[KaiSoo Fic/Trad] Color blind » Red.

Mar 19, 2015 11:28

Red.
4000 palabras.
By SuJuliet


- Mamá, ¿de qué color es el cielo?
   - Azul.
   - ¿De qué color es el césped?
   - Es verde, bebé.
   - ¿Y tú auto nuevo? ¿De qué color es?
   - No… no lo sé.

Desde que era muy pequeño, Jongin era conciente de la falta del color. Normalmente, los padres dejan pasar este problema hasta que sus hijos corren a preguntarles porqué el mundo se ve diferente repentinamente. Ahí es cuando les explican cómo es que funciona todo. Jongin, como sea, ha sido consciente de ello desde los cinco años.

Fue en una tarde tranquila de verano, antes de que comenzara el jardín de infantes. Sentado sobre una mesa, esperando por la mantequilla y el sándwich de jalea para el almuerzo. Su madre le sonreía desde la esquina de la mesa, asegurándose de untar manteca de cacahuate extra en la rebanada de pan. Jongin abrió sus ojos después de haber reído de quien-sabe-qué y vio lágrimas cayendo en su sándwich, el rostro de su madre se encontraba lleno de horror.

- ¿Qué pasa mama? ¿Te hice poner triste? ¿Qué pasa? -Se levantó de su silla, acercándose a su madre, quien había puesto el cuchillo de untar sobre la mesa. Se llevó una de sus manos sobre su boca y la otra posándose en su estómago.

En vez de contestarle a su hijo, ella solo se dejó caer y lo atrajo en un abrazo, sollozando en su hombros hasta que ya no hubo más lágrimas.

Su madre, desde los veintisiete, no ha vuelto a ver los colores.

Ese fue el día en el que Jongin aprendió que no todos pueden percibir los colores.
   - ¿Por qué no? -Preguntó, sus ojos grandes oscuros, mirando al rostro que se hallaba aún triste.
   - Porque no todos tienen un alma gemela, cariño.
   - Y, ¿tú no puedes ver en colores?
   - Solía hacerlo.
   - Pero… -su frente se arrugó ante la confusión. Pensó que Papá era el alma gemela. Se lo decían todo el tiempo.
   - Jongin, necesito que seas feliz por mí, ¿está bien? Solo por mí. Por favor, se feliz, incluso después de que te diga esto -sus ojos empezaron a humedecerse con lágrimas de nuevo y Jongin se aferró más fuerte del delantal de su madre.
   - Está bien -complació. Estaba asustado.
   - Papá no volverá de su viaje de trabajo.
   Jongin frunció el ceño- ¿Por qué no? Dijo que estaría de vuelta el sábado.
   - Lo sé, bebé -la mujer posó sus manos en los hombros de su hijo- Pero Papá ya no volverá. No lo verás por un largo, largo tiempo, ¿sí? Ahora es un ángel. Y podrás verlo cuando también te vuelvas uno.
   Jongin se sentó en su regazo por un rato largo, solo observándola. ¿Un ángel? Pero los ángeles viven en el paraíso. Y el paraíso es donde la gente va cuando…
   - ¿Papá está muerto? -susurró y una presión que picaba comenzaba a empujar en sus ojos. Se sentía como esa vez que se había raspado mucho la rodilla en el parque y pensó que iría a llorar, pero ahora había un dolor en su pecho que acompañaba a las lágrimas y no lo entendía.
   -Lo siento, mi bebé. Lo siento mucho- Solo dejó que sus brazos cayeran mientras su mamá lo abrazaba de nuevo, más fuerte esta vez.

~

Cuando alguien se encuentra con su alma gemela, el mundo se llena de colores. Muy literalmente. Un día cualquiera al despertar, ya no se está viendo en tonos de negro, blanco y gris, pero sí en todos los colores de los que solo había escuchado. Todo se vuelve vibrante de repente, brillando con tonos asombrosos que hacen de un lugar más precioso. Puede que lleve un poco de trabajo de detective, pero es muy fácil luego acercarse con quien se habría encontrado el día anterior, ese que está hecho para él, para el resto de su vida.

Jongin tiene veinte y aún sigue viendo en blanco y negro. Su amigo Lu Han, como sea, sabe que los arboles de cerezo son rosas, sabe cómo luce el rosa y sabe que es diferente al rojo de los tulipanes en el jardín de su madre.

- Son más o menos similares, pero no realmente. Si descoloras el rojo, supongo que eventualmente tendrás un rosa -contaba justo ese mismo día en el que después de levantarse, finalmente veía como lucían sus frazadas azules.

- Hm -le respondió Jongin, pateando una piedra frente a él. Estaba feliz por Lu Han, de verdad que lo estaba. Es solo que la mayoría de las personas a su edad ya pueden ver a color. En ese pueblo pequeño, solo había unos cuantos pocos para conocer, así que estaba destinado a que pase tarde o temprano (más que nada, temprano). El lugar en el que vivía tenía un pequeño colegio secundario y otra escuela que era solo un poco más grande. Allí era donde la mayor parte de personas conocían a su alma gemela, donde una mañana, sus mundos explotaban en colores.

Él siempre había sido un madrugador, pero lo que no le dijo a nadie es el porqué de querer despertarse lo más pronto posible. Era solo para cerciorarse si ya es capaz de ver en colores o no. En cambio, les contaba a todos que era una persona mañanera (lo que era una descarada mentira).
   - Aún así me pregunto quién será -continuaba Lu Han mientras pegaba más saltos que lo que caminaba.
   - No lo sé, ¿Qué cosa hiciste ayer que fuera diferente? -Le preguntó, tratando de parecer interesado en aquella cacería de la alma gemela de su amigo.  
   - Veamos… -Lu Han miró al cielo (el cuál Jongin sabía que era azul, pero no sabía cómo lucía el azul) -. ¡Ah! ¡Fui a esa nueva cafetería que está arriba de la tienda de música! Y el barista era guapo. Oh mi dios, espero que sea él.

Rió moviendo su cabeza de un lado a otro. Lu Han siempre fue un poco del tipo superficial cuando se trata de la gente y de las relaciones. Habitualmente, le comentaba a Jongin cuanto temía despertar un día, recordando que solo la gente que conoció eran de los más feos. Él no podía tener un alma gemela fea, insistía. Pero Jongin suponía que estaba bien, considerando que la atracción física es requerida para que una relación romántica funcione. De otra manera es solo amistad.

- Tal vez lo sea. Deberías preguntarle a él acerca de ello -Respondió, pateando otra piedra.
   - Pero, ¿qué si él ya conoció su alma gemela y los dos vemos en colores, pero nosotros no somos nuestros destinos?  Eso apestaría -Lu Han frunció sus labios en un puchero, pateando la misma piedra que Jongin había pateado segundos atrás. Casi siente pena por ella.
   - Entonces no funcionaría. Y seguirías adelante para encontrar al indicado.
   - ¡¿Qué, si no puedo?! -Gimió, alzando sus manos en el aire.
   Jongin revoleó sus ojos-. Estarás bien, Lu. Estoy seguro que se trata de tu lindo chico barista.
   Lu Han dio un suspiro- Espero que estés en lo correcto.
   - ¿Cuándo no lo he estado? -sonrió de lado pero hizo una mueca de dolor cuando su amigo le pegó en el brazo.

~

Donde sea que había un nuevo estudiante, todo el colegio se emocionaba. Su escuela era pequeña, así que la cantidad era limitada y en la secundaria eso significaba mucho. Un buen número de personas podía ver en color, pero esos que aún no eran capaces estaban prácticamente zumbando de entusiasmo cuando alguien era integrado.

Hubo una vez, en el segundo año de secundaria de Jongin, que pensó que al fin había encontrado su alma gemela.  Un chico pequeño casi de su misma edad, con el cabello perfectamente peinado y el uniforme bien planchado, que caminó dentro del aula una mañana presentado por el profesor  como “Byun Baekhyun”.
No sabía qué color eran los ojos de Baekhyun, pero de todas formas, estaba convencido de que eran hermosos.

Ya se encontraba perdidamente enamorado cuando lo vio, pero en el despertar de la mañana siguiente, sus sabanas seguían del mismo gris del que siempre fueron. Esa vez, desayunó muy lenta y tristemente al mismo tiempo que su madre le preguntaba qué sucedía.
   -Sigo viendo en blanco y negro-fue su respuesta y ella le dio suaves golpes en su cabeza diciéndole que algún día iba a ver en color y que iba a ser el mejor día de su vida. El problema era que él quería que fuera ese mismo día.

Desde ese entonces, despertaba lo más temprano posible para que a cada hora que un nuevo estudiante aparecía, no se volviera inoportuna. Pero nunca dejo de sentirse decepcionado por ver su mundo sin colores aún. Cada vez que veía a alguien nuevo en el campus, solo dejaba que el dolor en su pecho se vaya un poco pero sin que lo afecte demasiado. No eran ellos los indicados.
Nunca lo eran.

Es el segundo semestre y  tiene que anotarse para las nuevas clases. Planea tomar aunque sea una clase divertida, ya que su primer semestre fue demasiado aburrido para su vida sin suerte.
   -No te sientas tan deprimido, estoy seguro de que encontraras un chico muy guapo en alguna fiesta, te despertaras al día siguiente en tu cama con él a tu lado, vas a ser capaz de ver cuál es el color de su cabello y sabrás que se trata de él -divagaba Lu Han que se encontraba al lado de él cuando esperaban fuera de la oficina del asesor para anotarse en las clases.

Solo escuchaba la mitad de lo que decía, más concentrado decidiendo que materias iba a cursar. Puede verse como una simple decisión: elegir solo las clases que van con tu orientación educacional. Pero esto era mucho más que una simple prueba para Jongin. ¿Qué si no tomaba la clase correcta y perdía su única chance de encontrar su alma gemela? No quería ser de esas personas de las que había escuchado historias, que morían sin nunca haber visto el color.
   Son llamadas almas gemelas por alguna razón; las almas deberían estar conectadas, aunque eso no significaba que el destino iba a dejarlo así de fácil. Eso lo aprendió el día que su padre murió. Su madre se lo contó luego, cuando fue más grande, que el color literalmente se desvaneció de su visión hasta que todo se volvió blanco y negro de vuelta. Solo pasó. No es solo un pequeño juego, como cuando encuentras tu alma gemela y tienes que deducir de quién se trata el día después de que lo conociste, es un repentino golpe en el estómago que al mismo tiempo rompe tu corazón. El destino es cruel al revelar tu amor para luego llevárselo.

- Joder, solo elije las clases que quieres. Pasará por sí solo -Lu Han lo codeó.

Escapó de sus pensamientos, mientras caminaba dentro de la oficina para dejar a su amigo completamente solo.
   Es muy fácil para él decirlo así. Suspiró.

~

No debió haber elegido esa clase.
En serio no tenía que hacerlo.
Estaba lleno de niñas.

Sabía desde hace tiempo que no se sentía, bajo ninguna circunstancia, atraído hacia las mujeres. Y en el momento en que se anotó para la clase de poesía, se encuentra en la minoría, se arrepentía sinceramente de su decisión.  Ni siquiera era una clase donde podría esperarse encontrar a su alma gemela. Pero para eso estaban las otras cuatro clases. Solo necesitaba un poco de créditos en Lengua y además Poesía sería muy fácil.

Justo cuando estaba por decirle al profesor que su horario estaba todo mezclado y que verdaderamente no debía estar en esa clase, un chico pequeño, silencioso y modesto ingresó.
Se detuvo a sí mismo de ponerse de píe.

Su madre le había contado que, además de poder ver en colores, también había tenido ese innegable sentimiento de que era todo correcto, cuando conoció a su padre. Dijo que fue como si ya pudiera ver los colores, solo que sus ojos aún no lo sabían.
Tal vez no sepa exactamente qué tipo de sentimiento sea ese, pero lo que estaba sintiendo en ese momento parecía estar jodidamente cerca. Se sentó de vuelta, asegurándose de que los asientos a ambos lados estén libres, solo en caso de que el chico decida sentarse junto a él.
No lo hizo, pero supuso que no se pueden ganar todas las batallas.

No dejó de mirar al joven por el resto de la clase. De todas formas, es solo la primera, las únicas cosas que se estaba perdiendo son las reglas de las silabas. Siempre podía preguntarle a alguna de las niñas, qué fue lo que dijo el profesor, ya que todas se veían fascinadas con él (era su suerte).
Por lo que podía observar, el sujeto en cuestión tenía el cabello oscuro. Desde esa vez que Luhan tiñó su cabello de rubio y se veía más blanco que negro, Jongin era capaz de, por lo menos, notar esa diferencia de tonos. Y el cabello de ese joven era negro como la tinta sobre las hojas, suave, esponjo y sin estilo. Su piel se veía tersa, sus prendas de ropa simples (a pesar de que no podía decir si eran coloridas o no). Y no como él, que se encontraba por lo demás abstraído, el nuevo parecía estar diligentemente escuchando al profesor e incluso tomando algunas notas.

Debía conocerlo.

Justo después de que la clase terminara, trató de, sutilmente, hacer su movimiento y tratar de acercarse, evadiendo la mayoría de chicas en el camino.
El pequeño aún guardaba algunas cosas cuando se detuvo a su lado, en esa pequeña habitación, como si solo estuviera en su propio camino y justo pasara a sentarse en la misma fila.

- Hola… -saludó mirando a quién aún no había notado su presencia.
El joven miró hacia arriba, directo a él con ojos grandes y labios anchos (observó que era un poco bajo de estatura) - Mh, hola. ¿Te conozco?
Genial. Esa era la confirmación de que nunca se habían conocido antes- No, no lo creo -, sonrió al responder- Solo quería presentarme, considerando que eres la única otra fuente de testosterona en esta clase.

El pequeño dejó que una pequeña sonrisa escapara de sus labios al oírlo. Contó eso como una victoria.
   - Soy Jongin, estudiante de primer año.
   - Do  Kyungsoo, estudiante de tercer año. Es un placer conocerte, Jongin -, sonrió y sus labios formaron una especie de corazón, con lo que se enamoró.
   - Igualmente -Comenzó a seguirlo mientras este dejaba la habitación, considerando que tenía tiempo de sobra porque su próxima clase comenzaría recién en una hora- Así que… ¿Vives en el campus? 
   - Sí, no soy de por aquí, no tengo otro lugar donde quedarme. Jamás he tenido a alguien con quien compartir un departamento tampoco -El pequeño respondió al mismo tiempo que se dirigían a lo que asumió, era su salón.
   - Bueno, no te pierdes de mucho -Comentó mientras acompañaba el andar un poco más rápido de Kyungsoo. Estaba acostumbrado a un caminar más relajado, pero supuso que podría moverse un poco más. En el nombre de su “posiblemente alma gemela”- No hay mucho por aquí de todas formas. Lo has visto una vez, lo verás un millón de veces.
   Kyungsoo asintió- Supongo que eso es bueno para mí entonces, porque no he visto ni siquiera una vez.
   - ¿A qué te refieres? ¿No has estado aquí como por tres años? -Cuestionó. Si Kyungsoo está en tercero, debió haber vivido allí por lo menos tres años. Tal vez  no sea bueno en matemática, pero está muy seguro que no se confunde esta vez.
   - Me transferí de colegio este año. Así que soy nuevo.

- Ah -Eso tenía sentido. ¿Pero porque alguien se querría transferir a ese pequeño pueblo? - Si necesitas un guía, deberías pedírmelo porque estoy libre, o le pagarías a una persona mayor por demasiado dinero para que te diga las cosas que ya todos saben, como un verdadero guía turístico.
   Kyungsoo carcajeó. Tenía unos dientes perfectos- Gracias por la oferta. La tendré en cuenta para algún momento.
   Sonrió. Una victoria más.
~

Por todo el resto de ese día, se negó a conocer de nuevo a alguien. Si incluso veía a alguien que no reconocía, lo evadía como si fuera una plaga. No podía tener ninguna confusión si es que Kyungsoo terminaba siendo su alma gemela. Llegó como si nada a donde vivía Lu Han, ya que era un departamento fuera del campus y así no se encontraría con ningún estudiante transferido más. Ya había conocido a la mayoría de las personas que vivían en el complejo de apartamentos. Casi todas eran ahjummas de todas formas.

- ¿Estás hablando en serio? -Lu Han preguntó en el momento en el que Jongin, se estaba acomodando en el sofá, justo a tiempo para poder ver el nuevo episodio del drama que ha estado siguiendo.
   - Tan real como tu ropa sucia en el suelo -Contestó, esperando el almohadazo que recibiría en el rostro en respuesta.
   - Eres increíble -Murmuró el mayor de los dos, haciendo su camino hasta la cocina para buscar lo que Jongin suponía, era una cerveza.
   Levantó la voz así podría escucharlo- ¡Al menos yo no confundiré a mi alma gemela!
   - ¡Entonces espero que no lo sea! -El rubio le gritó de vuelta, se escuchó el refrigerador cerrándose después.
   Solo río; sabía que su amigo no hablaba en serio. Él es uno de los que lo había acompañado todo este tiempo, incluso después de que todos en la clase pudieran ver a color.

Miraba atentamente el drama, horrorizado ante el desarrollo de los acontecimientos en el mismo.  Podría haber jurado que los personajes principales terminarían juntos.
   Pero todo el tiempo, a pesar de estar sumido en el drama, había un innegable cosquilleo en su intestino: ¿Qué si Kyungsoo no era realmente el indicado? No iba  a poder superarlo. Si no lo era, estaría convencido de que estaba desinado a vivir su vida solo para siempre. Y tampoco sabía si Kyungsoo podía ver en colores o no aún. ¿Qué si se estaba esperanzando por nada?
   Eventualmente cayó dormido, a pesar de la incomodidad en su estomago y la preocupación hinchándose en su pecho. Había puesto la alarma para que sonara a las 5:30 de la mañana.

~

- ¿De qué color es mi remera?
   - ¿Cómo se supone que debo saberlo?
   - Oh claro -, Luhan llenó otra taza de café para su amigo, añadiéndole tres exactas pequeñas cucharadas de azúcar, así como a él le gustaba. Trató de advertirle que estaba demasiado dulce, per Jongin insistió en que tiene suerte de no haber usado 5 cucharadas completas.
   -Pero. Oh mi dios. Ni siquiera importa -le dijo,  dejando su café en la esquina en frente suyo-. No importa de qué color sea, porque es de un color. No es negro, no es blanco y tampoco es gris.
   Lu Han sonrió.
   -Puedo ver los colores-miró el café dentro de la taza. Es más claro que el negro pero no es gris.
Lu Han tenía plasmada la sonrisa- Eso es marrón. Y mi remera es verde.
   - Me siento como si estuviera de vuelta en la primara -comentó, pero sin quejas en el tono de su voz. Solo estaba muy asombrado, emocionado y con otras buenas sensaciones que posiblemente estan bombeando a través de su cuerpo, haciendo que su corazón repiquetee con anticipación.
   - La clase de Poesía comienza en quince minutos, será mejor que salgas corriendo de aquí -le recordó.

Se bañó en tiempo record, eligió ropa que convine por primera vez (en el closet de Lu Han; ya que en el propio sus prendas son monocromáticas), con la ayuda de su amigo claro estaba y se encontraba fuera de la casa con cinco minutos de sobra.
Trató de no sentirse asombrado con el mundo vibrante que lo rodeaba, porque solo tenía tres minutos para llegar a tiempo a clase… -para llegar a tiempo con Kyungsoo.
Corrió dentro del aula cuando solo le faltaba un minuto, el profesor dándole una mirada de desaprobación pero sin importar, buscando su nombre en la lista de alumnos.  Se estaba sintiendo un tanto atrevido así que tomó el asiento detrás de Kyungsoo. El mayor no parecía haberlo notado, lo cual es mejor para la agenda de espionaje de Jongin.

Kyungsoo tenía, en efecto, el cabello negro y sigue siendo tan oscuro como la tinta, incluso en su mundo colorido. Sus prendas ese día eran simples también y los colores no eran brillantes. En realidad se trataba de blanco y negro. El corazón de Jongin se ha deprimido un poco por eso, pero lo dejó pasar fácilmente. El resto del mundo sigue estando de todos colores y todavía lo puede apreciar. Además, Kyungsoo seguramente tiene como él, un guardarropa lleno de prendas monocromáticas  ya que nunca ha visto en color. Hasta ahora, eso es.
Nunca habían pasado dos horas de su vida tan lentas. Necesita saber si el mayor despertó esta mañana viendo los colores. No podía concentrarse en lo que sea que el profesor estaba diciendo, probablemente algo acerca de los poemas feministas de una mujer Americana de hace cincuenta años atrás. Honestamente, no le importaba en aquel momento. Tal vez luego, pero en ese instante, sus prioridades estaban en otro lado.
Finalmente, la clase terminó y Jongin guardó sus cosas más rápido que Kyungsoo, así podía hacerse camino hacía el susodicho mientras el mismo, colocaba la mochila en sus hombros. Su sincronización fue perfecta.
   - Oye -, saludó, observando un poco demasiado los labios de Kyungsoo, los cuales eran de un adorable color rosa que comparó con el color de la taza de café de Lu Han (una de las tantas cosas rosas que le pertenecen a Lu Han; es la única razón por la que sabe cuál es el rosa).
   El más bajo lo miró momentos después, aparentemente para nada centrado en Jongin- Hey-, saludó desviando su vista a la camiseta del contrario.
Apretó sus labios - ¿Está todo bien? Te ves un poco fuera de esto.
   Kyungsoo asintió, pero parecía como si estuviera sacudiendo sus pensamientos fuera de su cabeza en vez de estar contestando- Sí, estoy bien. Gracias por preguntar -y comenzó a caminar hacia la puerta del aula, Jongin lo seguía.

- ¿Puedo preguntarte algo? -Cuestionó, apretando sus puños y con las palmas sudando.
   - Eso depende. Si es personal, probablemente no lo responderé, considerando que solo nos conocimos ayer -, Jongin supuso que aprecia la honestidad.
   Forzó una risa y aclaró su garganta- Estaba por preguntarte si mi ropa combina. Dejé que mi amigo las eligiera por mí y su percepción por la moda puede ser un poco, um, diferente.
Kyungsoo le dio una mirada tomándose no más de un segundo-Supongo. Soy un poco nuevo en esta cosa del color.
   - Como ¿cuán nuevo? Si no es una pregunta demasiado personal -su corazón estaba latiendo tan fuerte en su pecho que está casi seguro de que puede escucharse.
   - Ah, bueno, me desperté esta mañana y descubrí que ninguna de las medias en mi cajón combinan.
   Sonrió tan fuerte que está asustado de verse como un loco- Eso es genial.
   Kyungsoo le dio una mirada confusa- ¿Cómo puede ser genial que mis medias no combinen?
   - ¡No! Quiero decir, el hecho de que puedas ver los colores es bueno.  Muy, verdaderamente bueno -, respondió nervioso, prácticamente temblando.
   - Sí,  supongo.
   - ¿Supones? ¿Qué? ¿Estás confundido sobre de quién se trata? -Jongin le preguntó, posiblemente un poco muy rápido pero no lo podía evitar. Necesitaba asegurarse de que era Kyungsoo.
   El mencionado aclaró su garganta- No… quiero decir, no. Es solo que…
   Esperó no muy pacientemente por que el chico en frente de sus ojos encuentre las palabras correctas. Sintió que su pecho o estaba por explotar, o colapsar.  No podía decir si la presión que sentía lo estaba reconstruyendo o destruyéndolo.

Solo entonces, Kyungsoo dejó de caminar. Su agarre en las tiras de la mochila era tan fuerte que sus nudillos estaba blancos- Tu eres la única persona que conocí ayer.

En ese momento, el mundo de Jongin era más brillante de lo que jamás fue.

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