Lo que sí hay (y recalco ese HAY) que unir son las ramitas del árbol que antes era tan gordo y ahora tan débil que resulta difícil de reconocer. Las hojas no se le caen, es lo extraño, son las ramas las que a veces se suicidan, se cansan de aguantar su propio peso, se aburren de su situación. Pero lo que no saben es que si se sueltan mueren, no hay
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