Bang y Himchan bajaron a recepción en busca de Minseok, tenían demasiadas preguntas que sólo podía responder el doctor Jinki pero no sabían cómo encontrarlo. Aquel misterioso hombre había aparecido y desaparecido de sus vidas como una ilusión óptica sin más pruebas que la memoria de Bang y lo que había visto en la habitación horas antes.
Por suerte Minseok seguía allí, el hombre de ojos rasgados y cara redonda sonreía amablemente mientras dejaba de lado su habitual taza de café, apoyó los brazos sobre las piernas adoptando una pose de estatua y los miró.
-¿En qué puedo ayudarles?
-Nos gustaría volver a ver al doctor Jinki -se apresuró en contestar Bang frotando con el dedo pulgar los nudillos de la mano de Himchan.
-En este momento es algo complicado. Si me disculpan haré una llamada y le comunicaré el mensaje.
-Está bien.
Mientras Minseok llamaba por teléfono Himchan y Bang pasearon por el recibidor del hotel y comentaron curiosos las extrañas pinturas que adornaban las paredes, cada cuadro era más enigmático, especialmente uno en el que se podían contar seis conejos.
La voz de Minseok los hizo volverse y caminar de nuevo hasta la recepción y miraron atento a su interlocutor.
-El señor Jinki ha dicho que podrá atenderlos en un momento, si están dispuestos a esperar, claro.
Bang y Himchan se miraron asintiendo, podían estar allí un poco más, después continuarían con su camino hacia una vida mejor.
-De acuerdo, esperaremos.
Minseok salió de detrás del mostrador y sacó un juego de llaves del bolsillo mientras los guiaba por la superficie.
-El señor me ha ordenado que lo esperen en el despacho, ahí es donde suele recibir a los pacientes. ¿Les parece bien? -se giró hacia ellos y sonrió de manera amable, se detuvo frente a una puerta de madera y esperó.
-Supongo que estará bien -dijo de manera tranquila Himchan y miró esperando la aprobación de Bang antes de entrar en la habitación con él una vez Minseok abrió la puerta.
El despacho del doctor Jinki olía a tabaco y Himchan se llevó las manos a la boca tosiendo, entre tanto Bang comenzó a observar el mobiliario del cuarto todo estaba meticulosamente colocado en su lugar, aquel hombre debía ser bastante maniático se dijo.
Habían pasado cinco minutos según el reloj que colgaba en la pared cuando Bang escuchó gritos al otro lado de la pared, con un gesto Himchan se acercó y ambos se miraron alarmados. En la habitación de al lado se estaba disputando una verdadera pelea.
-¿Necesitarán ayuda? -preguntó inocentemente Himchan.
- Espera aquí.
Bang caminó con paso firme hasta la puerta y giró con fuerza el pomo de la puerta varias veces antes de rendirse y darle una patada.
-¡Joder! Nos han encerrado, no quiero pensar mal pero…
-Bang… Ven… Ven aquí…
La voz de Himchan sonó débil y Bang no dio crédito a lo que veía cuando tras una gran cortina, que el chico de ojos oscuros había apartado, se encontraron con los ojos llenos de ira y pánico de tres jóvenes que estaban apresados contra la pared.
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Jongup habría jurado que el corazón le iba a salir por el pecho cuando casi lo pillan detrás de la puerta, por suerte tenía la experiencia suficiente en situaciones como aquella y había conseguido zafarse antes de que los demás pudieran verlo.
Contó hasta diez y los siguió con cautela hasta que los perdió en la planta baja y se escondió en los aseos del personal del hotel. Dentro del lavabo se levantó la camiseta y respiró aliviado al sentir su cuchillo col moschin en el bolsillo, nunca se separaba de él.
Tenía que reconocer que a pesar de lo mucho que detestaba su pasado jamás podría borrar la sensación de protección que le ofrecían las armas. Se mojó la cara con agua fría y pensó de nuevo en todo lo que había escuchado, al parecer Ikotam, no era el paraíso soñado que le habían contado.
Pero tenía sentido, en toda la ciudad no había visto a nadie, el único empleado que había visto lo había invitado a cualquier cosa que se le antojase (todavía no entendía por qué) y ahora una mujer que habían llamado “la diosa del Tiempo” los había secuestrado haciendo uso de una pistola en una de las habitaciones del hotel.
Sin duda, se encontraba en el lugar equivocado, una secta de locos pensó. Pero los chicos parecían asustados y él conocía de primera mano lo duro que eran esas situaciones. Toda su vida había vivido como un delincuente pero quizás hacerse pasar por un héroe unas horas no estaría mal.
Además, su cuerpo necesitaba un poco de adrenalina. Cogió aire y salió decidido a ayudar a aquellos chicos, caminó con prudencia a lo largo de todo el pasillo. No había rastro de ellos ni de la mujer.
Escuchó pasos y se escondió tras una máquina expendedora, reconocía aquella voz. Asomó la cabeza y se llevó la mano al cuchillo cuando vio al chico que lo había obsesionado desde hacía meses con el hombre que lo acompañaba la última vez, Minseok el recepcionista los estaba encerrando con una llave en un cuarto.
Jongup contuvo la respiración y fue hasta la puerta una vez estuvo solo de nuevo ¿Qué estaba pasando? Las cosas eran cada vez más raras. Y no entendía como aquellos dos se habían dejado encerrar con tanta facilidad ¿Es que no tenían luces?
Cuando Jongup pegó la cabeza contra la puerta para ver que podía escuchar tan sólo sintió pasos a lo largo y un silencio que se prolongó en un eco eterno de pisadas. Su cuerpo se vino abajo en cuanto un golpe en la cabeza lo dejó inconsciente.
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A Junhong le dolían todas las extremidades y la voz no le salía. Suponía que a causa del impacto habría perdido la facultad de hablar momentáneamente. La verdad era que empezaba a creer que Daehyun tenía razón, más ahora que los habían apresado contra la pared con todo tipo de artilugios de manera que ninguno de ellos pudiera moverse ni intentar escapar.
Era curioso que, su pequeña obsesión, fuera una advertencia en vez de un sueño. Quizás su mente había querido transformar un trauma infantil en algo más bonito, no lo sabía. Pero la mirada de hielo de Hyosung lo hacía estremecerse cada vez que se enfrentaba a ella. Vivía un constante debate entre los recuerdos y la realidad.
La situación había terminado de manera desastrosa por culpa de los gritos de Daehyun y su carácter fuerte y agresivo. No había parado de gritarle a una cámara que descubrió en la esquina derecha encima de una estantería repleta de libros. Poco después Hyosung había regresado, esta vez con dos pistolas, y los había amenazado con dispararles sino seguían las órdenes que les daba. Así que, resignados, se colocaron contra la pared y dejaron que los apresaran.
Hyosung se había sentado en el sillón del escritorio y los miraba satisfecha desde su sitio.
-Pronto tendréis respuestas. Después espero que cooperéis.
Ninguno dijo nada. La tensión en el ambiente era palpable.
Luego todos volvieron la cabeza hacia la puerta cuando escucharon que se abría y acto seguido Junhong, Youngjae y Daehyun se miraron estupefactos ¿Había más chicos?
Un hombre con una bata blanca llevaba apresados a dos chicos y los obligaba a caminar apuntando con una pistola a sus sienes. A su lado otro hombre, que iba vestido con uniforme y por lo tanto debía ser personal de hotel, llevaba entre sus brazos a un joven de piel morena que parecía haberse desmayado.
-Ponerlos junto a los otros -Ordenó Hyosung poniéndose de pie-. Parece que os habéis puesto de acuerdo para venir todos aquí.
Hyosung se acercó a la pared para asegurarse de que los otros tres jóvenes quedasen bien inmovilizados y después los miró divertida. Junhong se estremeció, empezaba a tener miedo de lo que fuera capaz aquella mujer.
-Muy bien, primero espabilaremos a este rezagado Dijo apuntando a Jongup con la pistola y acariciando el perfil del muchacho con el arma. Le susurró algo en el oído al chico que vestía uniforme y se separó dos metros de ellos.
Junhong observó como el hombre salía y entraba con un cubo de agua y lo vaciaba sobre el joven que tenía a su izquierda. El chico tardó unos segundos en reaccionar y después miró todo desconcertado.
- ¿Qué está pasado? -preguntó alarmado.
Hyosung se acercó y le agarró la cara entre las manos clavándole las afiladas uñas en sus mejillas.
-Será mejor que estés callado.
Tras una breve pausa, caminó de izquierda a derecha y observó los rostros de aquellos seis chicos, se sentó de nuevo en el sillón y los miró a los ojos uno a uno.
Había llegado la hora de escuchar la explicación a aquella locura se dijo Junhong tragando saliva.
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Minseok y Jinki se quedaron a un metro de Hyosung vigilando todo mientras adquirían la postura de unos terribles guardaespaldas.
Los seis chicos tenían la vista fija en el centro de la habitación donde la diosa del Tiempo no dejaba de analizarlos de arriba abajo.
-Cada uno de vosotros - comenzó a explicarse- ha sido elegido por una razón. Pero primero os explicaré más acerca de vuestra curiosa habilidad, que por supuesto tenéis gracias a mí. Algunos podéis dominar vuestros viajes en el tiempo, elegís vuestro destino y una fecha concreta, incluso un sitio y sin embargo otros lo hacéis a ciegas y vuestro cuerpo se resiente con cada salto -hizo una pausa y le sonrió a Daehyun-. Todo se trata de fortaleza mental, ninguno es mejor o peor. Os otorgué el mismo poder a los seis. Tú -se acercó a Jongup y le miró con firmeza-, también puedes hacerlo pero todavía no se ha manifestado la habilidad debido a... bueno unos problemas técnicos. Y tú -señaló con el dedo a Himchan-, lamento que tengas que vivir de esta manera los viajes… has sido mi gran fracaso -concluyó de manera concisa y regresando hasta la mesa en la que se apoyó-. Vuestro cuerpo necesita lo mismo que cualquier ser humano, porque eso es lo que sois, que no os engañe el poder que tenéis, envejeceréis al igual que el resto de la humanidad hasta que llegue vuestro último día.
Hyosung tragó saliva y se agarró al borde de la mesa, aquella conversación sería larga y tensa.
-Y diréis ¿Por qué sufro esta anomalía? ¿No podría vivir como las demás personas? ¿No puedo renunciar a esto? ¿Este es mi futuro? -Formuló cada pregunta mirando hacia la ventana y sonrió levemente sin volver la vista hacia ellos-. La respuesta es muy sencilla, creo que a estas alturas ya conoceréis la repuesta: os elegí. Os lo he dicho, no hay nada que podáis hacer para libraros de dicho poder. No se trata de una maldición en la que un elixir mágico lo borra todo. Soy Hyosung, la diosa del Tiempo, controlo cada segundo de vuestra especie y os he elegido para que me sirváis.
Minseok se acercó a ella cuando vio que le hacia un gesto con la mano y ésta lo sujeto por el cuello mostrándolo como un trofeo.
-Os presento a Minseok, el único superviviente de la primera generación de chicos como vosotros. Tristemente los demás murieron por no cumplir mis órdenes. Debéis ser obedientes. Mirar que bien parado ha salido Minseokie - dijo con dulzura acariciando la cabeza del chico con cuidado y después se separó a una distancia considerable para hacerse notar ante el resto-. Os preguntáis quién es él ¿No? -miró hacia Jinki y sonrió-. Es mi doctor personal, ahora vuestro también claro -se corrigió rápidamente-. Es un humano sin ningún talento en especial pero no os fiéis - les advirtió mientras sujetaba el cuello de la bata de doctor de Jinki y lo miraba con lujuria-. Es diferente a su naturaleza en una cosa que os encantará -se giró hacia los jóvenes y soltó la bata de médico de Jinki-. Lo mismo diagnostica una enfermedad que destripa a un ser vivo. ¿No es increíble?
El silencio de la sala tras aquella confesión fue sepulcral y todos tragaron saliva mientras continuaban escuchando la voz de Hyosung.
-Ahora os aclararé otro punto, Ikotam es una ciudad invisible a los ojos de los humanos normales y corrientes. Existen leyendas sobre este lugar y por supuesto la gente ha tratado de dar con él a lo largo de los años en numerosas ocasiones. Pero tras el fracaso de la primera generación nadie volvió a venir hasta aquí. Vuestros cuerpos se sienten atraídos hacia este lugar ya que es mi lugar de origen, mi portal hacia este mundo. Por eso habéis terminado en él pero por los cálculos que había hecho esto no iba a suceder hasta dentro de un año. Supongo que este cambio se debe a los diversos frentes abiertos que tengo en todo el planeta Tierra.
Para combatir y/o exterminar ciertas guerras y epidemias de las que he tenido noticia en los últimos meses. Lo cierto es que he pasado unos años maravillosos viajando de aquí para allá observando cómo crecíais -Sonrió de manera superficial mirando por encima del hombro a los demás-. Pero ahora ya sois mayores y debéis cumplir con las misiones que os enmiende.
Hyosung hizo una señal con los dedos a ambos hombres, Minseok y Jinki, y estos se acercaron a la pared soltando uno a uno a los jóvenes que extrañamente no habían empezado a correr, gritar o forcejear hasta llegar a la diosa. Todos parpadeaban como hologramas a punto de extinguirse.
- ¡Que comience la función!
Hyosung gritó su sentencia y con un suave chasquido hizo desaparecer los cuerpos de los seis jóvenes.
Epílogo
Los seis jóvenes resurgieron más fuertes en diferentes puntos del mundo. La diosa del Tiempo se manifestó como la voz de sus conciencias y tomó el mando de sus vidas tratándolos como si fueran marionetas sin sentimientos.
Hyosung, de manera mecánica, cada semana insertaba una orden nueva en sus cerebros y los trasladaba hasta un destino nuevo. Pronto su poder dobló el original y regresó a su ciudad de origen.
La 2º generación alcanzó grandes metas e Ikotam resurgió como paraíso fiscal y exportador de todo tipo de materiales. Minseok y Jinki continuaron teniendo el poder, gobernando la ciudad a su antojo.
El mundo no paró de girar en medio de la revolución que había comenzado.
Y el principio de una nueva vida truncó sueños e ilusiones que jamás se harían realidad.
Himchan sirvió a la diosa con la cabeza baja e incapaz de reprochar ninguno de los menosprecios que ésta le hacía. Recorrió Pekín, la tierra que lo había visto nacer, absorbiendo todos los cambios que habían sucedido a lo largo de los años. Y, en sus ratos libres, coleccionó pequeñas obras de arte que pensó que a Bang le gustarían.
En el continente africano Junhong combatió epidemias y pensó morir. Su vida se había convertido en una pesadilla sin escapatoria. Vagos recuerdos de la última noche que había sido libre aparecían con frecuencia en sus sueños. Luego sentía un vacío en su interior que intentaba llenar cumpliendo los objetivos que le mandaban, sin embargo no era suficiente. Algo dentro de él, sabía que se estaba quedando sin alma.
Con la pistola col moschin en la mano derecha Jongup se enfrentó a quién quiera que intentase imponerse sobre él. Aquello de viajar en el tiempo le parecía una locura y, atrapado en un tiempo al que no pertenecía, con la voz de aquella mujer incrustada en la cabeza dudó de su cordura hasta que aprendió a convivir con ello. No importaban las consecuencias que tuviera que pagar por su libertad no volvería a ser el esclavo de nadie.
La expresión del rostro de Youngjae era escalofriante, su mirada era el reflejo del pánico y angustia que había vivido antes de aparecer allí. La gente se alejaba de él y lo señalaba con el dedo mientras caminaba por la calle. La jaqueca se hizo constante y las misiones que Hyosung le encomendaba cada vez se complicaron más hasta que no pudo soportarlo. El mundo se había vuelto loco, especialmente en el año 2281.
La voz que había encandilado millones de corazones, el cuerpo que muchas chicas habían deseado y el amor propio que Jung Daehyun se había profesado a lo largo de los últimos años fue ensombrecido por el odio que embargó su corazón desde el momento en el que había sido desterrado a un espacio desierto donde la voz de la mezquina de Hyosung lo torturaba.
Lejos de aliarse con el enemigo Bang supo como complacer a la diosa del Tiempo a la vez que luchaba porque la paz llegara a todas partes. Defendió sus ideales y ayudó a los más necesitados ocultando las pequeñas tretas que tenía que hacer para no salir perjudicado. Nunca consiguió acostumbrarse a la vida de aquella manera, pero logró sacar algo positivo de la experiencia. Sus conocimientos acerca del mundo le dieron la paz espiritual que necesitaba para continuar hacia delante y no perder la fe de que algún día todo se solucionaría y pudiera agradecerle a Himchan lo mucho que había hecho por él.
El ciclo de justicias e injusticias que daban ecuanimidad al universo encontraban su equilibrio en la diosa del Tiempo.
FIN