Qué curioso…
Martín comenzaba a sentir verdaderas ganas de conocer al chico que se hallaba sentado frente a él, tan solitario siendo que podría tener la compañía que desease. Un artista tan notable perdido en las sombras, el dueño de sentimientos tan profundos guardándolos para sí… Escondiéndolos del mundo.
-Yo ya tendría que irme, fue un gusto conocerle señor Martín- y de pronto estaba escapando de nuevo, ante la mirada atónita de quien había intentado ser amable con él, tampoco valía la pena, el estaba mejor sólo, soñando que pertenecía a algo, y el argentino debió haberlo dejado así… Ahora se iría a su hogar, intentaría escribir algo las horas que quedaban, y luego llamaría a su editor, para contarle del fracaso de artista en el que había confiado…
Pero, nada de ello sería como ahora pasaba por su mente, y no lo sería porque frente a él no tenía un hombre que dejara pasar las oportunidades, no tenía un hombre al que se le pudiera dar un “no” por respuesta.
-Pará un momento, vos no te vas Manu ¿te puedo llamar manu cierto?... Gracias. Como te decía, vos no te podés ir, ¡pensá en mi también un poco viejo! No siempre un pobre periodista de baja clase tiene la suerte de encontrarse con el más admirado de sus artistas, precisamente, venía a mostrarles a unos amigos míos el arte que cultivábamos en Latinoamérica, andá tomáte una copa conmigo y conversemos un poco, de tú a tú, tampoco me señorees, podés decirme Martín a secas, que seguro tenemos casi la misma edad- Martín mentía un poco claro, el no era ningún don nadie, pertenecía a una de las familias más importantes de su país, y a pesar de que su carrera como periodista recién surgía, se veía que iba para arriba como cohete, directo a la cima.
Pero, Manuel nada de esto sabía, no tendría porque haberse quedado, ni siquiera tenía porque escuchar al hablador chico que de la nada se le había presentado, y aun así… Aun así volvió a dejar sus cosas sobre la mesa y a tomar asiento, simplemente impresionado con el temple que presentaba el otro… No obstante, el que se quedara no quería decir que tuviera de que hablar, por lo que se limitó a volver a sentarse, y observar sus manos en silencio, generando un vacío algo incomodo.
-A vos te comió la lengua un gato ¿A que sí?- le sugirió el argentino en tono algo irónico, antes de proseguir el mismo.
-Y contáme, ¿Qué hacés por la vida? Hace tiempo que no se sabe nada de vos, ni has publicado nada nuevo, hace bastantes meses… ¿Tomando un descanso? ¡Che! Seguro que has encontrado novia y decidiste esconderte de los medios un tiempo.- El chileno comenzaba a molestarse con el constante parloteo del otro ¿No sabía callar? O bien, por ultimo ¿no sabía ser discreto?... Dios…
-No tengo novia, y simplemente he estado trabajando, tampoco soy un amante de la vida bohemia, por lo que es normal que no se me vea por allí- comentó frunciendo el seño, y esperando que el otro dedujera de su tono que no deseaba muchas preguntas…
Desde luego, esperaba demasiado…
-¿Trabajando? Eso suena re-bien, espero poder escuchar tus nuevos trabajos mañana. Y ¿Seguro que no tenés novia? Eso si es extrañísimo, por lo que yo sé, los poetas y artistas tienen un arrastre increíble, las nenas siempre se mueren por la fama, vos sabés…o quizás… ¿Acaso sos maricón Manu? Che, sin malas intenciones, no creás que luego voy a correr a publicarlo por allí, ahora ando de vacaciones, volviendo al tema ¿Sos homosexual, cierto?... ósea, así tendría bastante sentido un montón de cosas que puedo ver en vos…- el argentino había hablado sin apenas respirar, y sonriendo todo el tiempo, desde su perspectiva, era completamente normal ese tema de conversación.
Obviamente, no desde la de Manuel…
Seguramente el tipo estaba loco, seguramente era eso, o quizás planeaba sacarle unas cuantas verdades para publicarlas luego y hacerse famoso de ello ¿Qué se creía?
-¿Quién mierda te creí? No pienso contestar ese tipo de cosas, encuentro sumamente ofensivo que me trates de fleto, porque yo no soy ningún maricón, soy bien machito pa’ mis cosas ¿Entendiste? - le espetó agresivamente, mirándole con veneno en los ojos y pensando seriamente en tomar sus cosas y largarse de una vez, como, según él, debía haber hecho hace tiempo ya.
-Mirá como te has enojado, ¡Tranquilo che, manu! Si ya te dije que ando de vacaciones, además si te lo pregunto es porque estoy personalmente interesado, si me entendés, a mi me gustan los hombres- el argentino declaraba aquellas cosas en tono relajado y algo coqueto, realmente más divertido que molesto con las reacciones de su amargado compañero.
-No me…. ¿Q..Que..t-tu QUE?- sin querer había gritado, por lo que bajo la voz enseguida, avergonzado de haber perdido el control.
Esto era genial, definitivamente increíble, verdaderamente habría preferido que el argentino fuera un simple cazador de fama, la idea de que era homosexual y él le parecía también homosexual, daba bastantes explicaciones al porqué se había acercado a hablarle en primer lugar… Le estaba coqueteando, y la idea… Bueno, era realmente perturbadora. Por lo que ya, decidido a no esperar más extrañezas de su compañero, se levantó… Completamente convencido a largarse de una vez.
-Pará ¡Pará Manu! Che, que no lo había pensado de vos, no pensé que fueras homofóbico, ¡Que feo! ¿Me vas a hacer sentir mal, sabés?... - las palabras del argentino dieron, una vez más, en el punto… El no tenía derecho alguno a ser homofóbico, no después de lo que había pasado hace tres años, no después de lo de su madre…
-Lo siento, es sólo que pensé que tú… Te habías sentado aquí conmigo porqué…y yo… - intentó disculparse de manera torpe, en cierta manera temeroso de haber hecho sentir de veras mal al rubio. La sonrisa amplia que esgrimió enseguida este, le demostró que no era así.
-¡Jajajaja! ¿Vos habías pensado que yo me acercaba porque tenía interés en vos?... jajajaj que cosas, pero tranquilo manu, que yo no te como, al menos no si no me das permiso- la respuesta del rubio, risueña, fue seguida de un travieso guiño que hizo enrojecer al castaño hasta la raíz del cabello…
-Este, weon…- murmuró por lo bajo, molesto de ser tan transparente a ojos del otro…
-Ya, ya…calma... ¿Porqué no mejor pedimos algo para beber y seguimos conversando? - propuso Martín poco antes de llamar al mesero y pedir pisco y algunas cervezas.
Entre copa y copa, y a bromas constantes por parte de Martin, ademanes de marcharse de un cada vez más ebrio Manuel, terminaron por descubrir bastante de la vida del otro. Así Manuel supo que Martín era hijo de una familia muy poderosa en Argentina por sus negocios ganaderos, que su sueño de toda la vida había sido el periodismo, pero que no había podido dedicarse a ello hasta que la literatura y ese tipo de rubros había comenzado a hacerse más rentables en Latinoamérica y que ahora gozaba de unas vacaciones con dos primos europeos que habían viajado a América a ser observadores de primer plano, del repentino boom de la cultura y literatura que se estaba dando hace unos pocos años. También Martín supo algunas, muy pocas cosas, acerca de Manuel, supo que era hijo de una familia humilde, que había sido siempre huérfano de padre, y no había tenido más hermanos, y que su madre había muerto hace tres años, por causas que Manu se había negado bajo cualquier termino a especificar.
Lentamente, muy lentamente el pasar de las horas, el correr del licor y de la música, generaba más y más intimidad entre ambos entes, prácticamente desconocidos, solitarios en un mundo demasiado amplio.
Music
-Escuchá, este tango lo amo… - Martín había interrumpido a manu de pronto y sonaba emocionado por el lento y sensual tango que ahora resonaba en el lugar. Manu lo escuchó también, considerando que verdaderamente era un hermoso tango, un muy hermoso tango… hermoso tango, tango hermoso, suaves manos, manos suaves que tocaban su brazo, pieza que gira… un momento, ¿Por qué de pronto estaba de pie?
Manuel se giró hacía Martín, nuevamente seño fruncido… este le había tomado del brazo y lo había puesto de pie girándole y luego jalándole a la pista de baile.
-¿Eh? ¿Qué mierda estás haciendo Martín?- Manu estaba ebrio, pero aun no lo estaba tanto como para no ser consciente de que el otro pretendía bailar tango, con él como pareja…
Martín sonrió ampliamente sin el más mínimo rastro de culpa, antes de responder.
-Bailá esta conmigo Manu, sólo esta… Lo prometo- rogo el rubio en tono lastimero, poniendo morritos para que el otro no lo enviara a buena parte enseguida, el castaño lo pensó, verdaderamente le daba pena decir que no cuando el otro ponía esa cara, y las buenas cantidades de licor que había consumido, contribuían a que su carácter, comúnmente cohibido, fuera algo más atrevido…
Finalmente suspiró, y asintió al argentino de manera leve…
-Estupendo-
La música fluía en pares compases, y la voz, rasposa voz del cantante parecía un hechizo de sensualidad, de sexualidad… El morbo yacía perdido en algún sitio de existencia nula, y las piernas se enredaban, danzaban por la sala. Había prometido que sería sólo uno, pero al primero siguió el segundo y luego el tercero, y el cuarto… cerca, cerca, cada vez más cerca los cuerpos, cada vez las respiraciones más juntas, cada vez más excitados, cerca, cerca, más cerca… La cabeza castaña reposando extasiada, escondiendose en el cuello del rubio. Locos de lujuria, locos de deseos sin consumar, de roces pecaminosos y tentativas del infierno…
Pero no era posible, no allí, no en ese momento… Por ello, si no querían enloquecer de deseo, debían dejar de bailar, dejar de hacerlo ya y esconderse en la salvación, detrás de la mesa privadora, lejos del pecado que llama, que grita…
-Uf… eso fue algo… -comentó el argentino, una vez ya sentados en la mesa, mirándose fijamente, ya sin ser capaces de prestar atención a un nuevo foco.
La voz sonaba ronca, dolida, y los ojos devoraban con deseo lo que no podían devorar los labios…
Manuel se veía incapaz de comentar siquiera algo del episodio recién ocurrido, estaba encendido como no lo estaba hace años, se sentía más vivo que nunca y quería gritar al mundo de satisfacción. Pero, aun no perdía la conciencia, sabía que estaba mal, lo horriblemente errado que era lo que comenzaba a sentir por el rubio chico, y lo terrible que serían las consecuencias… de algo que ya no podía frenar.
Musiquita
Pero la noche seguía y los cuerpo desesperados debían contenerse, escondiéndose en el licor, ocultándose tras las risas, la noche seguía, seguía…aun cuando el sitio, el cálido sitio debía cerrar…
Así tuvieron que salir a la calle, el argentino sujetando risueño al ebrio castaño, aunque realmente estaba sorprendido. ¿Qué tanto podía cambiar una persona bajo los efectos del licor?...
El chico que sostenía en sus brazos, apenas si se parecía al acido chileno con que había entablado conversación al principio, sus ojos seguían siendo los mismos, esos hermosos ojos llenos de poesía… Pero él…
-Jajajaj sonríe Martín, sonríe… La noche esta estrellada, y tiritan azules los astros, a lo lejos jajajaja- hace un buen tiempo que el chileno no decía nada coherente, tampoco era que le importara aquello al argentino, su castaño amigo parecía mucho más feliz así que como estaba antes…
-Sí, como vos digas… Muy hermosos los astros azules, Neruda es un genio che, pero tenés que decirme dónde vives, no podemos quedarnos contemplando los astros toda la noche, manu…- eso sí era un problema, Martín se había propuesto dejar a manu en su hogar sano y salvo, y ello le sería imposible a menos que este comenzara a poner de su parte.
-¡No! ¡No! Hace frio…hace frio Martín- el hilarante chileno se acercó aun más al otro, apegando sus cuerpos y frotándose contra este, de manera inconscientemente sugerente.
-Me estas matando Manu, si seguís así, te prometo que entraremos al primer motel que pille por aquí…- con voz ronca el argentino se veía en un problema, su integridad se negaba a abusar de la confianza del chileno, pero si este no paraba de provocarle simplemente no le quedaría de otra… Por suerte, justamente en ese momento tuvo una idea, tranquilamente detuvo el andar de ambos, y sujetó con cuidado a Manu frente a él, registrando afanoso los bolsillos de este, esperando, por dios, que aquello que buscaba estuviera allí…
¡Allí estaba! La billetera del chileno, Martín la reviso cuidadoso, revolviendo hasta encontrar lo que buscaba… La dirección, muy de Manu, la dirección dentro de la billetera…
Lalalala~
Entonces el argentino emprendió nuevamente su camino, arrastrando lenta y parsimoniosamente al amigo hilarante por nuevas calles -por suerte cercanas a donde estaban- … Arrastrando, arrastrando…lento muy lento, a la casa, la casa oscura, la casa de artista, la casa solitaria, solitaria como sus ojos.
De otro bolsillo Martín saco las llaves, comprobando con alivio, que eran las correspondientes, aquella era la casa de su amigo…
-Llegó la hora Manuel, tengo que irme ya, pero te aseguro que volveremos a vernos- Martín murmuraba más para sí mismo que para su compañero, a sabiendas de que este probablemente no recordara nada luego, el rubio se despedía quedo, mientras se las empeñaba en empujar dentro de su hogar al chileno (lo que era difícil sin ser brusco)…
Pensó que le habría gustado pasar, prepararle un café, y quizás, cuando este estuviera más cuerdo, conversar otro ratito… Pero no se atrevía, no ante la tentación de no volver a salir sin haber obtenido la recompensa prohibida.
En fin, luego de un tiempo en intentos, entre tirones y juegos el argentino logró hacer que su castaño amigo ingresara en su hogar, sano y salvo, aun puro gracias a Dios.
Sonriendo con ironía en la oscuridad nocturna, Martín pensó que era momento de retirarse, eso sí esperaba conservar su dignidad de caballero, y sobre todo, porque debía llegar antes de que sus primos despertaran si no esperaba aguantar los comentarios y preguntas con que seguramente lo atosigarían, tenía que decir adiós a Manuel.
La despedida esperaba, el adiós… él tenía que irse, tengo que irme, el caballero de ojos estrellados, mi caballero de ojos nocturnos. Era obvio, no lo deseaba, no lo deseo, algo así...irse, irme, sin haberse atrevido a nada, sin haber hecho nada, sin haber grabado aquella noche con un sello intachable, sin haber sido sincero… No dejaría que fuera así… No dejaré que sea así…
…No…
….No…
El tiempo correteó mientras los sucesos se apresuraban, uno tras otro, un alma solitaria, una sedienta de amor, un cálido cuerpo rozando otro, una esperanza fugaz, una boca… dos bocas, jadeo, jadeos, un cuerpo estrellado con la muralla, un anhelo… un beso.
¿Cómo había sucedido?... no se supo, un misterio… boca sobre boca, alientos juntos, se besaban, los amantes repentinos se besaban, adiós mañana, adiós hoy, el oxigeno se terminaba, los amantes se besaban… los amantes se abrazaban…
Martín apretó el cuerpo cálido de Manu contra el suyo, necesitándole cerca, tan cerca… tan suyo, necesitaba más que besarle, más que marcar su cuerpo y hacerle suyo… Necesitaba devorarle, completa y absolutamente, hasta su última gota de energía, hasta el último despojo de su aliento. Sus manos no parecían poder tocar lo suficiente, y no quería dejar de besarle… Pero no podía más, no llegar más allá, honor…una dignidad, estúpidas utilerías necesarias…
Y al momento siguiente, Martín soltando a Manuel, Martín dejándole en la puerta, Martín desapareciendo en la oscuridad…
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dsadasd muchas gracias de antes al que lea, el simple hecho de que tomes la molestia de leer esto es muy valioso para mi (L) ^^
kisuuss