Quítando el polvo y las telarañas.
Algunas veces se sentía como si todo simplemente se fuera hacia abajo. En ocasiones sonreír se hacía más difícil, y todo parecía cubierto por una espesa lluvia, que caía sobre ellos como estacas. En otros momentos, no había lugar para su personalidad, ni para sus maneras despreocupadas. O al menos así lo sentía en esos momentos.
Y viéndolos a todos ahí, decididos a ponerle un alto a cualquier cosa que se avecinará sobre ellos, permitiéndose darse un último vistazo a Gokudera, no podía evitar sentir que algo simplemente estaba mal. Se dijo que las cosas ya no eran un juego.