De por qué es bueno tener un Sid cerca cuando te emborrachas

Jan 25, 2011 00:45

Titulo: Malas borracheras
Paring: Sid/Andy
Fandom: Toy Story (al infiernooooooooooo)
Advertencias: PG-13? pf, hay calentones, que coño.
Notas: a las autoras de un fandom increidible( malale luandachan aleena02 )! y a sus seguidoras



La cosa es que terminan en una fiesta universitaria de esas que tanto detesta pero a la que Andy, contra todo pronóstico, insiste en ir. ¿El motivo? No sabe.

Bueno, o quizás sí. Quizás sea porque el día anterior él le llamó aburrido y cuando Andy contestó que “eso no es verdad”, el le rebatió con que “nunca hemos ido a una fiesta que tú hayas propuesto”, y Andy solo pudo callar y darle la razón. Quizás sea porque Sid añadió bajito, pero el castaño pudo oirlo, que quizás “te avergüenzas de…” y no pudo terminar la frase porque Andy le estaba comiendo la boca. Besando como es él. Dulce y pausado, tranquilo pero más fuerte que lo habitual. Quizás algo enfadado.Y entre embestida de la lengua le escupía palabras llenas de enfado. “Ni-se-te-ocurra-terminar-esa-maldita-frase”

Y no la terminó, no se acordó siquiera de la frase en cuestión ocupado como estaba por follarle la boca al chico.

Pero la cosa es que están en esa dichosa fiesta. ¿Vale? Que hay ingentes e ingentes cantidades de alcohol y otros tantos estudiantes universitarios emborrachándose malamente. Huele a hierba, a sudor, a cerveza derramada, a whisky en gargantas inexperimentadas. Huele a desfase y a demasiadas sustancias prohibidas que Sid no va a decir como puede reconocer simplemente por el olfato. Pero las reconoce.

No le gusta ese sitio y que Andy esté en él. Menos le gusta que el castaño se haya bebido cuatro cervezas, casi sin respirar y que haya empezado con los chupitos. No le hace caso. El condenado no le hace ni puto caso. Y encima le hace sentirse culpable, porque cree, (cree, solamente un poquito, pero lo cree) que es por culpa del comentario del día anterior. Mierda

Mientras maldice por lo bajo, en lo que dura un breve pestañeo, el castaño se ha perdido de su campo visual. Vuelve a maldecir y recorre esa puta mansión en dos segundos. Porque esa es otra, las malditas fiestas universitarias siempre son en residencias enormes. Coño.

Todo en esa fiesta le está poniendo enfermo: Andy, la música (¿Brittney Spears? ¿Qué será lo próximo, Hannah Montana? Mejor no saber la respuesta), los putos criajos universitarios que no saben beber, ni tienen aguante, y están rulando demasiadas drogas en esos momentos. Jodida fiesta de mierda. Tiene que encontrar a Andy y salir de ahí YA.

Lo encuentra, en el porche, rodeado de cinco chavales que por los uniformes deben pertenecer a algún equipo de futbol o lo que diablos sea. Son más grandes que Andy, que coño, son más grandes que Sid. Dos veces más grandes. Pero están rodeando al chico, que está demasiado borracho como para coscarse de nada y tienen pinta de estar hasta arriba de algo y todo son malas intenciones en sus ojos. Malas intenciones nada agradables. Sobre todo para Andy.

En ese momento no es él. O quizás si. Quizás es la cosa, que esos cinco matones sacan el Sid que guarda bajo llave delante del castaño. Ese que tiene demasiada rabia contenida, que es todo ira hacia el mundo, que le enferma y que no controla su fuerza.

Grita, cuerdas vocales en carne viva en un solo grito. Los cinco se vuelven y él avanza hecho una fiera salvaje. Ojos puro fuego. Andy lo mira sin comprender.

Un puñetazo le rompe el labio, escupe aún más furioso y todo lo demás es una mancha. Una mancha de puños, patadas y sangre.

Quizás, hay muchos quizás esta noche. Pero quizás sea que los chavales iban muy colocados. O que Sid realmente estaba furioso esa noche. El caso es que los deportistas huyen antes de que la cosa se ponga peor y Sid solo termina con un labio partido y un dolor sordo en el lado derecho de las costillas.

Agarra a Andy de un puñado y se lo lleva trastabillando hacia su residencia. No muy lejos de la fiesta, realmente. El castaño tropieza, las piernas se le cruzan y tiene que apoyarse en Sid para no caer. No es que Sid lo haya soltado en algún momento. Lo tiene firmemente cogido, un brazo sobre sus hombros, una mano fuerte en su cintura.

Andy no siente nada. Todo está acolchado y se siente confuso. Todo le da vueltas y lo único que quiere es dormir. Cierra los ojos un instante. Pero debe de haberlos cerrado algo más tiempo porque Sid le grita y le da palmadas en la cara y le dice que por favor no se duerma. “Por favor, Andy, no cierres los ojos, ¿vale?” Y oye, es Sid, le gusta como suena su voz. Así que le hará caso. Pero es una tarea difícil, los parpados le pesan mucho. De hecho… todo el cuerpo. Se deja caer en el cuerpo de Sid que lo coge con algo de dificultad.

“Venga por favor, Andy, no. Despierta” Y hay urgencia en su voz. No sabe por qué. Siente que toca algo fresquito y eso le gusta. Intenta abrir los ojos y ve que está en el suelo de su baño. Ni idea de cómo ha llegado allí, pero Sid trastea en la ducha medio inclinado y realmente tiene un buen culo. Si señor. Un buen culo. Lástima que esté tan lejos (dos palmos de distancia) porque le gustaría agarrarlo con fuerza.

Sid se da la vuelta hacia él y se arrodilla a su lado. Ve algo en sus ojos que no alcanza a descifrar. Pero dios, está tan guapo. Con fuerzas de vete tu a saber donde le coge las solapas de su chaqueta de cuero y lo acerca del todo a él. Sid cae sobre Andy y el castaño le come la boca. Con ansia. Con furia. Con rabia. Puro descontrol.

Eso descoloca a Sid porque el que besa así es él. Ese no es su Andy. Es difícil razonar mientras le están follando la boca de esa manera, la lengua demandando saliva, labios partidos que duelen… Pero para. Brusco. Y Andy regomella y maldición si tiene que odiarle en ese momento.

Todo da vueltas.

“Joder. Me cago en la puta. Este no eres tú. Andy. La hostia.”

Lo agarra por los brazos y lo arrastra hasta la ducha. Andy protesta y da manotazos. Manotazos que dan en labios partidos y costillas magulladas pero Sid no se queja. Cuando el castaño está por fin metido en la ducha abre el grifo del agua fria. De golpe. Mojando ropas y borracheras.

Andy ahoga un grito y balbucea. Abre y cierra la boca escupiendo agua. Está helada. Abre los ojos entre sorprendido y catatónico y por primera vez en la noche ve a Sid.

De rodillas frente a él. Metido también en la ducha, empapándose la ropa, la chupa, las botas, las cadenas. Todo. El agua le cae por la cara y le lava la sangre del labio. ¿Cuándo se lo ha partido?

Ah…

Ah. Oh. Mierda.

La intensidad de la mirada de Sid es tal que le hace sentir desnudo en ese espacio tan reducido. El chico suspira, cansado y se sienta frente a él. Rodillas con rodillas.

Hace una mueca de dolor al sentarse y la información le va llegando en torrentes al castaño.

La borrachera. La cerveza. El enfado que tenía con Sid por llamarle aburrido y las ganas que tenía de emborracharse, ni siquiera sabe por qué razón en concreto. Los chupitos. Los chicos rodeándole. Los gritos. Eso último estaba difuso. Pero en frente tiene a un Sid que se agarra el costado con una mano y tiene un labio partido. Empapado de agua helada.

Por él.

Se siente estúpido. Abochornado. Idiota. Gilipollas.  Tiembla y no sabe si es por el frío, el paso de la borrachera o porque se siente más desprotegido que nunca ante Sid. Porque a pesar de todos los polvos, de todas las risas, las riñas, los revolcones… Es ahora cuando más desnudo se siente. Y eso que le exprime las entrañas no son arcadas del alcohol, es algo mucho más fuerte. Es algo que le marea y le hace entrar en pánico. Porque si tuvieran que preguntarle “¿Cuándo?” sabría con certeza que es en ese momento, cuando sabe que está enamorado hasta las trancas.

Sid suspira y cierra los ojos. Cansado. Agotado. Los abre cuando siente esos labios sobre los suyos. Calmados, suaves, helados a causa del agua.

“Gracias” le susurra, labios con labios y es un “gracias” cargado de tantas cosas que ahora el que se marea es Sid.

Pero se levanta y ayuda al castaño a secarse y meterse en la cama, que se queda dormido ante la vigilante mirada del moreno. Sentado en el suelo, junto a la cama. Sin dejar de mirarle.

Hoy las sensaciones están a flor de piel. Andy duerme y sin embargo, el que cree estar en un sueño no es él.

sid es remedio contra la resaca, toy story, sid/andy

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