Fanfic: El camino sin retorno (FMA)
Titulo: El camino sin retorno
Fandom: Fullmetal Alchemist
Claim: Scar.
Nota: Accion situada después de lo que ocurre en el tomo 15, algo asi como después de la guerra de Ishbal.
Disclaimer: Ni Scar, ni Full Metal Alchemist me pertenecen, si no que son obra de Hiromu Arakawa
Hacia días que vagaba sin rumbo fijo, casi no le quedaban fuerzas para sostenerse en pie. No podía más, así que se dejó caer y se arrastró hasta quedar debajo de un árbol.
Por primera vez sintió hambre, no había comido en días. Había perdido la noción del tiempo desde que empezó a caminar. Comenzó a notar como le dolía todo el cuerpo, algunas heridas se habían abierto y empezaron a sangrar. Se arreglo el vendaje como pudo.
Respiraba con dificultad, se sintió desfallecer. Los ojos se le cerraban lentamente.
En ese momento se percató que el paisaje había cambiado, ya no era la carretera por donde había estado caminando. Los verdes prados que la rodeaban habían desaparecido. Todo se volvió árido, del color naranja del desierto. Al fondo podía ver unos edificios que le resultaban familiares. Era Ishbal.
La ciudad estaba intacta, como si nunca hubiese habido una guerra, aun así tenía la sensación de estar en una ciudad fantasma. Anduvo por las calles, pensando en que quizás su familia estuviese a salvo y que todo habría sido un mal sueño. Llegó a un edificio pequeño, sin duda era la casa de sus padres. Se paró un momento antes de entrar, como si dudara.
-¿Hermano?- preguntó mientras entraba.
Apenas había luz en la habitación, la que había se filtraba por la puerta abierta. No parecía que hubiera habido alguien allí en mucho tiempo, sin embargo los libros y cuadernos que estaban desordenados por el suelo indicaba que el que estuviera allí antes salió con prisas. Miró algunas de esas hojas, inmediatamente reconoció la letra de su hermano. Por un momento pensó que estaría vivo.
Salió de la casa y recorrió las calles llamando a su hermano y a sus padres, pero no encontró a nadie. Empezaba a desesperarse cuando llego a un punto de la ciudad que recordaba vagamente. Era un viejo edificio donde se instruía a los jóvenes monjes, recordó que allí era donde se encontraron a aquel maldito alquimista nacional. Pero en ese lugar no había nadie. No podía creer que había perdido a su familia otra vez. Desesperado, se desplomó llevándose las manos a la cara mientra ahogaba un grito.
De repente se despertó, se dio cuenta de que continuaba debajo del árbol en el que se había dejado caer. Estaba anocheciendo y empezaba refrescar, pero él yacía empapado en sudor. Ahora sí, lanzó un grito de dolor.
A duras penas consiguió ponerse de pie, pero a la vez se sentía como si algo volviera a darle fuerzas. Recordó por que seguía con vida, haría pagar con sangre todo lo que los alquimistas habían hecho a su pueblo y a su familia.
Finalmente, continuó la marcha hacia ninguna parte en busca de un destino que acababa de trazar.
-Fin-