlo de la forma correcta).
Ahora ella dice que le quiere y Naruto le sonríe con la sonrisa que se le da a los niños pequeños. El tipo de sonrisa que dice eres encantadora cuando mientes.
A Sakura le cuesta distinguir los colores y probablemente piensa que aún es de noche, que es esa noche y que lo perderá, también. A él no le pidió que la llevara consigo, le dio un beso de buena suerte que le pesaba en los bolsillos y un par de palabras a media voz.
-Estaré esperando, Naruto.
Y él a ella, que no hay de otra.
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30vicios |
30 Días.
☆ Naruto | ♡ Sakura Haruno. Suigetsu Hozuki.
☂ 20/30 | En llamas.
✖ Crack. | √ Gen. Drama.
(20) En llamas.
Es traición.
Había pasado tiempo, seguro, pero Sakura sabía que sólo porque lo hizo traicionaría a Sasuke por el resto de su vida. Y dolía, la idea, pero no podía arrepentirse, no dejarlo ir, y cuando se lo confesó a una Ino lo suficientemente ebria para no recordar nada al día siguiente se rió y dijo: «supongo que no has vivido hasta que te folla un tío hecho de agua con aspiraciones a pez». Sakura no se rió porque recordó los dientes afilados bajando por su pecho y su mejilla fría chocando como por accidente contra su muslo, aunque no fue así.
No. Suigetsu no hacía las cosas «por accidente» en absoluto.
Solía pensar que, de todos modos, había sido antes de que Sasuke y ella fueran algo, antes de que ella repitiera te quiero sin gritar y con un rostro tan serio que él supo que nunca se libraría de ella. Pero no era justo ni cierto porque le había gustado desde que tenía cinco y lo amaba desde los doce y sí, lo traicionó cuando encontró a ese tipo de sonrisa puntiaguda herido en el bosque y paseó sus manos por el áspero cabello blanco, y después él abrió los ojos y se carcajeó.
-Afortunado yo -murmuró-. ¿Cuál es tu nombre, bonita?
-Sakura.
(Como el eco que Sasuke dibujaba con sangre cuando mataba a alguien porque escuchaba una mentira, te amo con todo mi corazón) y algo se deslizó por los ojos de Suigetsu. Él sabía quién era y ella sabía quién era él.
-Gracias por curarme.
Su voz era un ronroneo.
Demasiado cerca y entonces el fuego estalló por sus venas, o era agua hirviendo y Suigetsu murmurándole cosas estúpidas, de verdad, muchas gracias, dibujando líneas invisibles con la punta de los dedos en su vientre. Rendida y jadeante y él imaginó su cabello un poco más oscuro y agresivo y le pidió que cerrara los ojos, porque el rojo no se parece en nada al verde, y Sakura se deleitó con los vistazos de piel blanca y sonrisa maliciosa y se dio cuenta de que sino lo veía pronto iba a enloquecer.
-¿Cómo está Sasuke-kun?
-Como el cabrón de siempre.
-Me alegro.
Y de verdad que quería arrepentirse, pero no podía porque su peso había sido agradable sobre ella, porque le susurró cumplidos mientras cambiaba de piel -de mujer a niña, o al revés-, porque tenía la piel fresca y la boca húmeda y su cabello le hacía cosquillas y se burló de su falda y le contó que los lentes le parecían eróticos, y escuchó sin decir una palabra cuando ella le contó la hisotira de un equipo que era más familia donde había un sol con un monstruo dentro, un monstruo apresando un niño perdido y una masoquista demasiado estúpida para darse cuenta de que amarlos a los dos era la tortura más cruel del mundo.
(Y la más bonita. Ella, irremediablemente tonta y dulce e ingenua y débil pero amándolos con una ferocidad que no se podía parar).
Le habló del dolor y de Chiyo-sama y de veneno y agujas y sellos y serpientes, de un puente donde se reunía un equipo y de aquel otro donde se encontraron los enemigos, y de lo irreales que eran sus lágrimas cuando él se marchó y entonces Suigetsu la besó.
Y estaba caliente.
(Y entonces cuando lo volvió a ver le sonrió y le dijo «gracias».
El beso todavía le quemaba la garganta y quería arrepentirse pero no. No podía).