Es el regalo de
malale por aprobar parte de una asignatura que le trae por la calle de la amargura.
Titulo: Agua (me descabezo yo mucho por los cojones XD)
Paring: Sindy
Fandom: Toy Story
Advertencias: psa, nc16 o algo así.
A Sid le encanta ducharse. Pasar largo rato bajo la ducha dejando que el agua, simplemente, caiga sobre él. Cuando trabajas como basurero sentirte limpio te resulta bastante importante. Le gusta que su piel huela a jabón. Le gusta aún más que su piel huela a Andy. A Andy le gusta el contacto de su piel. Y el olor, su olor y no el de la basura, que lo impregna todo cuando le abraza.
Quizá por eso el castaño se desnuda en el cuarto antes de encaramarse al baño. Porque le ha oido llegar y dirigirse hacia la ducha directamente y no sale. Es uno de esos días en los que Sid piensa que apesta tanto que se puede tirar horas bajo el agua. Él lleva todo el día con esas ganas urgentes de verle como para permitir que lo deje solo tanto tiempo.
Sid abre los ojos cuando nota la corriente de aire entrar en la ducha y se encuentra a Andy que lo mira con intensidad. Con esos ojos azules que desnudan parte de él que siempre han estado escondidas. El castaño se acerca y parece ignorar el agua ardiendo que cae sobre él. Se acerca y le besa y que le den al agua, a la basura y al mundo.
Se besan pausado, dejando el agua correr sobre ellos. Primero solo un roce de labios, después se afianzan. Se abrazan y acarician, sin salir del chorro de agua. Todo es lento. Intenso. Profundo. Sus cuerpos encajan, las lenguas juegan un pulso que ninguno tiene intención de ganar del todo. Cuelan una mano entre ellos, para acariciarse mutuamente. El tacto es resbaladizo, pero se sujetan el uno al otro. Mientras se corren, mientras se besan, mientras se tienen, mientras el agua resbala y les lava la vida. Sin dejar de besarse. Ni un solo minuto. Ni un solo instante.
Y ahora algo importante: pegarme, o terminaré haciendo un fic demasiado triste de estos dos. Y cuando digo triste, quiero decir que me entran ganas de saltar por la ventana de la pena cada vez que lo pienso. Eso.