Tabla de Libros: 012

Nov 21, 2010 00:14

 Tabla de Libros

Fandom: Harry Potter
Personaje/Pareja: Bellatrix/Rodolphus

012. El huracán lleva tu nombre

La primera vez que le vio quiso morirse. Le tembló el cuerpo ante ese hombre alto e imponente, y su padre la sujetó con más fuerza, impidiéndole huir. Tenía seis años, entonces, y el Señor Oscuro le dirigió una sonrisa. Bellatrix se mojó la túnica.

Quince años más tarde, en el que sería su segundo encuentro, la joven vestida de gala no consiguió recordarle. No hasta que le vio de frente, al menos, ojos rojos y afilados como cuchillas. Entonces supo que estaba perdida.

Existen muchos tipos de amor en el mundo. Existen el cariño y la pasión y la adoración, y Bellatrix sabe ahora que lo que siente por el Lord -esa fascinación enfermiza- va un poco más allá de lo que debería.

Era una fiesta ostentosa, la de ese segundo encuentro, y Bellatrix perdió a su esposo y a Narcissa, y se quedó sola, copa en mano. Chocó con él casi sin quererlo, y le miró a los ojos -rojo oscuro ya en aquel entonces- y se le removieron las tripas.

Disculpe, dijo; era una chica educada. El Lord le dirigió una sonrisa.

Una joven tan bonita siempre está disculpada.

Bella supo que era una trampa desde el principio. Que él sólo pretendía conquistarla, llegar a su padre y a su esposo y a sus primos, que no era más que un puente, un camino fácil. No le importó.

Algún día, mi señor, le dijo, la misma noche en que la marcaron, algún día os mostraré mi valía.

Lo ha hecho. Ha cumplido su parte: ha sembrado el terror, dondequiera que fuera, siempre en su nombre. Ha sido la amante perfecta -matar, morir por él no era un esfuerzo- y ahora paga. Y no le importa demasiado.

Sólo lo siente por él.

Rodolphus iba a casarse con Andromeda, dijeron. Bella todavía estaba en Hogwarts -iba a clase con los dos Lestrange-, aunque por poco, y escuchó el rumor como se escucha todo, y no quiso creerlo mucho.

En Navidades, sus padres lo confirmaron. Y Andromeda se enfadó y salió corriendo, y la diminuta Narcissa se echó a llorar, y a Bellatrix se le rompió algo muy dentro.

Son una buena familia, se justificó Druella Black, que siempre quiso a Andromeda más que a su vida. Y el verano pasado dijo que le gustabas, cariño.

Bellatrix esperaba fuera de la habitación, todo ese rato. Escuchó los hipidos y sollozos de su hermana -quince años y tan rebelde, tan desesperada- y los susurros calmados de su madre, y su propia respiración pausada. No le importaba en absoluto, se dijo. No, no le importaba.

Celebraron una fiesta de compromiso en agosto, el día en que Meda cumplía los dieciséis; Bella fue una anfitriona perfecta, los días antes. Atendió a la familia del novio, organizó la decoración del salón, se encargó de que Narcissa no estorbase. No miró a Rodolphus a la cara en ningún momento. Sólo al besarle.

Y escondió el corazón, hecho astillas, debajo de la alfombra, y se tragó el orgullo y decidió que, pasara lo que pasase, no iba a afectarla.

Diez minutos antes de que diera comienzo la fiesta, Rodolphus Lestrange entró en su habitación mientras se cambiaba, y cerró la puerta, y pidió su mano. Allí, sin nada más: no había anillo ni papeles ni padres ni herencias. Sólo ellos dos.

Por favor, dijo él.

Estás comprometido con mi hermana, respondió ella. Lo que quería, en realidad, era matarlo, o pegarle una bofetada, o, quizás, besarle hasta morir asfixiados.

Todavía no.

Andromeda huyó de casa esa noche. Bellatrix no pudo llorar; sólo abrazar a su madre, acariciar el anillo, soñar.

Qué jóvenes éramos, ¿recuerdas?, pregunta ahora a las paredes. No sabe dónde está Rodolphus. Quizás muerto.

No tendrían que haberles cogido; por supuesto que no. No tendrían que estar aquí encerrados, los dos -los tres, si es que Barty llegó a entrar-, pudriéndose lentamente, separados, olvidados.

Azkaban es el infierno, le dijo el auror que la llevaba. La miró de arriba abajo con odio infinito, con desprecio, y le escupió a la cara. Luego la encerró en una celda, y Bellatrix fue sintiendo, poco a poco, cómo se le helaba la sangre, los huesos, hasta que ya no pudo sentir más. Y se preguntó cómo estaría Rodolphus -si marcaría, como ella, los días en la pared, escribiendo con los dedos en el polvo, arañando hasta sangrar.

No es tan malo estar aquí dentro, se dice, pero lo siente por él.

Rodolphus le dijo que huyera. Muchas mujeres, explicó, echan la culpa a sus maridos, Bella. Imperius, chantajes. Inventa algo. Sal de aquí.

Pero ella estaba llorando, por dentro, estallando de rabia e incredulidad -porque era imposible, impensable; el Lord no podía estar muerto-, y negó con la cabeza diez mil veces, y le dijo No necesito escapar. Necesito vengarme.

Fueron a casa de los Longbottom, entonces, ellos dos y Barty -un muchacho escuálido y absurdo, de ojos brillantes-, y el resto... El resto es sólo una niebla roja, un huracán en la mente de Bellatrix. Los dementores se llevan los buenos sentimientos; el tiempo borra todo lo demás.

Bellatrix ha dejado de marcar los días. Escribe nombres, en su lugar, repartidos en dos columnas. A un lado están los enemigos -Harry Potter, por ejemplo, o Andromeda Tonks-, aquellos a los que quiere, necesita matar. Del otro lado hay sólo dos nombres, repetidos una y otra vez hasta el infinito. Los hombres de su vida, piensa, y se ríe por primera vez en años, y es entonces cuando se da cuenta -alguien ha abierto la puerta.

Se tambalea al levantarse, camina apoyada en la pared; hay una figura en la entrada, pelo oscuro enmarañado, piel tirante sobre los huesos. Es sólo una sombra de lo que fue, sí, pero es él.

Rodolphus.

Instintivamente, Bellatrix le roza la mano. Hace tiempo que ninguno de los dos lleva anillo.

¿Somos libres?, pregunta, y su voz suena ronca y cascada, enloquecida. Suelta otra carcajada.

Rodolphus asiente, la besa. Huele mal.

Somos libres, confirma, los ojos brillantes y hundidos y un rictus extraño en los labios. Qué habrá visto durante todos estos años, se pregunta Bellatrix. No hay tiempo para más.

La Marca arde. El Lord los llama, y las puertas de Azkaban se abren para dejar paso a un huracán.

el lado oscuro, p: bellatrix/rodolphus, f: harry potter, fanfiction, fandom_insano

Previous post Next post
Up