Entre Luces

Feb 10, 2012 01:57


Helga & Arnold

-Cuando me solté el lazo te diste cuenta de que era Cecile. La misma Cecile que fingió ser lo que no era para ir en una cita contigo. Arnold, no es sólo Cecile. Cuando estuvimos en el edificio, por todo el problema con el vecindario, ¿entiendes?, no estaba mintiendo. No estaba mintiendo, en el furor del momento todavía estaba usando el lazo rosa. -Helga hablaba rápido y movía las manos, se encorvaba y se removía y estaba parada muy cerca, invadiéndolo con un tipo de honestidad que avanzaba en el desborde-. Usaba el lazo por ti.

Suele suceder que el vaso está ligeramente fuera de la superficie plana de la mesa. Suele suceder, por descuido, que parece que se balancea cuando no se está moviendo y que es un milagro que no se caiga. Nadie lo mueve un centímetro y hay que tener mucho cuidado porque cualquier movimiento brusco desatará la desgracia. El vaso caerá en el suelo, se partirá en miles de cristales afilados y el agua inundará toda la superficie que alcance. Es casi como si se deseara, ese final triste.

Tantas veces que podría haberse dado cuenta y ahora estaba ahí delante, esa insinuación inconsciente estaba materializada en la chica que no sabía qué hacer con sus manos. Era un nerviosismo encontrado que le aceleraba el dinamismo, que se instalaba en la parte más cuerda de su mente y se alistaba para pasar imágenes borrosas que confirmaran esa declaración. No se encontraba en el origen de ese lazo, no se encontraba en Helga ni en su declaración y parecería tonto, pero había movido el vaso al centro de la mesa.

-¿Cuándo?

-Desde siempre.

Qué pasaba con esa Helga que hablaba tan abiertamente y se obligaba a mirarlo a los ojos. Qué pasaba con todo ese tiempo sin apenas hablarse. Qué pasaba con el furor del momento y el trato implícito de no volver a tocar ese tema espinoso. Qué pasaba con esa emoción que se instalaba en la piel y esa ciega seguridad que afirmaba que todo era para siempre. Qué pasaba con el lazo, la gorra y por qué Helga se veía tan distinta de sus recuerdos. Qué hacía una Helga tan frágil que avanzaba y lo llenaba de sensaciones extrañas. Con ella era siempre así, siempre un desconocimiento incómodo, siempre la distancia, en la deriva y a punto de estrellarse contra las rocas.

-No te lo he dicho, Arnold. No espero que me digas nada después, de hecho, sería mejor que no me dijeras nada. Ya lo sé. -No le importaba que la respuesta fuera obvia, lo mejor era acabar con lo que había empezado, lo mejor era un intento masoquista y definitivo. Lo mejor, para Helga, era darle espacio a la locura-. Tú no debes saber nada, si me has preguntado desde cuándo. Tú no debes saber nada, pero yo estoy enamorada de ti.

Afuera, el crepúsculo era una línea indefinida que separaba el cielo y la tierra. El horizonte eran ahora los edificios de concreto que se amontonaban para darle apariencia de ciudad a ese pedazo de tierra. Se desordenaba todo y todo se desdibujaba porque la gente caminaba apresurada y como siempre, escondiéndose del sol o escapando de la sombra. Oscilaban en esa masa anónima que era la urbe, se perdían en la fugacidad del momento y todo entre las sombras, entre las luces.

Entre Luces de KillaCAD

autor: killacad, fandom: hey arnold, tema: declaraciones

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