Fic: Enchanted, la historia del Elegido ¡Regalo para Mirita! cap 2 II

Jun 01, 2012 18:56

Título: Enchanted, la historia del Elegido
Autora: Anónimo
Reto: # - 8 Película "Enchanted"
Reto proporcionado por:mirita23
Número de palabras: ~50,240
Rating: NC-17 (solo al final)
Resumen:Tras el asesinato de los Potter, Lord Voldemort ha cerrado el mundo mágico, sin embargo la aparición de una nueva profecía cambiará las cosas…



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魅了
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Cuando Draco abrió los ojos nuevamente ya no estaba el hombre de ojos verdes, sino el niño, sentado en el piso, pintando algo con mucho entusiasmo.
Se sentó con cuidado, la cabeza le dolía como si la hubiera pateado todo el equipo de los Halcones de Falmouth.

-Te has despertado -exclamó el niño, con una sonrisa radiante; Draco no pudo dejar de notar lo mucho que se parecía al hombre que le parecía lo había estado cuidando.

-¿Cómo llegué aquí?

-Mi papá y mi abuelito nos trajeron -explicó el niño, sentándose en la cama de Draco, entre las manos sostenía el dibujo que había estado haciendo.

-¿Dormí mucho?

-Como un día -cuando fui al colegio y volví aún seguías durmiendo.

-Ah… vas al colegio -Draco miró alrededor -¿esta es tu casa?

-No, es la del abuelo, papá dijo que nos quedaríamos aquí por un tiempo, para que no te quedaras solo con el abuelo.

-Ah.

-Te hice un dibujo -dijo el niño, sus mejillas tiñéndose de rosa.

-¿Un dibujo? ¿Para mí?

-Sí -el niño asintió y tras dudarlo un instante, le dio el papel a Draco.

El dibujo infantil era de él, durmiendo en esa cama, con el cabello amarillo y un hombre, aparentemente, de cabello negro y gafas, sentado a su lado.

-Está muy bonito.

-Gracias.

En eso la puerta se abrió casi de golpe, haciendo que Draco se asustara.
Maldijo no tener su varita.

-Así que ya despertaste -dijo un hombre alto y de cabello oscuro, que no se parecía en nada al hombre que lo había estado cuidando; sus ojos eran grises como los de Draco, no tenía gafas, y tenía que reconocer que de algún sitio le sonaba su rostro.

-Sí, señor, he despertado.

-¿Y ya te sientes curado? -increpó Sirius, con tosquedad.

-Yo pues…

-Papá dijo que te quedarías hasta que estés sano -explicó Albus, mirando con el ceño fruncido a Sirius.

-Cierto -admitió Sirius, mirando mal a Draco -¿tienes hambre?

-Sí, por favor -pidió Draco, reparando en que realmente sí moría de hambre.

-De acuerdo -asintió Sirius -Albus, vamos a la cocina.

-¡Pero yo me quiero quedar a acompañar a Draco! -protestó el niño

Sirius apretó los labios y luego apuntó a Draco.

-Estaré abajo, ten cuidado con lo que haces.

Draco abrió la boca para protestar, pero Sirius ya había salido.

-No le hagas caso, papá dice que está para…. Para… inoco -el niño frunció el ceño, sintiéndose incapaz de pronunciarlo correctamente.

-Paranoico -le corrigió Draco automáticamente.

-Sí, eso dijo.

-¿Y por qué?

-Porque dice que no sabe quién eres o qué haces o si puedes ser malo.

-Ah, pues tiene razón, tal vez debería irme para no causarte problemas -aceptó Draco, comenzando a sacarse las mantas de encima con la intención de levantarse.

-¡No! -el niño puso cara de empezar a llorar -no te vayas, mi papá dijo que te quedarías hasta que estuvieras curado.

-No llores -le pidió Draco, acariciándole la cabeza -los niños no deben ponerse tristes.

-¿Te quedarás un rato más?

-Sí -aceptó Draco.

-Y entonces te llamas Draco, ¿Y qué haces?, ¿estás estudiando?

-No -Draco negó con la cabeza y sonrió un poco -acabé Hogwarts hace como diez años; luego solo he llevado clases con tutores.

-¿Qué es Hogwarts?

-Es la escuela de magia a la que asistimos -dijo Draco sin pensarlo mucho.

-¿Les enseñan a hacer magia? La magia no existe.

-Claro que… -Draco frunció el ceño, se había olvidado de que los muggles no sabían de ellos. -Hogwarts es un castillo muy bonito que está en Escocia. Es un internado.

-¿Y tienes que vivir allí?

-Sí, claro que sí -Draco se acomodó mejor en la cama -, pero vas cuando tienes once años.

-¿Y no extrañabas a tu mamá y tu papá?

-Sí, al principio sobre todo -Draco suspiró y recordó esa época que parecía muy lejana -, pero ellos me escribían todo el tiempo y mi madre me mandaba dulces todas las semanas…

-Yo extrañaría mucho a mi papá, y a mi abuelo.

-Pero estás tan ocupado en las clases que luego no te das cuenta y el tiempo te pasa volando -comentó Draco -y siempre tenía algo que hacer.

-¿Y era muy grande?

-El Castillo de Hogwarts es enorme; se dice que nadie nunca lo conoció por completo… que ni siquiera Dumbledore pudo saber todos sus secretos.

-¿Tan grande es? -preguntó maravillado el niño.

-Sí -Draco asintió -es gigante…

-Deberías dejar de contarle ese tipo de historias al niño -resondró Sirius, entrando en ese momento, con una bandeja en la que había un tazón de sopa caliente.

-Me está contando de su escuela, Draco fue a un internado.

-Sí, solo le contaba un poco de la escuela, de donde estudié.

-Pues no deberías hacerlo, no existe ningún castillo en Escocia -sonrió Sirius, agitando la cabellera de Albus, luego de dejarle la bandeja en las piernas a
Draco.

-Draco dice que es muy bonito -continuó Albus.

-Como sea, en un rato más deberás bajar a cenar.

-¿No puedo comer aquí con Draco?

-No, porque Draco está enfermo y debe descansar.

-Pero, abuelo…

-No, Albus, en cuanto te llame bajarás a cenar, como la gente. ¿De acuerdo?

-De acuerdo -rumió Albus.

-Tu abuelo es muy joven -le dijo Draco, mientras comenzaba a comer.

-Sí, es el abuelo más joven que hay, en mi escuela, cuando me recogía primero pensaban que era mi padre. Aunque luego fue confuso porque también conocían a mi papá.

-Mmm… ¿Y cómo te va en la escuela a ti? -preguntó Draco, por el momento solo quería disfrutar de la sopa, que estaba mucho más que rica, y de la compañía del niño; cuando se sintiera mejor entonces ya se preocuparía de lo que tendría que hacer a continuación.

-No me gusta mucho ir -Albus levantó un cuaderno enorme de hojas blancas y los colores y se puso a pintar.

-¿Y eso por qué?, ¿ por qué extrañas a tu papá?

-No mucho… sé que lo veré en la noche; es que hay un niño que siempre me quita mis cosas, y una niña que dice que mi comida se ve rica y que me pide que le invite, y a veces no le quiero invitar y entonces se pone a llorar y la maestra me regaña por eso…

-Vaya, pues no debes dejar que te regañen, y menos que te fastidien.

-Pero ya les he pedido, como me dijo mi papá, y se rieron de mí.

-No, es que no puedes decirles “no me molesten” y esperar que eso funcione -le explicó Draco, negando con la cabeza.

-¿Entonces?

-Primero le dices a la niña que quiere que le invites la comida que por supuesto que se la invitas, pero que justo ayer te dijeron que tenías una enfermedad muy contagiosa y que esperas no pegársela.

Albus lo miró con los grandes ojos verdes abiertos de par en par.

-Y ayuda más si le pones una mano en el hombro así, mira -explicó, mientras ponía una mano en el hombro del niño.

-Wow.

Draco soltó una carcajada.

-Y espera que te diga qué le vas a decir al chico que te molesta...

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Goyle y Nott llegaron hasta el punto donde habían visto a Malfoy y al chico Weasley desaparecer y ejecutaron el hechizo para trasladarse al mundo muggle. Nunca nadie había usado ese hechizo desde que el mundo mágico fue sellado, evitando que pasen los sangresucia.

Cayeron en la misma carretera en que cayeron unas horas antes Malfoy y Ron y miraron alrededor con preocupación.

-No me gusta aquí -murmuró Nott.

-A mí tampoco -admitió Goyle -, pero más vale darnos prisa.

-¿Tú crees que de verdad lo libere? -preguntó Nott, tomando del brazo a Goyle para detenerlo antes de que empezaran a andar -, a mi hijo, ¿crees que si conseguimos llevarle a Draco y a Lucius lo suelte?

-Espero que sí -suspiró Goyle, no creyéndolo realmente.

Avanzaron por la carretera, ejecutando un hechizo de ubicación de magia, sabían que Lucius no podría estar sin hacer magia durante mucho tiempo, mucho más en un mundo tan hostil.

-Creo que tengo el rastro, pero que ha ido muy lejos… tal vez deberíamos traer las escobas -comentó Goyle, mientras se pegaba más al bosque para evitar que esas cosas grandes y metálicas le dieran; habían caminado por horas y no podía alcanzar el rastro de Lucius, pese a saber dónde estaba.

-Iré yo, tú quédate aquí, por si el rastro de Lucius desaparece o pasa algo, o si la magia de Draco se manifiesta -propuso Nott.
Goyle frunció el ceño, meditando.

-Pero solo debes ir por las escobas y volver, no quiero que tardes más ni que me abandones aquí.

-No lo haré -prometió Nott.

Goyle asintió y observó cómo Nott abría el portal y desaparecía.

-Realmente espero que no me abandones aquí -susurró, mirando alrededor, el mundo muggle le parecía atemorizante, con todas esas bestias metálicas que pasaban a gran velocidad; y eso que sabía que aún no había llegado a la ciudad, donde se suponía que los muggles vivían.

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Nott apareció en el bosque y se Aparecio en la casa de su hijo, efectivamente, estaba vacía y alrededor había un aura de magia que correspondía a los aurores; efectivamente se lo habían llevado. Iba a desaparecer hacia su casa para conseguir las escobas cuando escuchó unos ruidos en el jardín trasero. Con la varita en alto caminó lentamente en esa dirección hasta que pudo ver a quién hacía esos sonidos, se trataba de uno de los amigos de su hijo.

-Mi hijo no está disponible en este momento -dijo hacia el chico.

Blaise se sobresaltó y luego asintió.

-Lo sé, no está aquí desde hace días, se lo dije al señor Malfoy, pero no ha podido hacer nada… es más, creo que lo he empeorado todo…

-¿Qué quieres decir?

-Le dije al señor Malfoy que Theo no aparecía y lo siguiente que supe fue que tanto él como su hijo son buscados por el Lord… me lo contó mi madre, ella lo escuchó en algún sitio. Ahora ambos están en problemas, y Theo también… Parece que no puedo hacer nada bien.

-¿Cuándo le dijiste a Lucius lo de Theo?

-Ayer en la mañana… me fue difícil, no quería asustarlo a usted, por eso se lo dije a él, además él tiene muchas influencias.

-Tenía, ahora está siendo buscado por el Lord… lo van a matar, igual que a su hijo.
Los hombros de Blaise cayeron y agachó la cabeza.

-¡Morgana! Siento que todo es mi culpa… -Blaise se dejó caer en el suelo y el señor Nott se sentó junto a él.

-¿Por qué crees que es tu culpa?

-Yo le dije a Theo que vi a Draco con Weasley… -empezó a contar Blaise.

Nott se estremeció.

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Cuando Ron por fin pudo bajar de esa bestia metálica a la que el señor Malfoy había llamado autobús, estaba mareado y se sentía completamente fuera de lugar.

-Weasley, no es momento de perderse -le regañó Lucius, jalando a Ron hacia la vereda, mientras el chico veía alrededor con la boca abierta.

-¿Qué son esas? -preguntó Ron, señalando hacia unas cabinas telefónicas -yo creo que las he visto antes…

-En fotografías, seguramente -asintió Lucius -eran la entrada al Ministerio antes de que cerráramos el mundo mágico; seguramente la cabina sigue allí, pero no es más mágica.

-Oh… ¡wow! -Ron saltó a un lado cuando un auto pequeño pasó cerca de ellos, salpicando agua -¿Autobuses pequeños?

-Así parece -Lucius miró alrededor, eran observados por unas cuantas personas, seguramente por quedarse parados hablando y señalando todo -, lo mejor será que avancemos… antes de que se haga más tarde.

Ron asintió y caminaron por más de media hora, hasta Lucius bufó de incomprensión.

-¿Qué es lo que ocurre? -preguntó Ron, mirando hacia una gran ventana, en el interior se veía a mucha gente comiendo y eso le recordó que no habían comido nada desde la mañana.

-El rastro de Draco… se pierde.

-¿Cómo que se pierde?

-Él está cerca… por algún lugar aquí, pero… no puedo seguir, no sé dónde exactamente.

-Eso no tiene sentido -negó Ron, cruzándose de brazos y cada vez más preocupado por Draco.

-Alguien está haciendo magia… bloqueando magia tal vez -Lucius negó con la cabeza -suena ilógico, pero tal vez si hay algún mago más aquí y quizá tenga a Draco.

-¿No cree que el Lord… que él lo encontró?

-No, Weasley, si el Lord lo hubiera encontrado, también nos hubiera encontrado a nosotros.

-¿Y ahora qué haremos?

-Tendremos que hacerlo de otra manera, me temo.

-¿Qué manera?

-Podríamos denominarlo a lo muggle…

-O sea… ¿Sin magia?

-Así es.

-¡Rayos! -Ron miró alrededor, y se sintió completamente extraviado.

-Tenemos unas cuantas horas antes de que sea demasiado tarde para seguir buscando, sugiero lo siguiente: usted vaya de frente hacia allá y yo iré hacia el otro lado; en dos horas debe volver a este punto. ¿Cree usted ser capaz de orientarse?

-¡Por supuesto! -replicó Ron, con las mejillas rojas de indignación de que el señor Malfoy lo creyera tan tonto.

-Bien, entonces vaya, en dos horas, nos vemos aquí; si es que encuentra a Draco, lo trae con usted.

Ron entrecerró los ojos.

-Obviamente.

-Solo se lo decía por si acaso.

Ron apretó los labios y negó con la cabeza.

-Nos vemos en dos horas entonces.

-En dos horas - asintió Lucius.

Ron caminó para el lado que el señor Malfoy le había indicado, mirando a izquierda y derecha. Había escaparates donde ofrecían comida, muchas de ellas eran cosas que nunca había visto, pero tenía tanta hambre, que era capaz de probarlas sin mucho miramiento. El primer problema se le presentó cuando quiso cruzar el camino de esas cosas metálicas, debía llegar más allá, pero no había forma de hacerlo si es que esas cosas no se detenían. Le alentó al menos no ser el único con ese problema, pues pronto se formó un grupo en la esquina donde él estaba, todos parecían querer pasar.

-Tal vez si nos paramos delante de ellos se detengan -razonó Ron en voz alta; todos alrededor lo miraron extraño y se alejaron un poco.

Ron se sonrojó por ello y agachó la cabeza, en ese momento todos empezaron a caminar para cruzar el camino; rápidamente se animó a cruzar también, aunque quedando atrás, mirando extrañando a los aparatos metálicos y a sus conductores, que parecían algo impacientes. Inclinó un poco el rostro, pensando en cómo se tendría que hacer para conseguir uno de esos, pues ahora que los veía con atención, se veían interesantes. Entonces todos empezaron a emitir un ruido, horrible y chillón, que lo hizo sobre saltar, vio un par de esas cosas pasar a su lado y se apresuró a correr hasta donde la gente estaba de pie, observándolo.

-¡Qué groseros! -rezongó, mientras se alisaba la camiseta y seguía caminando, aún mirando hacia la fila de autos que avanzaba a gran velocidad, y entonces, tropezó con alguien.

-¿Puedes tener más cuidado? -protestó la chica, que había caído al piso.

-Lo siento, yo lo lamento… no me di cuenta -se apresuró a explicar rápidamente Ron, mientras le tendía la mano. La chica pareció dudar un segundo, pero finalmente tomó su mano y se puso en pie, sacudiéndose el polvo y acomodándose la pequeña falda.

Ron miró, como hipnotizado todos sus movimientos.

-¿Qué, eres algún tipo de mirón? -protestó ella, acomodándose el cabello.

-¿Qué? ¡No! Yo… perdón, eres muy bonita.

La chica bufó y negó con la cabeza.

-Lo que hay que escuchar… -rumió, mientras se alejaba.

Ron la siguió con la mirada, viéndola alejarse, caminando sobre unos zapatos altos y con una falda hasta la rodilla, la cabellera castaña, algo alborotada, caía sobre la espalda como una cascada…

La chica volteó justo cuando había cruzado la avenida y Ron se sonrojó y giró rápidamente, caminando en sentido contrario, avergonzado de haber sido descubierto mirando. Tal vez la chica pensaba que efectivamente era un mirón o un acosador.

Siguió avanzando por la gran avenida, tratando de ubicar a Draco entre la gran cantidad de gente; aunque normalmente se distraía por las luces y los escaparates, que mostraban, además de comidas, libros en un formato diferente al que él solía leer en casa, y otros artefactos extraños. Conforme avanzaba y veía estos objetos iba repitiendo su nombre en voz alta, esperanzado en memorizarlos para contarle a su padre al respecto.

En la siguiente esquina también esperó a que el montón de gente que quería cruzar el camino de las bestias metálicas lo hiciera para hacerlo también. Allí había un local extraño con imágenes de mujeres en la puerta; en la entrada un hombre sonreía y miraba a los transeúntes, en cuanto lo vio se acercó con un papel en la mano.

-Hey, amigo, ¿Quieres ver chicas? Chicas candentes -gritó el hombre entregándole el papel, que Ron tomó por inercia.

-No, yo estoy buscando a un amigo -rumió Ron, tratando de alejarse del hombre.

-Ah, pero si buscas un amigo deberás ir a otra calle, aquí no hay de esos… Eso es en Downham Rd. -explicó el hombre, señalando hacia el lado izquierdo.

-No le comprendo -replicó Ron, mirando en dirección a donde el hombre apuntaba -¿ha visto a mi amigo, a Draco, es rubio y pálido… como de este alto -describió Ron.

-Ah -el hombre suspiró -, si encuentras a tu amigo y quieren venir a pasar un buen rato, dense una vuelta -dijo entregándole un volante más y luego alejándose.

Ron observó los volantes y le llamó la atención primero las mujeres semidesnudas que allí aparecían y luego que esas imágenes no se movieran, a diferencia de las fotografías y anuncios del mundo mágico.

No comprendía cómo se suponía que Draco y él tenían que estar juntos si es que le parecían excitantes las mujeres.

Siguió avanzando, mirando a ambos lados y en algunos casos animándose a preguntar, pero de los pocos que le contestaron, ninguno dijo haber visto a Draco.

Abatido, vio que estaba más oscuro y las calles se iban vaciando, por lo que decidió dar la vuelta y volver a donde había quedado con el señor Malfoy.

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-Hola, Albus, ¿cómo estás esta noche? -preguntó Hermione luego de saludar a Harry y a Sirius; se inclinó para darle un beso en la frente al niño, pero este giró lo suficientemente rápido para evitarlo.

-¡Albus! -regañó Harry.

-No me gusta que me besen -mintió el niño.

-Déjalo, Harry, no pasa nada… es solo una etapa.

-No, no lo es -se entercó Albus, cruzándose de brazos.

Harry entrecerró los ojos y Sirius carraspeó.

-¿Qué tal una copa de vino, Hermione? -ofreció Sirius -, sé que has tenido un día bastante pesado.

-Sería perfecto -aceptó la chica, sentándose junto a Harry y apresando su mano -, un largo juicio… al final ganamos, pero nos ha costado mucho.

-Te felicito -sonrió Harry, besándole la mano con cariño.

Albus puso cara de asco.

-¿Ya puedo subir? -preguntó el niño.

-Draco seguramente está durmiendo -negó Sirius.

-O tal vez no -protestó Albus -, a él le gusta estar despierto.

Harry y Sirius intercambiaron una mirada.

-De acuerdo, sube, pero si está dormido no lo despiertes, que necesita descansar para curarse.

Albus sonrió y subió corriendo las escaleras.

Los tres miraron como el niño se perdía de vista y luego se miraron entre ellos.

-Hice las averiguaciones que me pediste -explicó Hermione hacia Sirius -su rostro no pertenece a ningún nombre de buscados o prófugos.

-Eso es genial -sonrió Harry.

-Pero tampoco pertenece a nadie en realidad.

-No entiendo.

-Quiere decir que no tiene un ID o una identidad legal, es un… nadie -se encogió de hombros la chica mientras le daba un sorbo a su copa de vino.

-Eso no es posible…

-Tal vez no es de Inglaterra -explicó Hermione.

-He allí una razón más para dudar de él -protestó Sirius, Harry puso los ojos en blanco -, no tiene identidad, capaz es buscado en otro país… pienso que deberíamos sacarlo a la calle inmediatamente.

-Ya te he dicho que me lo puedo llevar a casa, si es que tanto te molesta -protestó Harry.

-¿Y dónde dormiría, Harry? -preguntó la chica de manera un poco tosca.

-En el cuarto de invitados, por supuesto -respondió rápidamente Harry.

Sirius arqueó una ceja y se levantó rápidamente, aduciendo que revisaría cómo iba la cena.

-No empieces a insinuar cosas, Hermione -se adelantó Harry, antes de que su novia pudiera decir algo.

-No te he acusado de nada, Harry.

-¿Y para qué preguntaste dónde dormiría? -Harry se puso de pie y se sirvió una copa de vino también -, sabes muy bien que no… que te he prometido que respetaría lo que tenemos.

-Lo sé, y lo valoro, pero me extraña tanta preocupación hacia un completo extraño.

-Un completo extraño que cuidó de mi hijo cuando este escapó de casa, y que además no es gay.

-Y ese es otro tema… ¿estás completamente seguro que no lo es?

-Pues… no he hablado con él, en realidad; y esa es otra prueba, ni siquiera busco estar cerca de él.
Hermione suspiró.

-Tal vez estoy… un poco paranoica con este tema, lo siento.

-Está bien, tienes derecho a dudar, pero debes creerme cuando te digo que me comportaré de la manera adecuada -Harry se sentó junto a ella y tomó sus manos -, te quiero mucho, y a Albus, y quiero que seamos una familia… tal vez tener una niña o un niño más -Hermione sonrió y Harry también lo hizo -o uno de cada uno…

-Eso sería genial.

-Lo será -prometió Harry, dándole un beso en la frente a Hermione.

-Y entonces… ¿Quieres conocer al desconocido sin ID que ayudó a Albus?

Hermione suspiró pero asintió.

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Goyle y Nott sobrevolaron el cielo nublado de Ely, tiritando ligeramente de frío y avanzando hacia lo que aparentemente era una fuente de magia.

Aunque ninguno de ellos entendía cómo es que Lucius pretendía esconderse con esos hechizos.

-¡Parece un inhibidor de magia! -gritó Goyle, quien era un experto en el tema, para que Nott lo pudiera escuchar.

-¿Estamos en la dirección correcta entonces? -gritó Nott; a cada minuto que pasaba se sentía más lejos de su hijo y eso lo llenaba de cierto temor y desconcierto.

-Aparentemente… el mundo mágico se cerró hace muchos años, no quedó ningún mago fuera… solo los niños que nacen de muggles, y ellos ni tienen varitas para hacer ningún hechizo en realidad.

-Lucius ha perdido totalmente la cabeza -negó Nott, más para él que para Goyle, aunque en el fondo lo comprendía… su hijo también estaba en apuros y a él no le importaría hacer lo que fuera, con tal de salvarlo.

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Insertar banda sonora:
http://www.youtube.com/watch?v=FT4w8uFruAw
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-Este lugar es muy raro -murmuró Ron, mirando alrededor, la ventana alta con cortinas rojas y la caja cuadrada junto a ella.

-Es lo único que he conseguido… no conozco mucho de hoteles… y los que conocía en el mundo muggle están muy lejos de aquí -se justificó Lucius, mientras veía con curiosidad la pantalla plana y negra de la cajita junto a la ventana.

-¿Y para qué cree que sea esto? -continuó Ron con su investigación, mientras tomaba el control remoto y examinaba todos los botones que tenía -dice volumen… canal… ¿será un canal de agua? ¿Hay un canal de agua por allí, señor Malfoy? -preguntó curioso, mientras caminaba hacia la ventana para abrir las cortinas y observar.

-¡Por supuesto que no hay un canal de agua! -renegó Lucius, que prácticamente había sido empujado por Ron hacia un lado, en su afán por ver a través de la ventana.

-Oh… Es que no entiendo… Hey, aquí dice On -dijo a la vez que presionaba el botón rojo que estaba un poco apartado de los demás, la televisión que estaba junto a la ventana se encendió y proyecto varias imágenes, en colores brillantes, mientras una música estridente sonaba a todo volumen.

Lucius y Ron entonces fueron directos a la televisión y trataron de hacer que se calle, poniéndole las manos en la pantalla y buscando alrededor algo que hiciera que todo se detuviera, hasta que alguien aporreó la puerta.

Se trataba del mismo señor que se encontraba en la recepción del hotel y que había sido hechizado por Lucius, aunque ahora parecía mucho más despierto.

-¡Qué demonios! -bramó. Recogió el control remoto del suelo y le bajo el volumen hasta el mínimo.

-Esta es lo máximo de volumen permitido -dicho eso les dio una mirada más y arqueó una ceja -¿cómo es que los dejé entrar aquí?

-Pues usted…

-Nos alquiló una habitación -completó Lucius.

-¿En serio? No había notado que… ¿ustedes no serán…?

Pero entonces el tipo dejó de hablar, pues Lucius sacó su varita y la agitó suavemente, los ojos del muggle se desenfocaron por un momento y luego, sonriendo bobamente dijo:

-Bueno, bueno, les mandaré algo de cenar. Espero que tengan buenas noches -y luego salió caminando lentamente de la habitación.

-Wow -susurró Ron -usted sí que domina ese hechizo -reconoció admirado.

-Es un simple confundus, ¿no te han enseñado a hacerlo?

-No, mi papá dice que esos hechizos no son buenos y pues… a la escuela no fui, así que tampoco allí me lo enseñaron.

Lucius lo miró un momento y suspiró. Después de todo el chico estaba allí, ayudándolo (a su manera, claro) a buscar a Draco, cuando podría estar bien escondido y fuera de peligro, o todo lo fuera de peligro que normalmente estaba.

-De acuerdo, te lo enseñaré, pero… no le digas a tu padre que lo hice, no quiero que me acuse de corromper a su pequeño hijo.

-La menor de todos es Ginny, yo soy el sexto -aclaró Ron.

-¿En serio? -Lucius hizo una mueca -habría jurado que eras menor que ella. En fin, entonces, ¿nos ponemos a practicar?
Ron asintió complacido y sacó su varita también, de pronto y el señor Malfoy no era tan, tan malo como decían.

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Goyle y Nott sobrevolaron un grupo de calles durante un largo rato, sintiéndose de pronto extraviados.

-No lo entiendo. Aquí es a donde lleva el flujo de magia, pero es como si desapareciera, ya no siento nada.

-¿Ni siquiera un indicio, Goyle? -preguntó Nott, confundido, él también sabía rastrear un poco de magia, aunque Goyle era el mejor en eso, y también sentía como si de pronto toda la magia se hubiera terminado.

-¿Qué haremos ahora?

-Esperar, supongo… tendremos que buscar un sitio donde pasar la noche y esperar a que durante el día alguno de los Malfoy aparezca. Supongo que tienen que salir.

Goyle lo meditó un momento, pero finalmente asintió.

-Buscaremos un lugar dónde dormir.

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-Debes estar bromeando -gimió Pansy, con las manos tapándose el rostro para esconder el inicio de las lágrimas de rabia que estaban a punto de caer por sus mejillas.

-No, Pans, en serio que no… esto es horrible, ¿qué tal si luego seguimos alguno de nosotros; o Crabble, o Goyle o… cualquiera.

-El Lord se ha vuelto… -Pansy ni siquiera era capaz de decirlo.

-Lo sé, no lo entiendo tampoco, pero por lo pronto Draco y Theo están en apuros, más Draco que Theo, y también Lucius…

-¡Mi padre! -exclamó Pansy, mirando hacia arriba, como si pudiera traspasar el piso y ver a su padre durmiendo en su habitación.

-O mi madre… nadie estará a salvo.

-¿Qué haremos? Pobre Draco… ¡Morgana! Está perdido en el mundo muggle…

-El señor Nott me dio una idea, no es algo que haremos inmediatamente, pero es una prevención, y necesito de tu ayuda para ello.

Pansy se mordió el labio por un momento, meditando, antes de asentir.

-Cuenta conmigo.

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-Y entonces ella se puso del color del papel -rió Albus, mientras le contaba a Draco cómo le había ido en la escuela -y retrocedió y casi se cae… ¡dos veces! -Albus soltó una carcajada mucho más fuerte, que fue secundada por la de Draco.

-Estoy seguro que nunca más te quitará nada de tu lonchera.

-Eso espero -Albus estaba comiendo un chocolate gigante que su abuelo Sirius le había dado sin que su padre se diera cuenta y ofreció otro pedazo más a Draco.

-Gracias.

-De nada -sonrió Albus de manera algo burlona.

-¿Qué?

-Es que eres muy chistoso… siempre dices gracias.

-Es que es lo correcto -replicó Draco, con algo de extrañeza -¿tu papá no te enseña a decir gracias?

-Sí -intervino Harry, llegando en ese momento junto a Hermione -, aunque algunas veces a Al se le olvida.

-No se me olvida -negó Albus, sonrojándose un poco y mirando hacia su papá con algo de fastidio. ¿Para qué habían venido?

-Hola -saludó Draco, dejando el pedazo de chocolate sobre la mesa y limpiándose las manos con uno de los pañuelos.

-Hola -correspondió Harry -, no te preocupes, me alegra que ya estés mucho mejor.

-Sí, así es, supongo que gracias a tus cuidados.

-Es lo que hago para ganarme la vida.

-¿En serio? -Draco inclinó el rostro un poco -¿Y qué es lo que haces?

-Pues soy doctor; pediatra específicamente.

-Ah… -Draco no se animó a decirle que no entendía qué era eso.

-Y ella es mi prometida, Hermione -dijo, recordando a la chica. Se había quedado maravillado de la forma en que su hijo y Draco hablaban, y luego de lo guapo que era el chico ahora que estaba despierto y sin fiebre.

-Mucho gusto… ¿Draco? ¿Ese es tu nombre de verdad?

-Sí, el de verdad -asintió Draco, algo confuso por la pregunta.ñ

-Y ahora que estás ya curado y despierto, tal vez quieras decirnos… ¿cómo llegaste aquí?

-Es una historia… algo confusa, estoy perdido.

-¿Y no hay nadie a quien puedas llamar para…-Hermione se detuvo de pronto y metió la mano al bolsillo de su saco, de donde saco un móvil, el cual vibraba audiblemente -, lo siento, es de mi trabajo, debo contestar -dijo hacia Harry, mientras presionaba una tecla y se lo ponía al oído. -Habla Granger…. ¡No, eso no puede ser! -bramó mientras salía de la habitación.

-Lo siento… ella es abogada, y penalista, tiende a interrogar a todo el mundo -se justificó Harr, mientras se sentaba en la cama junto a Draco.

-No hay problema -Draco se dijo que luego tendría que preguntarle a Albus exactamente qué era eso y lo que hacía Harry y la cosa que había hecho que aquella mujer por fin se callara.

-¿Has estado sintiéndote bien entonces?

-Sí, de fábula -asintió Draco.

-¿Fiebres, dolor de cabeza? -Harry extendió la mano hacia la frente de Draco y lo sintió tensarse -, lo siento, solo estoy verificando -susurró, sus ojos se conectaron con los de Draco.

Draco asintió lentamente, sintiéndose extrañado por aquella invasión a su espacio personal.

-¿Algún dolor en el estómago… en la garganta? -siguió Harry, hablando con voz suave, su mano permaneció un instante más en la frente del chico, antes de recordar que ya había comprobado que no tenía fiebre.

-No.

-Genial, creo que se puede decir que estás curado.

Ambos se miraron un instante y Draco asintió.

-¡Sí! -dijo con voz un poco más alta de lo normal -, ya me siento bien, así que supongo que…

-¡No! -protestó entonces Albus, ambos se sobresaltaron, ninguno había recordado que el niño seguía allí, sentado al otro lado de la cama.

-Albus…

-Papá, no le digas que se vaya… él me cae bien y me gusta conversar con él y…

-Albus, pero no puedo seguir abusando de su hospitalidad -interrumpió Draco, mirando al niño -, es más, ni siquiera tengo oro para pagar todo esto que han hecho por mí…

-No tienes que sacar oro, no es nada -replicó Harry, algo extrañado del término -, solo fue una atención hacia un amigo de mi hijo.

-Gracias -susurró Draco hacia Harry.

-Papá, por favor, no le digas que se vaya -insistió Albus.

-Hijo… -empezó Harry, pero en ese momento un ruido se escuchó en el exterior y luego el sonido de la lluvia cayendo con fuerza. Harry miró hacia Draco, que parecía abatido ante la lluvia y negó con la cabeza -, por supuesto que no le diré que se vaya en este instante… al menos no con esta lluvia.

Draco se relajó un poco, aunque sabía que eso solo duraría hasta el día siguiente.

-Te lo agradezco -asintió Draco.

-Y eso me recuerda… estábamos preguntándote si es que no tenías a nadie a quién llamar… Tal vez quieres que te lleve a algún sitio.

-No lo creo, gracias, yo me las arreglaré -Draco se encogió de hombros y sintiéndose un poco desalentado, tomó el pedazo de chocolate que había dejado sobre la mesa de noche y le dio una mordida.

Harry lo miró fijamente y se preguntó si realmente ese chico no era gay, y cómo hacía para verse tan jodidamente sexy solo comiendo un pedazo de chocolate y con el cabello desarreglado.

-¿Y si se queda a dormir en mi habitación? -dijo entonces Albus -así como dices que Hermione hará contigo… Draco puede dormir conmigo.

-No creo que sea buena idea -negó Draco, mirando con pena al niño. Realmente era muy adorable, pese a que a él los niños no le gustaban mucho.

-Albus -regañó Harry, dejando de mirar a Draco y mirando a su hijo -, ya hemos hablado de esto… Draco no puede vivir con nosotros…

-Lo siento -entró en ese momento Hermione, que arqueó una ceja al ver a Harry sentado en la cama de Draco -, eran del buffete, tenemos un problema de apelación y debemos prepararnos para el lunes… Tendré que trabajar todo el fin de semana.

-Oh, lo lamento -Harry, percibiendo la mirada de su prometida, se puso en pie rápidamente -, ¿te tomará todo el fin de semana?

-Aparentemente -suspiró Hermione con fastidio -, y empezaremos esta noche, han imputado unas pruebas y debemos manejar todo desde cero…

-No entiendo nada -murmuró Draco hacia Albus, que sonrió con simpatía.

-Papá, mañana habíamos quedado en ir al parque…¡habrá una feria! ¿Te acuerdas? ¿Te acuerdas? -empezó a hablar Albus en voz alta -Mi papá me prometió llevarme con Hermione a cambio de no dejarme ir a la fiesta de mi amigo…. Dijo que tal vez allí veríamos un mago -Albus inclinó la cabeza hacia Draco -¿No quieres venir?

-¡Albus! -llamaron a la vez Hermione y Harry. Draco se sonrojó un poco.

-Albus… no creo que sea buena idea -rechazó Draco.

-Pero… ¿por qué no?

Harry miró impotente hacia su hijo y suspiró con algo de resignación.

-Supongo que un día más no matará a Sirius -Harry sonrió viendo la ilusión en la cara de su hijo y reconoció que normalmente no había esa luz en él -Draco, ¿te gustaría acompañarnos a la feria?

-No quiero molestar, en serio… -Draco se sentía cada vez más incómodo, por la mirada de Hermione y por la hostilidad de Sirius, si es que no estuviera lloviendo, tal vez ya se habría marchado; aunque sí le hacía bastante ilusión seguir conversando con Albus… y con Harry.

-No es molestia

-Claro, será divertido -asintió finalmente Draco.

-¡Yeahhhh! -gritó Albus tan fuerte que Sirius subió corriendo las escaleras.

-¿Qué es lo que pasa?

-Draco irá con nosotros a la feria mañana -explicó Albus con una sonrisa.

-¿En serio? Pensé que irías con Hermione -dijo Sirius hacia Harry.

-Sí, pero ella tiene que trabajar.

-Lo que me recuerda que debo irme -comentó Hermione.

-¿Pero ni siquiera te quedarás a cenar?

-No puedo, comeré algo en la oficina, todos ya están allí.

-Es una pena -negó Sirius.

-Un gusto conocerte, Draco… ¿Cuál era tu apellido? -preguntó Hermione, en el momento que se despedía del chico.

-Malfoy. Draco Malfoy -respondió Draco y no se le pasó por alto el cambio en la expresión del rostro de Sirius.

-Curioso nombre y curioso apellido -suspiró ella.

-Tu nombre también me parece algo curioso -aseguró Draco.

Ella sonrió y luego le dio un beso en la mejilla a Harry y otro en la cabeza a Albus.

-Te acompaño -dijo Sirius, saliendo delante de ella.

Draco miró extrañado la forma en que Harry y ella se trataban, había dicho que era su prometida, aunque no lucían realmente como una pareja de enamorados, sino de amigos.

-Y ahora tú, si es que quieres que vayamos a la feria, será mejor que vayas a dormir de una vez.

-Pero, papá, Draco y yo estábamos hablando…

-Deberías hacerle caso a tu padre -le dijo Draco -, él sabe lo que dice, si no duermes lo suficiente, mañana estarás agotado, y no disfrutarás el paseo.

Albus hizo un mohín de descontento, pero luego asintió, vencido y abrazó a Draco, lo cual sorprendió a Harry de sobre manera.

-Buenas noches, Draco -soltó a Draco y fue donde su padre, a quien también abrazó -, buenas noches padre, espero que descansen para mañana tener mucha y poder ver toda, toda la feria.

Harry y Draco se dieron una mirada y sonrieron, mientras el niño corría a despedirse de su abuelo, anunciando que luego iría directo a la cama.

-Normalmente me cuesta hacer que se duerma.

-Supongo que todos los niños son iguales. Siempre recuerdo que mi padre decía que si no dormía bien me quedaría dormido en la parte más interesante del día.

-¿Y dónde está tu padre ahora? -preguntó Harry, sentándose nuevamente en la cama, junto a Draco.

-Él… murió, creo -Draco frunció el ceño y recordó la última escena que había visto, al Lord lanzando un Avada Kedabra, probablemente matando a su padre.

-¿Crees?

-Es una historia complicada -se encogió de hombros Draco.

-Y supongo que privada.

-Un poco… no lo comprenderías.

-Comprendo mucho… soy listo -sonrió Harry de oreja a oreja, lo que hizo que Draco sonriera también por el comentario.

-Y modesto también, por lo que veo.

Harry soltó una carcajada y negó con la cabeza.

-Gracias por haber ayudado a Albus -dijo Harry luego de un instante, poniendo una mano sobre el hombro de Draco -, en verdad lo aprecio mucho.

-No tienes de qué, no podría haberlo dejado solo en mitad de la calle.

Harry y Draco se miraron una vez más y entonces un rayo los hizo sobresaltar.

-Tengo que ir a ver a Albus, le dan miedo los rayos.

-Claro -asintió Draco.

-Hasta mañana, entonces, saldremos a las diez de la mañana, luego del desayuno… tu ropa ya está limpia, la pusimos en ese cajón -señaló Harry.

-Hasta mañana. Gracias.

Y entonces Harry salió de la habitación, dejando la puerta cerrada. Draco se recostó nuevamente y miró hacia la ventana, pese a las cortinas pesadas podía ver los reflejos de los rayos.

¿Qué haría mañana? ¿Ahora a dónde iría? ¿Qué sería de su madre y de Ron…?

Y además… Ese chico, Harry, ¿Por qué lo turbaba tanto su presencia?

Mirando hacia la ventana y los reflejos de la tormenta, poco a poco, se quedó dormido.

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魅了
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Sirius apretó la varita con fuerza, mientras creaba imágenes en el techo de su cuarto, una foto donde aparecía él de joven junto a James, Lily y Remus se amplió un poco más y suspiró con nostalgia.

Había logrado ocultarse y ocultar a Harry del mundo mágico durante veintisiete años; y ahora de la nada venía un Malfoy, seguramente hijo de Lucius, a desarreglar todo.

Giró la varita una vez más y la foto desapareció. Se preguntó si es que verdaderamente, luego de la feria, Draco se iría. Si es que su llegada no era más que una casualidad absurda y que al final no desestabilizaría su mundo.

Esa noche se la pasó en vela, mirando el techo, haciendo aparecer y desaparecer la fotografía una y otra vez y pensando en cuál sería su siguiente paso.

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魅了
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