Hay un placer íntimo en eso de oir un disco que te encanta, que te gusta tanto que lo has oído muchos cientos de veces hasta conocer de memoria no sólo las canciones sino los glitches de la grabación, pero que hace mucho que no has escuchado.
Estoy escuchando ahora mismo, mientras pergueño estos dos párrafos, Battery, la primera canción del Master
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