Título: Dinosaurios Purpuras
Personajes: Dean, Sam Pre-Slash
Género/Rating: G
Resumen: Cosas extrañas ocurrían pero a veces. Dean sabía que a veces eran para mejor. Con fobias ridículas, una esponja amarilla y un acaramelado abrazo incluidos en el paquete.
Advertencias: Crack (?), ninguna.
Nota: Principios de la quinta.
Lo odiaba, si hubiera una cosa que se le permitiera matar además de Britney Spears y el creador de los aviones, era, era… Barney. Ese ridículo y pintarrajeado dinosaurio deforme. Con solo oír “te quiero yo y tu a mi” le daban pesadillas para un año. Escalofriantes pesadillas.
No era culpa suya, claro que no; lo era de esos ojos falsos que estaba seguro que estaban llenos de maldad y crueldad. Tampoco que su padre secretamente se riera de él, por culpa que a los 15 años y en una fiesta infantil en donde tuvo que infiltrarse para cazar el bicho de turno fuese el tema ese asqueroso animal morado y espeluznante.
Tampoco que su padre llegase justo cuando disfrazado de payaso saliera gritando como niña cuando sintió el aterrador abrazo de ese animalejo del mal. Ni las carcajadas burlonas de su Padre por años y años y años. Ni soñar con contárselo a Sammy.
Pero lo que le rebalso la gota al vaso, fue que de nuevo, 16 años mas tarde, debía infiltrarse en una fiesta infantil, por culpa de trickter que le encantaba joder a los niños dejándoles con traumas que ni un psicólogo con una pala podría sacárselas.
Y disfrazado esta vez de la esponja esa “Bob esponja” no vio venir cuando los niños en silencio todos con mascaras de ese dinosaurio escalofriante se acercaban con el real liderándolos y con los brazos abiertos con una insinuación de abrazo hacia su persona.
Sam solo miraba debatiéndose entre ir a ayudarlo o grabar todo eso en su memoria y para el resto de su vida. Por venganza a todo lo que Dean se ha burlado de su fobia a los payasos decide solo ver lo que ocurría mientras come unos dulces que estaban cerca de él y conversaba con varias señoras que le tiraban los tejos como si nada, como si sus hijos no estuvieran a unos pocos metros de ellas.
Dean no puede contener el alarido desaforado que sale de su boca. Ni los ojos extremadamente abiertos llenos de pánico. Solo que con las risotadas que literalmente hicieron temblar la casa, corrió y corrió sin importarle dejar de lado a Sam y a su nena. Con el ridículo disfraz amarillo cubriéndole y la gente en la calle viéndole como un loco.
Sam le sigue en el impala ya muerto el trickter, curiosamente ese bicho era el perro, pero era demasiado diferente a lo que le hizo creer alguna vez Gabriel -obviamente que el otro era un ángel pervertido -. Le dio pena el matarle solo porque tenía un leve parecido a Bones desapareciendo rápidamente de allí con unos dulces robados para el otro. Para apaciguarlo.
Dean todavía corría por la ancha calle y él se hacia una apuesta mental de cuanto se tardaría Dean en cansarse.
Él no era como su hermano pero aun así la pequeña satisfacción que sentía al ver al “no le tengo miedo nada porque soy muy macho y tu eres una florcita” gritando como chica hueca de película de terror. Era inolvidable.
Toma nota de hacerle una broma y de preguntar en internet si existen moteles con habitación diseñadas en torno de ese dinosaurio cantante. Termina la pseudo persecución en la calle cercana a la carretera y extrañamente cerca de su motel. Sam llego a pensar que su hermano tenía una especie de GPS instalado en su cerebro.
- ¿Terminaste?, porque aún le queda gasolina al impala para otra carrera, te haría bastante bien el ejercicio sabes-.
Jadeando en contra de un árbol y con el disfraz de Bob esponja tirado en el piso Dean fulmina con la mirada a su hermano menor con toda la frente sudada.
-NUNCA. MENCIONES.ESTO. A .ALGUIEN. O nadie te reconocerá cuando acabe contigo, ¿Entendiste enano? -.
- ¿Qué te da miedo Barney?, no te preocupes guardare tu pequeño secreto sucio a cambio de ya tu sabes qué-.
-No, ni se te ocurra idiota-.
-Oh si, si se me ocurre-.
-Está bien… si con eso me dejas en paz, entra al auto-.
-Nop, lo quiero afuera para que todos vean-.
- ¿Afuera?, jodido exhibicionista-
El abrazo duró unos minutos. Sam con un amago de sonrisa se sintió más que satisfecho con las manos temblorosas de su hermano agarrándose de sus hombros. El entrecejo fruncido y con los labios en una falsa mueca de incomodidad.
Falsa, porque sintió el cuerpo cálido ajustarse casi ligeramente contra el suyo. Los músculos tensos, contrayéndose y relajándose. Por esa razón Dean odiaba los abrazos, le hacían bajar la guardia de tal manera que mostraban su frágil y escondida necesidad de cariño, casi anhelante.
- ¿Estas satisfecho?-
-Quizás… debo probar de nuevo-
-Vete a la mierda y sube ya al auto Sam; Esta ciudad ya me está inquietando, mas que tus abrazos de nenas-
-Yo también te quiero Dean-
Sabe que Dean nunca lo admitirá, pero sabe que el otro lo disfrutó por la suave sonrisa y que haya olvidado tan rápidamente lo del trickter.
-Sammy me trajiste dulces-
- Por supuesto que si dulzura-
-algún día serás una buena esposa Samantha, eso si tienes que conocer el milenario arte de ser una perra en la cama. Ya lo eres en la vida diaria así que no te falta mucho.
-Dean no me tientes… ahora que se cuál es tu kriptonita… no dudare en usarla-
-No lo harías-
-Oh si, Dean, si lo hare-
-Perra-
-Idiota-
Se miraron unos instantes, y la risa broto incesante… como cuando eran niños y el mundo era un lugar ideal. Sin demonios, sin ángeles.
Dean sintió un calorcito al ver la sonrisa brillante y llena de voltios que su pequeño hermano le regalaba. Solo por eso el episodio escalofriante valió la pena.
Valía la pena el estar vivo.
Condujo su nena tatareando por lo que el viaje duró a Meat loaf mientras Sammy se apoyaba dormido en su hombro babeándole, como cuando eran niños y se cubrían en los largos viajes de estado a estado con una vieja y gastada manta y la voz ronca de John Winchester cantando suave para no despertarlos a los Beatles.
No pudo ser un mejor día. Y fue mejor cuando quemo ese ridículo disfraz de esponja en una carretera olvidada, cerca a un pequeño y olvidado pueblo de Arizona. Todo hecho con una sonrisa macabra por parte suya y su hermano sentado en el copiloto viéndole y negando divertido con la cabeza.
Finnis.