Buahaha. Ayer, nada más subir
Envidia y mientras hablaba con
tyfiore sobre los pecados, me vino una imagen mental muy, muy bestia. Hacía mucho que no me venían imágenes mentales tan grandes como las que me han venido haciendo estos pecados xD es muy fuerte, ¿eh?
Pues en menos de media hora, ya tenía hecho Gula XD y Lau lo ha disfrutado de lo lindo. ¡Se fue a dormir bien contenta!
Después de Gula, irá Orgullo/Soberbia. Aunque no sé si escribiré lujuria antes... Quizá sí o quizá no.
Pues aquí Gula *guiño guiño*
GULA
Sólo necesitaba decisión. Decisión y al lío.
Le había costado dos días decidirse a hacerlo, a pesar de que ya hacía tres que se lo había planteado como algo real. Desde la conversación con Damon Firth una única cosa rondaba su cabeza y no salía por más que intentara evadirse.
No, no tenía que dejar escapar a Ty. No iba a sucederle otra vez lo mismo. No iba a ser él quien lo truncase, en absoluto. Empezaba a entender sus sentimientos. Empezaba a darse cuenta de que todo aquello era algo más como para catalogarlo con el verbo gustar. Así que tenía que coger ese riesgo -un riesgo real, a su parecer- y hacer algo con él. Si luego la cosa no funcionaba…
Bueno, ya lo vería llegada la ocasión. Mejor era no pensar en ello e ir al meollo del asunto.
La decisión la tomó rápidamente. Atreverse era otro asunto. Se moría de vergüenza sólo de pensarlo. Quizá un poco de Felix Felicis le hubiera solucionado todo, pero no era una poción fácil de conseguir, así que…
Sólo tenía que ir y hacerlo. Pillarla sola a ser posible y de sorpresa, también a ser posible. Quizá eran demasiadas cosas que pedir, pero puestos a ello…
Tranquilidad, Christopher.
La vocecita en su interior, esa que le hablaba selectivamente cuando de chicas se trataba y que sólo le amargaba la existencia, le decía que era una mala idea. Que no iba a salir bien y que quién iba a querer a un patizambo como él. Lo cierto era que nunca se había sentido especial o diferente a los demás en ningún aspecto. Thea Nikklos no se había cansado nunca de decirle lo guapo que era, pero esa griega había estado demasiado obsesionada con él como para tomársela en serio. Ty también se lo había dicho pero…
Agitó la cabeza intentando serenarse. Hacía media hora que había bajado a desayunar y no había probado bocado. Estaba demasiado ocupado intentando dar con la cabeza rubia de la italiana y también en observarla cuando ésta llegaba y se sentaba, de espaldas a él cómo hacía desde que habían tenido esa conversación dos semanas atrás. La observó tensa, hablar con sus compañeros de casa y también la pilló mirando de reojo en su dirección.
Sí, ese era el día. Tanto si quería como si no. Además, era el único día que sabía que Ty iba a tener un rato libre antes de clase. Esa era la suya.
O lo hubiese sido si no fuera porque la rubia tenía planes de volver a su sala común dándole igual todo lo demás. Chris se pasó buena hora cerca de las inmediaciones donde sabía que estaba la entrada de la sala común de Hufflepuff para ver si la veía salir, sin embargo lo único que vio fueron alumnos rezagados.
Casi una hora pasó. Casi una hora en la que estuvo ahí muriéndose de impaciencia y también del miedo. No era momento para que le entrase la cobardía pero era algo que no podía evitar. Así que cuando la vio aparecer de nuevo -ojerosa, con cara de no haber dormido absolutamente nada en días-, dejó a un lado el miedo y fue directo hacia ella.
-¿Chris…? ¿Qué…?
Eso fue lo único que pudo llegar a decir la rubia antes de que Chris la interrumpiera, acallándola al juntar sus labios con los de ella.
Todo lo demás, ya le dio igual. Sólo fue consciente de la chica entre sus brazos -¿cuándo había estrechado su cintura contra él?-, de su respiración entrecortada, de los latidos furiosos contra su pecho y de sus labios.
Como diría ella: ¡Santa Madonna!
No supo cómo la besó. Ni siquiera sabía si besaba bien o no, pero ¿qué más daba? Simplemente la besó como tenía ganas de hacerlo. No entendía a métodos, pero no se lo pensó dos veces a la hora de abarcar toda su boca, acariciando los labios, masajeándolos contra los suyos. Tenía hambre. Se percató entonces de que realmente tenía hambre, pero de Ty.
Tampoco sabía cuánto rato llevaba así. Estaban enfrente de su sala común pero tanto le daba que les viesen. Sólo era consciente de los labios de Ty besándole. Correspondiéndole. Y eso le hacía sentir aún más pletórico. No se equivocaba.
Sólo Merlín supo cuánto le costó separarse de ella. Dejar de besarla en ese momento había sido impensable, pero tenía que hacerlo. Apoyó su frente contra la de ella, entremezclando respiraciones entrecortadas, casi rozándose de nuevo. Ella pareció querer decir algo, pero Chris fue más rápido y le puso un dedo en los labios para que no dijera nada.
No hubo nada más. Ni conversación ni otro beso. Simplemente se miraron antes de que Chris se separase, mirándola con los labios curvados en media sonrisa traviesa. Alzó levemente las cejas hacia Ty antes de darse media vuelta y proseguir con su camino, como si nada hubiese pasado. Dejando a la rubia con expresión estupefacta y la boca entreabierta como intentando decir algo y las mejillas deliciosamente arreboladas y preciosa. Toda ella.
Sentía que podía volar en ese momento, saltar, pegar brincos y, sinceramente, le daría igual que la gente lo viese.
Ty le había correspondido. ¡Le había correspondido!
Y había sido Chris el que se había lanzado. Se sentía orgulloso de sí mismo. Y más aún tras la reacción de la rubia.
Ahora tocaba esperar. El siguiente movimiento, lo tendría que dar ella.