Desde que tengo memoria quiero romper a patadas el cristal del balcón. Cada mañana me despierto y vuelvo a verme partiendolo a golpes. No entiendo por qué razón quiero hacerlo, seguramente me corataría, me haría daño y cuando se acabase solo me restaría un vacío sobrecogedor. Qué sería de mis mañanas sin el deseo de partir el cristal? Una vez
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