Nunca es demasiado tarde

Sep 26, 2005 12:03

Título: Nunca es demasiado tarde.
Fandom: Harry Potter
Rating: PG
Spoilers: 1981. Caída de Voldemort.
Personajes/Pairing: Moody/McGonagall
Notas: Lo pidió adharaphoenix para gingetsu




Las heridas aun le duelen, aunque ya han pasado casi tres meses. Sobre todo la del ojo, que parece que nunca va a terminar de sanar. En el fondo le divierte, y eso le ayuda a soportar el dolor, la herida limpia que no termina de cicatrizar. Le divierte las miradas huidizas de los demás, entre asombradas y con un deje de repulsión.

Es divertido ver cómo le miran cuando creen que él no los ve, cómo apartan la mirada, casi disculpándose cuando descubren su sonrisa torcida en su cara llena de tajos y surcos. Sus marcas de guerra, de una guerra que ha durado demasiado y que él está seguro que le sobrevivirá a su muerte.

No le asusta morir, pero tampoco tiene excesivo interés en dejar esta vida antes de lo estrictamente necesario. Y si se ha convertido en un paria, maldito lo que le importa. Antes, quizás muchos años antes le hubiera importado, pero no ahora. No ahora que siente sus huesos extrañamente pesados dentro de su cuerpo, y a la vez, increíblemente frágiles, como si fueran a quebrarse de un momento a otro. No, maldita sea, ahora lo que le divierte es provocar las miradas de desagrado mezcladas con incredulidad, cómo si estuviera loco, loco de remate.

Quizás lo esté. Loco. De remate.

Porque casi advierte que una mirada no es cómo las de los demás. Que nunca lo ha sido. Y ahí está delante de ella, mientras observa su rostro adusto y sus labios apretados relajándose durante un segundo en una sonrisa invisible.

Cómo la echa de menos. “La guerra” se puntualiza a si mismo, nervioso. Siempre ha sido una persona eminentemente práctica, que sabe sacar lo mejor de cada momento. Y es ahora, ahí, justo en ese momento cuando es plenamente consciente de que la guerra ha acabado, y no tendrá mas misiones junto a ella, más madrugadas conversando en el cuartel de la Orden, mas noches en vela esperando por tal o cual amigo, compañero, hermano.

Cuando siente el peso de los años en la espalda, en los huesos, en cada cicatriz que surca su cuerpo igual que un mapa. En todas las palabras que no se han dicho, en todas las veces que han permanecido callados, justo igual que ahora, la mesa interponiéndose entre ellos cómo un océano infranqueable.

“Es demasiado tarde” piensa abatido “demasiado tarde para todo, salvo para seguir luchando y morir”.

- Hace una tarde horrible- la voz de ella rompe el silencio, incómoda, nerviosa.- No se cómo te has atrevido a venir hoy.

“A lo que hemos llegado” se dice irónicamente “A hablar del tiempo cómo dos vulgares ancianitas”, pero la voz de ella le interrumpe de nuevo.

- ¿Quieres tomar un té?- y enseguida su boca se arruga, y tuerce el gesto, cómo si hubiera dicho algo inconveniente.- Oh, lo siento, por un momento he olvidado con quién estaba hablando. Supongo que habrás traído tu propia ración de merlín sabe lo que sea que lleves en esa petaca.

Y es esa, esa McGonaggall la que a él le gusta. La irónica y amable, la que sólo deja escapar muy de vez en cuando, la que lleva escondida debajo de su pose de gobernanta estricta y adusta.

- Minerva...- toma aire, inseguro de lo que va a decir, de lo que va a hacer, intentando camuflar el nerviosismo tras una máscara de confianza y campechanía.- Minerva, sólo de ti aceptaría una taza de té.

Lo ha captado. Puede verlo, en su expresión sorprendida que no trata de ocultar, en los labios finos que se han entreabierto para decir algo pero de los que aun no han salido ni una sola palabra. Mejor, mucho mejor. Que no diga nada. Que haga cómo si nada hubiera sucedido, y puedan volver a la comodidad de una amistad que ya dura demasiados años como para que no haya evolucionado.

- Alastor...

Su voz es un susurro, y él prefiere no oírla. Prefiere no tener que oír nada de lo que pueda decir. Y se siente increíblemente viejo, todas las cicatrices doliéndole a la vez, todos los huesos pesándole más que nunca, toda la valentía abandonándole.

- Es demasiado tarde- piensa de nuevo, pero esta vez lo dice en voz alta, abatido, casi derrumbado sobre la silla- No debimos dejar que pasara tanto tiempo.

Casi espera una respuesta airada por su parte, por darle la parte de responsabilidad que en justicia le pertenece. Lo que no espera es una mano cálida rodeando la suya, una sonrisa como nunca ha visto en ese rostro, ya envejecido, pero que una vez fue joven y a él le gustaba.

Le sigue gustando.

- Nunca es demasiado tarde.

Y lo dice con tanto aplomo, con tanta seguridad que tiene que creerla. Al fin y al cabo, ella es la profesora. Y está seguro, es más, apostaría la pierna que le queda a que aun podría enseñarle muchas cosas.

Y él se muere por aprender.

harry potter, moody/mcgonagall

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