Este es el segundo capitulo de "Bajo el signo de la perfidia", cualquier comentario sera bien recibido.
Ella
“La mayor declaración de amor es la que no se hace;
el hombre que siente mucho, habla poco” - Platón.
La sangre que corre por sus manos, la suciedad del piso, el olor nauseabundo de las cloacas, y la oscuridad desesperanzadora de la noche, son de alguna forma adecuadas circunstancias para la situación en la que se encuentra, un vil asesino sin posibilidades de redención, una bestia que descarga su odio con otros, el odio que por si mismo siente.
Una semana ha pasado, pero la sensación es constante, el sentimiento de total repulsión, asco por lo que es, por lo que hizo; cometer el último de los pecados, y caer al fondo, una de las razones que lo llevó a condenarse, pero algunos creen que solo cuando se deja atrás toda esperanza se encuentra la libertad, solo en el fondo del túnel se aprecia la belleza de la luz, solamente en la suciedad y la pestilencia se intensifica el olor de las flores, de su esencia; por tal razón está él en el fondo del túnel, dejando toda esperanza para hacer más manejable su existencia, mirando el otro extremo del foso, y hundiéndose en la podredumbre que lo rodea, sin ella.
Desde su transformación el tiempo se movió en cámara lenta, enfrentándose a una eternidad llena de persecución y muerte, el doctor, el humano dentro de él se revolcaba al observar lo que su nueva fuerza le hacia a sus enemigos, hubiera considerado la muerte a no ser por ella, la única razón para apegarse a esa existencia, la única culpable de que él siguiera hundiéndose en el inframundo, perdiendo lo más preciado, su humanidad. Días, semanas, meses, el tiempo y sus escalas carecen de sentido cuando eres eterno, él se movía en una continua carrera, solo deteniéndose a comer, a dormir, a asesinar, a desmembrar, y ella impasible como una roca, sin expresión en sus ojos, ¿Acaso no le dolía verlo convertirse en una bestia?
En ocasiones se puede pretender que ciertas cosas no nos afectan, pretender que no importa y mostrarle una sonrisa mientras bebes sangre, pero como los problemas se acumulan y cada vez es más difícil pretender que no importa, se hace más complicado sonreír después de degollar a un enemigo; ella no lo entiende, le parece que todo esto es rutinario y que la forma en que él reacciona es infantil, ¿Será que ella solo lo ve como un niño inmensamente fuerte? Pero no puedes evadirte por siempre, no puedes escapar de ti mismo, de lo que estás haciendo, en lo que te estás convirtiendo, y tienes que huir, incluso tienes que huir de quien nunca quisiste separarte, tienes que huir de ella.
La vida se burla de nosotros, de los diminutos seres que habitamos esta tierra, nos pone trampas para ver la expresión de angustia en nuestro rostro, eso es lo que pasa, esa es la suerte que nos acompaña; la misma noche en que la decisión es tomada, en que resolvió abandonarlo todo, huir, desaparecer, tiene que ser esa la noche en que ella decida que es buen tiempo para tratarlo cariñosamente, que considera apropiada una caricia, un beso, hablando más con sus ojos que lo que charlaron en todos esos meses, revelando más con sus manos que lo que su boca dejó saber, tenía que ser esa misma noche cuando ella decidiera perder el control, entregarse, y él como siempre incapaz de defenderse, de mantener su posición, se dejó arrastrar; si ella hubiera sabido lo que pasaba por su cabeza en ese momento ¿No hubiera preferido romperle el cuello en ese instante? en lugar de acariciar al artífice de la traición, a Judas en persona.
Al rememorar ese momento recuerda porque es incapaz de llamarla por su nombre, porque siente que pensar en ella como Selene es un sacrilegio, es pervertir aun más su imagen y reforzar la infamia; lo sobrecoge pensar que el instante más especial de su vida, su entrega, su purificación, sea el mismo momento en que marco su alma con el signo de la ignominia, de la perfidia, cuando cayó más bajo que cualquiera en este mundo, cuando se acomodó al lado de Viktor en la pared de los criminales; pensar en cada caricia solo le recuerda lo que aconteció después, cuando se levantó, se vistió y salió del cuarto, sin ni siquiera detenerse a mirarla, a grabarse su silueta en la mente, cuando la dejó en esa cama como a un objeto usado, aunque fuera la persona más importante en su vida.
La pestilencia que lo rodea, que cubre su cuerpo, no se compara con la hediondez que emana de su alma putrefacta a causa de las acciones que llevó a cabo, es interesante como pudo pasar de humano a criatura aborrecible; no queda fácil explicar como en unas horas, en una noche, pasó de Michael a la bestia que acecha y asesina sin emoción, a él, es posible hacer una conjetura y concluir que todo se reduce a ese momento que compartió con ella, el momento de plenitud en el cual se dejó caer con agrado y entrega, pero un pequeño detalle oscurece el recuerdo, lo cubre de depravación, esa promesa destinada a sellar su entrega y afianzar el lazo que acababa de establecer con ella, designada para ser motivo de orgullo paso a ser el estandarte de la traición, símbolo de la falacia cometida, pues los subsiguientes actos fueron todo lo contrario a lo prometido, negación del compromiso recién adquirido, porque le prometió quedarse con ella y no lo hizo así, puede que inmediatamente después de dejar las palabras fluir pudiera ver, sentir la incomoda reacción por parte de ella, de nuevo esa actitud presuntuosa, la tutora que se resigna a la incompetencia de su alumno, y aún siendo presa de esa mirada estuvo dispuesto a mantener su palabra, pero cuando ella rompió el lazo, la conexión y le dio la espalda, no quedo más que seguir acorde al plan y destrozar la promesa apenas establecida, dejar los fragmentos de su juramento esparcidos por el suelo, finos trozos dispuestas para la venganza que ella seguramente llevara a cabo, armas afiladas destinadas a herirlo, y es aún difícil relatar lo acontecido, resulta irreal e hilarante lo que pasó, primero él le promete su compañía por el resto de la eternidad y acto seguido se viste y sale del cuarto dispuesto a dejarlo todo atrás, incluso a ella, a quien le prometió una eternidad y le concedió tan solo unas horas.
Ayudaba pensar que ella era autosuficiente, como bien se lo hizo saber en repetidas ocasiones, cuando le dejaba claro que él no era ni necesario o mucho menos importante para ella, eso pudo haber ayudado un poco a dejarla en ese cuarto, una buena ocasión para que ella demostrara su invulnerabilidad, ¡y hablando de maledicencia!
La nota era lo mínimo que podía hacer, políticamente apropiado, no es que él esperara que ella se desesperara al no encontrarlo, pero es lo más educado evitarle a las personas cualquier incomodad, así que simplemente le escribió que se iba, tan simple y tan cobarde como eso, nada de explicaciones, nada de excusas, una simple frase, tal vez no pudo explicarle porque no entendía muy bien las razones, aun no las tiene claras.
Parece que al final los hombres son lo que las mujeres se imaginan, falsos y cobardes, tan débiles que la naturaleza les negó la oportunidad de traer vida al mundo; lo único que se le ocurrió al salir por esa puerta fue correr, supervelocidad durante quien sabe cuanto tiempo, después se encontró en una ciudad sin nombre y pensó que podría empezar de nuevo o terminar de una vez, libre de ella, sin ella para acaparar su pensamiento podría decidir cual debía ser el camino, que hacer con ese don y esa maldición que cargaba, ya podría tomar la senda de la oscuridad, había pagado el precio de entrada con una traición de dimensiones bíblicas, era merecedor del titulo de criatura de la noche, señor de los farsantes, sin ninguna esperanza de redimirse, sin ella para redimirlo solo le quedaba decaer más, asesinar por placer, darle libertad a esos instintos de los que ella tanto le hablaba, los mismos que por ella reprimía, ya no más, no había razón para contenerse más, no sin ella.
Es normal escuchar una frase muy famosa “La verdad os hará libres”, pero para él tanto la libertad como la frase están incompletas, carentes de peso o significado si no se les asocia con la mayor emoción presente en el ser humano, así que aludiendo a sus limitadas habilidades literarias, él se atreve a añadir “ pero el amor os hará puros”, el amor es el complemento perfecto para darle a la vida sentido, entonces su vida tiene sentido porque él la ama, pero ¿Será que la vida de ella tiene sentido?, ¿Será que ella es purificada por su amor por él?, es difícil decirlo, ella es muy buena eludiendo emociones, escondiendo sentimientos y él esta muy desesperado como para leer entre líneas, pero “los detalles son el sabor de la vida”, los pequeños detalles que se le escapaban a ella eran el alimento para su pasión, se resguardaba en miradas inofensivas, en roces fortuitos para mantener el optimismo y asegurarse que ella lo amaba, ahora que lo puede ver todo desde un punto más alto, está seguro que no está seguro de nada, bien podía ella amarlo o él autoengañarse, la verdad no sabe, pero le parece imposible que ella fingiera esos momentos juntos, esas caricias, las miradas y lo que vio detrás de las miradas, es seguro que él no podría fingir, aunque es él quien se escapó la mañana siguiente, por lo cual no es momento de jugar al juez.
A él nunca le gustó la montaña rusa, su desesperado deseo de estabilidad lo aferraba a la tierra, por eso era tan complicado convivir con los cambios de animo de ella, un momento cariñosa, tolerante y al otro distante, arrogante y agresiva; en un mundo que da vueltas es necesario un apoyo, un punto fijo que nos resguarde del desbalance, pero ella, volátil e inestable no era ese apoyo; él no tuvo de donde aferrarse mientras su mundo y ella lo hacían rodar por el abismo, por lo tanto hubo un momento en que el mareo tomó presa de él, cuando las caricias y los desplantes de ella lo hicieron estallar, ¿Por qué tenia que darle la espalda después de hacer el amor? ¿Acaso no tenía claro el concepto de abrazarse después? eso para él fue el punto fatal, notar que ni siquiera la mayor de las cercanías podían cambiarla, la rabia que se construía dentro de él era algo devastador, y lo que más le asustaba era la posibilidad de herirla a causa de su bestial naturaleza, por eso la dejó sin siquiera detenerse a observarla, una total restricción de beneficios para el criminal, incapaz de mantener su posición si se atrevía a mirarla, probablemente después de verla hubiera terminado recostado a su lado, únicamente ella es capaz de dominarlo de tal forma, al hibrido en persona, solo ella.
En ocasiones, cuando ella se comportaba cariñosamente, cuando se le acercaba, le hablaba con un tono de voz más calido, y si tenía suerte lo besaba, en esos momentos la culpa lo asfixiaba, pensar que a pesar de todo, de si misma, ella cambiaba junto a él, por él, avanzando poco a poco en su intimidad, pero el único cambio que él experimentaba era una sed más devastadora, la ansiedad de la carne, y sentir como se hundía más en su ferocidad mientras ella se acercaba a la ternura, eso era el tormento, siempre creyó que en su relación, él era quien llevaba la bandera del amor, quien era sincero, abierto, honesto con sus sentimientos, pero al final la ansiedad lo hundía en largos silencios, y por más que le cueste aceptarlo hubo ocasiones en que la voz de ella lo irritaba obligándolo a salir a caminar, alejar de su mente sus deseos de irse, de dejarla atrás, a la impostora, la que le robó la humanidad con una mordida y ahora quería usurparle el puesto a su fallecida prometida, quería robarle su derecho a llorar su muerte, no tenía derecho a reír por la felicidad de su compañía, la felicidad de tenerla a ella.
El señor de la muerte, ese podría ser su titulo durante esa semana, la caza y el asesinato de sus enemigos, los que la ponían en peligro, los que la perseguían, los mató, los mató a todos y no puede negar que algo dentro de si disfrutó la masacre, su sentido del honor, de la restitución lo guió, quizás si le garantizaba una vida sin peligros podría disminuir la inmensidad de su traición, tal vez ella ya estaría miles de kilómetros lejos de ese cuarto, y él se encargaría personalmente que el mundo fuera un sitio seguro para ella, esa era la única forma de tapar su delito. Alimentarse de sus victimas, sin lavar de su cuerpo los rastros de sus peleas, un sucio ángel de la muerte, que durante las noches durmió en las alcantarillas, rodeado de inmundicia, tanto por fuera como por dentro, desplegando toda su ira contra esos que se le oponían, una bestia en toda la extensión de la palabra, la abominación que Viktor intento detener, en esos momentos hasta podía simpatizar con él, en verdad era un peligro para el mundo, una vergüenza.
Es infructuoso tratar de explicar su comportamiento, no hay posible razón o excusa que explique lo que hizo, y las razones que tuvo para dejarla, aun no puede entender como pudo alejarse de ella y lo más seguro es que nunca lo comprenda en su totalidad; cobardía, es posiblemente la verdadera razón por la cual él huyó, hacerle frente a su transformación y aceptar que ella es ahora el eje de su vida lo llevó a escapar, le pareció normal tener miedo en un momento en que tantas cosas cambiaban para él, dejar atrás su vida humana, dejar atrás a Michael Corvin, cambios demasiados drásticos para tomarlos a la ligera, por eso decidió irse, alegarse de la fuente de su angustia y tontamente suponer que el exilio aliviaría sus penas; no le es difícil aceptar que se equivocó, desde el mismo instante que dejó el cuarto supo que se había equivocado, pero era demasiado terco para aceptarlo, su orgullo no le dejó regresar inmediatamente como lo deseaba, y aunque su carrera sangrienta lo alejó de sus constantes reflexiones no pudo eliminar el vacío y el frió que sentía en su cuerpo, constantemente recordando que ella es capaz de elevar su temperatura en ciertos momentos. Es por eso que se mantuvo aislado en callejones y vertederos, castigándose por su estupidez, por su actitud ruin que le llevó a traicionar a la única persona en la cual confiaba, a ella.
¿Que fue de ella?, era algo que se preguntaba constantemente, ignorando si siquiera la conmovió el hecho de que se fuera sin despedirse, o si por el contrario respiró aliviada al librarse de la hibrida carga, o tal vez le importó un poco, pero luego reanudó su eterna batalla y dejó la aventura que compartieron en el pasado, una anécdota mas; de algo estaba seguro y es que ella no estaría en el cuarto aún, la conocía lo bastante bien para saber que se había ido de ese sitio apenas pudo, por lo cual decidió aventurarse a regresar al cuarto, quizás con algo de suerte un poco de su esencia permanecía en el ambiente, lo suficiente para aliviar un poco sus penas, como siempre la causa y el remedio para sus tormentos es ella, solo ella.
Al acercarse al hotel, se alegro al notar que su esencia era aun fuerte, una razón más para tirarse sobre esa cama y dejar que los recuerdos lo abrumaran, lo destrozaran con la culpa que cargara eternamente, el mayor paria de la historia buscaba un instante de consuelo en su atormentada vida. Es conciente de la ironía de su situación, de la estupidez de su conducta, después de tanta muerte, tanta sangre, de descargar su ira en otros se dio cuenta de algo que estuvo ahí todo el tiempo, lo que tanto buscaba, lo que lo llevó a escapar es lo mismo de lo que huía, ella era de nuevo la razón y la solución de sus problemas, de sus dilemas existenciales, lo único que necesita es lo único que ya no tendrá y de que forma termino con ella, pero ya nada de eso importa por lo menos podrá purgar sus pecados eternamente, aunque no está seguro que la eternidad sea tiempo suficiente para redimir tal desvergüenza, estos pensamientos embargan su mente en el momento que cruza la puerta y se encuentra con ella mirándolo fijamente, sentada sobre la cama, hermosa y letal como siempre, y ahora es cuando comienza a temer por su vida, ¿Será la misma que le dio su ser quien se lo arrebate en un merecido arranque de rabia y justicia? él se rinde ante las pruebas y acepta la condena, inmóvil, avergonzado, le da el poder de dictar y ejecutar el veredicto a ella, solo a ella, solo a Selene.