Leche caliente [Reto #151] (drabbles_30min)
Es una leyenda urbana de esas que corren por el mundo mágico. De esas que se pasan de boca en boca y que al final, todo el mundo acaba considerando ciertas. La verdad es que toda la comunidad mágica del mundo está convencida de que Lord Voldemort no es humano, y que, por lo tanto, no duerme.
Y, aun que a él le gustaría dejar atrás todo vestigio de humanidad y mortalidad, no puede negar su naturaleza, y, como criatura humana que es, a veces, duerme.
Está en cama. Intentando entrar en el sueño de la inconsciencia; y, tal vez sea porque no tiene el alma completa, o algo por el estilo, pero no logra conciliar el sueño. Al menos, no completamente.
Necesita algo que le ayude a dormir. Tal vez un vaso de leche caliente, o una infusión relajante. El estrés de su trabajo le pasa factura. Tanto dar ordenes y coordinar un grupo tan numeroso termina por dejar secuelas.
Pero están en pleno invierno, y hace un frío tremendo. Necesita ese vaso de leche caliente. Y lo necesita a la de ya. Pero no le apetece salir de la cama.
Sabe que tiene la solución tatuada en el antebrazo. Es cuestión de desearlo, apretar con esos dedos largos, como patas de araña, y blancos, como de cadáver, y, ese mismo instante, todos los mortífagos a lo largo del mundo se despiertan en sus camas, con el brazo punzando y la Marca Tenebrosa ardiéndoles.
Ahora es solo cuestión de mirar cuantos aparecerán. O, en su defecto, quién será el más rápido.
De repente, con dos chasquidos, prácticamente simultáneos, aparecen, uno al lado del otro, Bellatrix y Lucius. Con sus respectivas capas sobre la ropa de dormir, que en el caso de Bella es un escueto camisón de seda negra. Aun que a él no le impresionan esas cosas.
-¿Qué se os ofrece, mi señor?-Bellatrix se arrodilla al lado de la cama. Lucius se acerca y pone atención.
-Quiero un vaso de leche, bien calentita, y con cacao en polvo disuelta.
-¿Mi señor?-dice Bellatrix tras intercambiar una mirada confusa con Lucius.
-¿Es que acaso no me expreso con claridad?-su voz, siseante, logra que sus mortífagos se pongan en marcha a toda velocidad.-Como no me traigáis inmediatamente un vaso de leche caliente emplearé con vosotros la nueva maldición pulverizante.
Y, tanto Bellatrix como Lucius salieron corriendo hacia la cocina, dispuestos a cumplir los extraños caprichos de su señor.