No me decido.

Jun 29, 2009 15:33

- ¿Qué demonios le hiciste? Lo mataste - afirmó con la mirada clavada en el inerte cuerpo frente a ella.

-Obvio no. No soy Cosa -respondió, mirándola con una ceja alzada, recibiendo como respuesta una mirada bastante asesina. Irónico- Además, nunca he matado a alguien… aún- finalizó con un tono fúnebre. Solo se ganó una patada por parte de la chica.

-Por favor, Hawk. Tu ni comes carne- acotó con un tono socarrón. Ya extrañaba eso.

-Muérete. En todo caso, este sí que no está muerto-dijo mientras con su pie tocaba el cuerpo frente a los dos- Solo está paralizado. Es mi nueva habilidad- se cruzó de brazos, dándole una gran sonrisa a su compañera, quien sólo rodó los ojos.

- ¿Te molestarás en explicarme o sólo harás tu baboso acto de héroe?- preguntó, algo irritada. Nunca admitiría que tenía una pizca de curiosidad.

-Ya, ya. ¿Recuerdas todos los gritos que salían de mi habitación? A diferencia de todas las bobadas que decías con Kmo, estaba trabajando-ignoró la risita que le salió a Lluvia- Verás, descubrí que mis poderes afectan intrínsecamente mi composición genética. No está en la codificación de un ser humano la habilidad de desarrollar cuernos, simplemente no existen las enzimas y proteínas necesarias. Deduje que la fruta había causado una mutación en mi ADN.

Más allá de eso, el hecho de poder sacarlos en cualquier parte de mi cuerpo y no presentar heridas en esos mismos lugares después de retraerlos me llevó a la conclusión de que mi organismo había desarrollado una especie de inmunidad a esos efectos secundarios-mientras decía todo eso, Lluvia había adoptado una cara algo inexpresiva, no pudo saber cómo estaba tomando toda esa información-Pensando un poco más, algo bastante obvio pero interesante se me presentó. No todos los cuernos son iguales, algunos poseen propiedades adicionales, como la producción de algunos venenos. A pesar de ello, nunca pude producir uno con dichas características.

Simplemente mi cuerpo no produce enzimas venenosas, u otros componentes parecidos. Una idea algo loca se me ocurrió: si mi habilidad cambiaba directamente mi ADN, tal vez yo podría llegar a hacer otra modificación adrede. Antes de producir un veneno, todo tu cuerpo necesita ser inmune a él, por lo que llegué a una resolución, la forma más simple, eficaz pero arriesgada de tratar de producir dichas sustancias.

No es difícil elaborar venenos cuando tienes tantas sustancias locas en tu lugar de trabajo. Una vez hechos, introducirlos en mi torrente sanguíneo sería lo más fácil. So, tantos gritos eran por causa del dolor que me producía el veneno, era como un ardor por todo mi cuerpo. Logré controlarlo, pero producir cuernos con dichas sustancias… todavía es algo complicado- suspirando y tomando aire, Hawk le dio la espalda a Lluvia- a mi rival le logré herir con uno de mis cuernos especiales. El efecto tardó más de lo que esperaba, pero al final logró paralizarlo. No sé cuánto tiempo dure, así que sería mejor si nos vamos de acá lo más pronto posible- cuando terminó, sintió que había cometido una especie de error. Tal vez ese no había sido el tiempo más propicio para dejar al aire esa nueva parte.

Supuso que se merecía lo que vendría adelante.

- ¡Serás retrasado! Tienes graves problemas mentales, ¿sabías? No es nada difícil pensar que introducirte venenos te puede matar. Y cállate, sé que para que te pongas todo sentimental corriste un peligro más grande que un simple dolor en tu cuerpo. Que pendejo eres. Larguémonos de aquí- ni bien había terminado de decir eso, Lluvia emprendió su camino.

El chico se quedó estático por unos instantes, mirando por donde se había ido su compañera. Reaccionando, metió sus manos en sus bolsillos, y con una tenue sonrisa la siguió. Vaya.

Una gota golpeó contra su nariz. Llovería, pero eso ya poco importaba, estaba empapada. Al separarse de los demás había caído de lleno al océano, por lo que era de poca preocupación si llovía o no. Además, parte de su cuerpo estaba ya en contacto con agua, igual.

- ¿Segura que no te molesta?- preguntó de nuevo, algo preocupada por su compañera. Lo de estar apenada era muy obvio, igual.

-Tranquila, no pesas mucho. Además, es lindo tener compañía- respondió Richelle, y aunque Miyu solo podía ver la parte trasera de su cabeza, estaba segura de la sonrisa al otro lado.

Cuando el Lamb había sido atacado, ambas tuvieron la suerte de terminar relativamente cerca. Miyu suspiró, como por cuarta vez en el día, aliviada de que su mala suerte no le hubiera jugado una mala pasada.

Todavía.

Justo cuando dejó escapar aire, emocionada por la prominente vista de tierra, una gran onda de choque pasó solo a metros de ellas. El olor a pólvora era más que evidente.

-Estamos bajo ataque- exclamó la sirena, con un gesto serio en su cara.

Saldrían de esa, juntas, sin importar que pasara.

Yey, ahora con la tabla~

lmf!r!op, tridelman

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