Título: Descubrimiento del Cielo
Fandom: Harry Potter
Rating: G
Spoilers: Nope
Personajes/Pairing: Severus/Lily
Notas: Para
adharaphoenix, en un intercambio de OTPs ;)
Si le preguntaran, no podría decir cuando fue la primera vez que la vio. En alguna clase, supone, o mas bien durante la ceremonia de selección. Quizás coincidieron en el Expreso a Hogwarts o pasó a su lado en la estación mientras se despedía de sus padres. Tampoco sabría decir cuando comenzó a fijarse en ella, cuando se dio cuenta que su pelo rojo parecía de fuego cuando le daba el sol, o cuando comenzó a pensar que sus manos debían ser suaves, más suaves que nada que haya tocado alguna vez.
No lo sabe, y últimamente piensa mucho en ello. Cómo las personas que menos esperas pueden llegar a convertirse algo importante en tu vida. Y piensa que ella es importante, sí, no, no lo sabe, maldita sea, piensa que debe serlo, porque cuando está con ella se siente como si fuera otra persona.
Justo como ahora, cuando la ve caminar detrás de él, cogida de su mano descuidadamente. Como ella lo convierte en otra persona, más atrevida, más cobarde, mas estúpida, más inteligente. Como hace que el corazón le lata mas deprisa, como algo caliente y pesado baje por su garganta hasta su estómago, cada vez que le aprieta la mano.
- ¿Dónde me llevas?- pregunta entre risas.
Pero él no contesta, y ella tampoco insiste demasiado. Aprieta su mano, con fuerza, sintiéndola caliente a través de los gruesos guantes de lana. La mira, por un segundo, y ella se ríe, el pelo rojo que se escapa del gorro de lana azul destellando contra la nieve.
No contesta, no habla, pero tira de ella para acercarla. Lily se ríe, pero ahora es una risa diferente, mas gutural, como si saliera directamente de su estómago, una risa menos inocente y mas traviesa. Se asombra, él, por como se ha acostumbrado a eso, como no termina de acostumbrase, como le cuesta hacerse a la idea de que está con él porque quiere y no por alguna estúpida broma en la que él acaba humillado mientras los demás ríen.
No dice nada pero se aparta cuando ella se acerca más, mucho mas, peligrosamente cerca, y hace un gesto con la cabeza, señalando. Y siente satisfacción al ver la mirada de ella, entre asombrada y sonriente, las mejillas sonrojadas y el vaho subiendo desde su boca y formando señales luminosas en el cielo.
- Oh- es lo único que dice ella, y él se siente obligado a explicar.
- Es la Casa de los Gritos- ella enarca una ceja, obvia, y él se siente como un estúpido por momentos. Comienza a hablar mas deprisa, más.- Yo pensé que... bueno, todo el mundo va por el camino principal...
- Y a ti te gustan los rodeos, ¿no?- añade ella, sin dejar de mirarle, los ojos verdes clavados en alguna parte de su cuello, no sabe en cual, porque el no la mira, cada vez mas nervioso.
Y se acerca, y cada vez está mas cerca, y Severus no sabe como ni donde poner las manos, ni donde mirar, ni que pensar, porque, definitivamente, cuando está con ella se siente estúpido e infantil, como si ella supiera muchísimo mas que él, muchísimo más de todo, y él solo puede esperar a que ella quiera compartir sus secretos con él. Y ese sentimiento le molesta y le maravilla a la vez, la sensación extraña bullendo en su pecho, el corazón bombeando sangre cada vez más deprisa mientras ella está tan cerca que el vaho de sus respiraciones se confunden, sus labios rojos y brillantes tan cerca que sabe lo que va a pasar a continuación y no puede (no quiere) evitarlo.
Lily le besa y es como tocar el cielo. Sentir sus labios sobre los suyos, dulces, ahondar las manos en el espacio suave que hay entre su pelo y su bufanda, los minúsculos copos de nieve que caen y se pegan a sus mejillas, deshaciéndose y volviéndolas rojas. Cada vez que la besa es cómo descubrir el cielo, el asombro y la vergüenza revolviéndose en su estómago.
Y termina de besarla, y sin poder evitarlo mira a su alrededor. Sabe que no debería haberlo hecho cuando los ojos verdes de ella se oscurecen, e igual que el cielo sobre ellos, amenazan tormenta.
- ¿Por eso me has traído aquí?- pregunta con un hilo de voz- Aquí que no hay nadie, ¿para que no te vean conmigo?.
Y no dice nada, porque es estúpido, estúpido, y tiene miedo, miedo de ser débil, de hacer el ridículo, de que le hagan daño, otra vez. No contesta, y observa aterrado como ella se da la vuelta y se marcha, se aleja.
A la mierda, a la mierda todo.
- Sólo quería estar a solas contigo- dice finalmente. Ella se para, pero no se da la vuelta, y Severus puede ver su pelo rojo, como fuego, cayendo por su espalda, encima de su capa de lana. Coge aire y continua, aterrado por la posibilidad de que ella continúe su camino y se aleje para siempre- Pensé que... que podría ser original, un sitio diferente.
Y es alivio lo que siente cuando ella se vuelve finalmente y lo mira. Alivio porque sus ojos no están enfadados, y una mueca parecida a una sonrisa leve en sus labios. Alegría y algo parecido a ansiedad cuando se da cuenta de lo bonita que es, la nieve cayendo suavemente sobre ella, blanco, todo blanco alrededor, contrastando con los labios y el pelo rojo.
- Se de un sitio- y la voz de ella vacila, un segundo, se quiebra, lo suficiente para hacerle saber que ni ella es tan inteligente ni él es tan estúpido.- donde podemos estar solos y no hace tanto frío...
Es una invitación, clara y sin rodeos, y él aun está asombrado, nervioso, asustado y excitado cuando piensa que es ahora o nunca.
Y es ahora.