Título: Luna
Fandom | Personajes: Original (Y los sueños, sueños son) | Ángela
Rating | Advertencias: NC-7 | Nop
N/A: Este drabble contesta a un prompt de la
Tabla Básica de
15drabbles . El índice del fic está
aquí. Además, participa en el
Reto 70 de
writers_canvas , a favor del grupo Acrílico. Además, se lo dedico a
nimphetamina , porque es mi contacto 350 en el msn (ella y yo nos entendemos xD). Espero que te guste, love. (Y dadle de comer a los críos, ahí a la izquierda).
Tabla | Prompt: #5. Luna
Palabras: 500
Ángela es una chica muy inocente, con una tendencia un tanto insana a esperarse siempre lo mejor de cada persona. Cree en las hadas, en la magia de la luna y en que la cuidan las estrellas.
Ángela no tiene padre, porque él se marchó cuando ella no era más que un garbancito en la tripa de su madre, y aún así, ella sigue esperándose, siempre, lo mejor de la gente.
Porque para ella, todos son buenas personas, es sólo que a algunos les cuesta demostrarlo.
A Ángela le gusta que Edu y July la llamen Angie. Le gustan sus amigos, y los quiere un montón, porque son agradables y también la quieren a ella.
Y ella está prácticamente segura de que la gente agradabe hace, siempre, cosas maravillosas. Como sus amigos.
El día en que hizo catorce años (en diciembre de tercero de la ESO), July y Edy le regalaron un cachorrillo de gato, negra, con los ojos azules y brillantes, su abuela bromeó sobre que se parecía a ella, antes de tomarla en brazos de la caja de cartón en que la habían llevado, y arrullarla entre sus brazos.
Esa gata se llama Luna y es el símbolo indeleble del amor, amor de amigos, que se tienen July, Edu y Angie.
Tal vez sea por sus amigos, o tal vez por ella misma, pero esa tendencia poco sana a esperarse siempre lo mejor de cada persona, a veces, la trae por la calle de la amargura.
Porque cada día de instituto, cada día que Santi la insulta, ella se dice que va a ser el último. Intenta convencerse de que en el fondo no es malo y de que sólo desahoga su frustración con ella porque no tiene a nadie más a quien insultar.
Porque cada mañana, al entrar en clase, con la cabeza gacha y abrazada a su carpeta con toda su alma, reza para que ese día no le llame foquita (nunca foca, siempre utiliza diminutivos despectivos, aún encima). Reza a las hadas, a la luna y a las estrellas para que ese día no le diga nada, para hacerse prácticamente invisible y que él no le dedique a ella toda su frustración.
Pero no vale de nada. Él siempre la ve. Siempre se acerca a ella, para caminar a su lado, hasta la mesa de Ángela, y le dice “Buenos días, foquita” o “¿Me has echado de menos esta noche, foquita?”.
Y ella enrojece de pura rabia y frustración, porque siempre se espera lo mejor de la gente, siempre espera que la gente sea agradable, como ella, que intenta hacerle las cosas agradables a los demás, y ser buena con todo el mundo.
Por eso calla, por eso se traga la rabia y se le llenan los ojos de lágrimas. De frustración. Por eso abraza a Luna cada noche antes de irse a dormir.
Porque le recuerda que hay gente buena en el mundo. Gente que la cuida y la quiere.