¤ Título: Despreocupaciones.
¤ Fandom: !HS se suponía que debía estrenarlo yo, pero :3
¤ Claim: :D
¤ Palabras: 376.
¤ Notas: De vuelta a la vida, muchachos. Y lol, esto salió demasiado serio para un fandom crackoso (?).
Estaba cansado, la práctica había sido más dura de lo que esperaba. Los demás miembros del equipo se habían quedado a hacer no-sé-qué. Huí de ahí lo más pronto posible, en verdad no necesitaba a una panda de engreídos hablando sobre sus últimas conquistas, que al caso, por lo menos la mitad eran completas mentiras.
Posando mi mano abierta sobre mi frente, alcé la mirada hacia el cielo. El sol me indicaba que no faltarían más de dos horas para el medio día, el clima inusualmente cálido para un sábado de otoño. En fin, eso me tenía sin cuidado, solo quería llegar a casa y perder el tiempo en algo. Bostezando, pasé mi mano sobre mi alborotado cabello, rascándome la cabeza al cabo de unos instantes. Al parecer la actividad escogida de ese día sería una larga siesta.
Unos gritos lejanos me distrajeron. ¿Qué acaso el equipo de porristas no se cansaban de hacer volteretas y escándalo?
Dignado ya a moverme, manos ocultas en los bolsillos y ojos entrecerrados, escuché una tenue voz que me llamaba. Algo irritado, volteé dispuesto a darle mala leche al desocupado que se empeñó en molestarme.
Decir que quedé sorprendido sería la afirmación de la semana. Frente a mí, estaba una chica que nunca había visto antes, con su cabeza hacia arriba, mirada algo tímida, fijada en mí. ¿Qué demonios?
-Disculpa, ¿me podrías decir donde se encuentra el…- la chica paró, y rápidamente consultó un libro que traía en sus manos-… jardín principal de la sala este? - al termino de la pregunta, sonrió ampliamente. Huh, curioso.
De todas las personas que había alrededor, y eran varias, había decidido hablarme justamente a mí. Mis apariencias, francamente, podrían dar aire de todos menos que de amigables, y ciertamente que alguien como esa chica me hablara era algo más que… inusual.
En serio que debí decirle que molestara en otra parte, pero sin darme cuenta, me vi dándole la respuesta.
-Ve hacia la fuente y toma el camino de la izquierda. Desde allí habrá un camino de piedras que te llevará directamente allá.
Ni bien terminado, me dio de nuevo esa sonrisa amplia, agradeció con profusión, y tomó el camino que le había indicado.
Fruncí el seño, definitivamente este día no era el mío.