69 Tentacles | Sábado por la mañana

Jan 07, 2011 15:39


B2ST|Junseung|Oneshot - Sábado por la mañana





Todos los viernes a las 19:30, hora en que el trabajo llegaba a su fin, Yong Junhyung corría por la puerta de salida del edificio, con su maletín, listo desde las 18:45, firmemente en su mano derecha y la chaqueta de su traje en la izquierda. Iba rápido hasta el elevador, porque debía alcanzar el autobús de las 19:45, sin margen de error.
Media hora después atravesaba la puerta del pequeño apartamento que rentaba desde que había llegado a la ciudad cinco años atrás. Aún si su trabajo le permitía vivir en un mejor lugar, Junhyung sudaba frío de sólo pensar en empacar y luego reorganizar todas sus cosas, incluso formar lazos de buena convivencia con los vecinos le parecía un castigo que no estaba dispuesto a soportar dos veces. Simplemente se limitaba a mejorar lo que ya tenía, como la televisión anticuada que había traído de la casa de sus padres que ahora había sido reemplazada por una enorme pantalla plana de más pulgadas de las que podía recordar, la cual, hablando con la verdad, lucía ridícula en la reducida pared donde estaba puesta. Otra mejora que se había dado el lujo de hacer fue la cafetera; claro que no es un gasto significativo, pero había sido toda una hazaña para Junhyung, pues la antecesora de la actual era una vieja máquina que le había dado su ex pareja la primera navidad que pasaron juntos “Ahorré mis propinas por tres meses, debes cuidarla con toda tu alma”, y eso había hecho.
Al final la máquina dejó de funcionar el día en que el chico se fue de ahí, hace ocho meses, cuando la relación acabó sin opción a una reconciliación. Junhyung tenía la sospecha de que había sido él quien la había roto. De todas formas, ahora tenía una nueva, que incluso hacía cappuccino, lo cual le hacía inmensamente feliz.

Sin embargo, lo viernes no tenía tiempo para beber una taza de café, pues debía darse una ducha, cambiarse y arreglar su aspecto de aburrido oficinista, pues los viernes en la noche salía a bailar. Quizás “bailar” no es lo correcto, ya que sentarse a beber mirando sin  tregua a la misma persona no se acerca al término ya dicho.

Verán, todo había comenzado semanas luego de haber acabado su antigua relación, cuando Doojoon y Doongwoon le obligaron a salir de su retiro en el mundo de la depresión y la autocompasión para que se distrajera un poco.
Le llevaron a trotar por las mañanas, idea de Doojoon, aún si lo odiaba, pues levantarse temprano a hacer un poco de ejercicio nunca había matado a nadie. Lo dejaron después de unas semanas, pero Junhyung conservó el hábito de hacer ejercicios ligeros por las mañanas.
También fueron al cine, idea de Doongwoon, a ver siete o quizás diez películas de acción y aventura; a Junhyung no le gustaban, pero acabó divirtiéndose lanzando palomitas a las personas que estaban más adelante.
La tercera idea fue de Kikwang, pareja de Doongwoon. Fueron a bailar un viernes por la noche al club de moda. Junhyung pensó que no quería ir, ya no tenía veinte años, ya no iba a la universidad, ya era un hombre con un trabajo y una vida con responsabilidades, ir a esos lugares le parecía infinitamente ridículo y autodestructivo. Pero ahí estaba después de unas horas, bebiendo un Martini extremadamente bueno mientras intentaba rechazar la invitación de Doojoon para ir a la pista de baile, al final no pudo hacerlo y acabó moviendo su cuerpo al ritmo de la música, sintiendo que el peso que tenía en la espalda se iba mágicamente y entonces, entre los cuerpos que bailaban a su lado y las luces que se movían al ritmo de la música, Junhyung supo que todo volvía a ser brillante y real, justo como antes.

Y así estaba, perdido en la música cuando le vio llegar, vestido casualmente, jeans ajustados, camiseta sin mangas, blanca y chaqueta de color café. Junhyung pensó en su atuendo, pantalón negro  y camisa blanca, lo cual le hizo sentir un poco de vergüenza… no había nada genial ni juvenil en él. Seguramente lucía como un estúpido anciano frente a la personificación de la juventud que ahora, con un vaso de licor (sacado de la otra barra) en la mano derecha, comenzaba a bailar relajadamente (y valla que bien lo hacía) a unos quince metros de él.
Junhyung se paró en seco mientras le miraba atento, sentía nauseas y la felicidad previa se había esfumado en alguna parte. Todo lo que podía pensar era en cuan patético era, ahí en un club para personas jóvenes, bailando e ignorando su miseria, arriesgándose a una resaca por la mañana y un dolor de cuerpo que no podría sobrellevar.
La semana que siguió a lo ocurrido intentó no pensar en eso, pero lo hizo y mucho. De hecho, el viernes siguiente estaba ahí otra vez, justo como todos los que le siguieron a ese, sentado en la barra, bebiendo algún trago de colores mientras esperaba que llegase “la juventud”, como le llamaba en sus eternas cavilaciones mentales para no hacer su trabajo.

Para Junhyung era fascinante cómo una persona podía hacerse notar entre la multitud que hacía exactamente lo mismo, y es que el hombre parecía de neón entre esas personas grises, con su rostro tranquilo y el cuerpo moviéndose hábil y con gracia. Tenía la actitud más extraña que Junhyung hubiese visto, pues el tipo era amable, pero a la vez parecía estar siempre lejos de todos a su alrededor, como un figura sintética rellena de aire, que luce perfecta por fuera, frágil y hermosa, pero está vacía adentro, como una estrella de la televisión. Siempre llegaba tarde, como si gustara de hacer a todos esperar por su llegada; siempre rechazando con una sonrisa a quienes le sacaban a bailar, siempre conservando aquella mirada hermética.
Gracias al chico del bar se había enterado de que se llamaba Hyunseung y que solía ir los viernes hasta las 3:30, cuando marcaba a alguien en su celular y salía, tan misteriosamente como había llegado.

Junhyung sabía que estaba obsesionado, pero no quería aceptarlo, ante las preguntas de sus amigos contestaba que le gustaban los tragos del local y luego de alzar las cejas con la expresión de sarcasmo tatuada en los rostros le había dicho que le creían. Kikwang, que tenía menos tacto, simplemente le preguntó sin muchos rodeos si le gustaba Hyunseung. Junhyung arqueó una ceja y le preguntó por qué sabía el nombre del tipo y el menor sonrió como el idiota que era y le contestó que se conocían un poco, que tenía el número y que podía dárselo. Ese fue el momento en que Jun dejó de escuchar.

Así que ahí estaba, en la barra, con un trago tropical en la mano izquierda y su celular en la derecha, previamente había escrito un mensaje y se estaba debatiendo si debía enviarlo. Al final, luego de beber todo el contenido de la copa, oprimió el botón verde y  un “¿Qué es lo que debo decir para que aceptes bailar conmigo?” Fue enviado.

Hyunseung no se había presentado aún, Junhyung pensaba que gustaba de hacerse de rogar. Su celular vibró en su mano y su estómago dio un vuelco mientras abría el mensaje.

“Bailar mejor que yo”

Sonrió divertido, era justo el tipo de respuesta que esperaba de alguien que bailaba consigo mismo todas las semanas.

“Está bien, acabarás pidiéndome tú que bailemos”

Quizás era el alcohol, quizás la emoción, pero se sentía terriblemente emocionado y, por sobre todo, desinhibido. Se preguntó por qué Hyunseung le seguía el juego a un extraño, pero no le importó.

“Okay, a las 00:00 comienza el reto”

Junhyung vio el reloj del celular, 23:50, y en ese momento, la puerta se abrió y entró Hyunseung, con la sonrisa más complicada que en la vida hubiese visto.

A las doce, lleno de arrepentimiento y vergüenza se levantó algo mareado a bailar, ¿dónde había quedo toda esa confianza? No tenía idea, pero ahí estaba, moviendo los brazos y el cuerpo, intentando fundirse con la música.
No lo logró, de hecho, algunas personas se habían volteado a apuntarle mientras se reían y sintió vergüenza y pánico, tuvo ganas de irse a casa pero sólo logró correr hasta el baño, olvidando por qué estaba ahí en primer lugar, encerrarse en los servicios parecía lo más brillante y urgente en ese minuto.

Entró a una de las cabinas, ignorando a la pareja que se besaba acalorada frente al espejo, sólo quería fundirse con las manchas en la pared y ser ignorado para siempre, sin embargo la vibración en su bolcillo le hizo regresar a la realidad, sacó el celular y con miedo vio quién había enviado el mensaje, Hyunseung.

“Eso no estuvo muy bien…”

¿Eh? Recién lo había comprendido, Hyunseung sabía con quién hablaba, Hyunseung sabía su identidad y Hyunseung había visto el fiasco de bailar con alcohol y nerviosismo en el cuerpo. Antes de que pudiese contestar el aparato vibró otra vez.

“De todas formas fue un buen intento, Junhyung”

¿Qué? ¿Pero de qué hablaba ese hombre? Había sido patético. Se acomodó mejor sobre la tapa del inodoro cuando escuchó la puerta abrirse y se preguntó si la pareja había decidido ir a un motel de una vez por todas.

-Quieres bailar conmigo, Junhyung-

Y con la voz profunda que resonó en toda la fría y sucia habitación Junhyung pensó que oficialmente estaba loco y que necesitaba internarse de inmediato. Se asomó por encima de la puerta y lo vio ahí, tan tranquilo como siempre, con aquella sonrisa que parecía esconder demasiado.  Creyó que su corazón se había detenido y olvidó respirar por unos segundos, porque cuando Hyunseung le miró hacia arriba y le dijo “Por favor”, todo se volvió borroso.

Había sido incómodo, oh claro que sí lo había sido. Pero pudo sobrellevarlo, habían caminado a la barra sin decir una palabra y bebido algo que él sonriente barman les había recomendado, Hyunseung parecía tranquilo y Junhyung podía apenas mirarle de reojo. Bailaron juntos, sin mucha cercanía claro, dos o tres canciones ante la atenta mirada de las personas que regularmente asistían al club y es que Hyunseung estaba bailando con el perdedor que estaba atornillado a la barra, valla idiotez.
Luego de lo que a Junhyung le pareció demasiado poco tiempo, Hyunseung le preguntó, acercando sus rostros para hacerse escuchar, si quería salir de ahí. El otro sólo asintió atontado y siguió la espalda firme de Seung hasta la salida y luego a una tienda 24 horas que estaba en la calle de enfrente.

Mientras esperaban para pagar dos latas de cerveza y un paquete de snacks, Junhyung se preguntó qué demonios hacía ahí, por qué Hyunseung sabía su nombre, por qué le había seguido hasta allí y qué pretendía. Se planteó el correr y esconderse en su cama hasta hacerse viejo e irreconocible.

-Kikwang me habló de ti.- Y sin haber formulado la pregunta en voz alta había conseguido una respuesta mientras salían sosteniendo una bolsa de plástico con sus compras, Hyunseung había pagado.

-Oh…

-Te conozco desde antes que lo hiciera, es difícil no notar a alguien que no te saca la vista de encima una vez a la semana por tantos meses… ¿no lo crees?- Junhyung sintió sus mejillas arder y la idea de esconderse en la cama le pareció adecuada y necesaria.- No me estoy quejando, no te preocupes…

Eran las 3:30 cuando Hyunseung le dijo que tenía que retirarse. Habían hablado (Hyunseung había hablado y Junhyung había contestado nerviosamente) por unas dos horas. Se había enterado de que de hecho “la juventud” era mayor que él, cosa divertida. También que trabajaba manejando su propia tienda de ropa en el centro y que iba a ese club en específico porque era amigo del dueño y podía entrar gratis.

-Entonces… ¿nos vemos el viernes?

-Es un trato.

Y con eso se dieron un apretón de manos e intercambiaron sonrisas, para luego caminar en direcciones contrarias.

Junhyung caminó hasta su casa, pensando en que si bien ya no era un jovencito, podía disfrutar justo como se le diera la gana, porque era una persona que se había esforzado, que tenía todo lo que quería y que no podía seguir llorando una cafetera vieja que ya no usaba; así que sacó su celular y escribió un mensaje.

“Mi cafetera hace cappuccino, quieres probar?”

La respuesta llegó cuando subía por las escaleras de su edificio, cuando en el cielo la luna bajaba y el sol mostraba sus primero rayos.

“Es una cita”

Junhyung sonrió y abrió la puerta de su apartamento.

Fin

Nota: AJ es buena y fue mi beta.

fandom: b2st, pairing: junseung

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