Título: Permettez-moi de vous dire Je t'aime
Título del capítulo: El plan
Fandom: H50
Personajes/Parejas: Steve, Steve/Danny
Disclaimer: esto es sin fines de Lucro solo de entretenimiento.
Palabras: Palabras: 1,209
Beta:
yvarlcris Capítulo I
El plan
Por: Jenny Anderson.
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El comandante Steven John McGarrett, es sin lugar a dudas, uno de los hombres más valientes que uno se puede encontrar: Con nervios de acero y, según algunas féminas, uno de los más guapos también. Con un cuerpo de infarto, que además incluye: sonrisa Colgate, mirada penetrante y largas y espesas pestañas.
Es capaz de estar en las más desafortunadas circunstancias y salir airoso de ellas. Después de todo, una de sus grandes cualidades es no darse por vencido nunca, razón por la que, en los seis años que estuvo en misiones con los SEALS, nadie jamás puso en duda su capacidad de mando, ni las decisiones que tuvo que tomar para asegurar el éxito de su equipo.
Con todas esas cualidades, era obvio que Steve - como le llamaban los amigos - era capaz de llevar acabo con éxito cualquier cosa que se propusiese.
Salvo que, mientras que era todo un marino grande y fuerte, en cuestiones personales era realmente inseguro. Había alimentado traumas que eran difíciles de quitar, como el hecho de descubrir que su padre realmente sí lo había amado y que aquel exilio al que lo había sometido era para protegerlo, y no, como él había creído, para deshacerse de su presencia.
Sin embargo, el conocimiento había llegado un poco tarde y había algunas manías e ideas que eran difíciles de quitársele de la cabeza. Por ejemplo: Steve había llegado a creer que era imposible que alguien lo amara realmente por ser él mismo y no por todo lo que representaba. Sabía que las mujeres se le quedaban viendo al pasar, que podía tener a la que quisiera como quien escoge el pan que desea para desayunar.
Y durante mucho tiempo fue así: encuentros sexuales sin importancia, relaciones sentimentales carentes de compromiso y sobre todo, la falta de una persona por la que regresar de aquellas misiones entero y con la menor cantidad posible de heridas. No creía que existiera una persona en el mundo que pudiera hacerlo cambiar de opinión respecto al amor. No era que lo menospreciara pero, para una persona como él, el amor no era una ventaja. Había conseguido a la largo de su carrera múltiples enemigos y sin duda alguna lo seguiría haciendo, no estaba hecho para la domesticidad de una relación, ni para charlas banales sobre el color de la pared, los muebles y las cortinas -eso sin contar con las diferencias de opinión con la suegra, cuñada o demás familiares que se venían en el paquete llamado relación- pero sobre todo, no creía que existiera alguien en el mundo que fuera capaz de entender que su mundo jamás estaría lleno de tranquilidad, ni domesticidad. Mucho menos ahora que estaba intentando entender todo lo que había descubierto tras el asesinato de su padre.
Y ahí, justamente en Hawai - lugar donde había nacido y donde había pasado su infancia - regresando cual personaje de cómics decidido a vengar la muerte de su padre y con el apoyo de la gobernadora en su favor, fue como conoció a quien supuestamente no existía.
Steven no habría reparado mucho en aquel haole si no hubiera sido porque la manera tan vehemente en que lo corrió de su escena del crimen y el derechazo que recibió después de su parte y sobre todo - Dios lo ayude- por la mirada completamente fulminante de aquel azul intenso.
Lo quiso en su equipo en ese momento por el simple placer de hacer que aquel detective tuviera que seguir sus órdenes. Era obvio que el comandante era vengativo y disfrutaba haciéndolo, como disfrutó de la mirada del hombre y de su manoteo al darse cuenta que había sido apartado del caso y que ya no formaba parte de la policía de Honolulu, sino que ahora era parte de un equipo de élite.
Y ese fue el momento en el que el comandante, sin saberlo, había saboteado todo su plan de vida, ya que permitió que el detective Daniel Williams se instalara en su vida.
Dicen por ahí que simplemente tienes que decir “De esta agua no beberé” para que la vida se encargue de hacerte tragar tus palabras y te encuentres bebiendo exactamente de esa agua que dijiste que no beberías jamás, ni bajo tortura, y además lo estás haciendo completamente feliz.
Steve no se dio cuenta exactamente del momento en que el rubio pasó de ser “molesto” a “adorable”, pero pasó. Se encontró dándose cuenta que Danno no poseía un encanto arrollador, no era alguien a quien mirarías inmediatamente en una habitación llena de gente, pero poseía un encanto natural y una personalidad tan poderosa que aquello quedaba de lado. Podía no imponerse físicamente, pero eso no impedía que hubiera a su alrededor una especie de aura que hacía que fuera imposible pasar sin notarlo.
Eso sin contar con el físico que el rubio poseía, el propio Steve se había encontrado mirando los atributos de su compañero con más atención con forme el tiempo pasaba y el comandante se daba cuenta de lo mucho que el detective empezaba a atraerle, tanto que buscaba cualquier excusa para tener contacto físico o para soltar comentarios sugiriendo actividades que requerían que el rubio tuviera mucho menos ropa de la habitual.
Y es que Danny era imposible de describir, no era solo un buen padre que además parecía estar siempre en sintonía con sus pensamientos, era que Daniel Williams era la única persona a la que realmente quería pertenecer, incluso si eso incluían conversaciones sobre el color de las cortinas o los muebles.
El problema radicaba en que Steve no parecía ser el tipo que a Danny le gustaba, empezando por que se trataba del género equivocado. Daniel Williams parecía ser tan heterosexual como el mismísimo Rambo y eso era algo contra lo que Steve no podía luchar. Así que estaba decidido a ver desde la barrera cómo su mejor amigo encontraba a la pareja que merecía
mientras él se contentaba con observarlo en silencio y mirar con odio a Rachel cada vez que tenía la desgracia de encontrársela.
Pero Steve no contaba con las ganas que se adueñaron de su cuerpo de confesarle a Danny lo mucho que lo quería. Cada que veía en el rostro de Danno una sombra de amargura, tenía que luchar contra las ganas que tenía de abrazarlo y reconfortarlo. Y se había encontrado en más de una ocasión a punto de confesar sus sentimientos.
Y es que el amor es algo que simplemente no se puede esconder y Steve tenía la ligera sospecha de que todos en el departamento sabían de sus sentimientos, excepto Danny, quien continuaba saliendo con Gaby y cuya relación parecía estar cada vez mejor.
Con ese panorama Kono, sin querer, le dio la idea, ya que sí había besos indirectos, estaba seguro que también había declaraciones indirectas. Steve sabia que Danny solo sabía escribir y hablar en inglés, y que parecía simplemente resistirse a aprender Hawaiano - otra de esas cosas que el rubio hacia para demostrar su desprecio a la isla-, y que lo único que el rubio
sabía eran algunas frases en ruso.
Steve tenía un plan en mente, el mejor plan de todos: Si Danny sentía algo por él, entonces podían hablarlo. Si no, el rubio simplemente podía ignorarlo. Era la mejor manera.
¡No Podía fallar!, así no arruinaría su amistad, y no estaría sufriendo con aquellos ¿y sí..? que lo asaltaban cuando le era imposible dormir.
Aquello era sin duda un plan a prueba de tontos.