Palabras prestadas | Jean Havoc | FMA
Título: Palabras prestadas.
Fandom: Fullmetal Alchemist.
Personaje: Jean Havoc.
Tabla: Ilusoria, 30vicios
Prompt: #1. Palabras prestadas.
Palabras: 382.
Advertencias: Post-manga, spoilers del final. A falta de un beteo.
#1. Palabras prestadas.
Había pasado un año desde aquél día, y la vida de Jean Havoc había vuelto a su rutina. Tras ayudar al ejército a llevar a cabo el golpe de estado, todo atisbo de aventura y emoción se esfumó. Sí, una guerra civil no es algo emocionante, pero Havoc había vuelto a sentirse útil de nuevo aunque fuera desde la distancia. Ahora, sin embargo, volvía a estar tan aburrido como al principio. Regentar la tienda de ultramarinos de su familia nunca había sido su sueño y no lograba acostumbrarse. Por si fuera poco, tras una breve visita de Breda hacía un par de meses y una llamada de María Ross cinco semanas atrás, no sabía nada de sus amigos. Lo que sabía del estado de Central lo había leído en los periódicos, pero no había tenido noticias ni de Mustang ni de los Elric. Ninguna.
Es por eso que se sorprendió al recibir una carta firmada por el mismísimo Coronel Bastardo, que le fue entregada por un soldado raso bastante parco en palabras y que desapareció tras realizar su tarea.
-¿Qué querrá? -se preguntó. Abrió el sobre sin muchos miramientos y se encontró con una simple nota garabateada, con la misma mala caligrafía de la que siempre había hecho gala Roy Mustang.
Tomo prestadas tus propias palabras y vengo a deshacer el entuerto. Ya que no te freí con suficiente “cuidado”, mueve tu culo de alférez hasta Central y veremos qué podemos hacer. Dile a tu familia que se busquen un nuevo empleado. Te quiero aquí en dos días, y no me pongas tu invalidez como excusa.
Ni siquiera estaba firmada, pero Havoc sabía que era suya. Las preguntas se agolpaban en su mente. ¿Deshacer el entuerto? ¿Acaso podía arreglar la quemadura tan fea que le dejó? ¿Dejar su trabajo? ¿Y cómo es que puede escribir tan bien, después de lo que le pasó? ¡¿Pero qué coño quería ahora de él?!
-Me tiene harto -masculló. Pero por más que refunfuñó mientras hacía la maleta, y por más que trató de tranquilizar a su pobre madre, que veía cómo su hijo se marchaba nuevamente, diciéndole que pronto volvería a casa, no pudo ocultar la sonrisa que afloraba en su cara. Al parecer, y sin saber muy bien cómo, volvía a estar en activo.
Fandom: Fullmetal Alchemist.
Personaje: Jean Havoc.
Tabla: Ilusoria, 30vicios
Prompt: #1. Palabras prestadas.
Palabras: 382.
Advertencias: Post-manga, spoilers del final. A falta de un beteo.
#1. Palabras prestadas.
Había pasado un año desde aquél día, y la vida de Jean Havoc había vuelto a su rutina. Tras ayudar al ejército a llevar a cabo el golpe de estado, todo atisbo de aventura y emoción se esfumó. Sí, una guerra civil no es algo emocionante, pero Havoc había vuelto a sentirse útil de nuevo aunque fuera desde la distancia. Ahora, sin embargo, volvía a estar tan aburrido como al principio. Regentar la tienda de ultramarinos de su familia nunca había sido su sueño y no lograba acostumbrarse. Por si fuera poco, tras una breve visita de Breda hacía un par de meses y una llamada de María Ross cinco semanas atrás, no sabía nada de sus amigos. Lo que sabía del estado de Central lo había leído en los periódicos, pero no había tenido noticias ni de Mustang ni de los Elric. Ninguna.
Es por eso que se sorprendió al recibir una carta firmada por el mismísimo Coronel Bastardo, que le fue entregada por un soldado raso bastante parco en palabras y que desapareció tras realizar su tarea.
-¿Qué querrá? -se preguntó. Abrió el sobre sin muchos miramientos y se encontró con una simple nota garabateada, con la misma mala caligrafía de la que siempre había hecho gala Roy Mustang.
Tomo prestadas tus propias palabras y vengo a deshacer el entuerto. Ya que no te freí con suficiente “cuidado”, mueve tu culo de alférez hasta Central y veremos qué podemos hacer. Dile a tu familia que se busquen un nuevo empleado. Te quiero aquí en dos días, y no me pongas tu invalidez como excusa.
Ni siquiera estaba firmada, pero Havoc sabía que era suya. Las preguntas se agolpaban en su mente. ¿Deshacer el entuerto? ¿Acaso podía arreglar la quemadura tan fea que le dejó? ¿Dejar su trabajo? ¿Y cómo es que puede escribir tan bien, después de lo que le pasó? ¡¿Pero qué coño quería ahora de él?!
-Me tiene harto -masculló. Pero por más que refunfuñó mientras hacía la maleta, y por más que trató de tranquilizar a su pobre madre, que veía cómo su hijo se marchaba nuevamente, diciéndole que pronto volvería a casa, no pudo ocultar la sonrisa que afloraba en su cara. Al parecer, y sin saber muy bien cómo, volvía a estar en activo.