Venganza
Cuando alguien toma algo que te pertenece, si no le dabas utilidad, siempre puedes fingir que no te importa y decir: ‘te lo regalo’; aunque estés furioso por dentro.
Es naturaleza humana desear algo sólo porque alguien más lo tienes, aunque antes lo tuvieras tú y no le prestaras la atención necesaria.
Quizá debiste dejar de juguetear con la princesa Kougyoku y evitar los lugares de placer. Debiste hacer caso a Masrur y escuchar más a Yamuraiha, ese sexto sentido de las mujeres está por algo.
Porque Ja’far ya no está pendiente de ti como lo estaba antes, ni siquiera se esfuerza en reprenderte. Ahora solo suspira cansado y se va. Desde hace algunos meses Ja’far se va mucho, por mucho tiempo y nunca dice a donde. Nadie lo sabe, es Ja’far después de todo y no dejará que su secreto se sepa con facilidad.
Pero ha sido sencillo, nunca imaginaste que alguien más pudiera descubrir lo que ninguno de tus generales pudo. Ni que se lo dijera de manera tan descarada.
-¿La idiotez te dejó sordo?
Una risa aguda, casi infantil, corta el silencio y Judar se inclina sobre tu pulcro escritorio.
-Me lo estoy follando.
Era una retorcida manera vengarse o un castigo por algo que no terminaba de entender.
Es naturaleza humana desear algo sólo porque alguien más lo tienes, aunque antes lo tuvieras tú y no le prestaras la atención necesaria.
Quizá debiste dejar de juguetear con la princesa Kougyoku y evitar los lugares de placer. Debiste hacer caso a Masrur y escuchar más a Yamuraiha, ese sexto sentido de las mujeres está por algo.
Porque Ja’far ya no está pendiente de ti como lo estaba antes, ni siquiera se esfuerza en reprenderte. Ahora solo suspira cansado y se va. Desde hace algunos meses Ja’far se va mucho, por mucho tiempo y nunca dice a donde. Nadie lo sabe, es Ja’far después de todo y no dejará que su secreto se sepa con facilidad.
Pero ha sido sencillo, nunca imaginaste que alguien más pudiera descubrir lo que ninguno de tus generales pudo. Ni que se lo dijera de manera tan descarada.
-¿La idiotez te dejó sordo?
Una risa aguda, casi infantil, corta el silencio y Judar se inclina sobre tu pulcro escritorio.
-Me lo estoy follando.
Era una retorcida manera vengarse o un castigo por algo que no terminaba de entender.