En el fondo, siempre lo supo. Katelyn nunca necesitó escuchar las palabras de su madre, para saber que la mujer, no había deseado, ni por un momento, que ella, o sus hermanos, llegaran a su vida. Nunca quiso oírlas, además. Porque si ya sabía lo que sabía ¿qué otra cosa podía querer saber? Y tampoco se permitió pensar en ellas, porque aunque
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