Nervios, es todo nervios y tiene que empezar a hablar o se echará para atrás y no está dispuesto. Porque ha reunido todo el valor que ignoraba tener y está ahí, cara a cara. Y es ahora o nunca. Respira, se llena los pulmones e intentando que no le tiemble demasiado el pulso… empieza:
“-Uno a veces tiene que arriesgarse y tirarse a la piscina, aunque veas que está tan solo a la mitad y ¿en realidad? En realidad puede que solo sea un espejismo. El subconsciente jugándote una mala pasada.
Entonces te paras un segundo, al borde, de puntillas, anhelante. Cierras los ojos y por un momento algo te dice “no lo hagas”. ¿Sabes esa vocecita dentro de tu cabeza que te dice algunas veces que no es una buena idea? Esa. La mía normalmente se apoda “razón”, “sentido común” o cosas así. No aparece mucho, la verdad, porque tampoco es que le haga mucho caso. Esta es una de esas veces. Que mi cabeza dice algo pero todo mi ser grita todo lo contrario.
¿Por qué no?
Puede que el golpe sea mortal, puede que esta vez realmente duela, puede… Puede,puede,puede,puede…
Nada es seguro hasta que no lo haces y nunca me ha gustado regodearme en la incertidumbre del momento. Me consume por dentro. “
Realmente es como si le consumiese por dentro y ahora que ha empezado no puede parar, sabe que tiene que decirlo todo de un tirón, por eso la pausa es breve. Casi imperceptible. Lo suficientemente larga como para tomar aire en una pequeña bocanada, se aprieta las manos dándose confianza. Habla de corrido, como si temiese olvidar las palabras, que no hubiese suficiente tiempo en la tierra para decir todo lo que lleva dentro.
“-Quizás esté dando muchas vueltas, te prometo que de verdad quiero decirte algo, tan solo es que me hago un lío a la hora de querer plasmar la importancia de lo que digo y al final se me hace todo un ovillo y…
El karma. ¿Crees en el karma? Yo no demasiado, o no me había parado a pensar mucho en ese concepto… Normalmente no me paro a pensar, simplemente.
Pero el karma es algo curioso ¿verdad? Y si nos atenemos a su teoría la verdad es que no soy muy buena persona, porque las bofetadas que devuelve duelen. Da unos buenos reveses. Y la cosa es que lo comprendo, soy un desastre como persona. “
Media sonrisa que intenta ocultar bajando la mirada pero se sacude el silencio y el amargor que le sube por la garganta. Levanta la cabeza y le mira directamente a los ojos.
“-Pero entonces… no lo entiendo. Entonces apareces tú y he tenido que hacer algo en mi vida que sea bueno porque el karma me ha hecho conocerte. Creía que mi vida estaba bien, o no, no se. Estaba.
Pero llegaste tú y me di cuenta que no. Incompleta, así es como realmente estaba mi vida. Patas arriba. Sin sentido. Sin rumbo. Era un egocéntrico, prepotente y pretencioso. Pero tú me sonríes con sinceridad y trastocas todos los argumentos que tenía contra la humanidad. Me miras directamente a los ojos y me quedo sin habla. Porque me haces querer ser mejor persona.
Porque a veces, cuando sonríes, la sonrisa no llega hasta tus ojos. Esos preciosos ojos. En ese instante reflejan que te han hecho daño. Es solo un segundo, ese reflejo, porque nunca dejas que eso te consuma. Pero ese segundo es suficiente para mí. Para decidirme y quererlo con todas mis fuerzas. Querer borrar ese reflejo para siempre.
Porque alguien como tú no debería tener jamás esa mirada triste. Porque daría lo que fuese necesario para que olvidases todas las penas del mundo. Porque quiero hacerte feliz. Porque quizás sí que siga siendo algo egocéntrico al pedirte esto, y que lo que sea que hice para que el karma te pusiese en mi vida no fuese suficiente para que me des esta oportunidad. Pero tengo que pedírtelo, porque se que sería capaz.
Sería capaz.
Así que, por favor. Por favor.
Déjame hacerte feliz.”