Que se me ha ido la pinza en el LJ y
jenny-anderson me recordó que solo había subido el primer capitulo de este Dramione, cuando en FF tengo ya tres capitulos :)
***
Lo perdimos amigas, pero nuestro querido Blaise Zabini sentó cabeza. Nunca olvidaremos a ese italiano de piel bronceada y devoradores ojos azules. Nuestro codiciado muchacho abandona el redil de los solteros. Pero Corazón de Bruja ha tenido la exclusiva entrevista con los futuros esposos.
Chicas no la odiéis mucho, es un encanto de muchacha.
P: Decirme, ¿Cómo os conocisteis?
B: (Risas) La verdad es que nos conocemos de Hogwarts, claro que en ese tiempo, para esta guapa señorita era un gusarajo con el promedio de vida de tres meses. Reconozco que en mi adolescencia junto con otros compañeros de casa fui bastante mezquino.
H: Lo de mezquino se queda corto. Pero los dos somos personas maduras y hemos sabido afrontar los cambios de edades y además el mundo ha cambiado gracias a la guerra, y las rivalidades entre casas ya son casi inexistentes, gracias sean dadas a Merlín.
P: Hermione hace unos años, en esa adolescencia en Hogwarts fuiste bastante famosa, e incluso odiada gracias al romance que mantuviste con Viktor Krum… además eres la mejor amiga de Harry Potter, … ¿Cómo ha repercutido este cambio para ti?
H: Viktor es un hombre excelente y un amigo intachable, nunca hubo tal relación que se rumoreó, pero supongo que sí, ha repercutido un cambio. Nunca olvido mis raíces muggles y el hecho de que mi prometido haya sido Slytherin, y fuera hipotéticamente mi enemigo. Pero no me gusta pensar en esas cosas. Porque si la adultez da, es pensamiento propio y haces menos caso a las reglas que dictan los grupos sociales.
B: Me costó convencerla que mis intenciones eran buenas, que conste en acta (risas)
P: ¿Pensáis tener hijos?
B: Todo a su tiempo.
H: Todo a su tiempo.
Los ojos le ardían con algo muy parecido a la rabia, pero entonces la cerradura de la puerta se movió y su prometido entró con una sonrisa en los labios.
-¿Lo leíste? - Señaló la revista - Nuestra Hermione se casa.
-¿No te molesta que sea Blaise Zabini? - Preguntó Ginny confusa.
Él encogió los hombros.
-Nunca tuve mucho trato con Zabini, y parecía inofensivo a pesar de que algunas veces lo vi con Malfoy - Dijo con una mueca de desagrado - Pero he hablado esta mañana con ella, y está muy contenta con la idea y me asegura que esto lleva tiempo pensándolo, y solo dieron el paso hasta que nosotros también lo dimos… No se querían quedar atrás.
La boca de Ginny parecía la boca del túnel del metro de Londres, se dijo Harry divertido ante la expresión atónita de la mujer.
-¿Así que llevan juntos mucho tiempo?
-Un año.
-No es suficiente para anunciar boda - Se apresuró a corregir - Nuestra Hermione desde que rompió con Ronald ha estado tan enfrascada en ese trabajo suyo, que debe de tener el cerebro atrofiado, y ese Zabini fue Slytherin, no debe de ser bueno…
Harry se echó a reír por la cháchara de su prometida.
-Hermione me prometió que el día que Blaise intentara algo en su contra, no quedarían ni sobras para que Ron y yo nos las repartamos - Sonrió - Además tu hermano se ha tomado bastante bien la noticia.
-¡Lo sabe! - Gritó.
-Hemos conversado los tres, Ron ha estado presente por vía flú - Sonrió - Bueno, no se lo tomó muy bien, pero no puede irse del criadero y matar hoy mismo a Zabini, así que decidió darle una oportunidad, pero que si se atrevía a dañarla, le metería una cría de Colacuerno en los pantalones para que Zabini no se pudiera reproducir nunca más.
Ginny se levantó del sofá y sonrió besándolo profundamente, para sorpresa del hombre que siguió a duras penas su ritmo posesivo.
-Vamos a tu habitación - Murmuró lamiendo su mentón.
Harry con una sonrisa de disculpa la apartó.
-Lo siento Ginny, pero no tengo tiempo, quizás esta noche. Tengo que irme corriendo al Ministerio, solo vine para verte y coger una túnica limpia, la mía esta hecha una mierda.
Cuando Harry salió, Ginevra Molly Weasley perdió el control sobre sus sentimientos y arrancó la pagina donde se enmarcaba a la parejita y la hizo trocitos pequeños lanzando gruñidos cargados de furia y vio con ojos entrecerrados como uno de los trozos contenía los ojos azules de Blaise Zabini con su pícaro brillo e hincó el tacón grueso sobre el trozo de papel una y otra vez.
Segundos después explotaba en un desconsolado llanto.
oOo
El tercer cigarrillo lo apagó con desinterés con el caro zapato, mientras tamborileaba los dedos contra la pared en la que estaba apoyado, miró de nuevo la hora y bufó. Le había preguntado al guardia a que hora salía y había pasado más de media hora y esa bruja seguía sin aparecer.
Aún Draco se preguntaba el porqué estaba allí. ¿Defender el honor de su amigo?. ¿Parar la abominable locura que significaba que cada vez que viera a su amigo, vería a esa sangre sucia como una más de sus apéndices?. La quería fuera de la vida de Blaise.
Y la Reina de Roma con unas gafas cuadradas de pasta horribles cargando un pesado bolso salía del edificio despidiéndose amistosamente del guardia de seguridad.
“¿Qué le ve?”
Su pelo siempre había sido un nido de ratas, tenía una cara muy normalita, nada fuera de lo normal. Cuando Blaise siempre se había buscado compañías de físico bastantes despampanantes. Draco no lo comprendía, avanzó hacia ella cuando vio que la mujer iba a desaparecerse. Y la cogió del brazo haciendo que la mujer ahogara un grito de sorpresa, Draco fue rápido y sacó la varita registrando el lugar donde Granger pensaba desaparecerse y con un hechizo, Draco localizó el lugar y ambos con un sonoro “plop” desaparecieron del lugar.
oOo
La aparición había sido accidentada por la rapidez en la que la cogió del brazo y rastreó el lugar donde Granger quería aparecerse, fue como si se hubiera caído un sitio alto, acabó besando el suelo del lugar y cuando alzó la mirada unos ojos diamantinos felinos lo miraban fijamente. El hocico aplastado del animal se arrugó y el gato canelo maulló irritado y le dio la espalda alzando su cola y se fue al lado de su dueña, quien se colocaba torpemente las gafas recogiendo las cosas esparcidas de su bolso.
-¡Eres un imbécil, Malfoy!
Desde su cajón el gato de Hermione maulló su aprobación, desde luego no le hacia mucha gracia que ese humano descolorido invadiera su territorio.
-El hechizo debería haber salido bien. - Creyó conveniente disculparse.
La mujer se levantó del suelo al mismo tiempo que el hombre.
-Idiota, ¿y a ti quien te da derecho de seguirme a mi apartamento? - Le replicó iracunda.
Draco ardió de furia.
-¡El mismo derecho que te dio a ti, engatusar a mi mejor amigo, sangre sucia!
Todo rastro de furia se esfumó en Hermione.
Draco la miró descolocado cuando la mujer se echó a reír divertida. ¿Dónde estaba la gracia?
-¿Te has vuelto majara, o qué?
-¡Estas celoso!
“¿Qué?”
-¿Qué?
Ella sonrió con triunfo mientras se sentaba en el sofá y encendía una cosa cuadrada gris que tenía imágenes en movimiento. Draco perdió durante la atención la atención al contemplar estupefacto el aparato muggle, pero luego recuperó el hilo de conversación.
-Yo no estoy celoso.
-Por favor te agradecería que te fueras, no eres bien recibido.
Draco fulminó a la bola de pulgas, cuando el gato maulló que estaba completamente de acuerdo con su ama.
“Se cree que porque se haya comprometido con Blaise, le voy a tener alguna clase de consideración”
Avanzó rezumbando furia por cada poro y la agarró del brazo levantándola de ese cuchitril que ella llamaba sofá.
-Vete de la vida de Blaise, o atente a las consecuencias.
Hermione sonrió.
-¿Y si te digo que no, que vas a hacer?.¿Ponerte a patalear hasta que alguien te haga caso?. Es lo mejor que se te da - Sonrió divertida.
Él acercó su cara a la de la mujer y entrecerró los ojos.
-¿Quieres probar de lo que soy capaz?
Hermione lo miró con ojos oscurecidos y se mordió el labio inferior nerviosa, negó.
-Apártate, Malfoy - Dijo con seriedad.
“¿O sino que me harás?” Iba a preguntar con mofa, cuando ella comenzó a forcejar violentamente contra las manos que apretaban sus brazos reteniéndola, Draco se rió mientras ella le regalaba un gemido lastimero.
-Suéltame - Siseó rabiosa, rindiéndose.
Draco se quedó paralizado cuando se dio cuenta de que el cuerpo de la sangre sucia estaba pegado al suyo, los pechos llenos se aplastaban contra su pecho, cadera contra cadera y la única separación eran sus barbillas, la de él llegaba a la altura de su frente, y la de ella al hueco de sus clavículas, pero ahora ella la alzaba con rebeldía.
Los ojos castaños parpadeaban con furia esperando pero no separándose un milímetro de los suyos, era valiente y no le temía. Pero Draco si que se temía, porque comenzaba a ver los pequeños ingredientes de aquella rara y sutil belleza que era la sangre sucia. Su mente voló hasta el baile de cuarto curso, y Draco por primera vez se reconoció lo innombrable; ella había estado preciosa del brazo del gorila de Krum.
Tenia una naricita pequeña y rebelde, los labios carnosos y pequeños se apretaban con rabiosa fuerza y los ojos castaños - nunca le habían interesado los ojos oscuros, prefería los ojos exóticos - estaban rodeado por un manto de pestañas que sin rímel alguno era el sueño dorado de cualquier mujer. Ahora que lo veía bien el pelo de Granger tenía su carácter; indomable.
“Mierda, esto no puede estar pasando”
-¿Me sueltas… por favor? - Preguntó balbuceando Hermione al tiempo que el rostro sonrosado ardía rojo como el color de su antigua casa.
Draco elevó una ceja, aun perdido en sus cavilaciones.
Hasta que se dio cuenta de algo.
Mientras la analizaba concienzudamente no había hecho otra cosa que pegarla contra su recién formada erección y después por instinto restregar sus caderas contra las femeninas.
Draco huyó.
Quizás no era tan valiente como decía ser.
Huyó como el chiquillo adolescente que se asustaba a la mínima de problemas.
Pero esta vez huyó de su propia vergüenza.
Hermione cuando él desapareció se quedó sola completamente helada, solo acompañada por los maullidos demandantes de su gato y el corazón bombeando frenético contra su oído.
Las rodillas le temblaban.
oOo
La redacción del Quisquilloso era un lugar tan extraño como su misma directora. De los estantes colgaban atrapa sueños y cosas que el hombre cuando las veía no daba crédito a sus ojos, era mejor así, porque sino acabaría teniendo pesadillas. Avanzó por el extraño lugar atestado de brujos que escribían en su vuela plumas a toda velocidad y hablaban entre ellos entre murmullos, hasta la puerta del fondo.
Pero no pudo llegar hasta el pomo de la puerta, como un ciclón un fotógrafo se había cruzado en su caminó y el hombre retrocedió cuando el joven no dudó en fotografiarlo, dejándolo ciego temporalmente con el flash, bufó quitándose las gafas y se rascó los ojos, mientras oía la risa nerviosa de su atacante.
-Hola, Harry - Cuando el hombre recuperó la visión, vio a Colin Creevey sonriéndole como antaño, como si fuera un ídolo inalcanzable. A Harry en Hogwarts le parecía gracioso, pero ahora que Colin era el fotógrafo del Quisquilloso el chico cada vez que lo veía lo dejaba ciego temporalmente fotografiándolo sin su permiso.
-Hola Colin - Saludó con una fingida sonrisa - ¿Está Luna en su despacho?
El chico se encogió de hombros, como la mitad de la plantilla del Quisquilloso no sabían absolutamente nada de la mujer hasta que llegaba la hora de llevar los artículos a la imprenta. Así que Harry dándole una palmadita en el hombro a su viejo compañero de casa en el colegio abrió la puerta del despacho de Luna.
-Harry Potter, siempre es un placer contar con tu presencia - Luna con los años no había cambiado, siempre hablaba de esa forma tan rara, como si no encontrara interés a las palabras verbales, y jugaba a hacer acertijos con ella, aburrida de la forma con los que los demás seres humanos se comunicaban. Esa tarde se hallaba recostada en el sofá que estaba frente a su escritorio mientras tenía unos palillos orientales en las manos y jugaba con un hada que revoloteaba lanzando risitas picaras a sortearla.
Luna tenía costumbres muy raras.
-¿Vienes a preguntarme si conozco lo que se cuece en el mundo real? - El chico asintió, ella sonrió cuando atrapó con suavidad una de las piernecitas del hada y después la soltó, comenzando de nuevo el juego - Mi madre creía que el matrimonio era algo más que lo que el mundo quiere vendernos - Su mirada de por sí soñadora, brilló repentinamente - ¿Crees en las auras?
“¿Auras?”
-Bueno… - Dijo no muy seguro de decir si o no.
-Tu aura es verde… Sí, resulta una coincidencia encantadora que tenga la misma tonalidad de tus ojos, de los colores de Slytherin, y ese avada kedavra por el que sobreviviste con solo once meses, pero el verde te persigue, quieras o no. Tu aura es esperanza y muerte.
-¿Muerte? - Se atragantó, aunque debería estar acostumbrado a las conversaciones con su amiga.
Por primera vez lo miró de reojo con sus pálidos ojos azules.
-La muerte está muy ligada con el renacimiento, y en tu caso es un hecho que ha cobrado muchas veces realidad - Volvió a centrarse en su entretenido juego - Sin embargo algo acosa a tu aura, una sombra llena de incertidumbre y muchos porqués que no puedes resorber, o no quieres hacerlo. Claro, el miedo es tan clásico entre nosotros, tenemos miedo a lo que no podemos ver, o entender.
Harry frunció el ceño.
-¿Qué estás insinuando?
Ella fue por primera vez directa.
-¿A que le tienes miedo, hombre que vivió? - Sonrió.
¿A qué le tenía miedo?. Bueno, muy fácil, a enfrascarse en algún tipo de locura similar a las de sus años atrás, o acabar muerto por algún esbirro que tuvo la suerte de salir vivo o sin pisar Azkaban. Sí, esa era el tipo de cosas que Harry temía. Sin embargo cuando volvió la vista hacia Luna ella ya se había levantado de aquel viejo sofá lleno de parches y caminó descalza hacia él, sonriendo.
-El mal nunca permanecerá. La luz y la oscuridad se necesitan mutuamente para coexistir, no debes temerle a la oscuridad, solo tenerle el respeto que se merece. De por sí la oscuridad no es maligna, pero cuando alguien manipula los hilos de ese elemento puede hacer mucho daño, pero para eso está la luz: tu. ¿No?
Harry asintió desorientado.
-No has venido a que te haga preguntas, quieres saber las respuestas - Luna negó con la cabeza - Y solo tú puedes descubrirlas… - Pasó su mano por la mejilla rasposa del hombre por el inicio de barba.
Por unos segundos cerró los ojos, mimado por la caricia, pero luego frunció el ceño moviendo los parpados.
-No estoy muy seguro de casarme con Gin - Respondió con voz culpable - Sé que llevamos bastantes años juntos, y es una temeridad por mi parte, decírtelo a ti, su mejor amiga…
-No hay un termómetro que mida la amistad que hay entre Ginny y yo, y la compare con la que tengo contigo, Harry Potter - Le regañó con suavidad - ¿Sino estás seguro de casarte con Ginevra, entonces porqué fuiste quien realizó la preposición?
-Porque era lo correcto… Somos pareja desde séptimo curso… y ya han pasado seis años - Suspiró - Además, no creo que Ginny hubiera podido perdonarme que deje apartado tantos años el tema…
-Necesita compromiso - Sentenció - pero… ¿lo necesitas tú?
¿Lo necesitaba él?. Claro que sí, él quería una familia, con la que sentirse rodeado. Hijos, una esposa amante y una casa en la que retirarse del mundo, pero cada vez que ponía la cara de ese futuro a Ginny las dudas le asaltaban. ¿Ella era la indicada?. Una parte de él le reprochaba que no debiera tener esas dudas, porque Ginny le amaba de verdad y se sentía desolado porque estaba traicionando ese sentimiento, pero después la culpabilidad se esfumaba por culpa del enfado, porque él era el único que llevaba la carga de esas dudas.
-Si, lo necesito - La miró fijamente.
Ella sonrió.
-¿Con ella?
Harry enmudeció.
Luna le dio la espalda mientras cogía con suavidad a su pequeña compañera y la acostaba en el regazo de una margarita que estaba en la maceta de su escritorio.
-¿Porqué te estoy explicando estas cosas?
-Porque soy tu amiga… ¿No? - Lo miró sobre su hombro, mientras miraba como el Hada reposaba con tranquilidad en la flor.
Continuará...
****
N.A: He recibido un par de reviews donde algunas lectoras se quejaban de que maltrato a Ginny… Bueno, lo voy a explicar de forma técnica. Ginny en esta historia es MacGuffin, o lo que es lo mismo, la excusa argumental que motiva a los personajes y al desarrollo de la historia, y en algunas historias carece de relevancia y en otras no. Como diría Hitchcock - creador de la expresión - : “En una historia de rufianes siempre es el collar, y en historias de espias siempre son los documentos”. En esta historia es Ginny ;). También debo afirmar que Ginny no es un personaje que realmente me motive. No me gusta el desarrollo de Rowling respecto a Ginny, la veo muy Mary Sue, por eso intento meterle una personalidad algo OOC a la que Rowling la hizo. Así que si hiero la sensibilidad de las fans del personaje, mis mas sinceras disculpas :(
No tengo beta así que disculparme por las posibles faltas de ortografía, hice mi mayor esfuerzo ;)
Tic.Tac.Tic.Tac.
Blaise tamborileaba los dedos contra la roñosa mesa del escritorio, su otra mano sosteniendo un trozo de papel arrugado, el trozo que le había llevado a visitar aquella habitación - tan conocida, tan odiada - en el Caldero Chorreante, para exasperación del Italiano, su cita - por decirlo de alguna forma suave - se estaba retrasando, y él comenzaba a enfadarse. Siempre había sido un hombre paciente, pero por alguna razón cada vez que el nombre de esa mujer aparecía en un radio de cien metros de él, su cabeza era un torbellino de locura.
Tenemos que hablar.
¿Por qué estaba desesperado por tres escuetas palabras garabateadas en aquel pedazo de servilleta que le llegó de la mano de una andrajosa lechuza gruñona y vieja?
“Blaise… ¿A dónde ha ido a parar tu orgullo, imbécil?”
Antes de que se pudiera auto- responder a su propia conciencia un “PLOP” lo dejó con la garganta seca. Allí estaba ella, recién aparecida, con el ceño similar al de un demonio, los lacios cabellos fuego aleteando con rabiosa soltura por sus mejillas ruborizadas de enfado y la mirada avellana rezumbando desprecio.
-Hola, Weasley.
Ella se quedó un poco desorientada porque él la llamó por su apellido y no por su nombre de pila, pero sacudió con brusquedad la cabeza y le tiró con fuerza un ejemplar de “Corazón de Bruja”
-¿Qué coño significa esto, Blaise?
Él sin alterarse cogió la revista y la ojeó como si nunca la hubiera visto.
-No sé, quizás… ¿una revista?
Ella soltó una risotada sin humor.
-¿Hermione? - Preguntó, aún después de una semana seguía estando en shock; rabiosa y algo similar a la tristeza.
-Si, eso creo, a menos que me haya mentido con el nombre, se llama Hermione Jean Granger - Sonrió regodeándose - ¿Qué?. Oh… Ya veo, Gin quiere casarse, pero no quiere que los demás lo hagan. Pobres desdichados, ella es la única que tiene derecho a ser feliz. ¿Hump?
Ginny frunció el entrecejo.
-Nunca me dijiste… ¡Fue mi cuñada, una hermana casi… y nunca, tu…! - No tenía palabras por culpa de la rabia - ¡Me engañaste!
Él se llevó una mano al corazón.
-Digamos, que podría decirse que es justicia divina… ¿Conoces la expresión latina Quid pro quo? - Preguntó, levantándose del escritorio y avanzando con las manos en los bolsillos hacia ella, y parándose a una distancia prudente, aunque cercana - Su traducción literal es “algo por algo”. La gente lo suele utilizar en intercambio de cosas, favores… incluso… - Hizo una pausa donde sus ojos claros brillaron con especial regocijo - venganza…
La pelirroja balbuceó unos segundos.
-Pero… ¿Por qué te ibas a casar con Hermione, solo para vengarte de mí? - Preguntó confusa - ¡Es tonto, ilógico!
-Joder, Weasley no sabía que tuvieras el ego del tamaño del océano pacifico - Se mofó - Solo puse un ejemplo, como dije anteriormente, es justicia divina. Verás, Hermione y yo hemos tenido durante estos meses una relación… platónica. Sin embargo, la soledad es muy mala… ¿verdad?. Después de todo fue el principal motivo para que la casta y santurrona Gryffindor acabara con el malvado Slytherin - Rió - Y yo paladeé esa soledad después de romper nuestro… “trato” - Puntualizó con acidez - Le propuse casarse conmigo, y aceptó, aunque a regañadientes, pensaba que os traicionaba. ¡Qué diría si supiera que la primera en traicionar es la futura esposa de su mejor amigo! - E iba a reírse, pero sintió un doloroso latigazo contra su mejilla, tarde descubrió que la mujer hirviendo en cólera lo había abofeteado.
-¡Mezquino! - Chilló - Estás utilizando a la pobre Herm, solo para regodearte frente a mí - Le acusó - Pues es mejor que la vayas dejando, porque no tengo ningún interés romántico en ti. ¡Quiero a Harry, métetelo en esa maldita cabeza tuya, y nunca lo dejaré por ti!
Blaise la fulminó.
-¿Y tú esperas que con esos argumentos deje a Hermione Granger?. Oh vamos, es inteligente, astuta y tiene una belleza especial. Sería una agradable compañía para envejecer - Sonrió - No Ginevra, no voy a dejarla.
Resopló y paseó por la habitación.
-¿Qué buscas Zabini?
-¿Yo? - Se señaló - Fuiste tu la que me pidió reunirnos, así que quien busca cumplir un objetivo en esta reunión eres tú, querida. Que mala memoria tienes.
Suspiró profundamente, él no le estaba poniendo las cosas nada fáciles, de hecho se las estaba poniendo absurdamente complicadas.
-¿Hermione sabe de tus amantes?
-Soy un hombre fiel al compromiso.
Ginny rió.
-¿Y te creyó?
-Bueno, desde que estoy con ella se me han quitado las ganas de acostarme contigo - Respondió con una sonrisa.
Los ojos de la pelirroja casi se salen de las órbitas por la desfachatez.
-Algún día descubrirá lo asqueroso que eres, y te dejará - Hermione era una mujer muy honesta, sabía leer en las personas - Hermione no es como las demás.
-¿Cómo tú, por ejemplo?
Un rubor cubrió sus mejillas, pero alzó el mentón con altivez.
-Sí, por ejemplo.
Él no respondió, solo le disparó una sonrisilla maliciosa y Ginny le dio la espalda preparándose para desaparecer, allí no hacia nada. Pero antes de que pudiera hacerlo unos brazos acunaron su cuerpo saliendo de su espalda y un pecho se apoyó contra su espalda. La humedad de una boca caliente - muy conocida - sembró un rastro de saliva por su cuello.
-¿Qué… Qué haces? - Titubeó Ginny, sorprendida. Pero no se apartó.
Él siguió con el minucioso rastreo.
-Eres deliciosa.
Ginny casi se derrite.
-Estás comprometido.
-Tu también.
Por primera vez estaban en tablas, o eso creía ella.
En un ataque de sobriedad se apartó de él, antes de que fuera demasiado tarde y le dedicó una última mirada indescifrable.
Desapareció.
oOo
Tres Meses antes
Cuando Blaise dejó de hablar, aguardó en silencio la resolución de la antigua Gryffindor quien lo miraba con horror. Él ya tenía planeado lo que ella pensaría, después de todo no era una historia muy creíble. Y cuando decidió acudir a ella, sabia que podía ganarse una maldición y/o unos minutos de confusión por parte de la chica. Si la había elegido era precisamente por
su vinculación con los Weasley, y que además era mujer con una mente astuta y suspicaz, ideal para ser su cómplice.
-A ver, recapitulemos - Comenzó Granger, con voz ahogada - Hace unos meses Ginny y tú en una fiesta del Ministerio, acabasteis en la habitación del Caldero Chorreante, tuvisteis - Se ruborizó - intimidad… - El hombre asintió, pero sonreía divertido ante su pudor - Nunca volvería a pasar, pero… después de unas semanas comenzasteis a tener una aventura. Según tú, los argumentos de Ginny eran sencillos: la relación con Harry estaba en crisis, y ella estaba desconsolada. Pero hace una semana te abandonó porque se prometió formalmente con Harry, superando la crisis… ¿Y tu me cuentas esto porque…? - Arqueó una ceja.
Él se tomó su tiempo, mientras ordenaba su segundo café.
-¿Te lo crees?
Hermione negó.
-Sinceramente, Ginny es chica muy honesta, no creo que fuera capaz de hacer algo tan… tan… horrible a Harry.
-¿Horrible?. Bueno, horrible para mí es matar, torturar, desmembrar a alguien… Creo que la idea de que ella de buscar consuelo en otra parte, porque Potter en su trono de divinidad la tenía como un trasto viejo y sin valor, no es tan horrible. - Respondió malhumorado.
La mujer lo miró curiosa.
-Harry nunca ha dejado a Ginny de lado.
-No creo que seas la persona indicada para decidir si la relación de tus amiguitos era o no fría, contando de que te pasas 18 horas en esa ratonera investigando - Se burló, pero luego se puso serio - Las cosas iban mal, me tuvo como consuelo, pero… - Costaba expresarse sinceramente, parecía una patología común entre los Slytherin; demasiadas máscaras - siento cosas por ella.
-¿Cosas? - Inquirió arqueando una ceja.
“Creo que estoy enamorado de ella”
Blaise tenía demasiada dignidad.
-¿Tu que crees?
Ella sonrió abiertamente.
-Estás enamorado.
-No soy ningún libro abierto, Granger. - Gruñó un poco ofendido.
Ella hizo un gesto con la mano dejando pasar el momento incomodo, se quedó unos minutos en silencio repasando la situación.
-¿Por qué me lo cuentas precisamente a mí?
-Porque eres la persona más cuerda que rodea a Ginny Weasley, y además… - Hizo una pausa - Eres mujer.
-Muchas gracias por darte cuenta - Murmuró con acidez.
Zabini bufó, esa situación no estaba resultando nada fácil.
-Dime… ¿Confías en mí?
-Por supuesto que no Zabini.
-Chica lista - Halagó con una carcajada - ¿Confías en lo que te digo?
-Tiene su credibilidad - Cedió terreno - Pero que esto se sepa, destrozaría a mucha gente…
Él se reclinó y sonrió.
-Verás Hermione… ¿Puedo tutearte? - No esperó respuesta - He acudido a ti, como primera opción, mi segunda opción como tu dijiste es la peor; hacerlo publico - Ella lo miró boquiabierta - ¿Qué?. No me gusta perder.
-Hablas como si se tratara de una apuesta…
-Es algo más que eso, Granger - Siseó.
Ella no se molestó por la advertencia.
-¿Y viniendo a mí, que esperas conseguir, ya que soy tu primera opción? - Preguntó con franqueza.
-Tu ayuda.
-¿De qué manera?
-Dame seis meses de tu vida, y sino funciona te juro que te dejaré en paz y no diré absolutamente nada de lo que sé.
-Eso suena a chantaje.
Él sonrió.
-Quizás lo sea, pero tu velas por los intereses de ambos… ¿no es así, Gryffindor?. Protectora con sus cachorros hasta el final - No había rastro de burla en aquella declaración - Dame esos seis de tu vida, y si mi plan no funciona, juro por Merlín y mis antepasados que nadie sabrá absolutamente nada de lo sucedido y cada uno seguirá su camino.
Ella revolvió su café con nerviosismo.
-¿Cómo se que no me estás mintiendo?
-Una vez, creo que fue durante 6º Curso, alguien corrió el rumor de que tu fuiste la que sometió a todos los miembros del Ejercito de Dumblendore bajo juramento de contrato, mis fuentes seguirán siendo secretas - Añadió interrumpiendo su réplica - Supongo que no habrás perdido la manera de hacer ese contrato… ¿verdad?. Solo tendrías que cambiar lo que se promete y el precio que se pega por no cumplir la promesa.
Ella lo miró boquiabierta.
-¿Estás dispuesto a someterte a cualquier clase de maldición sino cumples tu parte del trato? - Preguntó impactada.
-Si.
Hermione le sonrió con algo parecido a la admiración.
-¿Qué tengo que hacer yo?
Blaise suspiró aliviado, había convencido a Granger.
Increíble pero cierto.
oOo
“Yo Blaise Zabini, me comprometo a no decir absolutamente nada, ya sea por voz, escrito o por algún método mágico, el pasado que me vincula con Ginny Weasley. Hermione Granger y yo, hemos pactado una relación ficticia que solamente durará seis meses, a partir de de hoy, en donde no existirá roce físico alguno, y lo ficticio jamás será revelado a terceras personas.
En el caso de que no cumpliese alguna de estas normas, me someteré al pago de este contrato.”
-Vuelve al mundo de los vivos, cariño - Silbó Blaise.
Hermione reaccionó con una sonrisa nerviosa alzando su copa, seguida de muchos magos que se reunían esa noche en la mansión Zabini para celebrar el compromiso del futuro matrimonio. Al principio se había rehusado categóricamente a llevar aquella farsa tan lejos, pero descubrió que era divertido, además… a pesar de su diversión personal, le turbaba la presencia de Malfoy, quien parecía haber hecho una promesa de no dirigirle ni una sola mirada, y ahora disfrutaba en la compañía de sus viejos amigos ignorando olímpicamente su presencia.
Aún algo en ella vibraba.
Y ese algo era desconocido y le temía.
-¿Qué te pasa?
Blaise la miraba con suspicacia.
-Creo que iré a tomar aire a los jardines Blaise - Sus mejillas no hacían más que ruborizarse, era un milagro que no echara humo por las orejas a esas alturas.
El hombre la dejó ir confuso, pero decidió no reprochar nada. Dejó la copa en la bandeja que cargaba uno de la docena de Elfos que esa noche servía en la fiesta para caminar hacia Draco. Se había sentido un poco extraño, pues desde hace unos días el hombre rubio parecía estar completamente sumiso ante su “relación” con Hermione, cuando había vociferado que nunca dejaría que se casara con una sangre sucia.
-Hey, hombre…
Draco dejó de hablar con Nott para girarse a contemplar a su amigo. Miles de ideas pasaron por la cabeza de Draco. Temor por saberse descubierto. Alivio porque Blaise no le echase una buena maldición y rabia por el hecho de que Granger no había hecho mayor bulla del incidente
- Dios, quería olvidarlo a toda costa -; supuso que su amigo ignoraba su pequeña visita a la bruja y no sabia que era mejor, si lo supiera, o que estuviera en el limbo.
No podía decirle “Veras Blaise, no te puedes casar con esa sangre sucia porque la muy zorra te fue infiel mientras me frotaba contra ella como un animal en celo”
Granger no le había sido infiel, se había mentido muda del susto y él había huido como un perro con el rabo entre las piernas.
-Has estado extraño estos últimos días, Malfoy, comienzo a pensar que lo has asimilado - Se burló sin malicia.
Draco hizo una mueca.
-Me conoces bien.
-Ahhhh - Suspiró Blaise como si hubiera resuelto un rompecabezas - ¿Planeas despertarme de mi estupidez temporal? - Rió.
Draco iba a responderle con una temeridad, pero entonces un grito rompió todo el ambiente, un grito femenino que provenía exactamente de la entrada a los jardines.
-¿Qué demonios…?
“Granger,… ¿Qué cojones…?”
oOo
Con la intención de salir a tomar un poco de aire fresco Hermione fue testigo accidental de una revuelta entre tres mujeres, o mejor dicho, dos mujeres que asediaban a una joven. Hermione hizo una mueca cuando vio a la ya olvidada Pansy Parkinson, luciendo un escotado vestido, sin una pizca de piel en el rostro sin maquillar y riendo maliciosa junto con su amiga Daphne reían con malicia rodeando a una muchacha menuda, con aire pálido que resultaba débil y enfermizo.
Hermione la reconoció como Astoria, la hermana pequeña de la maldita amiga de Parkinson, Daphne, cuya tarea en Hogwarts había sido seguir como perros falderos a Draco.
Los ojos pálidos de Astoria dejaron de cerrarse para contemplar boquiabierta a Hermione Jane Granger, quien estaba apoyada en el marco de la puerta.
-Esta mocosa se cree que como es el gatito desvalido de Draco va a conseguir algo…
-Hey, Pan…
La chica giró encontrándose con Granger.
Daphne y ella la rodearon al unísono, dejando a Astoria hecha un paño de lagrimas y Hermione reconoció con un matiz de desprecio como la chica tenía la huella de una bofetada en la mejilla. Miró a Daphne con asco. ¿Acaso no le importaba que fuera su hermana?
-Hola sangre sucia, hacia tiempo que no nos veíamos.
Hermione no se dejó amedrantar por sentirse acosada por la presencia de las víboras.
-No el suficiente - Respondió alzando el mentón desafiante y miró a Daphne, quien al contrario de su hermana, poseía una belleza morena y con mucho carácter - ¿Cómo puedes permitir eso? - Señaló a Astoria.
Pansy como respuesta antes de que Daphne con una grosería le respondiera empujó a Granger y después se limpió las manos como si se hubiera ensuciado por ese minio toque.
-¿Crees que porque Zabini te consiguió abrir de piernas eres de las nuestras? - Se rió la morena de ojos pardos - No eres más que una sangre sucia, tu presencia solo mancha el buen apellido de los Zabini, y esta fiesta solo es una burla para nuestros ancestros.
-Eso no lo tienes que decidir tú, Parkinson - Respondió con fiereza - Si tanto te disgusta la fiesta, sabes en donde está la salida.
Daphne con un grito de furia alzó la mano dispuesta a darle una bofetada.
Hermione actuó rápido y le hundió el codo en el vientre haciéndola chillar de dolor mientras retrocedía encogiéndose, Pansy sacó su varita, pero antes de que la morena pudiera conjurar una buena maldición, Hermione agarró su corta melena desde atrás y tiró con rabia.
-¡Suéltame! - Chilló Pansy mientras intentaba soltarse haciéndose más daño en el cuero cabelludo.
-Tu sangre no te hace mejor que yo, Parkinson. Si tienes ganas de estropear una fiesta, estropea la tuya, pero no vengas con tu perro faldero a pegarle a una niña que es mas pequeña que tú e insultes al apellido Zabini con tus groserías infantiles - El tirón se forzó un poco más - Respecto a mí, no hay ninguna norma escolar que me prohíba darte algo que te llevas mereciendo desde que teníamos 11 años, pero esta vez no sacaré mi varita. Pero ni se te ocurra pensar por un momento que me voy a dejar maltratar por ti y tus amiguitas sangre limpias. ¿¡Te quedó claro, media neurona!?.¡Conmigo no vuelves a jugar nunca más!.¿¡Entendiste!? - Hermione tenia la voz elevada a gruñidos, una furia ciega la dominaba y se sentía muy… satisfecha al verse colmada, la cara de sufrimiento de esa maldita víbora que siempre se había burlado de ella, era como una especie de recompensa.
Un aplauso retumbo en toda la pequeña terraza que daba a los jardines.
Hermione dio un respingo soltando a su presa y se giró para ver a Blaise junto a Malfoy, el primero aplaudiendo mientras reía a carcajada limpia viendo a las dos morenas reducidas por la furia de Granger. Draco la miraba por primera vez en la noche, pero esta vez en shock.
Él había recibido cierto escarmiento de Granger en tercer curso, pero al escuchar la amenaza de Granger contra Parkinson - bien merecida, por cierto - se dio cuenta de que lo sucedido días antes en el apartamento de Granger no hubiera pasado si ella no hubiera estado tan paralizada de miedo, o de sorpresa, porque carácter tenía y le sobraba. Eso siempre lo supo.
Pansy reaccionó adhiriéndose al brazo de Blaise con una mueca llorona en el rostro.
-¡Es una fiera sin domesticar, tu maldita sangre sucia casi me arranca el pelo, y mira como está la pobre Daphne! - Señaló a su amiga quien boqueaba aún con ojos desorbitados en busca de aire, mientras gemía con dolor frotándose el vientre.
Blaise se dio cuenta de que Hermione lo miraba fijamente esperando una resolución, tenia los ojos entrecerrados como si lo estuviera poniendo a prueba. Por Merlín… ¡Mujeres!
-¿Qué le estabais haciendo a Astoria? - La pregunta vino de Draco, quien le pasaba un pañuelo a la muchacha que ocultó rápidamente su rostro ruborizado por el llanto tras la tela.
-¿¡Como le vamos a hacer algo a mi hermana, Draco!? - Dijo indignada Daphne quien a su vez lanzaba miradas de advertencia a su hermana pequeña.
-Solo hablábamos con ella.
-Le estaban pegando.
-¡Tu que sabes sangre sucia, este no es tu problema! - Chilló Parkinson aferrándose más al brazo de Blaise - Es mentira, lo juro…
-Estaban celosas de que Draco le haga más caso, que a ellas.
Draco suspiró. Su madre en esos últimos meses se había propuesto de que conociera a chicas buenas y futuras posibles esposas. Astoria al contrario que Pansy y su hermana Daphne siempre fue una muchacha tímida - aunque astuta - que se conformó con vivir a la sombra de su hermana. Ni siquiera en Hogwarts habían cruzado más de un saludo y Draco no era tonto, sabia que de madera estaban hechas esas dos víboras.
-Fuera de esta casa, las dos.
Blaise apartó a Pansy de un empujón.
-Blay… pe… pero… - Tartamudeó Daphne irguiéndose cuan alta era - Te juro que nosotras…
-Es mi casa, son mis normas, sino abandonáis en dos minutos mis propiedades os sacaré yo misma, pisotearé vuestro buen nombre, elegir.
Pansy alzó el mentón con arrogancia.
-Daphne, Astoria, vámonos, después de todo Blaise desde que se juntó con la sangre sucia dejó de ser una compañía agradable para cualquier viejo amigo.
Draco sonrió ligeramente.
-Creo que Blaise dijo que os fuerais las dos, no las tres.
Las dos muchachas barbotearon mientras enrojecían de furia.
-Astoria se queda.
Pansy miró a Hermione respirando agitadamente.
-Nunca serás una sangre limpia, Granger - Vociferó rabiosa - Me importa un pimiento que Blaise sienta algo por ti, no eres más que un animal primario que además siendo bruja ataca como una fiera sin domesticar - Siseó y miró a Blaise - Que poco queda de la pureza de los Zabini, tu apellido esta revolcándose en el fango.
Hermione elevó el labio superior y emitió un gruñido.
-¿Por qué querría ser del selecto club de vosotros los sangre limpias, si lo único que hacéis es regocijaros en un apellido, maldiciendo el mundo exterior?. No gracias, yo valgo más que un puñado de racistas que se creen que pueden mirarme por encima del hombro por haber nacido con magia en la sangre. Así que si es esa tu gran preocupación Parkinson, no, nunca olvidaré que mis raíces se encuentran donde se concentra vuestro odio. De hecho ser muggle es mi mayor orgullo.
De un empujón apartó a Pansy, y fue ella quien se fue de aquella terraza.
Antes de que alguno pudiera hacer algo, la siguiente en irse fue Astoria, quien ni siquiera miró a su hermana.
Malfoy y Zabini compartieron una mirada cargada de confusión.
-Maldita…
-Los dos minutos pasaron hace unos cinco minutos, Pansy, Daphne…
oOo
-Por favor, espera.
Hermione frenó en seco en medio del gigantesco hall de la mansión Zabini, giró el rostro para ver a una acalorada Astoria correr hacia ella. Se sorprendió, pues creía que la muchacha acabaría siendo arrastrada por la perra de su hermana y la víbora de su amiga.
Greengrass sonrió con timidez cuando llegó a la altura de Hermione.
-Gracias.
-De nada, no deberías dejar que esas dos abusen de ti, solo porque el hurón ha decidido que tu eres mejor compañía que ellas - Bufó con desprecio.
-Mi hermana siempre me ha odiado, estoy acostumbrada - Suspiró la joven - Cuando todas estábamos en Hogwarts azuzaba entre ella y Parkinson a las demás chicas a molestarte, ellas estaban siempre celosas de ti, se centraban en tu físico, porque envidiaban tu inteligencia. Yo nunca… fui parte de ese grupo. No creas que lo digo por nada, pero a pesar de ser Slytherin y sangre pura los Greengrass nunca apoyaron al señor tenebroso, solo lo veían como un lunático homicida que usaba las creencias de los clanes mágicos como excusa para agenciarse un ejercito gratuitamente.
-¿Draco Malfoy está interesado en ti?
-No, pero Narcissa Malfoy me ve como una buena candidata para ser su prometida. Es un buen hombre, a pesar… a pesar… bueno, tu sabes - Sonrió ligeramente - Es una buena compañía, es inteligente y muy culto. A veces compartimos charlas acerca de pociones y Oclumencia…
-¿Te gusta la Oclumencia? - Preguntó interesada.
-Él me ha estado asesorando para abrir una pequeña consulta. Algunos magos necesitan la Oclumencia para sobrevivir a sus miedos, o recordar cosas que se han olvidado y son de vital importancia.
Hermione nunca había hablado íntimamente con un Slytherin a excepción de Blaise, eran criaturas extrañas, aunque muy interesantes, y sin duda Astoria era muy, muy interesante. Una muchacha que a pesar de ser asombrosamente bella, era culta y callada. Ella se dio cuenta de que no todo era como todos predisponían creer. Como no todos los Gryffindor eran buenos y valorosos, los Slytherin tampoco eran malvados y con instintos asesinos. Eran simples
conceptos que siempre se aplicaban a los magos sin conocerlos profundamente, y eso la avergonzó porque ella también se dejaba llevar por esas absurdas etiquetas.
-¿Has probado alguna vez la terapia de la Oclumencia en alguien?
Asintió.
-Un chico que le aterrorizaban los hipogrifos ahora siente adoración y fascinación por ellos.
Hermione contuvo una risa, sabia quien era ese chico.
-¿Si te presento a un viejo amigo, podrías probar con él?
Encogió los hombros.
-¿Qué problema tiene?
-Aracnología.
Fue el turno de Astoria de ocultar una risa, ella también sabía quien.
-Por supuesto. - Sacó de su bolso una pluma y en un trozo de pergamino apuntó unos garabatos - Mi dirección vía lechuza - Se la entregó - Ha sido un verdadero placer hablar contigo, Hermione.
-Igualmente Astoria.
La muchacha dándole una última sonrisa se fue.
Hermione supo que en terreno enemigo, había ganado una buena aliada y amiga.
Continuará...