Trabalenguas
Nananana, pues esto es como una especie de despedida (Por una semana nada más eh??? xD), porque bueno, me desaparezco de la faz de la tierra para irme en... -introducir música terrorífica aquí- un viaje con mi familia... en automóvil durante 12 horas... de ida... y de vuelta. Lo que significa: mucha música de los 80, mucha aburrición, muy poca comodidad pero aún así mucho tiempo para pensar fics xD.
Y nada, pues quería dejar un regalillo antes de irme. ♥
Bastante cutre... pero gueno xD. Un chorrific de más de lo mismo, porque no puedo evitarlo. Mind me. En el futuro traeré algo nuevo a la mesa... más...activo.
Pues aquí el primer intento de drabble/one-shot para la tabla de la infancia de fandom_insano, es bastante cortito, pero el resto será distinto. Es bastante shippy, pero confío en que no demasiado y en que perpetré el tema bien durante todo el texto... Aún así, no es lo mejor que he escrito, pero me salió solo. Sólo puedo esperar que guste xD.
Nombre: " Trabalenguas"' para la tabla de la infancia de 30vicios.
Fandom: Doctor Who
Categoría: Drabble/One-shot
Palabras: 644
Género: Romance/Drama
Pairing: Eleven/Amy
Notas: Posibles spoilers de toda la temporada (creo... lo escribí hace tiempo y no he revisado xD). Enjoy, babes. And this is a goodbye!
002) "Trabalenguas"
A veces en la mente retorcida de Amy surgían esas ideas. A veces, no podía evitarlo, soñaba. Su cabeza echaba volar y se encontraba de nuevo haciendo lo que mejor sabía hacer y creía haberlo olvidado, creer. Había comenzado lentamente y le asustaba darse cuenta de que tal vez había algo Freudiano allí, pero su cerebro creaba historias, las hilaba, las encontraba, las hacía, las deshacía y las volvía a hacer, como un idioma ingenuo que sólo ella podía entender. A veces ladeaba la cabeza, fruncía los labios y con el run rún de la Tardis de fondo y la vista perdida en las infinidades del universo, se dejaba ir.
A veces el Doctor de manera petulante, a lo maestro de escuela, y con los modales más aliens del mundo que de vez en cuando salían a flote le preguntaba si algo le pasaba, no sabiendo si sería algo simplemente de mujer, o algo demasiado humano para su comprensión. Lo hacía rápido, como cumpliendo con una convención social, como si quisiese salir de ello inmediatamente y continuar dando vueltas en su propia cabeza mientras tarareaba para sí mismo. Amy sonreía y él pensaba que todo estaba bien y continuaba, haciendo su mundo girar, queriendo enseñarle todo lo que había y más, sin saber que para ella, eso era suficiente, y siempre sería suficiente.
A veces Amy no lo entendía. A veces era como un rompecabezas para ella. A veces se daba cuenta de lo verdaderamente poco que lo conocía. A ese profesor, a ese amigo, a ese dios, a ese extraño que de pronto se había aparecido en su jardín a llevarla lejos. A veces se encontraba a sí misma queriendo entenderlo, queriendo saberlo todo, cuando la mayoría del tiempo el sólo tenerlo cerca era más que suficiente. A veces, quería entender su idioma y viajar por ese mundo que era él y siempre había sido él. Con sus agujeros negros, sus galaxias brillantes, y el peso de novecientos años perturbándole la memoria.
A veces Amy soñaba en momentos inoportunos en maneras de descubrirlo, en modos de enseñarle. Eran como unas cajas de sorpresa, y a veces se levantaba pensando que aunque el Doctor parecía saber mucho de todo, no se daba cuenta de lo más obvio. Así como él era un misterio para ella, ella también lo era para él. Lo único que marcaba la diferencia era que él prefería ignorar aquello. Como si quisiese mantenerse aparte, como si detrás de él hubiese vidas perdidas en el proceso, memorias muertas después de siglos y el miedo latente que jamás admitía tener.
Él hablaba en lenguas desconocidas, en gestos extraños, en símbolos extintos, él en sí mismo era un trabalenguas, como los que jamás lograba repetir de pequeña, como los que la habían hecho en algún momento frustrarse y desertar. Pero no era distinto para él. Se daba cuenta en su manera de mirarla mientras ladeaba la cabeza, no entendiéndola del todo. Eran entes distintos, eran catástrofes individuales que habían colisionado de alguna manera un eón de años atrás, destinados a quererse y no entenderse, pero destinados a ser. Y cuando Amy se dejaba ir y sus ojos marrones sentían reflejados en ellos el peso de aquella certeza y aquella luz de millones de siglos, sabía que algún día podría lograrlo. Sabía que lo repetiría una y otra vez, lento y conciso, lo haría suyo, y se daría. No se daría por vencido y continuaría, hasta que el tiempo lo permitiese, hasta que la oscuridad se los llevase y los ángeles pudieran con ellos. Se hundía en la esperanza de entregarse, de entenderse, de poder quererlo tanto como se lo merecía, como un mentor, como un amigo, como un amante y como un extraño. Soñaba y esperaba. Y la mayoría de las veces lo creía. Después de todo, él le había recuperado la fe.
Y nada, pues quería dejar un regalillo antes de irme. ♥
Bastante cutre... pero gueno xD. Un chorrific de más de lo mismo, porque no puedo evitarlo. Mind me. En el futuro traeré algo nuevo a la mesa... más...activo.
Pues aquí el primer intento de drabble/one-shot para la tabla de la infancia de fandom_insano, es bastante cortito, pero el resto será distinto. Es bastante shippy, pero confío en que no demasiado y en que perpetré el tema bien durante todo el texto... Aún así, no es lo mejor que he escrito, pero me salió solo. Sólo puedo esperar que guste xD.
Nombre: " Trabalenguas"' para la tabla de la infancia de 30vicios.
Fandom: Doctor Who
Categoría: Drabble/One-shot
Palabras: 644
Género: Romance/Drama
Pairing: Eleven/Amy
Notas: Posibles spoilers de toda la temporada (creo... lo escribí hace tiempo y no he revisado xD). Enjoy, babes. And this is a goodbye!
002) "Trabalenguas"
A veces en la mente retorcida de Amy surgían esas ideas. A veces, no podía evitarlo, soñaba. Su cabeza echaba volar y se encontraba de nuevo haciendo lo que mejor sabía hacer y creía haberlo olvidado, creer. Había comenzado lentamente y le asustaba darse cuenta de que tal vez había algo Freudiano allí, pero su cerebro creaba historias, las hilaba, las encontraba, las hacía, las deshacía y las volvía a hacer, como un idioma ingenuo que sólo ella podía entender. A veces ladeaba la cabeza, fruncía los labios y con el run rún de la Tardis de fondo y la vista perdida en las infinidades del universo, se dejaba ir.
A veces el Doctor de manera petulante, a lo maestro de escuela, y con los modales más aliens del mundo que de vez en cuando salían a flote le preguntaba si algo le pasaba, no sabiendo si sería algo simplemente de mujer, o algo demasiado humano para su comprensión. Lo hacía rápido, como cumpliendo con una convención social, como si quisiese salir de ello inmediatamente y continuar dando vueltas en su propia cabeza mientras tarareaba para sí mismo. Amy sonreía y él pensaba que todo estaba bien y continuaba, haciendo su mundo girar, queriendo enseñarle todo lo que había y más, sin saber que para ella, eso era suficiente, y siempre sería suficiente.
A veces Amy no lo entendía. A veces era como un rompecabezas para ella. A veces se daba cuenta de lo verdaderamente poco que lo conocía. A ese profesor, a ese amigo, a ese dios, a ese extraño que de pronto se había aparecido en su jardín a llevarla lejos. A veces se encontraba a sí misma queriendo entenderlo, queriendo saberlo todo, cuando la mayoría del tiempo el sólo tenerlo cerca era más que suficiente. A veces, quería entender su idioma y viajar por ese mundo que era él y siempre había sido él. Con sus agujeros negros, sus galaxias brillantes, y el peso de novecientos años perturbándole la memoria.
A veces Amy soñaba en momentos inoportunos en maneras de descubrirlo, en modos de enseñarle. Eran como unas cajas de sorpresa, y a veces se levantaba pensando que aunque el Doctor parecía saber mucho de todo, no se daba cuenta de lo más obvio. Así como él era un misterio para ella, ella también lo era para él. Lo único que marcaba la diferencia era que él prefería ignorar aquello. Como si quisiese mantenerse aparte, como si detrás de él hubiese vidas perdidas en el proceso, memorias muertas después de siglos y el miedo latente que jamás admitía tener.
Él hablaba en lenguas desconocidas, en gestos extraños, en símbolos extintos, él en sí mismo era un trabalenguas, como los que jamás lograba repetir de pequeña, como los que la habían hecho en algún momento frustrarse y desertar. Pero no era distinto para él. Se daba cuenta en su manera de mirarla mientras ladeaba la cabeza, no entendiéndola del todo. Eran entes distintos, eran catástrofes individuales que habían colisionado de alguna manera un eón de años atrás, destinados a quererse y no entenderse, pero destinados a ser. Y cuando Amy se dejaba ir y sus ojos marrones sentían reflejados en ellos el peso de aquella certeza y aquella luz de millones de siglos, sabía que algún día podría lograrlo. Sabía que lo repetiría una y otra vez, lento y conciso, lo haría suyo, y se daría. No se daría por vencido y continuaría, hasta que el tiempo lo permitiese, hasta que la oscuridad se los llevase y los ángeles pudieran con ellos. Se hundía en la esperanza de entregarse, de entenderse, de poder quererlo tanto como se lo merecía, como un mentor, como un amigo, como un amante y como un extraño. Soñaba y esperaba. Y la mayoría de las veces lo creía. Después de todo, él le había recuperado la fe.