Título: Uno, dos, tres besos
Fandom: Harry Potter
Rating: PG
Spoilers: Nope.
Personajes/Pairing: Ron/Hermione
Notas:
_Paxton_ lo pidió para
miiina, aunque también dejó otras posibilidades que he apuntado para cuando tenga más tiempo ;P Además, el fanfic participa en un concurso en
ab_invntigation.
A Hermione Granger la besaron por primera vez cuando tenía ocho años. El perpetrador fue Bobby Renfrew, de nueve años, con la cara llena de churretes de barro y una camisa descolorida. Todo fue tan rápido que Hermione sólo se dio cuenta de lo que había ocurrido cuando Bobby se estaba riendo con sus amigos, cuando las lágrimas surcaban sus mejillas y su pelo parecía mas alborotado que nunca.
Procuró mantenerse alejada de Bobby, después de eso.
Tenía catorce años cuando volvieron a besarla. Pero esa vez no era Bobby, ni tenía la cara manchada, ni se reía de ella. Al contrario, era un muchacho alto, fuerte y guapo, casi podría decirse tímido detrás de su fachada de campeón. Puede recordar, perfectamente, cómo Víktor le pidió permiso, como la llevó a un pasillo donde no había nadie, cómo cogió su cabeza con las dos manos, cómo su cuerpo chocó contra el de ella y la besó torpemente.
No estuvo mal del todo, pero no era lo que había esperado.
Aún no sabe por qué lo hizo, tampoco. Quizás por orgullo, por vanidad, por demostrarse a sí misma que le gustaba a alguien, por no ser la única chica del dormitorio que aun no había besado a nadie, porque Víktor era guapo, era un campeón.
Porque quizás a Ron le importaría, y quizás así se daría cuenta de que ella era una chica y que sí tenía sentimientos.
Estúpido, estúpido Ron.
Estúpido Ron, que ha tardado seis años en besarla, que parecía que nunca iba a llegar este momento y Hermione se siente contenta y triste a la vez. Que su mundo no volverá a ser igual, que la guerra es una realidad cada vez más dura y evidente, y tiene miedo de que ni siquiera los besos la ayuden a ser como era antes.
Ron, Ron, dulce y tonto, que le besa suavemente, sin atreverse primero, confiado después, que hace que todos los años de espera se diluyan como una gota de sangre en el mar. Que acaricia su pelo, su cuello, que deja de ser el niño pecoso y asustadizo que siempre fue para convertirse en un hombre valiente que lo daría todo por ella, por su familia, por sus amigos.
Es el mejor beso que le han dado nunca, piensa Hermione, pero nada que no pueda mejorarse con más práctica.