Needles in my eyes.

Aug 08, 2009 18:32

Título: Cualquier cosa es mejor que estar así.
Autor: hoomygoth
Fandom | Pairing: RPS | Ed/Chace, Penn/Blake accesorio.
Tabla: Nietzsche
Longitud: 1.249 más de las 500 permitidas. Pero me da igual.
Rating | Advertencias: PG | Muchísimas palabrotas.

Notas: Es ficción todo, y onanismo, porque me encanta Penn y es la mejor oportunidad que he tenido de sacarlo a pasear. Tiene lugar en algún (ficticio) momento de mayo del ‘09. Además: Penn Badgley, I know you Google yourself, you nerd. I hope you see this, and I hope that you don’t actually understand Spanish, because it would be awkward if you managed to read this crappy work of fiction depicting you and your fellow cast members. I just need you to know that I’m not like the other fangirls. I want to have a meaningful relationship with you, with lots of meaningful sex. And I think that you are way cuter than Ed or Chace, just so you know. Give me a call. (Oh, and BTW, could you have a talk with the writers about the possibility of giving Dan a cute lil’ boyfriend? Called Chuck, maybe?) :D

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"Solamente aquel que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado."

Penn no solía estar incluido en el estrecho círculo en el que se movían los demás. Ed, Chace, Jess, Leighton… eran todos como hermanos. Penn era más bien un primo lejano porque, a pesar de lo que dijeran en las entrevistas, su novia no le caía demasiado bien a nadie. Y a Penn siempre le había interesado más salir con gente con la que tuviera oportunidad de meterse a la cama después. Por eso le extrañó la llamada que recibió esa tarde.

-¿Te puedo pedir un favor?

Era Jessica, y no se andaba con rodeos.

-Supongo que sí.

-¿Puedes quedar con Ed un rato y hacerle compañía?

-Ya sé lo que se dice en Internet de mí, pero es mentira. No soy gay.

-Ya lo sé. No es ese tipo de compañía. Lo está pasando muy mal con esta historia de Chace y no me gusta que esté solo. Ha estado conmigo en Arizona en el rodaje unos días, pero va a acabar aborreciéndome, yo ya no puedo hacer nada más.

-¿Y qué voy a hacer yo?

-A ti te gusta el fútbol. Mañana es el último partido de la liga inglesa. Él es del Chelsea.

-Y yo del Arsenal -contestó, como si eso fuera a dejarle claro que con eso no iban a conseguir hacerse amiguitos.

-Pues podríais ir a verlo a algún sitio.

-No sé ni con quién juegan. Y es a las doce de la mañana.

-Venga, Penn, por favor.

No le quedó más remedio que llamarle y convencerle para quedar en un pub inglés que había encontrado por Internet que televisaba el del Chelsea. Ed no pareció muy entusiasmado con la idea, pero prometió invitarle a una cerveza, así que aceptó.

Cuando llegó, el sitio ya estaba bastante lleno. Ed estaba sentado a una pequeña mesa en una esquina, con un enorme plato combinado con bacon, alubias y tres o cuatro cosas más que Penn no fue capaz de identificar, pero que podían provocar un ataque cardíaco sólo con mirarlas. Y una pinta de cerveza.

-¿Qué tal?

-Genial.

-Me alegro.

No sabía cual era el antónimo de genial, pero así era como estaba Ed en ese momento.

Penn pidió lo mismo que él (cerveza incluida) y tuvo que reconocer que el sabor era mejor que el aspecto.

No hablaron demasiado aparte de las típicas pullas entre dos aficiones rivales. Maricas, vendidos, muertos de hambre, perdedores… nada fuera de lo corriente. Penn le dejó ganar, porque lo necesitaba más que él, y al final coincidieron en que mejor eso que ser del puto Manchester, y llegaron a un acuerdo amistoso.

El Chelsea ganó. Bien es cierto que jugaba contra un equipo del final de la tabla, y que a esas alturas no se jugaba gran cosa, pero Ed parecía más animado que un par de horas antes.

-Deberíamos volver a hacer esto alguna vez.

-Eso lo dices ahora que se ha acabado la temporada -bromeó Ed.

-No, en serio. Con algún partido que no apeste, preferiblemente.

-Para el próximo año espero estar menos jodido y no necesitar la lástima de nadie. Y no trates de negarlo, porque sé que alguien, imagino que Jess, te ha convencido para que hagas esto. Tan gilipollas no soy.

-Lo siento.

-No, te lo agradezco. Estaba muriéndome de asco en casa. Pero a veces viene bien, ¿sabes? Pasarme un par de meses permanentemente borracho y compadeciéndome de mi triste vida. Y eso no significa que no vaya a dejar de hacerlo en algún momento. Sólo que aún no.

-Ya -dijo Penn, como si pudiera comprenderlo.

-Pero Jess se preocupa.

-Es una buena amiga.

-Debería volver a pasarme a las tías. Dan muchos menos problemas a largo plazo, que no te engañen.

Penn sonrió tímidamente. Sabía que quería hablar del tema, de Chace. Puede que necesitara un punto de vista objetivo, y a él siempre le había caído mejor que Ed. Era menos histriónico que él, desde luego y, quedaba mal decirlo, pero más americano. Era impresionante el abismo cultural que encontraba con Ed, una persona con la que supuestamente compartía idioma e historia hasta hace un puñado de siglos.

-En serio. Dicen que los hombres somos sencillos, pero es mentira. Lo que pasa es que somos gilipollas, porque somos complicados y ni siquiera lo sabemos. Por lo menos las mujeres se entienden a sí mismas, ¿no? El síndrome premenstrual y esas mierdas hormonales no son nada comparado con la basura que tenemos los hombres por cerebro.

A veces le ponía un poco nervioso, porque hablaba mucho y muy alto, y gesticulaba y, en general, era el centro de atención permanente. A Penn le habían educado para ser discreto y cortés, para ser siempre respetuoso y nunca llamar la atención. Claro que decía muchas más palabrotas de las que debiera, pero por lo demás era perfectamente invisible. Y Ed era como un cartel de neón. Un cartel de neón balbuceante y medio borracho a las dos de la tarde.

-Perdona, te estoy contando mi vida y…

-No, no me importa -le aseguró-. De verdad. Blake habla mucho, estoy acostumbrado. En cuanto me aburro meto minutos musicales en mi cerebro y sigo sonriendo y asintiendo. Funciona de cojones.

Ed se terminó lo que le quedaba de cerveza (que no era mucho) antes de volver a hablar.

-Es que no… Joder. Es que le quería de verdad, ¿sabes? Más de lo que he querido a nadie. Y funcionábamos. Teníamos ese rollito, ese… le teníamos pillado el truco a eso de estar juntos. Se nos daba bien. Y, joder, sé que no iba a durar para siempre, porque tengo 21 años y no creo en el amor para toda la vida, pero… No lo entiendo.

-Ya -fue todo lo que dijo Penn, para que supiera que seguía escuchando.

-Y él dice que me quiere. Tiene la poca vergüenza de decir que esto le duele más a él que a mí. Quiero decir, si le doliera más que a mí no podría ni moverse, porque se partiría en dos como una puta sandía demasiado madura, ¿sabes?

Él asintió con la cabeza.

-Y le duele y me quiere y no deja de decir eso, pero dice que no podemos estar juntos. ¿Tiene algún sentido para ti esta mierda? Creo que eso es lo que más me cabrea. Porque no estoy triste, no exactamente. O sea, estoy triste de la hostia, pero más que nada estoy cabreado, porque nada tiene sentido.

-Ya.

-Di ‘ya’ otra vez y te parto la boca.

-Es que a mí lo que se me da bien es escuchar. Con los consejos doy pena.

-Pues necesito consejo. El consejo de un tío. Porque Jess y Leighton me dicen muchas cosas pero… Creo que me estoy convirtiendo en una tía. Siempre he tenido un concepto del amor muy raro. Pasé mucho tiempo con mi madre de niño, o yo qué sé. Vi demasiadas telenovelas. ¿Ves este tatuaje? -se levantó la manga de la camiseta para descubrir su ‘I heart romance’-. Este es mi puto problema.

-A lo mejor es eso. A lo mejor a él no le va el compromiso.

-Ya pasamos esa fase. Pasamos la fase de entender qué nos pasaba, y la de cagarnos de miedo, y la de asumirlo, y la de volver a cagarnos de miedo. Ya estábamos en esa fase en la que todo iba de puta madre y estar juntos era tan fácil y tan… natural. Te comprometes en el mismo momento en el que decides dar por culo a tu mejor amigo, ¿sabes?

-Demasiada información.

-Perdona. Es que lo peor es que sé lo que pasa, pero me cabrea más que no saberlo.

-¿Y qué pasa?

-Que está muy reprimido. Y eso para algunas cosas es genial, porque en la cama es capaz de soltarse y volverse loco…

-De nuevo, demasiada información.

-Joder, perdona -dijo otra vez. No estaba acostumbrado a contenerse-. Llevan toda la vida llamándole marica. No es culpa suya, es que tiene cara de niña. Para él, ser gay era lo peor que le podía pasar a alguien de Texas, después de dispararse a si mismo en los huevos con una escopeta. Y le ha pasado. Ya conseguí que eso lo aceptara, pero odia que pueda salir a la luz. Ahora mismo sólo lo sabe su madre y su hermana. Y… bueno, es probable que yo le presionara un poco para que lo hiciéramos público -añadió, bajando la mirada.

-Ya.

-Pero es que me parece tan estúpido tener que ir escondiéndome…

-Pero es mejor tener que esconderte que estar así.

-Cualquier cosa es mejor que estar así. Pero es cosa suya. Suya y de su publicista.

-A su publicista que le jodan -saltó-. No te estás acostando con su publicista. Espero.

-¿Lo tuyo con Blake fue parecido?

-Lo nuestro nadie lo considera inmoral. Y puede que la mayoría de los vecinos de sus padres sí lo hagan. Más de la mitad de los californianos lo hacen, imagínate en Texas.

-Pero, ¿aparte de eso?

-Es un coñazo tener que soportar a los fotógrafos en todas partes, ver tus fotos en las revistas cada día y que tu vida privada sea de repente de interés nacional. Pero supongo que eso ya te pasa. Yo siempre he sido el Gossip Guy feo, a mi nadie me perseguiría de no ser por Blake.

-Eso es mentira.

-Déjate de rollos. Chace es el guapo, tú eres el carismático y yo soy el perdedor que sale con la tía buena. -Se encogió de hombros. -Me parece un gran papel que representar; no me quejo.

-¿Tú qué harías?

-No lo sé. No puedo saberlo.

Ed volvió a darle un trago a su pinta, pero ya estaba vacía. Miró hacia la barra, sopesando si pedir otra o no. Decidió que ya estaba suficientemente borracho.

-¿Si Blake quisiera mantenerlo en secreto?

-Tendría que joderme -contestó, con resignación-. La quiero, aunque nadie se lo crea, y no necesito que nadie más lo sepa, sólo ella. Habla con él, y dile lo que me has dicho a mí, y trata de que despida a su publicista de mierda.

-Ese tío es un hijo de puta.

-¿Para qué necesita un publicista? Yo no tengo de eso. ¿Es lo mismo que un agente?

-No, el publicista se encarga de venderle como si fuera un trozo de carne. Está haciendo un gran trabajo, no como su agente. Claro que es más fácil venderle como carne que como actor.

-Eso ha sido cruel.

-Estoy muy dolido, tío, dame un respiro.

-fic, comm: 15drabbles, pairing: chace/ed, fic: with the sound of music, fandom: rps, tabla: nietzsche

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