Título: Sonata
Nombre: ^_^
Reto: # 23
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mirita23Rating: N-17
Resumen: Draco tiene un trabajo estresante y cansado, pero que lo llevará directo a donde desea. Su vida entera está planificada, y todo va tal como él quiere, hasta que un músico se cruza en su camino.
Notas: Espero que te guste, Anónimo, lo hice con mucho cariño, y vaya que me ha dado varios dolores de cabeza, pero allí va... El fic tiene varios links que les permitirá escuchar y bajar las canciones...
SONATA
CAPÍTULO 1: EL VIOLINISTA EN LA NIEVE
Enero, 2003, Londres
[Theo]:
¿Dónde andas? Sanders está que se sube por las paredes. No es agradable.
[Draco]:
Dudo mucho que Sanders sea capaz de dar tres pasos seguidos sin sufrir un infarto. Estoy en la cafetería. ¿Quieres algo?
[Theo]:
Quiero que te apresures. Estos tipos me están volviendo loco.
Draco puso los ojos en blanco; al fin uno de los dependientes de la tienda lo llamó. Salió a la calle, acomodó el tirante del maletín en su hombro y le dio un pequeño sorbo a la bebida caliente. Enero se estaba tornando demasiado frío, pese a que hacía dos días que no nevaba, el viento soplaba con fuerza y algunas lluvias hacían hielo en las aceras, por lo que había que caminar con cuidado, más de uno en su oficina ya se había resbalado y lastimado.
Anduvo con pasos rápidos, pero tratando de ser cuidadoso, por las dos calles que lo separaban de su oficina, en cuanto entró al edificio soltó un suspiro de alivio. Saludó con un asentimiento a las señoritas de recepción y se coló en el ascensor antes de que este se cerrara.
Mientras subía, enumeró mentalmente las cosas que tenía que hacer ese día. Era miércoles y la semana se estaba tornando más complicada de lo esperado. Además de la reunión de la mañana, tenía más reuniones programadas para la tarde, y en la noche tenía que estudiar un estado financiero que necesitaba ser aprobado a más tardar el viernes.
Suspiró profundamente y cambió su expresión a una más sonriente, al tiempo que el elevador se abría en el piso quince del edificio. El ruido de la atestada y ocupada sala de trabajo lo envolvió mientras avanzaba con pasos firmes, saludando a todos con un asentimiento de cabeza. Subió las escaleras que lo llevaba al segundo piso, donde estaban las oficinas administrativas, y encontró a Theo cerca de la puerta de la sala de reuniones, traía una gran cantidad de carpetas entre las manos y no parecía del todo contento.
-Señor Malfoy, un gusto verlo esta mañana -canturreó Lisa, su secretaria, apareciendo de pronto y tomando el abrigo y el café de manos de Draco, que asintió en respuesta.
-Pensé que no llegabas -jadeó ligeramente preocupado Theo en cuanto Lisa desapareció.
-Nueve en punto, Theo, tal como dije -dijo dándole una palmada en el brazo antes de entrar a la sala de reuniones.
Draco empujó la puerta de reuniones y el pequeño grupo que estaba sentado dejó de hablar. Él ya estaba acostumbrado a esas situaciones, toda la gente con la que trabajaba era mayor, con más experiencia y por lo tanto con más malicia que él. Sabía que en privado hablaban de él como “el mocoso con suerte”, aunque Draco podía jurar que lo menos que tenía era suerte. Su puesto lo había ganado a punta de esfuerzo y astucia, y no pensaba detenerse hasta pasar por sobre todos esos tipos que ahora lo veían con desprecio y algo de condescendencia.
-Buenos días, señores -saludó con educación.
-Malfoy -exclamó Brandon, un hombre mayor y de cabello entre cano con mucho sobre peso. Draco no recordaba haberlo visto nunca sin sudar. Era desagradable. -, pensamos que llegarías tarde.
-De ninguna manera. -Draco se sentó en el segundo asiento después del jefe de la junta y sacó su portátil y algunos papeles.
-¿Terminaste todos los informes que requerimos para la junta? -preguntó Sanders, su jefe directo; un hombre rechoncho que siempre vivía pegado a una taza de café y a un cigarro.
-Por supuesto. Tenemos todos los datos, no te preocupes -respondió Draco rápidamente, mientras revisaba su celular. Theo, desde el otro lado de la mesa le había vuelto a mandar un mensaje.
[Theo]
Si tú no le hicieras los informes, se quedaría sin trabajo.
Draco sonrió, pero no contestó, programó el móvil en silencioso y se concentró en mostrarle los informes a Sanders, que miraba todo con gran interés.
Un instante después, Franklin Turner, dueño y jefe de la junta de la revista financiera en la que Draco trabajaba, hizo su aparición. Detrás de él venía su asistente, una chica alta y de cabello rubio que siempre lo usaba en un moño discreto. Era bastante guapa y seria. Los rumores decían que era amante de Turner, aunque nadie lo podía probar, por supuesto. Draco estaba casi seguro de que ella era lesbiana, se lo decía su instinto; aunque claro, tampoco había pruebas de ello.
-Caballeros -saludó Turner, mientras se acomodaba en la silla a la cabeza de la mesa. Su asistente bajó la intensidad de las luces y cerró la puerta. Turner detestaba que la gente llegara tarde o lo interrumpiera, así que no permitía a nadie entrar una vez que él llegaba.
Theo, asistente del área de contabilidad y que siempre asistía a las reuniones para tomar notas por encargo de su jefe, el señor Smith, suspiró con cansancio y puso las manos en el teclado de su portátil, listo para tomar notas.
La reunión duró casi hasta la hora del almuerzo, estaban evaluando los nuevos presupuestos y la nueva cara de la revista. Hasta hacía poco más de un año la revista había sido una de las más vendidas en el mundo financiero, sin embargo las cosas habían ido de pronto en picada y sin ninguna explicación aparente. El tema preocupaba a todos en la oficina, si no salían del bache, empezarían a despedir gente. En ese entonces Draco era un asistente del área administrativa, tenía algunas ideas pero no tenía quien lo escuchara, así que en su tiempo libre se dedicó a investigar sobre la situación de las revistas financieras y las posibles causas para la baja de ventas. Con lo que consiguió hizo un gran informe; adicionó sus ideas para repuntar las ventas y se lo presentó al señor Relish, su jefe directo, que lo miró con fastidio y no solo no le quiso recibir el informe, sino que lo mandó de regreso a su cubículo, advirtiéndole que si se volvía a meter en temas que no le competían, lo reportaría. Relish y él nunca habían tenido una buena relación, su ex jefe era una persona terca y que no escuchaba razones de nadie. No quería cambiar la forma de hacer las cosas y a quien no le gustara se podía ir por la puerta. Draco, pese a la advertencia de Relish, persistió, pero ya no con su jefe directo.
Durante casi una semana se las arregló para que lo enviaran a todos lados del edificio, cargaba consigo el informe que había preparado y a la primera oportunidad que tuvo, acorraló al señor Turner; le explicó lo que hacía y lo que pensaba y qué era lo que había preparado.
Luego de eso había pasado más de una semana sin que recibiera noticia alguna y casi estaba perdiendo las esperanzas cuando el señor Relish lo había mandado a llamar. Draco disfrutó mucho la expresión rabiosa de su rostro mientras le informaba, delante del señor Turner, que gracias a su informe habían decidido mandarlo al área de publicidad, como subgerente. Se ganó una gran felicitación del presidente de directorio y el odio de casi todo el mundo, pero eso a Draco no le importaba mucho, lo importante era que estaba un paso más cerca de tener una gerencia en esa revista. Y no pararía hasta conseguirlo. Por lo pronto, Draco sabía que faltaba poco para que pudiera hacerse con el lugar de su jefe.
Cuando la junta terminó, Turner abandonó el edificio, seguido de su asistente, mientras que los demás permanecieron en la sala de reuniones por un rato más, terminando de ajustar algunos detalles.
-Y la hora del almuerzo ha llegado, ¿a quién le apetece una pasta?, he estado pensando en eso toda la mañana -dijo Camile Hawes, gerente de inversiones.
Pronto todos se pusieron de acuerdo para ir a un restaurante que quedaba al otro lado de la ciudad.
-¿No vienes, Malfoy? -le preguntó Sanders, mientras Draco terminaba de guardar sus papeles.
-Gracias, pero no puedo, tengo algunas cosas que avanzar.
Draco se despidió del grupo y caminó hasta su oficina, pero antes de entrar, Theo lo interceptó.
-¿No irás en serio?
-Ya sabes que no me gusta perder el tiempo con ellos, se pondrán a beber y tomarán uno de esos almuerzos que duran cuatro horas.
Theo miró alrededor y luego se acercó un poco más a Draco.
-Ellos pagarán, como siempre, ya sabes cómo son… Tú mismo dices que hay que relacionarse y eso...
-El que me inviten me tiene sin cuidado, y lo de relacionarse, realmente no creo que pueda sacar nada bueno de pasar la tarde con ellos. Me detestan y lo único que buscan es dejarme mal delante de Turner. No iré, tengo cosas que hacer.
-Antes eras más divertido, con el tiempo te estás volviendo un amargadito que no piensa más que en trabajar. Te vas a hacer viejo muy rápido.
Draco arqueó una ceja, Theo y él se conocían desde el último año en el colegio, habían coincidido en la universidad, donde habían tenido algunos encuentros, pero nada serio. Draco nunca había tenido tiempo para tener nada serio con nadie nunca. Cuando Draco empezó a trabajar en la revista supo que Theo no había podido conseguir trabajo y no dudó en recomendarlo. El chico nunca lo había dejado mal y había cumplido con todas las expectativas. Solo que, a la vista de Draco, tenía un defecto, no se tomaba el trabajo tan en serio como debía.
-Estamos en un punto importante, Theo, la revista necesita que nos concentremos, no que vayamos por allí comiendo y bebiendo.
-Yo sí iré -se encogió de hombros Theo -, al fin es comida y vino gratis, y pasar la tarde en algo más entretenido que trabajar.
-Ese es tu problema, yo tengo cosas que atender.
Theo hizo una mueca de fastidio y se marchó.
Draco entró a su oficina, la cual era bastante grande en realidad, tenía un par de sillones y un sofá de cuero donde sentarse a conversar y un escritorio amplio y de madera oscura. En el reposaba un portarretratos con la imagen de su familia. Su padre, su madre y él en el centro; en el fondo se veía en todo su esplendor la casa donde había crecido, en Wiltshire; lamentablemente la casa ya no era lo de antes, pese a los esfuerzos de sus padres. Junto al portarretratos estaba el reloj de arena, hecho en oro, que su padre le había regalado cuando fue ascendido. Draco sabía que, pese a que el reloj era bastante antiguo, pero su verdadero valor recaía en la tradición. Ese reloj había pasado de Malfoy en Malfoy desde hacía varias generaciones, su padre lo había recibido cuando había empezado a trabajar en el Banco Inglés; y lo había tenido en su escritorio durante décadas, hasta que tuvo que abandonar su trabajo. Draco se sintió muy feliz el día que su padre se lo dio porque significaba que su padre reconocía en él a un adulto, a un hombre capaz de mantenerse solo y de sacar adelante la familia.
-Señor Malfoy -dijo la voz de Lisa por el intercomunicador -, lo llama el señor Thompson, desea discutir con usted algunos detalles.
Draco suspiró y levantó el teléfono.
-Ponlo en la línea, Lisa.
*
Where is the moment we needed the most
You kick up the leaves and the magic is lost
They tell me your blue skies fade to grey
They tell me your passion's gone away
And I don't need no carryin' on
You stand in the line just to hit a new low
You're faking a smile with the coffee to go
You tell me your life's been way off line
You're falling to pieces every time
And I don't need no carryin' on
*
Draco levantó la vista cuando un mensaje de texto llegó a su móvil.
[Theo]
Puedo apostar mi escaso reino a que estás en la oficina… Vamos, Draco, es media noche, hasta tú necesitas relajarte.
Draco hizo un mohín de descontento, pero le dio la razón a su amigo, se le había pasado el tiempo demasiado rápido.
[Draco]
Tú no tienes reino… además ya estoy a punto de salir. Tú también deberías dormir.
[Theo]
También podrías relajarte saliendo a bailar un rato. Nunca hace daño.
[Draco]
Hace daño cuando tienes que trabajar temprano al día siguiente. Me voy a dormir. Diviértete.
Draco apagó su portátil y recogió sus cosas del escritorio. Se estiró con cansancio y luego caminó hasta el estacionamiento del edificio. No había nadie más, solo los señores de seguridad, a los cuales Draco saludó con un asentimiento de cabeza. Llegó hasta el sótano del edificio y se metió en su auto.
Llegó a casa casi a medianoche. Calentó una cena en el microondas y se sirvió una copa de vino mientras veía el noticiero, repasando las noticias financieras del día en la otra parte del mundo antes de ir a dormir.
*
Draco se levantó, como cada mañana, a las seis y media. Subió a la trotadora y mientras seguía monitoreando las noticias, hizo sus ejercicios acostumbrados.
Salió a las ocho de la mañana y se dirigió hacia las oficinas, dejó su auto en el sótano y luego caminó a la cafetería, entró con pasos veloces, pues hacía demasiado frío, ordenó lo de siempre, saludó a las personas que conocía de ver todas las mañanas y suspiró aliviado cuando tomó al fin su vaso caliente. Salió con la misma prisa con la que había entrado y entonces al salir lo envolvió un sonido que parecía fuera de lugar. Un sonido que, sin embargo, lo transportó automáticamente a noches de fiesta, a un salón iluminado, al recuerdo de su madre vestida elegantemente y sonriendo, mientras los demás la saludaban y admiraban.
http://minus.com/l8eJrUkgkyPv1 Se quedó completamente quieto en su lugar, el frío normalmente lo habría hecho ir corriendo de vuelta a la oficina, pero no podía moverse, mientras observaba a aquel muchacho: era delgado, con la cabeza cubierta con un gorro de lana roja, algunos cabellos negros se escapaban a los lados; sus ojos permanecían cerrados tras las gafas redondas y sus labios ligeramente apretados. Su forma de sostener el violín era perfecta, tenía el rostro inclinado hacia un lado y su cuerpo se movía lentamente, con el vaivén de la melodía.
Algunas personas se habían quedado también de pie, observándolo. El muchacho, sin embargo, no se distrajo hasta que la pieza terminó. Entonces abrió los ojos y Draco se sonrojó violentamente por la mirada verde brillante tras las gafas que lo había pescado mirándolo.
Varias personas dejaron dinero dentro del estuche del violín abierto y Draco aprovechó ese momento para salir de allí, caminando con prisas hasta las oficinas, mientras el violinista sonreía y saludaba a sus donantes.
Durante todo el día, sin embargo, la melodía siguió resonando en su cabeza, así como la imagen del chico sosteniendo el violín, abriendo los ojos y mirándolo con atención. Más de una vez se sintió tentado a mirar por la ventana, aunque desde allí no se veía la cafetería, solo para asegurarse de que el chico seguí allí.
Pese a todo trató de concentrarse en su trabajo; solo se detuvo para tomar un almuerzo ligero con Theo, quien se la pasó parloteando acerca la noche anterior, había descubierto una nueva discoteca gay y trató de convencer a Draco de ir, asegurándole que si no salía pronto, se le iba a olvidar hasta como era el sexo.
Al anochecer Draco manejó por la calle con lentitud, el chico de cabello negro y ojos verdes, tal como imaginó, no estaba ya frente a la cafetería.
Esa noche no cenó viendo las noticias financieras, como siempre, en su lugar puso en el equipo de sonido el CD de Niccolò Paganini, el cual ya hasta había olvidado que su madre le había regalado.
*
Harry se ajustó el gorro y luego se colocó el violín sobre el hombro, tomó una bocanada de aire y cerró los ojos, esa mañana de invierno le apetecía algo más alegre, así que empezó calentando el instrumento, para luego iniciar con el Concierto para violín Nº 3 de Mozart, se dejó mecer por la música, disfrutándola, dejó de sentir frío, o la presencia de las personas que se detenían a observarlo, hasta que llegó al final. Se preguntó si aquel muchacho de cabellos rubios estaría nuevamente por allí. Varias personas lo aplaudieron y dejaron algo de dinero en el estuche de su violín; dispuesto a no perder tiempo, continuó con algo mucho más interesante, tocó un popurrí de canciones que había preparado antes, donde mezclaba Green Day, Pachbel y Coldplay.
http://minus.com/lbzBq4W7c2ULVQ Cuando terminó abrió los ojos y nuevamente el chico estaba allí, mirándolo con asombro. La mañana anterior el chico se había sonrojado ligeramente antes de irse, esta vez Harry le sonrió de lado un instante, eso pareció perturbar mucho más al chico, que inmediatamente, con su maletín colgado del hombro y su vaso de café, se alejó por el mismo camino que el día anterior.
Harry frunció el ceño un momento y luego se concentró en tocar una pieza más, tenía tiempo todavía para sacar más dinero.
*
Cause you had a bad day
You're taking one down
You sing a sad song just to turn it around
You say you don't know
You tell me don't lie
You work at a smile and you go for a ride
You had a bad day
The camera don't lie
You're coming back down and you really don't mind
You had a bad day
You had a bad day
Well you need a blue sky holiday
The point is they laugh at what you say
And I don't need no carryin' on
*
Draco, por primera vez desde que tenía memoria, usó su computadora para algo más que trabajar o estudiar, buscó la última canción que había escuchado del violinista de la cafetería, le resultaba ligeramente familiar, pasó un buen rato hasta que por fin la pudo encontrar. Escuchó la letra y la melodía y recordó al grupo de cuando estaba aún en la universidad. Se pasó el resto del día tarareando la canción, luchando nuevamente por no bajar a la cafetería y por concentrarse en el trabajo.
*
El viernes en la mañana, Harry tenía una reunión con su tutor en la Royal Academy of Music, donde estudiaba desde hacía casi tres años violín y piano, conociendo lo exigente que era su tutor, no se le pasó por la cabeza siquiera ir a tocar a la cafetería temprano, y practicó durante un largo rato antes de llegar a la Academia.
Su tutor, un pianista consagrado, el señor Foster, ya lo esperaba, sentado delante del piano de cola, tocando una melodía triste.
-Harry, ¿cómo has estado estos días?
-Bastante bien, me parece, pero he tenido algunos calambres en los dedos.
-Eso es por estar tocando fuera estos días de invierno -ante la cara de sorpresa de Harry, el hombre continuó -, no creas que no me he enterado, ya sabes cómo es esto, las paredes hablan.
-Necesito el dinero y el centro comercial donde estaba tocando hasta hace unas semanas está ahora clausurado porque están haciendo reparaciones -se excusó Harry, mientras sacaba de la mochila las partituras para practicar.
-Debes tener cuidado, este frío no es bueno, no quiero que te enfermes.
-No se preocupe, estaré bien.
-De acuerdo, entonces tenemos solo tres semanas para el recital de San Valentín, ¿ya tienes elegida la melodía?
-Creo que sí, a ver qué le parece una de estas -se animó Harry, mientras se sentaba detrás del piano.
-He visto que no has invitado a nadie para el recital -continuó hablando el hombre, hojeando las partituras que Harry le había dado.
-Claro que sí, vendrán mis amigos.
-Sí, pero me refiero a alguien más, a alguien especial… Solo unos cuantos alumnos son elegidos para tocar en el recital y aprovechan la fecha para invitar a su pareja.
-No tengo tiempo para parejas en este momento.
-El amor inspira, muchacho, a ti te gusta componer, pero hace mucho que no veo nada nuevo.
-He estado ocupado. Además, no solo el amor inspira, también la amistad, el viento, los árboles… no sé, muchas cosas.
-Pero nada como el amor, nada como el amor -suspiró el hombre antes de escoger una de las partituras y señalar a Harry para que empezara a practicar.
Harry se olvidó del amor, o mejor dicho de la falta de amor en su vida, y empezó a practicar.
*
Draco frunció el ceño y miró a ambos lados de la acerca, caminó hasta el otro lado de la cafetería y luego volvió a la puerta principal, convenciéndose de que el violinista no había ido hoy. Se dijo a sí mismo que solo era porque le parecía que el chico era bueno tocando el violín y le alegraba el día, nada más; y se encaminó hacia la oficina.
Theo lo esperaba en la puerta, tenía cara de pocos amigos.
-Están llamando a una junta de emergencia a las diez de la mañana, no tengo ni idea de qué trata -le dijo en cuanto lo vio.
-Estoy al tanto, seguramente Turner quiere repasar todos los puntos otra vez -gruñó Draco, por alguna razón se sentía de muy mal humor.
La reunión fue pesada y cansada. Algunas veces a Turner le gustaba convocar a una junta sorpresa y revisar cómo iban con los pendientes, generalmente encontraba a todos con la guardia baja; Sanders se vio en problemas más de una vez, pero Draco, que era quien hacía la mayoría de los informes, le dio la mano todo lo que pudo, incluso escribiendo algunos datos que sabía que Turner trataría de verificar.
En la tarde, pese a que no era su costumbre, Draco salió rumbo a la cafetería por otro café. Se dijo que hacía demasiado frío y que el café de la oficina era espantoso, y trató de no sentirse decepcionado cuando no encontró al violinista en la esquina.
*
You had a bad day
You're taking one down
You sing a sad song just to turn it around
You say you don't know
You tell me don't lie
You work at a smile and you go for a ride
You had a bad day
The camera don't lie
You're coming back down and you really don't mind
You had a bad day
*
Harry tomó un trago de cerveza y sonrió hacia Ron y Hermione, mientras ellos seguían hablando emocionados del nuevo trabajo de Hermione, como abogada en un buffet importante de la ciudad. Harry estaba contento por ella, sabía que era lista y que en poco tiempo conseguiría hacerse un lugar importante en la abogacía, tal como ella quería.
Ellos se conocían desde niños, habían estudiado juntos y luego de graduarse de la escuela habían tratado de permanecer juntos el mayor tiempo posible. Cuando Harry se fue de casa, Ron lo acogió en la suya, y cuando decidió que quería estudiar música en Londres, ellos lo siguieron.
Al inicio habían vivido juntos, pero Harry sabía que ellos querían tener su espacio propio, además de lo incómodo que era escuchar algunas veces a tus dos mejores amigos teniendo sexo. Por suerte Dean y Seamus se quedaron sin compañero de departamento y él pudo mudarse.
-El horario es horrible -negó Ron cuando Hermione fue al baño y ellos se quedaron solos -, empieza a las ocho de la mañana y algunas veces no puede parar ni para almorzar… yo creo que terminará enfermando.
-Las oficinas son así. Ahora estoy tocando en el centro financiero, ellos dan buenas propinas, ¿sabes? -le contó Harry. A Hermione no le gustaba que tocara en las calles, así que se contenía de comentar mucho al respecto delante de ella -, y veo a todos esos ejecutivos con sus trajes caros y sus móviles modernos entrando a trabajar temprano, todos parecen cansados.
-Seguro que lo están. Trabajar y trabajar, no hay nada peor que dejarte caer en esa absurda rutina.
-Comparto tu opinión -asintió Harry, levantando la botella de cerveza para brindar.
-¿Y cómo vas con el recital? -preguntó Hermione, llegando en ese momento de vuelta a la mesa.
-Muy bien, creo que ya tengo la melodía. Pero me falta practicar más.
-¿Y has pensado en invitar a alguien en particular? -continuó interrogando Hermione.
Harry arqueó una ceja y Ron apartó la vista.
-¿Has estado hablando nuevamente con Seamus y Dean?
-¡Ellos me han llamado! No los he interrogado yo. Además, se preocupan por ti, estás solo desde hace tiempo y eso tampoco es bueno…
-No estoy solo, tengo a mi música, estoy concentrado en otras cosas.
-Sea lo que sea, un polvo de vez en cuando no le hace daño a nadie -opinó Ron, Hermione le dio un golpe en tanto Harry enrojecía.
-¡Ron! Tú sí que estás hablando mucho con mis compañeros de departamento.
-Pero tienen razón, al menos en eso. Deberías ir y buscar alguien por allí, al menos por tu salud.
-¡Ron! -exclamó esta vez Hermione, dándole un golpe más.
-El que no ande predicando mis… encuentros, no quiere decir que no los tenga -protestó Harry en voz tan alta que varios voltearon a mirarlos. Los tres se sonrojaron y un instante después soltaron fuertes carcajadas.
No salieron del bar hasta varias horas después, ligeramente achispados, abrazados y canturreando una canción antigua, que les hacía recordar al colegio.
Harry se dejó caer en el sofá del departamento de Ron y Hermione y cerró los ojos, mientras escuchaba a sus amigos encaminarse hasta la habitación. Habían decidido que ninguno estaba lo suficientemente sobrio como para llevar a Harry a casa y que él no podía irse solo.
Suspiró profundamente, su mente comenzó a tararear una canción inexistente y antes de dormir el rostro del chico rubio que se paraba cada mañana a observarlo llegó a su mente. ¿Habría notado que ese día no había ido a tocar? Harry recordaba su sonrojo y el brillo de sus ojos. La melodía en su mente continuó sonando, y con la imagen del chico en la cabeza, se quedó dormido.
*
Sometimes the system goes on the blink
And the whole thing turns out wrong
You might not make it back and you know
That you could be well oh that strong
And I'm not wrong
So where is the passion when you need it the most
Oh you and I
You kick up the leaves and the magic is lost
Cause you had a bad day
You're taking one down
You sing a sad song just to turn it around
You say you don't know
You tell me don't lie
You work at a smile and you go for a ride
You had a bad day
You've seen what you like
And how does it feel for one more time
You had a bad day
You had a bad day
*
Song:
Daniel Powter
Bad Day
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