-Lord Ivywood -continuó Dalroy, poniendo el barrilillo sobre la mesa- desea que
beba usted un vaso de vino a su salud, o mejor dicho, un vaso de ron. Por Dios, no vaya
a dar crédito a todas las habladurías que nos pintan a lord Ivywood como un enemigo
de la bebida. No le digo más, que en la cocina le llamamos Tres Botellas Ivywood. Pero,
ah, es preciso
(
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